Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Al Ducado De Bardenhawk, Parte I

Parte 2

 

 

—Q uizá algún día se una a una familia real…

—R ealmente podría…

Los ojos de Milia brillaban. —¡ Un castillo! Tal vez veamos los momentos previos a que un príncipe y una princesa se enamoren.

Sacudí la cabeza. —E se tipo de escenario sólo existe en tu imaginación, así que es mejor que lo olvides.

Iris y Shane, el director interino de la sucursal, estaban hablando y tomando decisiones.

—¿ En serio? En serio. ¿Estoy en la escalera de un ascenso? ¡Puede que consiga uno! Debe ser por eso que no me pidieron que viniera. Ya veo. Eso es lo que pasa — Maurey murmuraba en voz alta para sí mismo cosas que nunca llegarían a suceder.

No me había opuesto al candidato que Iris había seleccionado como director interino de la sucursal. Había querido traer a Shane, que me había llevado a beber con él en el pasado, pero todos los demás se sentirían mejor teniéndolo cerca. Era un miembro veterano del personal y tenía habilidades fiables.

—T e confío las cosas, Shane, mientras estoy fuera”

—M uy bien. Lo t engo .

Maurey, que había estado temblando, finalmente rompió a llorar. —¡ ¿Por qué?! ¿Por qué no me elegiste?

Todos le miraron con desprecio. También todos dejaron escapar un suspiro.

—¡ Y ni siquiera me llevaste contigo a Bardenhawk!

Iris se presionó la sien para contener el dolor de cabeza.

Quería decirle que no lo habíamos seleccionado porque actuaba así.

Maurey no era de los que podíamos invitar al castillo de alguien sin vigilarlo constantemente. Tampoco íbamos a dejar el gremio en sus manos mientras estuviéramos fuera.

—Señor Maurey, no podemos llevarle porque es demasiado excepcional.

—¡ ¿Hunh?! ¡¿Qué?! ¡¿No puedes?!

— La director a de sucursal, la señorita Milia, otros dos y yo vamos a estar fuera durante un tiempo, así que no habrá suficiente gente trabajando… Necesitamos que grandes empleados del gremio se queden aquí y mantengan el fuerte — dije.

—Y a veo, ¡así que eso es lo que pasó! Ahora lo entiendo — respondió emocionado.

— Contamos con usted para que vigile todo mientras estamos fuera, Señor Maurey.

—¡ Por supuesto!

Era un hombre fastidioso, pero una vez que se sabía cómo manipularlo, era fácil.

—¿ Hmm? E-espera un segundo. ¡¿Entonces no debería ser yo el director interino de la sucursal?! ¡Shane y yo empezamos a trabajar más o menos al mismo tiempo…! De hecho, ¡creo que soy un poco mejor que él!

Las miradas de toda la sala le decían que eso no era ni remotamente cierto. Lo único de lo que Maurey podía estar orgulloso era de su puntuación en la prueba de cualificación de maestro de hierbas , aunque yo había superado tanto su tiempo como su nota.

—L o que necesitamos de un Director y de un empleado es diferente — le dije—. U sted es nuestro jugador estrella, Señor Maurey.

—A hora es una orden difícil de seguir… ¡pero supongo que eso significa que soy el hombre adecuado para el trabajo!

Maurey era un tonto. La más mínima alabanza era suficiente para convencerlo.

Era un tonto.

Con eso, la selección de personal para la misión a gran escala estaba completa. Decidimos la hora de salida y les dije a todos a dónde nos dirigíamos.

***

 


 

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Usando la Puerta que había preparado la noche anterior, me dirigí al Ducado de Bardenhawk con todos.

Era un pequeño país en la costa al sur de Felind.

Tenía un clima cálido y era famosa por sus productos marinos y su fruta. Nos habíamos apresurado a llegar a las afueras de Izaria, la capital. Todavía estaban reparando los muros del castillo que probablemente se habían quemado durante el colapso de la nación. Había muchas secciones chamuscadas visibles aquí y allá.

Si seguíamos hacia el sur, llegaríamos al antiguo país de Yorvensen… una región que el ejército del Señor Demonio había tomado como punto de apoyo para invadir el territorio humano. Había oído que desde que el ejército del Señor Demonio se fue, ya no era reconocido como un país.

—Y a veo. Así que has estado haciendo viajes de ida y vuelta cuando querías entre la capital y tu casa usando esta magia.

—E xactamente — respondí.

Rila, Roje y Dey nos seguirían más tarde utilizando la magia de la Puerta de Roje. Los aventureros que Neal y Roger estaban reuniendo se reunirían probablemente en los próximos días.

Les había dicho a todos que Maylee era la princesa de Bardenhawk.

—¡ Wooow! Así que Maylee vive aquí en la capital, entonces … — Milia, que llevaba una mochila gigante, tenía un brillo en los ojos.

Los miembros masculinos del personal miraban por todas partes. El salto repentino probablemente no les pareció real.

—M e pregunto si las cosas irán bien mientras esté fuera de la sucursal de Lahti — se preguntaba Iris.

—E stoy seguro de que todo irá bien — le dije.

Si la banda de Roland, o como quiera que se llamen, se abriera paso hasta aquí, nuestra oficina vería menos aventureros durante un tiempo.

—E s la primera vez que vivo en otro país… Me pregunto si las cosas irán bien.

—L o mismo para mí…

—Y yo…

—Y o también…

Al parecer, ninguno de mis compañeros de trabajo había pasado antes un tiempo fuera de su país.

—L as costumbres de Bardenhawk no son diferentes de las nuestras. Muchos de los miembros del gremio de la construcción de Felind trabajan aquí, así que puedes pasar l as puertas sin problemas. No deberías tener muchos problemas.

Las únicas diferencias eran el clima más cálido y la proximidad al mar.

Nos pararon en la puerta del castillo y tuvimos que explicar nuestra situación a los guardias.

—… No he oído nada de esto — nos dijo uno.

—E stamos aquí por órdenes de la Reina Leyte y el Rey Felind — dije.

Los dos guardias intercambiaron miradas y negaron con la cabeza.

—P areces aún más sospechoso ahora que has nombrado a la reina. ¿Y qué es un gremio de aventureros?

— No somos nada sospechosos … — Tuve que preguntarme por qué nadie les había informado de la situación. —P or favor, llamen a sus superiores. No saldrá nada de esto.

—¿ Por qué íbamos a perder el tiempo haciendo eso? — espetó un guardia.

—S i sigue insistiendo en esto, señor, no podremos callar lo que está haciendo — dijo bruscamente uno de los guardias, y luego ambos nos miraron como si quisieran intimidarnos.

Ojalá tuviéramos un contrato o algo parecido, pero Tallow no había mencionado nada de eso, lo que me llevó a pensar que nos dejarían entrar directamente.

Mi conversación con los guardias se había estancado. Fue entonces cuando comenzó una inesperada conmoción dentro de las puertas del castillo. La puerta de los guardias, junto a la puerta principal, se abrió de golpe.

—¡ Oh, estás aquí! Rolaaaand!

Maylee, vestida como una princesa, se apresuró a acercarse a mí a la mayor velocidad posible.

Los dos guardias se volvieron al oír su voz.

— ¡¡ ¡ ¿Su Alteza? ! !!

Nerviosos, se arrodillaron rápidamente.

Maylee se abalanzó sobre mí y me dio un abrazo.

—R oland, bienvenido.

—G racias. Acabamos de llegar.

La abracé por la espalda mientras ella se aferraba a mis caderas.

—¿ Por qué no has entrado todavía? — preguntó.

—P arece que hubo un pequeño error.

Maylee inclinó la cabeza hacia un lado de forma inquisitiva.

—Señor Roland, me alegra ver que ha llegado hasta aquí después de su viaje.

Leyte salió por la misma puerta que Maylee.

— ¡ ¡ ¿Su Majestad, también? ! !

Los dos guardias, sorprendidos, comenzaron a susurrar entre ellos.

—¿ Quién es este tipo…?

—N o me preguntes…

—S u Majestad vino hasta aquí para saludarlo personalmente…

—¿ Qué va a pasar ahora?

Iris, Milia y el resto del personal se arrodillaron e inclinaron la cabeza.

—H a pasado mucho tiempo, Lady Leyte. Acabamos de llegar — saludé.

 

 

—¿ Es eso cierto?

Maylee me dio un apretón en el cuello y no me soltó. —¡ Te enseñaré el castillo! — exclamó—. ¡ Luego comeremos juntos y jugaremos en mi habitación!

—T e has convertido en una buena princesa, Maylee — la elogié.

—H ee-hee. Aquí, mira — Sacó un cuchillo en un estuche de su espalda.

—E se es el que compré para ti en el examen de aventurero…

—A já. Lo tengo conmigo desde entonces.

—H ay algunos que se asustarían si vieran a una princesa llevando algo así.

—E stá bien.

Leyte se rió al ver nuestro intercambio. —A lias, el señor Roland ha venido a trabajar. Ten cuidado de no molestarlo.

—U gh — Maylee parecía insatisfecha mientras gemía.

—Señor Roland, ¿ha encontrado algún inconveniente durante su viaje ? — preguntó Leyte.

Los dos guardias temblaron y retrocedieron inmediatamente.

—N o iría tan lejos como para llamarlo un inconveniente, pero… tengo la sensación de que se ha perdido algo de información en el camino.

—M ientras esperaba, me di cuenta de que las puertas no se habían abierto. Pero estaba seguro de que les había dicho que te esperaran — Las palabras de Leyte hicieron que los guardias empezaran a sudar.

—¿ Ma… tal vez fue eso…? — sugirió uno.

—¿ Que qué? Oh, ¿quieres decir eso ? — respondió el otro.

—H e oído que venían visitantes de Felind… pero había supuesto que serían de la realeza…

Leyte dejó escapar un largo suspiro. —E stos son nuestros invitados — dijo. —L os invité expresamente a venir. ¿Pretendías echarlos?

— ¡ ¡ Perdón! ! — exclamaron los dos guardias.

—S e lo dices a la persona equivocada — reprendió Leyte.

— ¡¡ L o sentimos mucho !!

Los dos hombres se postraron ante mí.

—T ambién debo pedir disculpas — añadió Leyte.

—N o, usted y los guardias no tienen necesidad de ir tan lejos. Sólo fue un malentendido. Estoy seguro de que nos habrían dejado entrar en poco tiempo.

Leyte me dirigió una mirada interrogativa. —¿ De verdad lo crees?

Asentí con la cabeza.

Los dos guardias parecían dispuestos a berrear en cualquier momento.

Les hice un gesto silencioso con la cabeza, lo que hizo que se inclinaran en señal de agradecimiento.

—… el Señor Roland es tan genial.

—R ealmente lo es.

Milia e Iris estaban teniendo su propia conversación detrás de mí.

— Izaria es modesta comparada con la capital de Felind, Finlan, pero gracias a vosotros hemos podido reconstruirla. Os doy la bienvenida a todos los del Gremio de Aventureros. Por favor, pasen.

Leyte hizo un gesto con las manos, haciendo que la puerta se abriera lentamente.

Hubo un banquete y una fiesta para celebrar nuestra llegada.

Nos trataron como invitados de estado, lo que hizo que todo el asunto fuera un poco estirado, pero no hasta el punto de ser un inconveniente.

Tras los festejos, dedicamos varios días a inspeccionar la zona donde se establecería la nueva sede del gremio. A continuación, nos reunimos con los funcionarios de nivel inferior y medio del gobierno.

El mayor problema era que no parecían entender lo que eran las misiones o los aventureros.

—¡ Uf! ¡Roland no está jugando conmigo para nada ! — Maylee, que había pasado por mi habitación con su dama de compañía, hizo un mohín.

Había dejado a la princesa a su aire. Sinceramente, no tenía tiempo para estar con ella.

Rila y los demás también habían llegado, pero no se alojaban en el castillo porque no eran empleados del gremio. En cambio, habían encontrado alojamiento en una posada cercana.

Como el ejército del Señor Demonio había ocupado esta nación, habíamos decidido que sería mejor que Rila no estuviera en su forma demoníaca. En este momento, ella era un gato negro.

—H oy tienes el día libre, ¿verdad?

—S í. ¿Quieres acompañarme, Maylee? Voy a echar un vistazo a la ciudad con Rila.

—… ¿No es una… una de esas cosas? ¿Una cita?

— Creo que es ligeramente diferente a una cita. Además, Rila quiere verte.

—P ero entonces Rila estará en el camino. Hmph — Maylee hizo un mohín y se dio la vuelta.

—N o lo hará.

—B ien…

Parecía que Maylee se había vuelto precoz desde la última vez que la vi. Le dije a su dama de compañía que iba a sacar a la princesa, y que no necesitábamos un guardia. Al parecer, Iris y Milia estaban echando un vistazo a la ciudad, así que esperaba verlas en algún lugar.

—T e mostraré el lugar, ¿de acuerdo ? — Maylee me dijo.

—Q ué fiable eres — respondí—. ¿ Has continuado tu entrenamiento?

—¡ Sí! Ahora soy muy rápid a con el Corte Diagonal .

Le solté la mano y me alejé un poco.

Le hice un gesto a Maylee para que se acercara y, cuando comprendió mis intenciones, preparó su cuchillo.

Thud, thud, thud, thud. Rápidamente corrió hacia mí. Se había vuelto más rápida.

— Cote Dia –

Me giré hacia Maylee, que se había abierto paso detrás de mí, y la agarré por la cara.

—¡ ¿ gonal ?!

—T us pasos son demasiado fuertes — le dije—. T odavía te queda mucho camino por recorrer. Intentar coger a alguien por sorpresa por detrás no tiene sentido si te pueden detectar.

—¡ Waaaaah! Eres un estúpido, Roland — Maylee me dio una bofetada en el brazo y se alejó dando pisotones por el pasillo.

—R ealmente sigues siendo un a niñ a .

Me encogí de hombros y seguí a la princesa malhumorada.

—A h-ha-ha-ha. Por qué, Maylee no ha cambiado en lo más mínimo.

Cuando nos encontramos con Rila fuera del castillo y le conté lo que había pasado, se echó a reír. Sin embargo, a Maylee no le hizo ninguna gracia.

—D efinitivamente sería capaz de hacértelo, Rila — dijo.

—¿ Oh? Harías bien en no subestimarme. Puedes atacar cuando quieras.

Estábamos bebiendo un jugo en un restaurante vacío. El líquido era rojo, por lo que inicialmente pensé que sería de tomate, pero el sabor sugería que era alguna variedad de naranja de sabor fuerte.

—P uedo manejarte sólo con la barra que se me ocurrió, Rila.

—¿ Hmm? ¿Es una nueva técnica?

—A sí es. Golpeo muy rápido de frente.

Ladeé una ceja. —M aylee, ¿no es lo mismo que un golpe normal?

—¡ Eso no importa!

Maylee agitó las piernas salvajemente mientras sorbía el jugo de naranja roja con una pajita.

—¿ Cómo están Roje y Dey ? — Pregunté.

Rila respondió en un susurro: —E l ejército del Señor Demonio ocupó una vez esta tierra. Parece que, por el momento, están buscando cosas ‘olvidadas’.

—Y a veo. Estoy seguro de que tendrán más suerte aquí que en Felind. Especialmente en lo que respecta a los monstruos perdidos.

Rila asintió en silencio varias veces. Si reuniéramos misiones de la zona, muchas de ellas seguramente implicarían la derrota de criaturas del ejército del antiguo Señor Demonio . Mientras los tres nos sentábamos y bebíamos, discutí un poco sobre el trabajo.

—N uestro objetivo es estar aquí tres meses, pero sin duda habrá algunos viajes de ida y vuelta. Sinceramente, nuestro objetivo de tiempo podría ser demasiado corto.

—¿ Sólo estarás aquí tres meses, Roland… ? — Preguntó Maylee.

—P uede ser un poco más largo que eso.

—D eberías quedarte para siempre. Puedes ser un pez gordo en el gremio.

—E so causaría algunos problemas — respondí. Acaricié el pelo de Maylee con una leve sonrisa.

El mundo de los adultos era agotador.

—P arece que les cuesta entender qué son las misiones y los aventureros. Yo tampoco lo había entendido al principio — comentó Rila.

Cuando lo pensé, habíamos empezado esta empresa pensando que esos conceptos eran obvios, pero para los no iniciados, todo sonaba a jerga esotérica.

Durante una reunión anterior, los funcionarios subalternos habían parecido ligeramente preocupados.

—A sí que… entiendo que los aventureros vayan de aventuras, pero… ¿por qué iban a ayudar con los problemas de los civiles en la ciudad? ¿No deberían estar haciendo otras cosas? —D ijo uno de ellos.

Iris y el otro empleado habían dado explicaciones y desglosado los conceptos, pero la mayoría de las personas de Bardenhawk con las que nos reunimos tenían dificultades para aceptarlo todo.

Se necesitará un poco más de tiempo para que las nuevas ideas calen en el país.

Maylee terminó su jugo y se puso de pie.

Intenté pagar.

—S erán tres mil rins .

—U n precio bastante elevado — dije.

El barbudo dueño del local parecía arrepentido mientras se rascaba la mejilla.

—L o siento, señor. Casi quiero decir que no puedo aceptar el pago de la princesa.

—N ormalmente, ¿uno de estos no costaría unos quinientos rins ? — señaló Maylee, lo que hizo que el hombre pareciera desanimado y bajara la cabeza.

—T ienes razón. Sin embargo, las naranjas de sangre que necesitamos han aumentado de precio… Parece que ha habido más ataques de monstruos en el camino a la capital, y debido a todas las tasas de protección y demás, los costes han aumentado…

Así fue. Inmediatamente puse mi cara de trabajador del gremio y asumí un aire formal.

—¿ Quiere consultar conmigo sobre ese problema que tiene?

—¿ Eh? ¿Puedo?

—S í. La princesa Alias se ocupará de su problema.

Rila y Maylee parecían haberse dado cuenta también.

—¡ Yo lo haré! Arreglaré tu problema .

Esta sería su primera misión , un maquillaje para la que no había podido hacer ese día.

Si había una persona necesitada, un trabajador del gremio y un aventurero, eso significaba una misión .

—O h, bueno, no podía pedirle a la princesa que hiciera algo así…

— Iremos con ella, así que, por favor, no te preocupes — respondí.

—H mmm — murmuró el hombre pensativo. Finalmente, aceptó mi propuesta.

—B ueno, entonces, vamos a escuchar más sobre el problema.

Volvimos a nuestros asientos después de haberlos dejado y obtuvimos los detalles del hombre.

—¿ Dices que las naranjas de sangre que usas para el jug o han subido de precio porque los monstruos merodean por los caminos ? — pregunté.

—S í. Esa fruta es lo único que pedimos a distancia, pero otras tiendas lo tienen mucho peor.

Parecía que se trataba de una típica misión de matanza.

—S i somos capaces de resolver su problema, ¿nos permitiría suministrar una caja de consulta y algo de papel para escribir los problemas?

—N o me importaría eso… ¿Sólo quién eres, muchacho?

—S oy un trabajador del gremio. Mi trabajo es actuar como mediador para la gente que necesita que sus problemas sean resueltos por otros.

—A h, sí, recuerdo algo sobre otros países que ofrecen servicios así.

El mercader ambulante que vendía las naranjas pasaba por la capital periódicamente, pero acababan de visitarla hace unos días, así que pasaría un tiempo antes de que volvieran.

Normalmente, realizábamos una inspección del lugar para averiguar qué tipos de monstruos había y cómo era la situación para poder establecer un rango y una recompensa adecuados. Sin embargo, en esta ocasión me acompañaría en la misión , así que no era necesario.

No habría ningún problema, independientemente del estado de la zona o de las criaturas que hubiera.

Examinamos un mapa que trazaba la ruta que utilizaba el mercader. Parecía que se detenían en varios asentamientos y que eran atacados con frecuencia entre la última ciudad y la capital.

—S i su objetivo es la comida, el monstruo puede ser inteligente — susurró Rila.

—M aylee, esta será tu primera batalla. No tienes miedo, ¿verdad?

Maylee dejó escapar un bufido. —¡ No tengo miedo! ¡Voy a hacer zwoosh , swoosh , swoosh con mi Corte Diagonal ! Y los venceré.

Ese era el espíritu.

Parecía que Maylee era algo así como un encanto entre la gente que vivía en la ciudad.

Una vez que nos marchamos, el hombre nos vio partir con evidente preocupación.

—P rincesa, por favor, tenga cuidado .

—L o haré. Gracias, señor.

Maylee le saludó con entusiasmo y nos siguió a Rila y a mí con mucho ánimo.

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