Eiyuu Ou (NL)

En Silvaria, la capital del Reino de Silvare…

Desde un castillo en las colinas que mira hacia abajo a su ciudad capital, el Rey Héroe Inglis, fundador de un imperio que se extiende por todo el continente, esperaba su fin. Sus asistentes y sirvientes estaban apiñados alrededor de su ornamentado lecho de muerte, sus rostros mostraban el ceño nervioso de los niños perdidos.

Y no en vano, este anciano monarca había sido la piedra angular de su existencia. Cuando era joven, Inglis había recibido la protección de la diosa Alistia convirtiéndose en un caballero divino con poderes más allá de los límites humanos. Con esos poderes, había derrotado a los monstruos que amenazaban a la humanidad, había matado a los dioses oscuros y había sentado las bases del Reino de Silvare. Su gobierno fue justo, los campos fértiles y sus súbditos sonrieron durante todo su reinado. Sin duda, había construido un reino que duraría mil años.

Al presenciar sus hazañas y el espíritu noble y desinteresado de su gobierno, los sabios habían declarado con confianza que él era el rey más grande que jamás haya existido. Los bardos habían cantado cientos, luego miles, de himnos que lo alababan. Sin embargo, ahora había llegado a sus últimos momentos en la tierra que había construido. Incluso el más grande de los héroes no puede correr más rápido que las manecillas del reloj, y un Reino Silvare sin el Rey Inglis era algo que ninguno de ellos había conocido. Ninguna palabra consoladora podría aliviar sus temores.

“No frunzas el ceño”, dijo el rey Inglis, con un tono suave mientras intentaba aclarar el aire. “¿Cómo puedo seguir adelante si no me permites seguir adelante?” El anciano rey apenas podía levantarse de la cama.

“E-Entonces, ¡ponte bien! ¡Tu país, tu gente necesita tu fuerza! ” un criado lloró entre lágrimas.

“Si tan sólo pudiera. Pero no, este es mi destino. Mi merecido descanso. Nunca podría haber logrado todo lo que tengo sin tu ayuda, y te lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón. El futuro, sin embargo, está en tus manos… ”

Sus criados continuaron llorando. A pesar de lo agradecidos que estaban por su aprecio, estaba claro que había llegado su momento. Todo lo que podían hacer era asegurarse de que su fallecimiento fuera suave.

“Inglis…”

La voz de una mujer sonó claramente en sus oídos. La recordaba de mucho tiempo atrás, el único ser que conocía que no necesitaba deferencia hacia sí mismo, tanto si deseaba como si no.

La vida era extraña. Cuando era joven, nunca había considerado convertirse en rey. Había pensado que podía vivir solo con la fuerza de sus brazos, pero luego la conoció y todo cambió.

“Ha… ha pasado tanto tiempo”. El rey perdió la compostura cuando una mujer envuelta en relucientes túnicas blancas apareció a los pies de su cama sin previo aviso.

“Su Majestad, ¿qué parece ser el problema?” preguntó un criado.

Naturalmente, no pudieron verla; un dios revela su forma solo a los humanos de su elección. Como un caballero divino, mitad humano y mitad dios, Inglis podía verla claramente: la diosa Alistia, que le había otorgado su protección. Ella le había otorgado su poder cuando él era joven.

“No es nada. Déjame un momento. Deseo estar solo ”, dijo Inglis.

Sus criados salieron de la habitación, ni uno solo se dio cuenta de la presencia de la diosa. Ahora, a solas con ella, el rey Inglis sonrió.

“Ha sido tan largo. ¿Cuántos años han pasado desde la última vez que nos vimos? Sin embargo, eres tan hermosa como siempre. Esperaba verte una vez más antes del final “.

Y yo también. Inglis… Alistia pasó la mano por la frente arrugada de Inglis. “Has trabajado tan duro. Verdaderamente. Tanto para el mundo como para las personas que lo habitan “.

“Así que mis débiles esfuerzos han tenido algún mérito. Supongo que he transmitido algo sobre las edades “.

“Eh je je. Eso también va para mí. No cometí ningún error al elegirte como un caballero divino “. Alistia sonrió con una belleza de otro mundo después de soltar una risita. “Inglis, me presento ante ti para…”

“Sé. ¿Para proporcionarme un consuelo final?

“Por qué, por supuesto que no. Después de todo tu esfuerzo, te recompensaría. ¿Cuál es tu deseo? Todo lo que pueda conceder, lo haré “.

“¿Cualquier cosa?”

“Sí. Te lo has ganado con tus obras “. La diosa asintió profundamente, orgullosa de él.

Inglis pensó en silencio por un momento: No hay vergüenza en la vida que he vivido. Debería estar orgulloso de lo que he logrado, pero… todavía hay un qué pasaría si.

El espíritu humano, una vida humana, contiene más complejidades de las que permite un solo camino.

El mayor arrepentimiento del rey Inglis nunca fue dominar realmente la espada. Incluso como un caballero divino con poderes sobrehumanos, sus deberes como rey habían impedido incluso el entrenamiento más simple, especialmente desde que fundó el Reino de Silvare. Como guerrero, eso era lo que más lamentaba. Así, el rey Inglis respondió:

“Muy bien entonces. Si tengo un deseo, es renacer “.

“¿Por qué es eso?”

“Para vivir una vida diferente. Me he ofrecido por completo a mi reino, a mi gente. No me arrepiento de eso, solo orgullo “.

“Pero por supuesto.”

“Pero si hubiera vivido como un guerrero, en lugar de un rey, tengo curiosidad por saber hasta dónde me habría llevado mi fuerza. Si me lo permites, me gustaría intentar vivir esa vida.

“Veo. Recuerdo que eras un mercenario cuando nos conocimos “.

“Por supuesto. Y en el fondo, una parte de mí todavía se identifica como una espada de venta sin nombre en lugar de un rey. ¿Puedo renacer, lo suficientemente lejos en el futuro para ver el destino de la tierra que construí? Para ver cómo los que vienen después de mí toman mi manto… Me gustaría saber qué ha sido de mi trabajo aquí “.

“Entiendo. Inglis, concederé tu deseo “. La diosa lo miró cálidamente. “Espero el día, en el futuro lejano después de tu renacimiento, cuando nos volvamos a encontrar”.

Ella abrazó el cuerpo frágil y marchito de Inglis, y él cerró los ojos mientras se inclinaba hacia sus brazos. En un abrir y cerrar de ojos, se fue.

Así como el sol se deslizó de los cielos esa noche, también lo hizo el rey Inglis de este mundo. Pasó sus últimas horas en su balcón, contemplando tanto el país que había construido como los súbditos leales que amaba. Muchos de los ciudadanos vieron el momento en que pasó el Rey Héroe, su expresión serena llena de bondad beatífica. El Reino de Silvare había perdido a su padre y seguiría su propio camino en el mundo sin él.

El tiempo siguió su marcha…

Durmió durante lo que a veces parecía eones, pero a veces eran meros momentos.

Finalmente, el rey Inglis sintió que recuperaba la conciencia. A través de una visión borrosa, miró a dos figuras humanas, una mujer de cabello negro azabache y un hombre de cabello plateado, el hombre levantando a Inglis en alto.

Inglis se sentía pequeño, apenas capaz de moverse. Ahora era un bebé.

Entonces realmente renací… poder divino, de hecho.

Ciertamente fue una gran hazaña.

El hombre de cabello plateado levantó alegremente a Inglis en el aire, adoptando el tono de un padre orgulloso. “¡Ah, ja, ja, ja! ¡Inglis fo whoosh, whoosh! ”

El mar de las edades aún no había borrado el nombre de Inglis. Él estaba bien con eso. Después de pasar toda la vida con él, se sintió apegado a él.

“Cariño, Inglis se asustará allí”.

“Oh, cierto, lo siento. ¡Bien hecho, Serena! ¡Ella es tan hermosa como tú! ”

¡¿Qué?! ¡¿Soy una chica?! —Inglis trató de gritar de sorpresa, pero todo lo que salió fue un “¡Goo-goo, ga-ga!” De un bebé.