Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 14

Capítulo 3: Saludos, Y Luego Un Incidente

Parte 2

◇   Miss Marguerite

Después de la cena en el local de sukiyaki, Marguerite volvió a preguntar por teléfono sobre lo que debían hacer ella y Touta, escuchando para asegurarse de que no había intenciones implícitas y tácitas. Una vez que estuvo segura de lo que quería su antigua socia, se masajeó el ceño fruncido.

No era como si la utilizaran por sus habilidades de combate para ganar algo. Tampoco era una petición para educar a un aficionado en un guerrero. Lo que se le pedía a Marguerite era experiencia. Marguerite había trabajado durante muchos años para una oficina gubernamental, por lo que sabía bastante sobre el Reino Mágico, y también sabía personalmente cómo relacionarse con los magos y las chicas mágicas. Se le dijo que hiciera uso de esas habilidades y también que enseñara a Touta.

Ella ofrecería lo que se le exigía, en la medida de sus posibilidades. Eso era lo que Marguerite siempre había hecho. Incluso si la habían arrastrado a esto, eso era lo que significaba que le pagaran por aceptar un trabajo. Afortunadamente, Touta era un chico obediente y honesto. Marguerite había conocido a varias chicas mágicas de primaria antes de la transformación, y todas ellas habían sido egoístas y voluntariosas. En comparación con ellas, él era mucho mejor. Pero podría dejarse llevar si le decía que estaba agradecida de que fuera un buen chico, y ella no quería eso, así que mantuvo una actitud estricta.

De camino a su destino, visitaron el Departamento de Inspección, saludando a los magos y chicas mágicas que trabajaban allí antes de pasar por la puerta instalada allí para llegar a la isla. Todo el tiempo, la curiosidad de Touta estaba a tope, diciendo “Buenos días”, “Encantado de conocerte”, “¿Qué es eso?” y “Nunca he visto nada parecido”, buscando explicaciones de Marguerite y consumiendo su tiempo, y retrasando su llegada cada vez más.

La chica mágica Death Prayer —la tía de Touta— dijo que la razón por la que había hecho que Touta se uniera a esta reunión sobre la herencia era que “más que la herencia en sí, quiero que quede constancia de que ha sido reconocido oficialmente como mago”. Había ahorrado una suma decente de dinero para que las cosas estuvieran bien si moría en cualquier momento, pero eso no era suficiente para tranquilizarla. El padre de Touta, que tenía sangre de mago, y su esposa, la madre de Touta, habían fallecido juntos en un desafortunado accidente de tráfico. Pero el padre de Touta había vivido como trabajador de cuello blanco en una empresa. Había dejado de tener relación con el Reino Mágico y había vivido sin usar magia. Era una buena elección, a su manera. Marguerite podía entender que pensar que involucrarse con la magia y el Reino Mágico no llevaría a nada bueno.

Sin embargo, Death Prayer estaba en una posición diferente. No lo había dicho en voz alta, pero Marguerite había sido capaz de entenderlo, y comprendió lo que Death Prayer había querido que hiciera. Ahora mismo Death Prayer estaba en un trabajo muy peligroso, lo suficientemente peligroso como para hacerla pensar que podría dejar a Touta solo. Si la muerte de su tía abuela lo dejaba solo en el mundo, lo mejor sería que tuviera el estatus de mago y también que conociera el Reino Mágico. El hecho de que recibiera una herencia lo convertiría en un mago de manera semiformal. Y el mago que había dejado esta herencia era de una familia estimada, por lo que era seguro asumir que también habría gente de estatus decente entre sus herederos. Touta podía hacer conexiones con gente así, y esto haría que pudiera contar con Miss Marguerite en el proceso. Eso era lo que pensaba Death Prayer.

Marguerite no era tan reclusa como para negarse. Su superior había tenido demasiada vergüenza para mostrar alguna vez su debilidad, y Marguerite era lo suficientemente joven como para sentirse conmovida por el hecho de que su antigua colega revelara su vulnerabilidad. También sabía cuándo rendirse. Cuando la arrastraban, decía “oh, bueno” y lo hacía.

Marguerite le enseñaría a Touta lo que no sabe. Eso formaba parte de este trabajo. En el Departamento de Inspección, cuando él preguntaba “¿Qué es esto?” y “¿Qué es aquello?”, ella respondía a todo, y Touta asentía pensativo a sus respuestas.

“Lo sabe todo, ¿eh, Miss Marguerite?” Dijo.

“No lo sé todo. No confíes demasiado en mí.” Respondió.

“Ohhh, así que es verdad.” “¿Qué es?”

“Mi tía dice que cuando recibes un cumplido, te comportas con frialdad.”

Marguerite se aclaró la garganta mientras maldecía en silencio a Death Prayer, que debía estar trabajando.

Aparte de eso, una de las cosas que Marguerite tuvo que enseñarle fue ‘cómo deben comportarse los que quieren hacer contactos’. No todo el mundo era una buena persona que fuera a ser dulce con él sólo porque era un niño, y no podía ser un niño para siempre. Por lo tanto, debía aprender los modales y el sentido común que serían necesarios en el futuro mientras fuera un niño. Eso era la disciplina.

Al llegar a la isla, ¿qué es lo primero que debe hacer Touta? Saludar. Los saludos alegres y agradables son la piedra angular de la comunicación. John Shepherdspie, que dirigía la isla, estaba abstraído porque no se sentía bien, así que le enviaron un mensaje preguntando por su salud mientras le pasaban algunos de los dulces de regalo que la tía abuela de Touta había conseguido a la chica mágica que trabajaba para él.

Aunque sólo estuviera gestionando la isla, estaba en una posición en la que tenía que entretener a los magos. Marguerite había pensado que podría ayudar a suavizar las cosas si Touta cometía algún error, pero no parecía que pudieran contar con él si estaba enfermo. Tal vez porque su empleador estaba enfermo en la cama, las dos chicas mágicas que había contratado Shepherdspie, Dreamy✰Chelsea y Pastel Mary, parecían agitadas y enredadas. El rebaño de ovejas estaba mucho más tranquilo que las dos chicas, haciendo filas ordenadas para llevar las cosas. La forma en que sus rostros apuntaban ligeramente hacia arriba, mirando con orgullo mientras levantaban las patas en alto, era igual que la de los humanos.

Mientras se marchaban, Touta miró hacia atrás para contemplar la finca. “Vaya, esa mansión es como un castillo… ¡Oh, mira, mira! Ese muro de allí se está desmoronando.” Allí donde Touta señalaba, parte del muro de piedra se estaba desmoronando, dañando la majestuosidad de la finca.

“Guárdate esos pensamientos para ti.” Le dijo Marguerite. “Es de mala educación expresar tales cosas como las que señalas.”

“Okaaay.”

Chelsea y Mary les dijeron: “Estaremos encantadas de que esperen allí” —en realidad lo dijeron con más tartamudez— y señalaron a Marguerite y a Touta un anexo que se podía ver desde allí. A sólo veinticinco metros del edificio principal que Touta había descrito como un castillo, el anexo era bastante más nuevo y pequeño. Pero seguía siendo lo suficientemente grande como para ser considerada una residencia impresionante por sí misma. Tuvo que ser construido hace menos de diez años. Inevitablemente, parecía barato al lado del castillo de piedra cubierto de musgo, pero estaba sólidamente construido con buenos materiales. Si el juicio de Marguerite era correcto, también estaría insonorizado y tendría medidas antisísmicas fiables.

“¿Por qué golpeas las paredes?” Le preguntó Touta.

“No tienes que preocuparte por eso.” Respondió Marguerite.

Atravesando la entrada, que estaba equipada con sensores que hacían sonar una alarma si pasaba un extraño, siguió el mapa guía de la pared hasta el vestíbulo.

Algunos magos ya estaban reunidos en la sala, y había incluso más chicas mágicas. El espacio de sesenta y cinco metros cuadrados estaba amueblado como cabía esperar, con mesas redondas, sillas con reposabrazos, candelabros de plata, un conjunto de armadura de caballero que sostenía una lanza y una alfombra de pelo suave teñida de un llamativo tono rojo. Todo el mundo se sentaba donde le apetecía para charlar o leer o lo que fuera, y el ambiente no estaba mal. Los regalos de Touta tuvieron una recepción decente, y había la sensación de que lo habían aceptado de alguna manera.

“Ya veo… Aunque sea un parentesco lejano, tiene una conexión de sangre con Sataborn.” Dijo el anciano.

“Um, sí. Aunque nunca lo he conocido.” Respondió Touta.

Marguerite conocía el nombre de este hombre. Después de todo, era famoso. Era el jefe del Departamento de Gestión de Chicas Mágicas, Ragi Zwe Nento. Su trabajo consistía en gritar a las chicas mágicas tontas.

Ragi parecía tranquilo, concretamente, marchito. Se apoyaba en su báculo retorcido para sostenerse, como si apenas pudiera sentarse erguido. Parecía tan agotado que no se podría pensar que se trataba del anciano constantemente furioso y testarudo de los rumores. Incluso el mero hecho de hablar parecía laborioso, y su agotamiento era evidente. Tal vez la forma en que se sentaba solo y alejado de los demás quería transmitir que no quería hablar con nadie.

Touta no prestaba realmente atención a la charla de Ragi, sus ojos se desviaban en otra dirección. Su curiosidad no se centraba en el anciano sentado en el sofá que tenía delante, sino en la chica mágica que estaba a su lado. La chica no se inmutaba ante las miradas groseras de Ragi y permanecía rígida al lado del viejo mago. Su curiosidad no le sorprendió; la chica era humana de cuello para arriba, y tenía la parte inferior del cuerpo de un ciervo.

Marguerite sabía de ella, incluso antes de la breve presentación de Ragi. Eso fue porque después de que Annamarie perdiera su desafío, Marguerite había buscado a cada uno de los hijos de Cranberry. Pero aunque no se conociera su origen, su fuerza como chica mágica era evidente a simple vista. Cuando recibió un regalo de Touta, lo levantó por encima de su cabeza en señal de agradecimiento, y aunque sólo estaba de pie, siempre mantenía una estricta vigilancia a su alrededor.

Marguerite había oído que Ragi era muy estricto y odiaba a las chicas mágicas, así que ¿por qué habría traído a uno de los hijos de Cranberry? En su posición de jefe del Departamento de Administración, tenía que conocer los antecedentes de Clantail. Marguerite se recordó a sí misma que no debía bajar la guardia, por muy debilitado que pareciera.

El hombre de mediana edad con el cabello ralo que se sentaba en el lugar más alejado de Ragi se hacía llamar Navi Ru. Dijo que trabajaba en un departamento que estaba bajo la supervisión directa de las más altas esferas del Reino Mágico. Si eso era cierto, entonces estaba en la élite.

Pero nada en el hombre daba una idea de su rango o trayectoria profesional, y recibió a Touta con una actitud de buen humor y palabras amistosas. “Entonces, cuando esto termine, ¿quieres venir a donde trabajo? Hablaré bien de ti para que te unas a nosotros.”

“Bueno, hablaré de ello con mi tía.” Tartamudeó Touta.

“No, no, no, espera, espera.” Interrumpió la chica mágica que le acompañaba. “Ese no es un lugar al que llevarías a un niño.”

“Vamos, Clarissa, estás… Sí. Tienes razón. Ese lugar no es para niños.”

Aunque Touta no parecía tan entusiasmado, al enterarse de que ese lugar para trabajar como mago aparentemente había desaparecido, sus hombros se desplomaron en visible decepción.

Navi le dio un par de suaves palmadas en los hombros. Parecía que la reacción de Touta le agradaba. “No te sientas tan decepcionado. Mira, te presentaré en otro lugar. Estoy seguro de que hay lugares a los que un niño estaría más contento de ir, probablemente.”

“Eso lo dices por decir.” Le espetó Clarissa. “No es que tengas esa clase de autoridad.”

“No le digas eso. Deja que me vea un poco genial, ¿de acuerdo?”

Clarissa abrió su gran boca y se rió, con sus perfilados caninos a la vista. Esos colmillos eran afilados, lo que sería más apropiado para un felino feroz. Y por la forma en que aplaudía y se inclinaba cuando reía, se podía ver que era increíblemente flexible y elástica, con músculos flexibles que se movían con facilidad. Aunque normalmente era agradable, divertida y encantadora, era del tipo que se convertiría en guerrera si llegaba el momento.

Y luego Navi. No había forma de que ‘un señor simpático de aspecto rudo pero que ama a los niños’ pudiera trabajar rodeado de los viejos zorros astutos de la Autoridad Central. Y la chica mágica que había traído consigo no era sólo una compañera traída para charlar, sino una luchadora. Marguerite no podía bajar la guardia.

La maga con la que se tropezó, Agrielreymwaed Quarky, era una mujer joven. Parecía mantener una conversación amistosa con Navi, pero dijo que ambos acababan de conocerse en esta isla.

Agri parecía estar más interesada en los antecedentes de Touta que en el propio Touta. En otras palabras, lo que atrajo su interés fue que tenía sangre de Sataborn. Era justo decir que Agri estaba más cerca del difunto que Ragi o Navi. No se trataba de una vieja amiga académica o de una estudiante que hacía tiempo que no lo visitaba, sino de un parentesco directo.

“En cuanto a nuestra relación… ¿estamos de acuerdo en llamarnos parientes lejanos?” Dijo Agri. “No sé si hay una forma más adecuada de decirlo.”

“No estoy seguro.” Respondió Touta.

“Sería incómodo si de repente empezaras a llamarme tía.” “Oh, yo también lo creo.”

Agri sonrió a Touta, y luego desvió la mirada hacia Marguerite y también le sonrió. Marguerite dejó que sus mejillas se relajaran lo suficiente como para no ser considerada grosera, y al ver su intercambio, Nephilia hizo una extraña risita, mientras Love Me Ren- Ren, que se sentaba a su lado, la reprendía en voz baja.

Agri sondeó la situación de Touta con pequeños golpes y pinchazos. La pareja bajo su contratación parecía relajada, pero sus ojos eran agudos. No parecían luchadoras. ¿Tenían magia o algo más? Aquellos que no se superaban luchando eran en realidad más problemáticos en casos como éste. Y se podía imaginar qué clase de mago traería a chicas mágicas como esas. Marguerite juzgó que la maga llamada Agri era una mujer astuta, pero Touta era inquieto con una señora mayor y parecía que iba a caer en sus artimañas en cualquier momento. Si tenían la oportunidad de hablar más tarde, Marguerite tendría que enseñarle que no era alguien en quien confiar.

Marguerite resopló en silencio, asegurándose de que nadie lo notara. Pero, a pesar de sus esfuerzos, Nephilia se echó a reír, haciendo que su taza traqueteara sobre la mesa y que el té negro se derramara sobre su platillo.

“Miss Marguerite.”

Marguerite se giró al oír su nombre y vio una cara desconocida. No, quizás sólo era una cara un poco más crecida que la que ella conocía. Pero seguía siendo fácilmente la cara de una joven.

“Ha pasado mucho tiempo, Mana.” Respondió Miss Marguerite.

La chica maga que había llegado incluso más tarde que Touta era una conocida de Marguerite. “¿Por qué estás aquí?” Preguntó Mana a Marguerite.

“Soy la escolta de un mago.” “¿Tú? ¿Una escolta?”

“Sólo trabajo por libre.”

“Si así es como ibas a terminar, no deberías haber dejado Inspección. Tu partida ha debilitado a todo el departamento. La desaparición de una gran instructora significa básicamente…”

“Piensas demasiado en mí.”

Mana trabajaba para Inspección. Algo inusual para un mago, que solían implicarse directamente en las investigaciones, pero ella tenía la voluntad de pulirse, así como el deseo de ganar experiencia. Aunque tenía una ligera tendencia a la estrechez de miras, según los criterios de Marguerite, tenía madera para ser una excelente inspectora.

Touta estaba inquieto, su mirada cambiaba entre Marguerite y Mana. Marguerite indicó a Mana con la palma de la mano. “Esta es Mana.” Mana se interrumpió allí y cerró la boca. La había presentado por su nombre de pila. Si hubiera hablado como inspectora, por supuesto que Marguerite, al tener una posición superior, la llamaría por su nombre, pero Marguerite había dejado Inspección. A pesar de haber dicho a sus alumnos que no debían descuidar los modales, una vez que le llegó el turno a ella, parecía que no necesariamente se comportaría bien.

Una vez que quedó claro que Mana no la iba a llamar la atención por esto, Marguerite continuó. “Es una antigua colega. Y actualmente es la colega de tu tía.”

Touta asintió, pareciendo que esto tenía básicamente sentido para

él.

Pero Mana inclinó la cabeza. “¿Tía?” “Death Prayer.”

“Ahhh, Prayer.”

Tener que dar explicaciones a las dos partes era una molestia, pero evitar las molestias causaría molestias aún mayores más adelante. Marguerite giró la palma de la mano hacia el otro lado para indicar a Touta. “Este es Touta Magaoka. Es un pariente del Maestro Sataborn y mi—”

Él no era su empleador. Death Prayer era la que había pagado a Marguerite. Tampoco era su pupilo, y era indirecto catalogarlo como el objetivo de su protección. Era como un compañero o un amigo. Tras un momento de duda, la palabra que salió fue: “Es algo así como un aprendiz.”

“Encantado de conocerte, Touta. Tu tía siempre me ha… impuesto su orientación.” Dijo Mana.

Touta debió percibir alguna implicación en esa ligera vacilación, ya que inclinó la cabeza en señal de disculpa. “Um, siento lo de mi tía… Soy Touta Magaoka.”

“Oh no, ah… Bueno, esta chica mágica es 7753.” Mana señaló con la palma de la mano a la chica mágica sentada a su lado. Al ser mencionada tan repentinamente, la chica mágica con uniforme escolar de chico movió la cabeza en una apresurada reverencia, haciendo que las gafas que colgaban de su cuello chocaran contra su frente. “Trabaja con Recurso de Chicas Mágicas.”

Inspección y Recurso de Chicas Mágicas no tenían una relación muy buena. Marguerite tampoco había oído que mejorara desde que había renunciado. A diferencia de un autónomo, 7753 no podía cobrar por su presencia en este caso. Así que debía tratarse de una amiga personal de Mana. Marguerite se alegró en privado de que incluso una chica testaruda y malhumorada como Mana tuviera a alguien así, y sonrió por dentro, pensando que Mana era una buena chica en el fondo, pero no dejó que eso se reflejara en su cara real.

“Tengo otra compañera aquí, pero…” Poniendo una mano en el ala de su sombrero, Mana escaneó la zona y frunció el ceño. “No está aquí.

¿Dónde ha ido Tepsekemei?”

“Um… tomó la lata de galletas que acababa de recibir y salió fuera.” Le dijo 7753.

“Te dije que la vigilaras bien.” La regañó Mana.

“Lo siento. Traté de detenerla, pero se me escapó.”

“Hay que ver… Um, parece que ha salido a jugar. Estoy segura de que más tarde habrá oportunidades para presentártela. 7753, esta es Miss Marguerite… la maestra de Hana.”

Cuando Marguerite se había enterado de que Hana Gekokujou había muerto en el trabajo, había pensado que tenía que haber sido un error, pero tuvo que aceptarlo al enterarse de que la Archfiend Pam había muerto en el mismo incidente. Hana había sido una de las alumnas más destacadas de Marguerite y una excelente chica mágica, pero ni siquiera ella podría haber sobrevivido a un campo de batalla en el que había caído Archfiend Pam. De hecho, Mana era un caso mucho más inusual por haber sobrevivido a una situación como aquella, pero Hana había sido sin duda la que había logrado eso. La expresión de Mana cuando dijo ‘la maestra de Hana’ y la de 7753 al oír esas palabras fueron reveladoras.

Mana intercambió algunas palabras con Touta, involucrando también a Marguerite, haciendo que de vez en cuando 7753 se asustara cuando la discusión se dirigía a ella, y terminaron una charla decentemente tranquila. Marguerite tuvo la sensación de que Mana se había vuelto más gentil y amable que antes. Quizá fuera gracias a 7753, o quizá fuera la influencia de la otra chica mágica que no estaba con ellas.

Después de dejar a Mana, Touta le dijo a Marguerite en voz baja:

“Hey.”

“¿Qué?”

“¿Soy su aprendiz, Miss Marguerite?” “¿No te gusta?”

“Oh, no… en realidad, es emocionante.”