Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 5

Capítulo 4: Lago Del Atardecer

Parte 2

“Te amo, Saku, de verdad. Por favor, déjame ser la persona especial de tu corazón.”

El sol que se ponía por la ventana proyectaba un hermoso triángulo sobre la pizarra.

“Espera—”

Haru parecía querer decir algo, pero se mordió los labios y bajó la cabeza, apretando el puño desesperadamente como si se estuviera conteniendo.

Lo oí, lo oí todo.

Los sentimientos de Yuuko, sus palabras, los recibí todos.

… Necesito dar una respuesta.

Un dolor agónico me atravesó el pecho, como si me estuvieran aplastando el corazón y ahogando la respiración. Tanteé con la corbata, tratando de aflojarla, de arrancarla.

Era doloroso, era asfixiante, era triste, era insoportable, era aterrador y temía que no acabara nunca.

“Me alivia oírte decir eso, así como tu voluntad de permanecer a su lado~.”

“Estaré a su lado todo lo que pueda.”

¿Habló Yuuko de esto con Kotone-san? Y al oírla, ¿le ofreció Kotone-san una sonrisa tranquilizadora y la animó a seguir adelante?

Dependiendo de mi respuesta, ¿lamentaría Kotone-san haber animado tanto a la hija que había criado con tanto esmero y se sentiría consumida por la pena?

¿Sería yo, que quería formar parte de esa escena feliz, quien se la quitara?

Miré a mis amigos.

“Quiero ver los fuegos artificiales contigo, a solas.” Nanase apretó los labios con fuerza y apartó la mirada. “—¡¿Puedes mantenerlo en tu mente?!”

Haru tenía la cara llena de ansiedad y parecía a punto de llorar.

“¿Qué tal si la próxima vez que vayamos al festival voy vestida con un yukata?”

Yua nos observaba en silencio a Yuuko y a mí.

“—Me alegro de haber venido aquí.”

Aunque Asu-nee no estaba aquí, me vino a la mente su sonrisa.

“—Si alguien se echa novio o novia, es posible que el año que viene no podamos reunirnos así.”

Kazuki miró por la ventana con rostro inexpresivo.

“Bueno, entiendo cómo te sientes.”

Kaito tenía una expresión llena de expectación y sonrió.

Y entonces miré la cara de confusión de Kenta y de repente recordé algo.

Hay un límite a la carga que todos podemos soportar. Si asumieras la responsabilidad de cuidar de todos los que conoces en la vida, en poco tiempo acabarías teniendo que dejar de lado otra cosa que te importa.

Lo había sabido siempre, había sido consciente de ello durante mucho tiempo.

Todo esto fue algo que yo me busqué.

El corazón me retumbaba con fuerza en el pecho. Ojalá se detuviera por completo.

Abrí la boca varias veces para hablar, pero volví a cerrarla. Las piernas me temblaban como si estuvieran a punto de salir corriendo hacia la puerta, así que me agarré con fuerza al dobladillo de la americana para no moverme del sitio.

No quiero, no quiero, no quiero.

No quiero dar una respuesta de sí o no.

Así, todo cambiaría, todo se acabaría. Los fuegos artificiales del año que viene, el campamento, estas vacaciones de verano y todos los días venideros se borrarían por completo—

“Verás, tengo que pedirte un favor.” Había dicho Yuuko. “—

¡Quiero que Saku sea siempre el Saku del que me enamoré!”

Todos los demás sonidos se desvanecieron mientras mi mente se fijaba en las palabras pronunciadas por Yuuko hace unos días.

Ah, en serio.

Cada vez que me empujaba de este modo, no sabía cuál era la respuesta correcta, no sabía qué clase de persona había visto que era Chitose Saku.

Pero yo creía que estando con ella, como estuvimos todos esos días, ése era el yo del que se enamoró.

Decidí ser sincero, contarle mis sentimientos sin mentiras ni engaños.

La miré directamente a los ojos.

Me encantaba su mirada pura y clara, su forma de enfrentarse a todo el mundo sin prejuicios ni predisposiciones hacia nadie.

Me encantaba cómo Yuuko presumía de sus nuevos peinados con tanto entusiasmo, su larga melena siempre peinada y cuidada a la perfección.

Me encantaba cómo se cuidaba las uñas, siempre arregladas y limpias.

Me encantaba cómo cambiaban su voz y sus expresiones, su sonrisa viva y alegre, e incluso sus amplios pechos.

Por eso, con todos estos sentimientos dentro de mí—

“Lo siento, no puedo corresponder a tus sentimientos. Hay alguien más en mi corazón.”

Forcé una sonrisa amarga, esforzándome por transmitirlo todo.

Porque al que tenía delante, la que quería que se quedara así para siempre, era mi amiga.

Tras un breve silencio, Yuuko sonrió alegremente.

“¡Muy bien!” Dijo, colocándose una mano detrás de la cabeza y continuando con voz alegre. “Sabía que sería así, pero realmente no eliges a alguien por impulso, ¿verdad? Ah, esperaba ser tu verdadera esposa. Oh bueno, supongo que mañana tendré que empezar a buscar un nuevo chico~.”

Con expresión indiferente, recogió sus pertenencias y comenzó a caminar hacia la puerta de enfrente.

“Qué pena. Hasta luego.” Cantó para sí misma, tarareando una melodía en voz baja.

Caminaba con paso ligero, como si fuera de compras. Pero al llegar a la puerta, sus pasos se detuvieron bruscamente.

Thud. Yuuko dejó caer su bolsa Boston al suelo. Sus pequeños hombros temblaron y sus puños se cerraron con fuerza.

“Pero… aun así.” Dijo, volviéndose para mirarme. “No amo a nadie más que a ti, Saku.”

Forzó una sonrisa, su cara se torció de tristeza mientras las lágrimas rodaban por su rostro, sus palabras apagadas.

—¡THUMP!

Otro sonido sordo resonó en mi cabeza y, antes de darme cuenta, estaba tirado en el suelo, tras haber volcado un escritorio.

Delante de mis ojos se esparcían trozos de goma de borrar y una mata de polvo se aferraba a las patas de la silla volcada. Unos segundos después, sentí calor y ardor en la mejilla izquierda.

“¡¡SAKU, BASTARDO!!”

Oí el grito y me di cuenta de que debía de haber hecho algo mal.

Kaito me agarró del hombro y me giró a la fuerza para que le mirara.

“¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESO?! ¡TODO EL TIEMPO YUUKO HA ESTADO A TU LADO!”

Las cálidas palabras me escocieron y no me atreví a mirar a mi mejor amigo.

“¡MÍRAME, MALDITA SEA!”

Mi espalda se estampó contra el suelo. ““¡Kaito!”” Gritaron Nanase y Haru. “¡CÁLLENSE!”

Con lágrimas en los ojos, Kaito volvió a mirarme.

“Saku, vamos, es sólo tu broma habitual, ¿verdad? Siento haber reaccionado por reflejo, pero esa broma fue muy baja, incluso para ti.”

Sacudí la cabeza en silencio en respuesta a su voz temblorosa.

“Hey, estás mintiendo, ¿verdad? Dime que es mentira. ¿Por qué?

¿Por qué no puedes hacer feliz a Yuuko? Vamos, dilo como siempre lo haces: Maldita sea, mis bromas no funcionan con un cabeza de músculo como tú. Dilo. Debes tener más que decir, ¿verdad? Siempre tienes planeado un final feliz, ¿no? Entonces podré dar mi reacción habitual: ¡¿No es eso terrible?! y así disculparme por pegarte las veces que haga falta, incluso te invitaría a ramen Hachiban…”

“… Lo siento.”

“¡No te disculpes casualmente!”

El ensordecedor rugido de Kaito resonó profundamente en mi interior, abriéndome el pecho.

“Al menos piénsatelo. ¡Al menos preocúpate lo suficiente como para no poder dormir cuando llegues a casa! ¿Es tan fácil para ti rechazar a Yuuko, así como así? ¿De verdad elegiste a otra chica tan fácilmente? ¿Eh?”

Me agarró con fuerza de la camisa.

“Pensé que, por ser tú, podía confiártela. Pensé que era algo que no se podía evitar. Siempre creí que sin duda serías capaz de hacerla feliz, siempre creí que el que podía hacer más feliz a Yuuko no era yo—”

Cuando volvió a levantar el puño, cerré los ojos con resignación. Pero antes de que el golpe cayera, Kazuki intervino, agarrando la mano que me amenazaba.

“¡Suéltame! Este tipo… aunque sabe lo que siente Yuuko, ¡actúa como si no significara nada y anda a escondidas con otras chicas!”

“—¡¡¡DETENTEEEEEEEE!!!”

Fue la voz de Yuuko la que interrumpió a Kaito. Secándose las lágrimas enérgicamente con el brazo, habló.

“… Kaito, no es así. Si sólo puedes ser amable con la persona que amas, entonces no puedes tener amigos. Uchi, Yuzuki, Haru y yo nos hemos salvado gracias a la bondad de Saku. La razón por la que me rechazó es porque no logré convertirme en la chica de la que pudiera enamorarse. Al menos, no creo que su bondad hacia mí esté mal.”

Sonrió y su calidez se extendió hasta donde alcanzaba la vista.

¡¡¡——!!!

Kaito y yo inhalamos bruscamente al mismo tiempo. Kazuki, que había estado observando, soltó la mano que había estado agarrando.

“En fin, así son las cosas.” Kazuki me miró con su habitual expresión indiferente. “Aunque eso no significa que me ponga de tu parte. Ya sabías desde el principio que esto acabaría pasando.”

Habló en su tono seco y práctico. Kaito se bajó de mi cuerpo.

Me levanté, me quité la americana y recogí el bolso que se me había caído. Caminé hacia la puerta frente a Yuuko sin decir palabra.

Nadie se movió, nadie habló.

Antes de cruzar la puerta, me di la vuelta: “Adiós a todos, hasta el próximo semestre.” Y les dediqué una sonrisa.

* * *

—Tengo que irme a casa.

Después de salir corriendo de la escuela y acurrucarme un rato en un parque de la calle principal, me lavé la cara en el grifo, me alisé el uniforme desordenado y empecé a andar con el cuerpo pesado y desconocido.

Cuando me miré en el espejo, me di cuenta del moratón rojo que tenía en la mejilla por el puñetazo de Kaito, y de la sangre que había empezado a brotar de las comisuras de mis labios.

El dolor sordo de mi cara latía al compás de los latidos de mi corazón, como si una voz me susurrara al oído: “Todo es culpa tuya, todo es culpa tuya.”

No necesitaba que me lo dijeran. Ya lo sabía.

Caminé hacia casa, con los pies moviéndose a un ritmo monótono. Ojalá fuera sólo un mal sueño. En realidad, seguiría sentado en el autobús turístico con Yuuko sacudiéndome el hombro, y nos iríamos a ramen Hachiban para terminar el viaje con todos.

El agotamiento de los cuatro días me llegó de golpe y me rugió el estómago. Hasta el bufé del hotel me pareció poco apetitoso.

Supongo que hoy pediría raciones dobles de ramen con cebolla verde extra y quizá incluso arroz frito. Sabía que al menos la mitad se la acabarían llevando Kaito y Haru. Yua les regañaría por sus malos modales, mientras Nanase y Kazuki los mirarían con incredulidad.

Entonces Yuuko…

¿En qué estaba pensando?

Esos días no volverían a repetirse. Todo había terminado.

Por mucho que lo intentara, nunca volvería a ver el mismo paisaje.

Las zapatillas gritaban scrape, scrape, scrape mientras caminaba. En algunos lugares, aún quedaba algo de arena de la playa pegada en las costuras, como si aún se resistiera a marcharse. Aunque pisoteara el suelo con fuerza, no parecía que se cayeran fácilmente.

Ah, se me olvidó traerme los zapatos de interior a casa. Pensar que estarían solos en el aula hasta el final de las vacaciones de verano me hizo sentir culpable.

Caminando por el sendero familiar junto al río, mi estado de ánimo era más pesado que de costumbre.

Y fue entonces cuando de repente recordé su cara. Siempre estaba a mi lado, escuchándome.

—¡Thump!

En ese momento, di un puñetazo en la mejilla que había sido golpeada por Kaito.

Era ridículo pensar en esas cosas a estas alturas. ¿No había tomado ya una decisión? ¿Interpretar el papel de Chitose Saku en el que Yuuko creyó hasta el final?

Si es así, al menos intenta mantener algo de dignidad. Tú eres quien ha hecho daño a los demás, ¡no actúes como una víctima!

Justo cuando estaba a punto de girarme, una voz suave me habló. “—Me alegro de que sigas aquí.”

¿Eh…?

Levanté lentamente la vista y vi a Yua, sonriendo cálidamente con el sol poniente a su espalda.

“¿Volvemos juntos a casa, Saku-kun?” Parecía un diente de león amarillo. “¿Por qué…?”

Había salido de la escuela poco después de arreglarme, y ahora al ver a Yua aquí, significaba que me había seguido fuera del aula, sin hacer caso de todos los demás, incluida Yuuko. Si no, no me habría alcanzado.

Al examinarla más de cerca, sus hombros y su pecho se movían ligeramente, como si intentara ocultar su cansancio. Y respiraba entrecortada    y    superficialmente  con  los    labios                        ligeramente entreabiertos.

A pesar de ello, Yua habló en voz baja,

“Amo a Yuuko-chan, amo a Yuzuki-chan, amo a Haru-chan. Me encanta pasar tiempo con todos, incluso con Mizushino-kun, Asano- kun y también Yamazaki-kun.”

Dio un paso adelante.

“Pero si llega el día en que tenga que elegir, ya he decidido hace tiempo que elegiré a la persona que más quiero.”

Sus palabras continúan con calma.

“Siempre me ha parecido bien que alguien ocupe un lugar especial en tu corazón, ya sea Yuuko-chan, Yuzuki-chan, Nishino-senpai o incluso Haru-chan, porque fuiste tú quien me encontró.”

Bajó los ojos y volvió a mirarme.

“Sin embargo, si alguna vez te encuentras sintiéndote solo, o si alguna vez te encuentras conteniendo la voz y temblando como yo lo hice antes, o si alguna vez te encuentras perdido en una noche sin luna.” Con voz muy suave, continuó: “—En ese momento, seré la primera en estar a tu lado.”

Me agarró con fuerza de la mano. “Ven aquí.” Dijo Yua mientras echaba a andar.

Bajamos por el delgado sendero en medio del malecón y, siguiendo las instrucciones, me senté cerca de la compuerta.

“He vuelto a la sala del club por esto, por eso apenas he podido alcanzarte.” Dijo Yua mientras se ponía delante de mí y sacaba su saxofón del estuche que llevaba.

“Yua, eso es…”

“Está bien, no te preocupes.” Dijo, dándome la espalda. “Puede que sea un poco ruidosa, pero por favor discúlpame.”

Con un grácil movimiento, levantó sus delgados hombros y empezó a tocar, llenando la orilla del río con el suave sonido de su saxo alto.

La melodía fluyó hacia los corazones de los que escuchaban, mientras el sol se ponía en el río.

La puesta de sol, que parecía llorar y sonreír a la vez, se hundió a regañadientes bajo el horizonte.

El cielo estaba salpicado de nubes rasgadas y el agua fluía tranquilamente mientras yo la observaba con una sensación de despedida.

Los alrededores eran como una llama a punto de apagarse, bañados en un resplandor rojo brillante.

“——”

Yua dio un paso adelante, soplando una nota fuerte en su saxofón. “Ahh, ugh…”

La música se hizo más intensa, como si cortara el aire húmedo, como si ahogara los débiles sollozos.

Enterré la cara entre los brazos, llorando como un niño pequeño, incapaz de parar.

-FIN DEL VOLUMEN 5-