Hell Mode (NL)

“Iremos a Rohzenheim.”

Rohzenheim, el país de los elfos que actualmente estaba siendo atacado por el Ejército del Señor Demonio, había emitido una solicitud de ayuda a Allen. Cuando el director había confirmado que la capital ya había caído y que la nación estaba a punto de ser invadida por completo, Allen decidió aceptar la petición.

“Chicos, tenemos que ir a Rohzenheim”, repitió Allen.

Sophie, que acababa de enterarse de que se desconocía el paradero de su madre, la reina de los elfos, parpadeó con lágrimas de alivio. “¡Lord Allen, muchas gracias!”

“¡Espera, Allen!” interrumpió Cecil. “¿Vas a dejar al Continente Central en la estacada?”

Su preocupación era comprensible: dos millones de monstruos estaban a punto de marchar sobre las fortalezas del norte de Giamut justo cuando los elfos que servían como fuente crucial de magia curativa estaban siendo retirados del frente.

El director ofreció una respuesta. “El Continente Central tiene al Héroe…”

“¡¿Cuánto crees que dura el frente?!” gritó Cecil, dejándose llevar por sus emociones.

Era cierto que había una distancia significativa entre el extremo occidental de la línea del frente de Giamutan y el extremo oriental. Más de cincuenta fortalezas salpicaban la frontera, cada una de ellas construida para resistir la invasión del Ejército del Señor Demonio y con capacidad para albergar a más de cien mil soldados. Fue precisamente porque había un límite para las habilidades del Héroe que Mihai, el hermano de carne y hueso de Cecil, había perdido su vida. No importaba si el Héroe lograba proteger una fortaleza cuando el resto de ellas cayera: aún así significaría el fin tanto del Imperio de Giamut como del Continente Central en su conjunto.

“Pero nosotros… Rohzenheim ni siquiera tiene un héroe.” El director no pudo evitar alzar la voz. A juzgar por su rostro demacrado, quizás él también estaba desesperado por regresar a su país de origen.

Cecil se volvió hacia Allen. “¿ Realmente vamos a Rohzenheim?” Le miró a los ojos, como si tratara de adivinar sus pensamientos.

“En esta situación, salvar a Rohzenheim es la única opción viable.” Aunque primero quiero más información.

“¡¿Así que irás ?! ¡Gracias, Allen! ¡Voy a organizar inmediatamente un barco mágico de alta velocidad que partirá mañana!”, prometió el director, claramente con el objetivo de hacer todos los arreglos necesarios antes de que Allen cambiara de opinión.

Ah, sí, hay barcos mágicos de alta velocidad hechos para viajar entre las capitales de diferentes países y otros continentes.

Había dos variedades de barcos mágicos: normales y de alta velocidad. Debido a la urgencia de la situación, el director tenía la intención de organizar esta última para ellos esta vez, a pesar de que requería exponencialmente más piedras mágicas para funcionar. Allen y sus compañeros se encontraban actualmente en el Reino de Ratash, que estaba situado al sur del Imperio de Giamut y algo cerca del corazón del Continente Central. Su barco mágico sería un vuelo directo al continente vecino de Rohzenheim.

“Por cierto, director, ¿puedo hacerle más preguntas sobre el estado actual de la batalla?”

“P-Por supuesto. Pregúnteme lo que quiera.”

“Usted mencionó que Rohzenheim está siendo atacada por una fuerza de tres millones y que hay otra fuerza de dos millones en espera diez días al norte de Giamut. ¿Qué hay de Baukis?”

Se suponía que el Ejército del Señor Demonio había enviado diez millones de tropas, pero sólo se habían contabilizado cinco millones. Por lo tanto, Allen intentaba averiguar qué ocurría con los cinco restantes.

El director asintió, y luego procedió a compartir que efectivamente había una fuerza del Ejército del Señor Demonio acercándose a Baukis. Había estado en el mar, a una ligera distancia de la costa continental, y la lucha no había estallado todavía.

Números desplegados del Ejército del Señor Demonio

• Rohzenheim: 3 millones
• Continente Central (Giamut y naciones aliadas): 2 millones
• Baukis: 1 millón
• Reservas: 4 millones

Meruru, que era de Baukis y había tenido un aspecto preocupado todo este tiempo, murmuró en voz baja: “Un millón para Baukis…” Su padre era un militar no combatiente de bajo rango que se encontraba a bordo de un barco naval en ese mismo momento.

“Entiendo. Así que Baukis está recibiendo el doble de las cifras anuales habituales”, reflexionó Allen en voz alta. Y a diferencia del Continente Central y de Rohzenheim, la batalla con Baukis es en aguas abiertas.

Situación actual del Imperio de Baukis

– Una fuerza de 10.000 golems está impidiendo que el Ejército del Señor Demonio desembarque en el continente.

– La intención del Ejército del Señores Demonio es abrumar a los golems con su número. El enfrentamiento tendrá lugar en el mar (con el padre de Meruru involucrado).

– Luchar con números también agota al Ejército de los Señores del Demonio, pero el hecho de que ataquen con el doble de su número habitual indica lo serios que son este año.

– Baukis también quiere refuerzos.

Después de compartir todo lo que sabía sobre la situación actual de Baukis, el director se volvió hacia Meruru. “Y Meruru…”

“¿Sí, señor?”

“Tu país ha ordenado tu regreso.”

“¡Pero, señor!”

Al parecer, Meruru tenía la intención de dirigirse a Rohzenheim con el resto de los Jugadores Sin Vida. Sin embargo, el edicto real emitido por Ratash sólo había enumerado a Allen, Krena, Cecil, Dogora y Keel por su nombre. No se mencionaba a Sophie ni a Meruru, que procedían de Rohzenheim y Baukis respectivamente.

El director había utilizado el término “petición” para no ofender a Allen, pero no podía cambiar el hecho de que se trataba de una orden expresa de su rey. A Allen le importaba un bledo el rey, pero no veía ninguna razón especial para salirse de su camino y rechazarlo, y tampoco quería socavar la identidad de la familia de Cecil como noble.

No es que decir que no sea una opción cuando se trata literalmente de un decreto real.

Cuando el actual rey era el príncipe heredero, Allen había llamado su atención —en el sentido negativo. Sólo los nobles estaban obligados a luchar en el campo de batalla, pero el rey se había tomado la molestia de emitir un decreto real para asegurarse de que Allen también se dirigiera al ahora desmenuzado Rohzenheim.

¿De verdad me odia tanto?

En realidad, al rey le daba igual que Allen muriera luchando. En vista de ello, Allen decidió que volvería absolutamente sano y salvo para poder hacerle una visita al rey y restregárselo por la cara.

Tras un suspiro interno, se dirigió al director. “¿Estoy en lo cierto al suponer que la orden de regresar no es sólo para Meruru, sino para todos los estudiantes enanos?”

“Eso es correcto. Rohzenheim ha ordenado a todos los estudiantes elfos que vuelvan a casa también.”

Los estudiantes elfos y enanos que se encontraban de intercambio en las otras academias del continente central — cada nación signataria de la Alianza de los Cinco Continentes debía establecer una — también habían recibido la misma orden a través de sus propios directores. Teniendo en cuenta la crisis en la que se encontraba Rohzenheim, lo más probable era que los estudiantes elfos fueran enviados al frente de batalla en cuanto llegaran a casa.

Bien, ahora entiendo la situación en cada uno de los tres frentes. “Entonces, ¿qué es lo que realmente pretende el Ejército del Señor Demonio?”

“¿Su… objetivo?” Tras una pausa, el director preguntó: “¿Cuál crees que es su objetivo?”

Vamos, no me digas que no tienen uno. No después de haber hecho el esfuerzo de reunir tantos números y programar todo con tanta precisión.

El director parecía tan desconcertado que Allen estuvo a punto de soltar sus pensamientos como respuesta. Sin embargo, logró tragarse las palabras.

Por suerte, Cecil siempre captaba rápidamente cuando se trataba de hablar de estrategia. “No estoy segura, pero ¿crees que el Ejército del Señor Demonio ha asignado un orden de prioridad a los tres frentes?”

Allen asintió. “Su ejército es enorme, pero sigue siendo un número finito. No tengo ni idea de cuántas tropas tienen en total, pero ya han reunido diez millones en los últimos cinco años, más o menos, desde la aparición del Héroe. Si el Ejército fallara esta vez, significaría que han desperdiciado tanto tiempo y esfuerzo. Así que tiene sentido que quieran mantener sus pérdidas al mínimo.”

“En otras palabras, están siendo inteligentes con su despliegue.”

“Exactamente. Diez millones pueden parecer muchos, pero no son suficientes para acabar con los tres continentes del norte. Sospecho que el Ejército del Señor Demonio lo sabe, y también sabe lo difícil que es avanzar en el Continente Central cuando todavía está totalmente apoyado por escuadrones de curanderos elfos.”

Allen repasó su análisis de la situación basándose en los hechos, como una forma de recordar a todos que no deben dejarse cegar por los números. En términos de fuerza de combate, los soldados con talento eran más poderosos que los monstruos de rango B, que constituían la abrumadora mayoría del Ejército del Señor Demonio. Había alrededor de dos millones de soldados con talento en Rohzenheim. Por supuesto, un soldado medio de una estrella se vería en apuros para luchar contra monstruos de rango A, pero estos seres sólo constituían alrededor del uno por ciento de todo el ejército.

Cecil asintió con comprensión. “Entiendo. Así que quieres decir que necesitarían muchos más para acabar con el mundo.”

En consecuencia, el Ejército había ideado una estrategia centrando sus ataques en Rohzenheim en primer lugar. De este modo, los elfos regresarían a sus hogares — lo que estaba ocurriendo según lo previsto — y abandonarían el continente central. Tras destruir a los elfos, el ejército podría tomarse su tiempo para acabar con el continente central.

Esto, a su vez, llevaría al colapso de la Alianza de los Cinco Continentes. Después de todo, aunque Rohzenheim estaba al borde de la aniquilación, no podía cambiar el hecho de que había decidido llamar a sus tropas de vuelta sin el debido proceso. Hacerlo era básicamente una declaración de que se retiraba de la Alianza. Incluso si lograba sobrevivir a esta crisis, sus relaciones con las demás naciones del mundo habrían quedado irremediablemente dañadas. Es posible que no vuelva a recibir ayuda, incluso si se ve envuelta en una guerra una vez más.

Una vez que la Alianza de los Cinco Continentes se derrumbara, el Ejército del Señor Demonio probablemente centraría sus esfuerzos en Giamut, el líder de la Alianza que representaba al Continente Central. Después de perder a sus curanderos elfos, esta superpotencia sería mucho más fácil de destruir.

Esto dejaba para el final a Baukis, el país que había opuesto la mayor resistencia hasta la fecha. Aunque había enviado bastantes gólems al continente central para apoyar el esfuerzo de guerra allí, la gran mayoría de los gólems de Baukis seguían en posición de defender su continente natal. Pero después de eliminar a Rohzenheim y Giamut, el Ejército del Señor Demonio podría consolidar todas sus fuerzas y simplemente abrumar a este último bastión por medio de los números.

Allen había perdido a Krena y a los demás bastante antes de su explicación — la única excepción era Cecil, que había estado asistiendo a clases de tácticas y estrategias de guerra con él. “¿Y los cuatro millones en reserva serán enviados a los tres frentes según sea necesario?”

“Creo que sí”, asintió Allen. “Si las fuerzas actuales que atacan Rohzenheim y el Continente Central resultan suficientes, sospecho que enviarán los cuatro millones a Baukis para reforzar el millón que ya está allí.”

“¿Y si esas reservas fueran a ayudar al frente del Continente Central, Giamut estaría luchando contra un total de seis millones?”

“Si se llega a eso, entonces sí.”

Lo más probable es que las reservas sean enviadas por orden de prioridad. Si Allen y sus amigos se limitaban a cruzarse de brazos mientras el Ejército del Señor Demonio destruía Rohzenheim, entonces esas mismas fuerzas pondrían sus miras en el Continente Central a continuación.

Por eso Allen decidió ir a Rohzenheim. Salvar a Rohzenheim podría ser la clave para salvar al continente central y, por extensión, al mundo conocido.

Keel, que había permanecido en silencio todo este tiempo, finalmente habló. “Pero aun así, ¿cómo se supone que Giamut va a enfrentarse a dos millones de monstruos sin ningún sanador?”

No estaba en contra de ir a Rohzenheim, pero no se le escapaba que si no se hacía nada, un enorme número de soldados en el frente de Giamut pronto perdería la vida. Incluso si los Jugadores Sin Vida sacaban a Rohzenheim del abismo, existía la posibilidad de que regresaran a casa sólo para encontrar a Giamut ya en ruinas.

“Sobre eso… tengo una idea”. Allen sonrió.

Dogora reconoció la expresión de su rostro. “No podemos ayudar al Continente Central en persona, pero ¿crees que hay algo más que podamos hacer por ellos?”

“Exactamente. Está lejos de ser un plan infalible, pero estoy planeando enviar artículos de recuperación al frente del Continente Central.” Allen sacó una Fronda de Vida hecha con una Invocación de Rango E y se la mostró a todos.

La comprensión apareció en el rostro de Cecil. “Ah, así que eso los va a curar en lugar de los elfos.”

“Entiendo. Artículos de recuperación.” El director examinó detenidamente la hoja cuando llegó a sus manos. “Sin embargo, la primera línea ya tiene elementos de recuperación.”

“Señor, esa sola hoja que tiene en sus manos es capaz de curar a suficientes soldados como para llenar uno de los campos de entrenamiento de la escuela con 1.000 HP”

“¡¿Mil?! ¡¿Y en un área tan grande?!”

Había una razón por la que el director estaba tan sorprendido. Cuanto más alto era el nivel de un Clérigo, más amplia era el área que podía curar de una sola vez. Sin embargo, incluso un Clérigo con Magia Curativa Lvl. 6 sólo podía curar a una multitud del tamaño de una piscina de veinticinco metros de largo. Y sin embargo, Allen acababa de afirmar que una sola Fronda de Vida podía curar varias veces esa área. Por supuesto, como la Magia Curativa dependía de la estadística de Inteligencia, un Clérigo de nivel máximo sería capaz de curar mucho más de 1.000 HP.

“Tengo 600.000 de estos, señor”, añadió Allen. “Si se enviaran todos al frente de Giamutan, imagino que ayudarían a las tropas a seguir luchando durante bastante tiempo.”

“Tienes seiscien— ¡¿Lo dices en serio, Allen?!”

Durante el último año y medio, Allen había hecho realmente 650.000 Frondas de Vida. Hubo un momento en el que se abastecía de más piedras mágicas de las que podía utilizar para crear las Frondas, pero eso sólo duró hasta que obtuvo la Invocación Rápida. De los 650.000 que había creado desde entonces, ahora ofrecía enviar 600.000 al continente central para sustituir a las escuadras de elfos que se retiraban.

“Sí, señor”, confirmó Allen, asintiendo. “Los transferiré más tarde.”

“Entendido. Haré los arreglos para una gran área abierta.”

“Gracias, señor. Para poder utilizarlos eficazmente… ¿Puedo usar el mapa? Así, hay más de cincuenta fortalezas a lo largo de la línea del frente. Sin embargo, predigo que sólo diez de ellas necesitarán la curación extra… bueno, restando aquella donde el Héroe estará estacionado, nueve lugares. Y los nueve pueden ser alcanzados en ocho días a través de un barco mágico.”

Si el Ejército del Señor Demonio estaba al menos a diez días de distancia, sería posible entregar todas estas Frondas de Vida a las fortalezas apropiadas antes de que estallara la lucha.

Allen continuó entonces su explicación. Supuso que el empuje del Ejército del Señor Demonio esta vez incluía todas las fuerzas que habían acumulado en los últimos años. La razón por la que había estado tan seguro del número diez era porque si el Ejército se tomaba realmente en serio la idea de derribar la capital de Giamután, entonces la ruta de su avance estaba decidida en su mayor parte por ellos y que implicaría sólo diez fortalezas como máximo.

El Héroe era capaz de usar Magia Curativa de área amplia y tenía un Anillo de Recuperación de PM, por lo que la fortaleza en la que estaría ubicado no necesitaría elementos de recuperación. Como una aproximación basada en el rango efectivo de los Frondas, las fortalezas probablemente usarían alrededor de diez mil por día.

Ahora entendía a qué se refería Allen, pero el director seguía con el ceño fruncido. “Esas cifras significan que sus artículos sólo durarían dos meses como máximo.”

“Así es”, aceptó Allen. “Y por eso tenemos que dar un giro a las cosas en Rohzenheim antes de dos meses.”

Rohzenheim estaba al borde, el destino de Giamut estaba en el aire, y Baukis tenía las manos llenas. Incluso después de enviar tantos artículos de recuperación a Giamut, Allen sabía que todavía tendría que resolver las cosas rápidamente en Rohzenheim. Si la prioridad principal del Ejército del Señor Demonio era realmente Rohzenheim y la situación cambiaba en ese frente, entonces afectaría inevitablemente al Continente Central.

Por supuesto, estamos luchando contra oponentes que pueden hacer sus propias reflexiones y maquinaciones. Por lo que sabemos, el Continente Central podría ser su máxima prioridad y ha sido pura suerte que hayan progresado tan fácilmente en Rohzenheim. Y, por supuesto, todo podría cambiar en función de cómo actúe Giamut. No espero que se quede sentado y espere su desaparición.

Las batallas reales involucran a personas reales. Y era imposible predecir perfectamente cómo se comportarían los demás.

“¿Ya ha declarado Giamut el estado de emergencia?” preguntó Allen al director.

“Efectivamente. El emperador de Giamut lo declaró hace algún tiempo.”

Los gobernantes, como los reyes y los emperadores, tenían el poder de declarar el estado de emergencia. Una vez que lo hicieran, el deber de luchar que antes sólo se aplicaba a los nobles se aplicaría también a los plebeyos y a los siervos. Esto conllevaba el riesgo de fomentar un resentimiento explosivo entre las masas, pudiendo incluso desembocar en una revuelta; sólo se invocaba cuando la nación estaba realmente en peligro — tal y como lo estaba actualmente Giamut. En otras palabras, era un as en la manga de un país.

El Imperio de Giamut estaba reuniendo todas sus reservas, soldados retirados y voluntarios, y reclutas en un esfuerzo por reforzar sus fuerzas. Los que no necesitaban más entrenamiento, como los reservistas y los retirados, serían destinados en un mes.

Así que todo Giamut ya sabe que está en estado de emergencia. Como era de esperar en un mundo con herramientas mágicas para la comunicación instantánea. Hmm, así que las líneas del frente serán reforzadas dentro del próximo mes.

“Aun así, hacer seiscientos mil de esos artículos milagrosos… ¿Se debe esto a tu poder como Invocador?” El director preguntó a Allen. De ser cierto, significaba que un solo Invocador tenía el poder de cambiar el resultado de una batalla por sí solo.

“No, señor, estos no fueron hechos por mi poder.”

“¡¿Eh?! ¡¿Qué demonios estás diciendo, Allen?!” gritó Dogora.

Aunque no había sido capaz de entender la mayor parte de lo que se había dicho hace un momento, Dogora, así como el resto de los Jugadores Sin Vida, sabían sin lugar a dudas que Allen había hecho estas Frondas de la Vida. Incluso durante la exploración de mazmorras, le habían visto sacar una maceta durante los descansos para seguir fabricando más de ellas. Actualmente, todos los Jugadores — Dogora incluido, por supuesto — llevaban unas cuantas dentro de la herramienta mágica de almacenamiento que cada uno llevaba consigo.

“Este es un elixir creado por los elfos de Rohzenheim”, dijo Allen, enunciando con cuidado. “Consiguieron encontrar una forma de producirlos en masa, aunque al hacerlo ha disminuido mucho su eficacia.”

“¿Elixires de los elfos? ¿Esos?”

Cuando Allen luchó contra Helmios, éste había visto a Allen usar una Bendición de la Tierra y la había confundido con un elixir élfico. Ahora Allen estaba aprovechando el margen de maniobra que tenía por el hecho de que nadie más estaba familiarizado con las habilidades de un Invocador.

Si la reacción del Héroe había sido sincera, entonces el verdadero elixir de los elfos probablemente también puede curar los miembros perdidos de verdad.

Sin embargo, como miembro de la familia real de los elfos, Theodojiil sabía cómo era el verdadero elixir de los elfos. Estaba a punto de cuestionar la afirmación de Allen cuando Sophie habló de repente. “Lord Allen dice la verdad”, confirmó. “Esto es sin duda un elixir élfico.”

“Su Alteza, qué—”

Con una sincronización perfecta, Sophie añadió: “A cambio de llamar a toda su gente de vuelta, Rohzenheim envía ahora estos elixires élficos para ocupar su lugar. ¿No es así, Lord Allen?” Ella lo miró con los ojos levantados, como si fuera una alumna que espera que el profesor revise su respuesta.

“Eso es exactamente, Sophie. Rohzenheim no olvidó su papel como miembro de la Alianza de los Cinco Continentes.”

El Ejército del Señor Demonio esperaba que la retirada de las fuerzas de los elfos condujera al colapso de la Alianza de los Cinco Continentes. Una vez que este organismo de cooperación internacional desapareciera, cada país sería mucho más fácil de invadir. Sin embargo, la introducción de estos supuestos elixires élficos daría a Giamut una impresión muy diferente.

Con el Señor Demonio todavía suelto, creo que sería mejor mantener la Alianza intacta por ahora. Tal como lo veía Allen, una vez que el Señor Demonio desapareciera, esta organización se convertiría en una en la que un puñado de superpotencias se enseñorearía de otros innumerables países menos poderosos. Por el momento, sin embargo, seguía siendo necesario.

“¡Qué brillante, Lord Allen!” Sophie se entusiasmó. “¡Rohzenheim está salvado, Giamut está salvado, e incluso la Alianza está salvada!”

“Por supuesto, el plan que describí es una contramedida basada sólo en lo que he escuchado hasta ahora”, advirtió Allen. “La situación aún podría cambiar de un momento a otro.”

Es probable que las cosas vayan a favor de la Alianza al principio. Después de todo, el Ejército del Señor Demonio estaría atacando con la suposición de que el Continente Central ahora no tenía apoyo curativo sin los curanderos elfos, pero en cambio se enfrentarían a las fuerzas de Giamutan con seiscientos mil Frondas de Vida a mano. El Ejército del Señor Demonio se daría cuenta tarde o temprano y ajustaría sus tácticas en consecuencia. Del mismo modo, si Allen y sus amigos conseguían ayudar a Rohzenheim a remontar, el frente del continente central también podría verse afectado de algún modo. Sería una tontería esperar que todo saliera bien.

Y por eso necesitamos un seguro.

Mientras Allen reflexionaba sobre qué más podía hacer, el director de la escuela comprendió ahora plenamente a qué se referían Allen y Sophie. “Gracias. Estos artículos de recuperación serán de enorme ayuda.”

“No piense en ello. Lo único que pido es que en adelante se llamen ‘elixires élficos.’” Allen se dirigió entonces a Meruru, que había estado mirando hacia abajo desde que se enteró de que iba a volver a casa. “Meruru, seguiremos viniendo a Baukis en abril. Hicimos una promesa y pienso cumplirla.”

“¿Eh?”

“¡Nos ocuparemos del Ejército del Señor Demonio tan rápido como podamos, y luego atacaremos juntos la mazmorra de Rango S en Baukis!”

“De acuerdo.”

“Ya que probablemente también serás enviada al frente, toma más elixires élficos.”

La chica enana poseía el Talento General Talos, que le permitía pilotar gólems hasta el grado de mithril. Esto la convertía en un prodigio entre diez millones. Al mismo tiempo, ese mismo Talento hacía muy probable que la destinaran a la batalla como soldado. Por lo tanto, Allen le entregó algunos Frondas más, además del número que normalmente recibía como miembro de los Jugadores. Al hacerlo, hizo hincapié en llamarlos “elixires de los elfos”.

Ah, claro, también debería darle objetos de recuperación de MP. Estoy seguro de que la situación de la guerra cambiaría con mil Semillas de Magia.

Lo que más necesitaban los soldados que luchaban en el Continente Central eran objetos de recuperación de HP. En cambio, Baukis estaba protegido por gólems que funcionaban con los MP de sus pilotos y, por lo tanto, necesitaba objetos para recuperar los MP.

“Gracias… a ti…”

Cuando Allen le entregó una bolsa repleta de Semillas de Magia, le dio las gracias una vez más mientras las lágrimas corrían por su rostro. Se sentía en deuda ya que, además de no haber podido contribuir de forma significativa a sus inmersiones en las mazmorras hasta el momento, ahora abandonaba temporalmente el grupo.

Keel volvió a hablar. “Tengo que explicarle las cosas a Nina.”

“Ese es un buen punto.” Allen asintió. “Deberíamos despedirnos adecuadamente de los de la base.”

Los Jugadores Sin Vida decidieron volver a casa y despedirse primero de Nina — la hermana menor de Keel — y de los sirvientes que básicamente se habían convertido en familia antes de dirigirse al campo de batalla.

***

Pasó un día, la mayor parte del cual se dedicó a preparar el viaje a Rohzenheim. El director había prometido organizar los alimentos y las necesidades adicionales, pero había otras cosas que Allen debía preparar.

Era posible que, después de pasar casi dos años enteros en esta ciudad, el grupo no volviera nunca más a ella. El pensamiento parecía bastante conmovedor de alguna manera. No hay absolutos en la guerra, ni garantías de que vayan a ganar. La gran mayoría de los residentes de esta ciudad no tenían la menor idea sobre el Señor Demonio y simplemente vivían sus vidas como de costumbre. Y Allen quería hacer lo posible para que siguiera siendo así.

Keel explicó la situación a Nina y a sus sirvientes. Nina parecía bastante sorprendida, pero consiguió sonreír y decir: “¡Por favor, vuelve sano y salvo!” con lágrimas en los ojos. Como resultado de su partida, Nina y los sirvientes entrarían al cuidado del Conde Hamilton un año antes.

Allen tenía la intención de acabar con las cosas en Rohzenheim tan rápido como pudiera, pero no tenía forma de asegurar que todo saliera como él quería. En consecuencia, tan pronto como había salido del despacho del director el día anterior, había ido a explicarle todo a Rifol, su compañero de dos años y el hijo del conde Hamilton. Rifol le había respondido: “Ya sabes lo unidos que estamos. No hay ningún problema”, y luego se dirigió rápidamente a hacer los arreglos necesarios.

Allen entendió que esto significaba que había incurrido en un favor con Rifol. Hizo una nota mental para devolvérselo una vez terminada la guerra.

***

Allen se dirigió a las afueras de Ciudad Academia y abrió su grimorio para comprobar a fondo las estadísticas, las habilidades y las habilidades despertadas de las invocaciones de rango B que tenía a su disposición al obtener el nivel 7 de invocación.

Estado del Insecto B (Hormiga)

Tipo: Insecto

Rango: B

Nombre: Hormiga

PS: 2.600

PM: 1.000

Ataque: 2.400

Resistencia: 3,000

Agilidad: 3.000

Inteligencia: 2.000

Suerte: 1.800

Bonificaciones: Resistencia 100, Agilidad 100

Habilidad: Ácido fórmico

Habilidad despertada: Engendrar

Estado de Bestia B (Cerberus)

Tipo: Bestia

Rango: B

Nombre: Cerby

HP: 3,000

PM: 1.000

Ataque: 3,000

Resistencia: 2.700

Agilidad: 2.800

Inteligencia: 2.000

Suerte: 1.400

Bonificaciones: HP 100, Ataque 100

Habilidad: Triple mordida

Habilidad despertada: Crujir nueve veces

Estado del Pájaro B (Grifo)

Tipo: Pájaro

Rango: B

Nombre: Grifo

PS: 2.000

PM: 1.000

Ataque: 2,000

Resistencia: 2,300

Agilidad: 3.000

Inteligencia 3,000

Suerte: 2.400

Bonificaciones: Agilidad 100, Inteligencia 100

Habilidad: Volar

Habilidad despertada: Jet

Estado de Hierba B

(Peach)

Tipo: Hierba

Rango: B

Nombre: Melocotón

HP: 100

PM: 3.000

Ataque: 100

Resistencia: 100

Agilidad: 100

Inteligencia: 100

Suerte: 3.000

Bonificaciones: PM 100, Suerte 100

Habilidad: Bendición de la Tierra

Habilidad despertada: Bendición del Cielo

Estado de Piedra B (Armadura de Mithril)

Tipo: Piedra

Rango: B

Nombre: Espejo

PS: 3.000

PM: 1.000

Ataque: 2,800

Resistencia: 3,000

Agilidad: 2.300

Inteligencia: 2.000

Suerte: 2.500

Bonificaciones: HP 100, Resistencia 100

Habilidad: Reflejar

Habilidad despertada: Reflejo total

Estado del pez B (Archelon)

Tipo: Pez

Rango: B

Nombre: Genbu

PS: 2.900

PM: 3.000

Ataque: 2,000

Resistencia: 2,900

Agilidad: 1.000

Inteligencia: 3,000

Suerte: 2.600

Bonificaciones: PM 100, Inteligencia 100

Habilidad: Escudo de tortuga

Habilidad despertada: Barrera de tortuga

Estado del Espíritu B (Chica rubia)

Tipo: Espíritu

Rango: B

Nombre: Ellie

PS: 2.600

PM: 3.000

Ataque: 2,600

Resistencia 3,000

Agilidad: 2.600

Inteligencia 3,000

Suerte: 1.800

Bonificaciones: Resistencia 100, Inteligencia 100, Alta resistencia al daño físico

Habilidad: Gravedad

Habilidad despertada: Agujero negro

Estado del Dragón B (Dragón Alado)

Tipo: Dragón

Rango: B

Nombre: Dora

PS: 2.800

PM: 1.000

Ataque: 3,000

Resistencia: 2.900

Agilidad: 3.000

Inteligencia 1,800

Suerte: 1.600

Bonificaciones: Ataque 100, Agilidad 100, Alta resistencia al daño por aliento

Habilidad: Aliento de fuego

Habilidad despertada: Fuego infernal de la furia

Una adolescente rubia al lado de Allen preguntó: “Entonces, ¿te gustaría que destripáramos a esos monstruos que se hacen llamar el Ejército del Señor Demonio?”. Se trataba del Espíritu B. Su cuerpo era translúcido y flotaba en el aire. Su tono era respetuoso, pero lo que decía sonaba bastante inquietante.

“Eso es. Vayan sólo por los monstruos. Lucharán contra un montón de soldados humanos, y todos ustedes tienen expresamente prohibido atacar a los humanos, incluso si ellos los atacan primero.”

“Su voluntad es nuestra orden, Maestro.”

Allen no tenía ni idea de cuánto podían hacer sus Invocaciones contra dos millones de monstruos, pero en una batalla, cualquier cosa ayudaba. Por eso Allen estaba sacando en silencio una serie de invocaciones que planeaba enviar al frente de Giamutan. Gracias a Compartir, sería capaz de ver la situación allí por sí mismo una vez que llegaran.

Si Giamut caía, el siguiente país que el Ejército del Señor Demonio tendría como objetivo en el continente central sería probablemente Ratash, la tierra natal de Allen. Mantener un ojo en el estado de la guerra en el norte le permitiría reaccionar inmediatamente a cualquier cambio en la situación. Esta vez, las noticias de Rohzenheim le habían pillado desprevenido y necesitó un día entero para poner las cosas en orden; quería evitar por todos los medios tener que volver a pasar por esto.

Las Invocaciones de Allen podían permanecer invocadas durante un mes como máximo. Hasta ahora, sólo las había utilizado para tareas que podían realizarse en un mes, como cultivar mazmorras, servir como método de comunicación con Ciudad Granvelle y ayudar en el desarrollo de la Aldea Rodin. Esta vez, sin embargo, su Invocación necesitaba atravesar toda la extensión longitudinal del enorme Imperio de Giamut. Por lo tanto, estaba limitado a enviar invocaciones que pudieran volar por el cielo — y rápidamente.

Invocaciones enviadas al frente de Giamut

• Pájaro E x 2
• Pájaro D x 2
• Espíritu B x 5
• Dragón B x 5

Esto me parece correcto si quiero que el grupo sea capaz de explorar, luchar y reunir información. Y también haré que lleven algunos objetos de recuperación.

Allen dio una orden más a sus Invocaciones. “Ah, y si se encuentran con un demonio o una Deidad Demoníaca, traten de enviar toda la información posible.”

Traté de investigarlos, pero no pude encontrar nada en absoluto. Quiero saber al menos lo poderosos que son.

En representación del resto de la Convocatoria, Dora respondió: “Entendido, Maestro. Haremos lo necesario para reunir toda la información que podamos.”

Según el director y el profesor de Allen, el Ejército del Señor Demonio tenía una jerarquía interna y un comandante en jefe, pero no parecían muy seguros. Allen quería confirmar estos hechos por sí mismo.

“Muy bien, cuento con todos ustedes. Puede que envíe refuerzos dependiendo de la situación en el frente, pero no contéis con ello.”

“Vamos a destripar hasta el último de ellos, Maestro.”

“Claro que sí. Los quemaremos hasta las brasas.”

Después de que el Espíritu B y el Dragón B — los dos únicos tipos que podían hablar el idioma humano — dieran a Allen sus respuestas, todo el grupo voló junto, dirigiéndose hacia el norte mientras compartían constantemente su visión con él.

***

“Gracias por esperar”, dijo Allen mientras se reunía con sus amigos frente al barco mágica de alta velocidad. La nave medía cien metros de proa a popa.

Krena le saludó alegremente. “¿Has terminado, Allen?”

“Sí. Acabo de enviarlos.”

Cientos de estudiantes elfos estaban apiñados en pequeños grupos alrededor de los Jugadores Sin Vida, claramente sacudidos por la repentina orden de regresar. Sophie se acercaba a cada uno de ellos y los tranquilizaba diciendo: “No hay que preocuparse. Lord Allen está con nosotros”, como si eso significara algo.

Keel, que acababa de terminar de despedirse de su familia, parecía estar discutiendo sobre algo con el sirviente más viejo. Resulta que intentaba entregarle la totalidad de la cuantiosa suma que había ganado en las mazmorras, pero el sirviente se negaba rotundamente a aceptarla. Esto mismo lo habían hecho la noche anterior. Finalmente, fue el sirviente quien se plegó, prometiendo que sólo lo usaría por el bien de Nina.

Allen se acercó a Dogora. “¿Estás seguro de esto?”

Aunque el rey de Ratash había emitido un decreto real, Allen todavía se esforzó por confirmar lo que Dogora sentía sobre la situación. Si Dogora no quería ir, Allen confiaba en que podría hacer desaparecer el decreto — especialmente porque Dogora era un plebeyo.

“¿Eh? ¿Seguro de qué?”

Tal y como lo veía Allen, Dogora era la que estaría en mayor peligro en las próximas batallas. Después de todo, su clase era una de las que luchaban de cerca, y se enfrentaría a monstruos de rango A — posiblemente incluso de rango S. Esto era significativamente diferente de Cecil y Keel, quienes, a pesar de tener relativamente pocos puntos de vida y resistencia, podían permanecer en la retaguardia detrás de las invocaciones de Allen. Krena también estaba en la vanguardia, pero sus estadísticas eran bastante más altas que las de Dogora.

No estoy seguro de que sea capaz de proteger a todos adecuadamente si de repente nos encontramos con un enemigo de rango S.

Actualmente, el arma de Dogora y toda su armadura eran de adamantita. Esto era suficiente para protegerlo contra la mayoría de las cosas, pero los enemigos con los que se encontrarían podrían ser incluso más poderosos que el jefe dragón de las mazmorras de rango A de Ciudad Academia contra el que ya habían tenido tantos problemas.

El peor escenario pasó por la mente de Allen, lo que le llevó a preguntar: “Sabes que no tienes que quedarte conmigo, ¿verdad?”.

Dogora sonrió. “¿Qué diablos estás diciendo? El decreto real llevaba mi nombre, ¿no? Vamos a armar un infierno en ese campo de batalla y a conseguir todas las recompensas que nos corresponden”, dijo, copiando el tono de Allen.

“Tienes toda la razón. Haz lo mejor que puedas con Krena, entonces.” Aunque todavía no sabemos exactamente cómo nos uniremos a la lucha.

“Entendido, jefe.” Dogora apoyó su hacha grande en el hombro, agarrándolo con fuerza.

Muy bien, primera parada: Nido .

El barco mágico de alta velocidad en el que viajarían estaba programado para llegar a Nest, una enorme ciudad portuaria en el extremo sur del continente de Rohzenheim, en cuatro días.

“Ah, parece que han empezado a embarcar. Chicos, vamos.”

Y así el barco mágico despegó, llevando a los Jugadores Sin Vida al campo de batalla.