Senka Maihime (NL)
Volumen 1
Capítulo 1: Las 2 Novias
Parte 2
Se sintió obligado a guardar silencio por la ominosa presencia de su hermana y Lesfina al borde de su visión.
Pero entonces la realidad le dio un crudo despertar.
[Sucio perro1!]
En la fuente de la voz, encontró su cara roja ardiente. Y un poco más abajo, vio su mano justo en el pecho de ella.
[Esto fue sólo un accidente. Lo juro!]
[Tú…]
[Espera un segundo!]
[Suelta mi pecho, ya!]
Pequeñas nubes salpicaban el cálido cielo primaveral, y el sonido de campanas reverberaba a través de Althos. La multitud que se había reunido frente al castillo se dispersó lentamente una vez que las puertas se cerraron. Asumieron que la farsa que habían presenciado era una obra planeada para entretener a las masas.
[¿Así es como el Rey de Althos da la bienvenida a su futura esposa? ¿Manoseándola frente a toda la ciudad?]
[Sí, claro. No olvidemos que acabas de intentar asesinarme! Espera, tú eres la Diva de Freiyan, ¿no?]
[Hahaha, así es. ¿Sientes lástima ahora?]
[No. Ni siquiera un poco.]
Parecían un par de perros feroces gruñéndose el uno al otro antes de una pelea de perros bajo tierra. No es la imagen que uno esperaría ver entre una (potencial) pareja casada.
1 Perro, pero como término despectivo (Cur) y no como animal (Dog).
[Es un placer conocerte, Rey de Althos. Soy la princesa de Freiya, Sharon. Estoy deseando pasar el siguiente ‘mes’ contigo.]
Después de unos minutos de intensa mirada, Sharon se presentó con una sonrisa falsa y buenos modales. Fue casi suficiente para hacer olvidar a Al que ella estaba furiosamente tras su cabeza hace unos momentos. Ahora no era más que una doncella tratando de ganarse el corazón de su prometido potencial.
[Oh Dios. No esperaba esto de una Diva de un país tan asolado por la guerra. Pensé que serías un gorila grande y corpulento, pero debo admitir que fue muy astuto de tu parte seducir a mi hermano con tu cuerpo así.]
Sharon no se inmutó ante los comentarios groseros de Cecilia. Su falsa sonrisa permaneció intacta, incluso bajo la mirada interrogativa de todos.
[¿Hay algún problema?]
Hay un gran problema!
El problema no era cómo había intentado matarlo. Tampoco eran sus ojos cautivadores mientras inclinaba su cabeza en confusión. El verdadero problema era otra cosa.
Ella es con la que me enfrenté en el campo de batalla, e incluso se presentó. No hay duda de que ella es la diva de Freiya. Pero entonces, por qué…
[¿No se suponía que no vendrías aquí hasta dentro de un mes?]
[¿Qué?]
Sharon no parecía tener ni idea de lo que estaba hablando.
[Ah!]
Ella gritó, dándose cuenta de quién estaba junto a Al.
[Espera. Pensé que yo debía venir aquí primero.]
Sharon estaba claramente confundida. Si esto fuera una actuación, podría haber engañado a los mejores detectives del mundo.
[……]
Se cruzó de brazos y pensó en la situación. Ella ya estaba aquí, así que puede hacer lo mejor que pueda, pensó.
[Estaba tan emocionada de conocer finalmente al Rey Alnoa que vine un poco antes! Hehe!]
[Así no es como funciona!]
Parecía una chica muy tranquila para una princesa que cargaba con el destino de todo un país.
La chica de ojos carmesí se hinchó el pecho con orgullo, habiendo dado una excusa supuestamente perfecta para su temprana llegada, pero incluso con esa maravillosa sonrisa en la cara, su razonamiento no satisfizo a Al.
Sin embargo, Cecilia tenía un punto de vista diferente sobre el tema. [¿Cuál es el problema? De todos modos, se habrían conocido tarde o temprano.]
Sharon inmediatamente se puso de su lado, actuando como si este fuera su plan todo el tiempo.
[Así es! Sólo quería quitarme de encima está molesta experiencia!]
‘¿Molesta?’ ¿Acaba de llamar a esto una ‘prueba molesta’?
Al miró fijamente a Sharon, que parecía no darse cuenta de su ira.
Con ese intercambio fuera del camino, Al decidió guiar a las dos Divas a través del palacio y presentarlas al personal. Por supuesto, Sharon dejó su espada con Lilicia.
Supongo que ahora estoy a salvo… espero.
[Tienen apodos muy apropiados, ¿Huh? La Diva de la Espada, y la Diva de la Varita,]
Al murmuró para sí mismo mientras mostraba al grupo el camino por los pasillos del castillo de tejas de piedra.
Los rumores decían que la Diva de Freiya era una legendaria espadachín que fue bendecida por la Diosa de la Guerra, mientras que Lesfina podía lanzar innumerables hechizos sin ninguna preparación o canto. Ver a Sharon y Lesfina en acción de primera mano cimentó esos rumores en la mente del joven rey.
[Lo que significa que probablemente pueden ir mano a mano con Cecilia.]
Los acontecimientos del día también habían dado crédito al mito de que los únicos elegidos para ejercer el poder de la Valquiria eran mujeres hermosas.
Al fue sacado de sus pensamientos por Sharon volviéndose y mirándolo con repugnancia, como si fuera un sucio perro.
[¿Qué estás mirando?]
Todavía estaba nerviosa por el incidente en el patio.
[Nada. Sólo estoy mirando por donde voy.]
Al ser sorprendido con la guardia baja, no pudo darle una respuesta adecuada. En vez de eso, decidió romper el contacto visual con ella.
[Dejaré pasar esto esta vez, pero si te encuentro mirándome otra vez, te arrancaré la cabeza.]
[……]
Por su mirada, sería fácil asumir que la única razón de la visita de la princesa de Freiyan fue asesinar a Al.
[Puedes mirarme fijamente, si quieres…]
El tímido intento de Lesfina de aligerar el ambiente dejó a Al estupefacto. Su mente pura corrió, sin éxito, para encontrar la reacción apropiada. Al ver las mejillas color rosa de su rival, Sharon aprovechó la oportunidad para golpear a Al.
[Su cara está ardiendo de rojo. No le hiciste nada, ¿verdad?]
No puedo creer que me siga tratando como a un pervertido por ese accidente. [Nos conocimos hace una hora. ¿Qué podía haber hecho?]
Al deseaba disipar las preocupaciones de Sharon, pero ella no tenía nada de eso. [¿Cómo voy a saberlo!?]
El más mínimo indicio de rubor comenzó a extenderse por las mejillas de Lesfina.
[Perdono tu aventura. Por lo que he leído, nuestro ‘abrazo agresivo2‘ de antes nos hace… marido y mujer.]
Lesfina arrojó la bomba con la tranquilidad de siempre.
[Espera, para un segundo. Creo que estás usando mal esa expresión! ¿Y ‘aventura’? Eso fue sólo un percance!]
[¿Un percance!? Cómo te atreves! Tú…]
[Oh, estamos aquí. Por favor, síganme.]
Cecilia interrumpió a Sharon justo antes de que estallara otra larga discusión. [Sí, Cecilia.]
En su camino hacia el salón, los ojos de Lesfina se encontraron con los de Al por un momento. Se cubrió la cara de vergüenza y entró corriendo.
[¿Cuándo ustedes dos… Argh! Eres el peor! Eres escoria!]
Sharon dejó salir su frustración por el estupefacto Al y luego siguió a Lesfina dentro.
Fueron conducidos al salón más extravagante del castillo. La habitación estaba llena de la colección personal de muebles exquisitos del difunto Rey Brujo, reunidos de todas partes del mundo. Dos hermosos sofás se colocaron junto a una chimenea hecha con mucho cariño, traída desde el reino Girlgon. Los muebles estaban perfectamente coordinados, dando un aire sofisticado a la habitación.
[Por favor, siéntense.]
Al ofreció a las chicas uno de los sofás y se sentó en el sofá de enfrente. [Gracias, cariño.]
Cecilia aprovechó la oportunidad para preparar té, un pasatiempo suyo.
2 Probablemente se refiera a cuando Al la protegió.
Al reflexionó sobre cómo debería comenzar la incómoda conversación que tuvo que tener con las dos Divas sentadas frente a él. Pero antes de que pudiese terminar sus pensamientos, se encontró otra vez mirando una espada.
[Te tengo!]
[Whaa!]
La princesa de cabello carmesí acababa de lanzar su tercer ataque al rey Alnoa. ¿No dejó sus armas con Lilicia?
Al quito la cabeza justo antes de que le abrieran la cara.
[Tch.]
Sharon chasqueó su lengua frustrada.
Con eso, otra mirada hacia abajo comenzó.
[¿Qué? ¿Pensaste que mi espada era mi única arma?]
Sharon hizo girar su cuchillo y se burló de Al con una expresión de suficiencia en su cara.
[¿Por qué tienes un cuchillo encima?]
Al interrogó a Sharon mientras asomaba la cabeza desde detrás del sofá en el que estaba sentado.
[¿Quieres dejarlo ya?]
[Con mucho gusto!]
[Whoa!]
Sharon se abalanzó sobre Al detrás del sofá. Por poco esquivó su ataque. Está yendo demasiado lejos! Es hora de poner fin a esto.
[No me subestimes! ¿Crees que seguiré huyendo para siempre?]
[Demasiado lento!]
El intento de contraataque de Al fue frustrado por Sharon, que había previsto tal maniobra.
[Toma esto!]
[Wahhh!]
Al no pudo reaccionar a su rápido ataque. Perdió el equilibrio y se desplomó en el sofá.
Sharon se paró sobre el indefenso Al. Ella sonrió victoriosa. Segura de su victoria, levantó el cuchillo y se inclinó con todas sus fuerzas. Sin embargo…
La hoja del cuchillo se partió por la mitad antes de que le alcanzara. A pesar de poner todas sus fuerzas en un ataque, ella todavía no podía alcanzarlo.
[¿Otra vez!? ¿Qué está pasando? ¿Por qué nunca puedo golpearte!?]
Humeando de rabia, Sharon se llevó la mano derecha al pecho y sacó otro cuchillo. Dicen que el cuerpo de una mujer guarda muchos secretos, pero nadie esperaría que esos secretos fueran tan mortales.
[Deja de resistirte, perro!]
Sharon una vez más fue a por el asesinato sin siquiera tratar de ocultar su intención. *Clang!*
Esta vez, no fue su truco habitual el que lo salvó. La ayuda llegó en forma de una bola de hielo que voló desde un lado y le arrancó el cuchillo de la mano a Sharon.
[Así no pareces una princesa… Así no es como debe actuar una Diva.]
Lesfina, que había estado observando en silencio hasta ahora, sacó su varita y dibujó un círculo mágico frente a ella.
[Y… sería un problema si mataras a mi futuro marido antes de nuestra boda.]
¿Un ‘problema’? ¿Eso es todo? ¿Qué? ¿Mi muerte está al mismo nivel que perder las llaves de su casa?
Las dos ignoraron el desagrado de Al y prefirieron enfrentarse con enojo la una a la otra.
[Espera un segundo! No pueden pelear aquí!]
[Está bien, cariño. También leí una vez que deberías proteger a tu amado a toda costa.] [Olvídate de ese libro. Escúchame un segundo!]
Pero el grito desesperado de Al no pudo penetrar el espeso velo de tensión que las rodeaba.
Lesfina alzo sus brazos, una bola de fuego comenzaba a formarse en sus palmas. Los rumores eran ciertos. Ella fue capaz de usar magia sin cantar primero.
Supongo que ese es el poder de una diva. Espera. ¿Está planeando volar toda la habitación?
[Hah! ¿Crees que eso es suficiente para asustarme?]
Sharon sonrió mientras la viciosa bola de fuego se le acercaba.
[Es muy raro que pueda pelear con otra Diva!]
Desvió la bola de fuego con un hábil golpe de su cuchillo.
[Espera, ¿Cómo es posible?]
Al estaba aturdido. Demasiado aturdido para apartarse de la bola de fuego entrante. *Kaboom!*
La explosión lo lanzó girando por el aire.
¿Huh? ¿Qué demonios ha pasado?
Para Al, la explosión no fue muy caliente ni dolorosa.
Sin embargo, los muebles hermosamente arreglados no fueron tan afortunados. Atrapados en la explosión estaba el orgullo y la alegría de la familia real.
[Nooo! Ese reloj era el favorito de mi padre! ¿Tienes idea de cuánto costó!?] [No te preocupes. Me aseguré de que no te hicieran daño, cariño.]
Alnoa pudo ver a Lesfina concentrada en la amenaza que tenía frente a ella mientras volaba por los aires.
Ese reloj era un tesoro nacional. ¿Te mataría sentir al menos un poco de remordimiento?
[Estoy bien, pero eso no significa—Gahh!]
Al cayó al suelo a mitad de la frase.
El impacto dolió más que la maldita explosión.
[¿Estás bien!? Esa bola de fuego explotó justo delante de ti!]
El posible asesino de Al comprobó su salud con un tono preocupado. [Acabo de preparar el té. ¿Podrían esperar unos minutos más?]
Al luchó contra el dolor y miró hacia un lado. Allí estaba Cecilia, preparando pacíficamente el té con su juego de té personal.
Cierto. Cecilia también es una diva. Es casi impresionante lo tranquila que está con todo este alboroto.
[D-De todos modos… Regresemos a asesinar a Al!]
[¿Es eso realmente algo que deberías decir en voz alta?]
Como rey, incontables asesinos habían atentado contra la vida de Al. El asesinato fue un acto malvado y cobarde que nunca respetaría.
[C-Cállate! Es la primera vez que hago esto!]
Está muy malhumorada para ser una asesina…
Incluso Sharon se dio cuenta de que su descarado intento de asesinato estaba en el lado agresivo.
[Yo también deseo tener mi primera vez con el Rey Alnoa…]
Lesfina inyectó un comentario insinuante desde un costado.
[¿Qué quieres decir con eso, Lesfina? En realidad, lo siento. Olvida que pregunté.] El dolor de cabeza de Al se estaba convirtiendo en la parte más dolorosa de esta prueba. [Rey Alnoa, por favor, llámeme Feena. Así me llaman los que son cercanos a mí.]
[Ah, de acuerdo! Entonces, por favor, llámame Al!]
[Al… De acuerdo.]
Feena asintió de acuerdo. Si mirabas lo suficientemente cerca, podías ver un pequeño rastro de felicidad en su rostro que correspondía a una adolescente. Por un momento, Al se sintió cautivado por la hermosa y tímidamente sonriente princesa.
Feena sopló su (esperemos) pecho en desarrollo y lanzó una fría mirada a Sharon, que estaba de pie junto a Al.
[Y a la salvaje de allá. Asegúrate de dirigirte a mí como ‘Srta. Lesfina’!] [¿A quién llamas salvaje?]
Sharon miró la fría mirada de Lesfina con una mirada ardiente. Su expresión era la de una bestia salvaje, lista para atacar.
[Lo siento… Quise decir demonio.]
Feena siguió adelante sin pestañear ante la mirada feroz de Sharon. [Oh, ¿Es así? No creas que voy a dejar que te salgas con la tuya!]
Estaba echando humo, rechinando los dientes con frustración. Un aura roja empezó a emanar a su alrededor.
[Hey, Hey, cálmate…]
[Al. Cuidado.]
Reconociendo la gravedad de la situación, Feena saltó delante de Al para protegerlo. [Oh queridos. Siento haberlos hecho esperar. El té está listo.]
Cecilia desactivó la bomba que estaba a punto de explotar con un comentario casual. [Vamos, siéntate!]
Ella dirigió su gentil sonrisa a Al y lo apresuró a sentarse a la mesa. Los nervios de Al se calmaron un poco, pero aun así sintió la necesidad de advertir a su hermana sobre la tormenta que se avecinaba.
[Este no es el momento para eso, Cecilia!]
[Entiendo que desconfíen unos de otros desde que se conocieron, ¿Pero les importaría acompañarme a tomar una relajante taza de té? Oh, ¿Pasó algo?]
Cecilia inclinó la cabeza sorprendida, como si no tuviera ni idea de en qué tipo de situación se había metido. Tanto si lo había planeado todo el tiempo como si simplemente lo había olvidado, la Diva de Althos era una maestra de la táctica que tenía un gran sentido de la autoridad.
[Ahora, ¿Te importaría acompañarme a tomar una copa?]
Sin prestar atención al intenso enfrentamiento que estaba ocurriendo, Cecilia se interpuso entre las dos chicas y les ofreció una taza de té a cada una.
[Cállate! No vine aquí para — Ah!]
Un tenue ruido metálico resonó por la habitación. El cuchillo de Sharon golpeó contra la hermosa taza de té que le ofrecían y se derramaron unas gotas en el suelo.
Fue un accidente honesto, pero la sonrisa de Cecilia cambió de cálida a inquietante. Se quedó ahí parada, en silencio, ofreciéndole la taza de té a Sharon.
[Ah, um, no quise…]
Sharon tomó apresuradamente la taza de la mano de Cecilia.
¿Le tiene miedo a Cecilia? No me sorprendería. Esto podría ponerse feo. [Gracias, Srta. Cecilia.]
Feena recibió el mensaje y tomó su taza también.
[Es un honor para mí—Ah!]
Algo se estrelló en el suelo.
[Ah… Lo… lo siento…]
Feena se puso pálida en un instante. Cecilia de nuevo se quedó allí tranquila con una inquietante sonrisa en su rostro.
Feena entendió la situación después de que Sharon rozó la taza con su cuchillo, pero quizás estaba demasiado tensa. Sus dedos temblorosos dejaron caer la taza mientras la tomaba, y se estrelló contra el suelo.
De acuerdo. Esto definitivamente se va a poner feo.
La tensión en la habitación era palpable. Casi se podía ver la ira saliendo de Cecilia. Si te acercas demasiado, te destrozaría.
[Oh querida… Una cosa es arruinar los muebles extravagantes que mi padre coleccionó y cuidó durante toda su vida, pero ¿Cómo te atreves a romper mi juego de té?]
En medio de esta situación asfixiante, Cecilia hizo su movimiento.
Mierda, esto es malo. Esto es realmente malo!
Los tres contuvieron la respiración frente a la sonrisa desconcertante de Cecilia. Luego, unos minutos después…
[Queda mucho té, así que bebe!]
Cecilia observó cómo Al, Sharon y Feena sorbieron su té, su sonrisa era tan inquietante como siempre. Los tres se inclinaron y la felicitaron.
[Es delicioso!]
Sus sonrisas eran rígidas. Estaban caminando a través de una cuerda delgada. [Este té viene de plantas de mi jardín personal. ¿Qué te parece?]
[Es muy… aromático…]
Sharon contestó, curvando con fuerza su boca en una sonrisa, mientras que Feena respondió con voz temblorosa.
[Es… delicioso.]
[N-Nada le gana a tu té, querida hermana!]
Y finalmente, Al respondió. Los tres hicieron todo lo posible por aplacar a la sonriente Cecilia.
[Yo no hice nada! ¿Cómo me metí en esto?]
Al susurró quejándose a Sharon y Feena en el momento en que Cecilia les dio la espalda.
[¿Por qué iba a saberlo!? ¿Por qué no nos dijiste que tu hermana se convierte en un monstruo cuando se enoja?]
[No es que tuviera tiempo. Saltaste sobre mí en el momento en que entramos en la habitación!]
Su silenciosa discusión estaba a punto de convertirse en otra pelea en toda regla. [Oh, ¿Quieres repetir?]
Cuando Cecilia se dio la vuelta, todos se enderezaron de nuevo.
[Ah, olvidé los pasteles!]
Cecilia salió corriendo de la habitación. Sharon esperó unos segundos y luego le reclamo a Al.
[Explícate ahora mismo!]
[¿De qué estás hablando?]
Ya habían pasado tantas cosas entre ellos dos. Al luchó por determinar exactamente de qué hablaba Sharon, aunque podía hacer algunas conjeturas con conocimiento de causa. ¿Por qué sus ataques nunca pudieron golpearle? ¿Por qué se ruborizo tanto cuando él la sostuvo en sus brazos?
[¿Realmente pensaste que pasaría por alto que me manosearas?]
Intentaste matarme, y accidentalmente te toqué un poco el pecho cuando caíste encima de mí! ¿Cuál de esas dos crees que es peor?
[Ah… Yo también quiero oír hablar de eso.]
¿Por qué me traicionas, Feena!?
[Por favor, explícate despacio y con calma.]
Sharon se levantó y caminó hacia Al. Miró hacia otro lado, dominado por los implacables ojos carmesí de Sharon.
Cecilia regresó a la habitación y se paró al lado de Al. Tomó un sorbo de té y luego se dirigió a las otras chicas.
[¿Estaban hablando de cómo se relacionan el Rey Demonio y las Divas?] [Cecilia!]
Ella levantó su dedo, deteniendo la interjección de Al.
[Está bien. No sería razonable que se quedaran aquí un mes sin saber nada.] Tiene razón, pero…
[Y por mi poder como mensajero de Dios, haré que juren que nunca hablarán de esto con extraños.]
Se volvió hacia Sharon y Feena y comenzó a cantar un hechizo en tono melódico.
Cecilia no sólo era la diva de Althos, sino también una sacerdotisa. Había sido una niña alegre, pero después de cierto punto, se había vuelto incapaz de borrar su sonrisa de su rostro. Así que todos en el reino—ya fueran campesinos, nobles u oficiales navales- la alababan como la Diva Sonriente eternamente amable.
Por supuesto, todo el mundo esperaba que se convirtiera en el próximo monarca de Althos. Pero después de la muerte de su padre, Cecilia insistió en convertirse en sacerdotisa.
No era raro que Divas se unieran a la iglesia, que veneraba a la Valquiria, pero Cecilia tenía sus propias razones muy especiales. Una de ellas fue para que Al pudiera suceder a la corona. Pero su razón principal para abdicar y convertirse en sacerdotisa era porque….
[Una vez que me convierta en sacerdotisa, ya no seremos reconocidos como hermanos. Finalmente puedo casarme con Al!]
Convertirse en sacerdotisa anularía sus lazos legales con su familia, dejando de ser hermanos. Mejor aún, la iglesia permitió convenientemente que su clero se casara.
Pero Cecilia no se había dado cuenta de lo amable y cariñosa que era Al con ella. Un día, cuando fingía estar devastada por la anulación de su relación…
[No te preocupes, Cecilia! Dios puede que ya no nos reconozca como hermanos, pero siempre serás mi hermana mayor en mi corazón!]
Fue un golpe crítico para sus aspiraciones. Pero sobre la base de esa experiencia, ahora estaba trabajando entre bastidores para hacer realidad su sueño de matrimonio entre hermanos, un hecho desconocido para todos menos para Lilicia.
Sin dejar que sus verdaderas intenciones se manifestaran, terminó el ritual, levantó su mano izquierda, y luego recitó las palabras de atadura.
[Soy una mensajera de Dios. Aquellos que me presten juramento nunca lo romperán.]
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