Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

Volumen 3

Capítulo 7: Visita Oficial A La Capital, Parte II

Parte 1

◆ Iris ◆

Sentada en su despacho, Iris dejó escapar un gemido.

Ya estaba oscureciendo en el exterior cuando se acercaba la hora de cierre. Desde que escuchó eso del maestro del gremio, no había podido concentrarse en el trabajo.

“Otras sucursales han preguntado por el reclutamiento de Roland. Cinco de ellas”.

Aunque le había sorprendido, era lógico que otros directivos trataran de reclamar a Roland después de saber de él. El hombre no sólo era capaz en el trabajo del gremio y nunca cometía errores, sino que también era un combatiente increíblemente hábil. Incluso hacía que los que trabajaban a su alrededor se esforzaran más. Alguien como él era prácticamente inaudito.

Iris había afirmado que no se metería en el asunto en un intento de actuar con calma, pero…

—Espero que se quede… —susurró.

—¿Directora de Sucursal? Estamos cerrados, así que es hora de la reunión de cierre —llamó Milia, entrando en el despacho del Directora de Sucursal.

—Probablemente llorarás cuando llegue el momento… —se lamentó Iris.

—¿Qué quieres decir?

Iris negó con la cabeza y se levantó. —Nada.

Una vez que Iris repasó los acontecimientos del día y dio consejos para mañana, la pacífica jornada de trabajo llegó a su fin oficialmente.

Justo cuando todos fueron a prepararse para ir a casa, ella dijo: —Milia, ¿tienes algo que hacer esta noche?

—Nunca me pide que salga, Directora de Sucursal… estoy libre ♪ — respondió Milia, que parecía estar de buen humor. Sin duda, la joven esperaba una comida gratis.

Iris le dedicó a la chica una sonrisa tensa y se retiró a su propio despacho para prepararse para ir a casa. Luego esperó a Milia en la entrada trasera.

—¿A dónde me llevas?

—Hoy nos vamos de copas —respondió Iris.

—Vaya. Esta noche sí que te has metido en faena.

En el restaurante, los dos engulleron vino en copas de lujo.

—¡Esto es muy bonito! —exclamó Milia.

Iris, sin embargo, parecía bastante desinflada. —Hahhhhh…

—¡Por favor, no suspires tan fuerte cuando se supone que estamos disfrutando!

—Tienes razón… no debería estar tan deprimid a … Uf…

—Oh, ya sé lo que pasó. ¿El Señor Roland te rechazó oficialmente?

—…No estás muy lejos.

—¿Eh? Pero sólo estaba bromeando… ¿Cómo es casi así…?

Iris vació su vaso en cuanto el camarero se acercó a rellenarlo. —Es tan increíble, así que tenía que pasar… Cualquiera… lo querría… aunque fui yo quien lo entrevistó y contrató….

Milia agarró a su jefe, que moqueaba, por los hombros.

—¿Qué pasa? ¡¿Qué está pasando, Directora de Sucursal?!

—He pensado que lo mejor sería decírtelo antes… por si acaso…

—¿Sólo por si acaso lo que pasa…? —Milia tragó audiblemente.

—Roland podría ser transferido a otra rama.

—¡¿Qué?!

—Otras oficinas pueden darle más que nosotros. Así que podría…

—Tenemos que detenerlo. ¿Verdad, Directora de Sucursal?

—No podemos. No seas tan egoísta.

—¿Por qué no? Tú tampoco quieres que se vaya.

—…Tienes razón. Pero… no puedo prever que Roland siga siendo un empleado regular para siempre…

Ahora Milia también suspiraba. —¿Así que le van a ascender? —preguntó.

—Lo más probable es que sí. Estoy segura de que Rila estará encantada —respondió Iris. —Ella siempre lo adora, pase lo que pase.

—Realmente lo hace… —Cuando Milia terminó su bebida , llamó a un camarero y pidió otra bebida. —Quiero lo mismo, en una jarra en lugar de un vaso, por favor.

—¿Eh? ¿Una jarra?

—Sí, por favor.

Las dos mujeres comieron algo de comida.

Con la lengua ya suelta por el alcohol, Iris continuó: —Estoy segura de que habrá aventureros que querrán ir con Roland.

Milia, por su parte, engulló la bebida como si fuera agua.

—…Realmente puedes aguantar el alcohol —comentó Iris.

—Hee-hee. Sólo un poco.

Durante la reunión en casa de Roland hace un tiempo, Iris había tenido la impresión de que Milia era un peso ligero, pero debía de estar conteniéndose educadamente.

—Roland volverá en dos días. Estoy segura de que el maestro del gremio habrá hablado con él para entonces —afirmó Iris con tristeza.

—Intentemos que la Señorita Prima Donna impida que ocurra.

—No eres de las que se guardan las cosas, ¿verdad, Milia?

—¿Qué hay de malo en eso? Si es maduro no decir lo que quieres, entonces quiero seguir siendo un a niñ a . Vamos a la casa del Señor Roland.

—¿Eh? ¿Quieres decir ahora mismo?

—Tenemos que atacar mientras el hierro está caliente. ¡Vamos! —presionó Milia. Iris opuso poca resistencia y, en poco tiempo, l a s dos se dirigieron a la casa de Roland.

◆ Roland ◆

—…Y eso es lo que aparentemente sucedió, bribón.

—Ya veo.

Cuando llegué a casa para consultar a Rila sobre las llamadas de reclutamiento, encontré a Iris y a Milia irremediablemente borrachas y tiradas en el sofá.

Sus estómagos y su ropa interior estaban a la vista para que el mundo los viera, así que no podía mirarlos.

Colocaba una chaqueta sobre Milia para ocultar sus bragas blancas. Iris parecía llevar también ropa interior, aunque era difícil de distinguir porque no le cubría las nalgas.

—No puedo creer que Iris lleve una ropa interior tan ridícula… ¡Está prácticamente todo a la vista! ¿Puede una cosa así llamarse realmente ropa? —exclamó Rila, aparentemente sorprendida.

—Quita la mano del borde de su falda —le dije.

Una vez que le puse una manta a Iris, me senté en el extremo del sofá.

—Vinieron a pedirme algo, parece. Sin embargo… cuando abrí una botella de vino, esto es lo que pasó. Refunfuñaron mucho, pero al final, se limitaron a beber —Rila soltó una risita mientras se sentaba en mi regazo. Se colocó perfectamente para ser acunada en mis brazos, como una princesa. —Entonces, ¿qué vas a hacer? Me he enterado de las noticias de esas borrach a s.

—¿Qué te parece? —pregunté.