Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 12

Capitulo 6: Pechka Reflexiona Sobre las Delicias del Otoño

Parte 2

◇   Pechka

Había terminado con el juego por ese día y estaba de vuelta en el mundo real, pero aún no había averiguado qué había pasado con ese incómodo silencio de antes. Clantail, Rionetta y Nonako habían estado muy nerviosas. No parecían irritadas por nada de lo que había sucedido en el juego, sino más bien como si algo más, algo lejano, estuviera en sus mentes.

Las cosas habían sido bastante deprimentes en ese momento, sólo con las cosas en el juego. Nonako se había quejado de que su grupo había sido expulsado de los cotos de caza mientras otros grupos seguían adelante, Rionetta se había mostrado sensible y Clantail estaba sombría. Pero habían estado pensando en algo más que en su situación actual, las tres, sorprendentemente.

A Pechka no le gustaba este juego. Quería evitar pensar en ello, si era posible. No estaba hecha para luchar, y aunque el daño en el juego no fuera real, no le gustaba salir herida. Pero aun así, tenía miedo de abandonar sin decir nada. Probablemente le gritarían y se burlarían de ella; tal vez incluso le darían una bofetada o una patada. Había estado deprimida mientras continuaba el juego en contra de su voluntad, pero una vez que volvió al mundo real, se le ocurrió una buena idea. O no fue tanto que se le ocurriera, sino que se le ocurrió una pista.

Y esa pista había venido de Ninomiya. Había elogiado la comida que Pechka había hecho con su magia, una habilidad que ella sólo había considerado como un pequeño extra. La magia de Pechka le había dado la oportunidad de quedarse a solas con Ninomiya y hablar con él. Por lo tanto, su cocina había sido útil.

Incluso podría hacer uso de esto en el juego, pensó.

Según Fal, el juego tenía un parámetro de hambre oculto. Por eso habían estado comiendo esas raciones secas e insípidas que no sabían nada bien, sólo para llenar sus estómagos. ¿Pero qué pasaría si esas raciones supieran realmente bien? Se sentirían menos como animales de granja a la hora de comer y más como humanos disfrutando de una comida adecuada.

Pensó en el momento que habían tenido la última vez que habían comido en el juego.

Rionetta, Clantail y Nonako reaccionaron cuando Pechka mencionó el otoño, la época de la cosecha. El abatimiento resultante no se debió a que el juego fuera aburrido o a que no fuera bien ni nada por el estilo. La cosecha significaba comida. Tal vez se habían lamentado: “¿Por qué tenemos que comer raciones tan asquerosas durante la temporada de cosecha, cuando hay tanta comida deliciosa?”

Pechka podría cambiar eso. Y no sólo la comida sería buena—no tendrían que pagar por las raciones, lo que significa que podrían ahorrar más caramelos mágicos. Por fin podría contribuir al grupo. Ya no sería un estorbo cuya presencia no servía para nada, sino un verdadero miembro que apoyaría al grupo con comida.

Todavía no le gustaba el juego, pero contribuir así era mejor que nada.

Y como era otoño, quería hacer algo otoñal. Matsutake dobin mushi, marrons glacés, iridori—cada una de las tres chicas mágicas quería una comida diferente. ¿Cómo podría servirlas mejor? Los tres platos parecían no tener nada que ver para servirlos juntos.

Como era la primera vez que preparaba comida para chicas mágicas, no llegó a ninguna conclusión, ni siquiera después de pasar toda la noche dándole vueltas al asunto. Así que al día siguiente, intentó preguntar indirectamente a Ninomiya cuando se reunió con él en el parque para comer.

“¿Eh?” Dijo. “¿Comidas de otoño? Hmmm. Supongo que diría bolas de arroz.”

“¿Bolas de arroz…?”

“Las bolas de arroz que comí durante mi excursión de otoño en la escuela primaria estaban super sabrosas.”

Bolas de arroz, de todas las cosas. Pensó que más que mencionar un alimento específicamente otoñal, traer a colación un recuerdo que le había dejado una fuerte impresión —las bolas de arroz— era muy propio de Ninomiya. Pero quizás era parcial.

Sin embargo, cuanto más pensaba en ello, más apropiadas le parecían las bolas de arroz. No hay muchos alimentos que se puedan comer fácilmente sin platos, cuencos, tenedores, cuchillos, palillos… sin ningún tipo de utensilio. Y además, se podían rellenar bolas de arroz con alimentos otoñales para disfrutar plenamente de la temporada de cosecha.

Bien, entonces serán bolas de arroz.

Chika se fue a la cama, profundamente agradecida con Ninomiya. El problema ahora era: ¿Qué tipo de bolas de arroz debía hacer? Y si iba a probar los rellenos, no podía utilizar a Ninomiya como conejillo de indias. Entonces, ¿a quién podría convencer para que probara el sabor? Tuvo la sensación de que sólo podía ser una persona.

***

◇   Tomoki

Cuando llegó a casa, había bolas de arroz alineadas en la mesa. Los triángulos blancos, bien formados, estaban bellamente envueltos en algas con un brillo púrpura oscuro, y el arroz estaba tan perfectamente cocido que se podían distinguir todos y cada uno de los granos. El olor del arroz recién cocido era delicioso.

Junto a la mesa estaba su hermana mayor. Llevaba un delantal;

¿quizá eso significaba que había hecho las bolas de arroz? Tomoki la había visto cocinar de vez en cuando, pero no creía haberla visto nunca haciendo bolas de arroz. No solía hacer nada tan sencillo; tenía tendencia a pasarse de la raya y a probar platos realmente sofisticados y complicados.

“¿De qué se trata?” Le preguntó Tomoki. “¿Puedes probar algunos de estos por mí?” “¿Eh? ¿Estás segura?”

Los alumnos de primaria siempre tienen hambre. Su madre podría enfadarse si Tomoki comiera algo que le llenara a estas horas, pero si fuera a jugar después de esto para quemar algunas calorías, entonces aún podría disfrutar de la cena. Se sentía optimista, así que tomó una de las bolas de arroz marrón claro. ¿Había algo mezclado con el arroz?

Cuando dio un bocado, algo crujió dentro de su boca. “¿Qué es esto…? ¿Raíz de loto? ¿Raíz de loto en una bola de arroz?”

“Eso es iridori.”

Es cierto que el sabor dulce a base de salsa de soja era como el del iridori. Estaba presente en cada ingrediente —el pollo, la raíz de loto, las zanahorias, el taro— así como en el arroz. Cuando Tomoki terminó la bola de arroz, inclinó la cabeza. No estaba mal, pero si el relleno se adaptaba a una bola de arroz era… bueno, la palabra dudoso le vino a la mente.

“También prueba los otros.” Sugirió Chika.

La bola de arroz que le empujó estaba en un cuenco. No sólo era jugosa, sino que estaba empapada de caldo y el arroz se deshacía. El aroma desconocido le hizo un agradable cosquilleo en la nariz.

“Es una bola de arroz matsutake dobin mushi.” Explicó.

Tomoki sujetó los palillos del reposa palillos y removió el contenido del bol. Sabía que las setas matsutake eran elegantes, y no tenía ni idea de cómo su hermana había conseguido algunas, pero en cualquier caso, el plato estaba delicioso, con un sabor complejo que le impregnaba la lengua… pero esto no era una bola de arroz.

“Hermana, esto es bueno, pero no es una bola de arroz. Es ochazuke.”

“Supongo que tienes razón. ¿Qué tal esta?”

La bola de arroz que le tendió estaba hecha de un arroz blanco muy normal. Quizá éste sea normal, pensó Tomoki mientras lo mordía, y luego frunció el ceño. Olía a dulce. Estaba empapada de azúcar, y…

¿eran castañas? El sabor y la textura de las castañas estaban en todo el arroz, extendiéndose dentro de su boca.

“¿Qué… es esto…?” Preguntó. “Ummm… Son marrons glacés.”

Tomoki corrió hacia el cubo de la basura que había junto a la nevera y escupió la comida, luego hizo varias gárgaras para quitarse el sabor de la boca. Parecía que su hermana protestaba, pero le entraba por un oído y le salía por el otro.

Después de eso, perdió una hora discutiendo con ella, más otros treinta minutos convenciéndola de que, por favor, sólo hiciera bolas de arroz normales. Después de que le hicieran comer algo tan raro, hizo acopio de todo el vocabulario que puede poseer un niño de primaria para intentar convencerla, agotándose por completo, y se fue a la cama antes de que fueran las nueve. Pero su hermana se quedó en la cocina, y parecía que estaba trabajando. ¿De dónde saca ese entusiasmo? Se preguntó Tomoki mientras se adentraba en el mundo de los sueños.

La bola de arroz de marrons glacés volvió a aparecer en sus sueños.

Esto es demasiado, pensó.