Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 11

Capítulo 1: Con La Batalla Final Al Alcance De La Mano

Parte 1

◇   CQ Angel Hamuel

“Hemos recibido un aviso del equipo que vigila el patrimonio de Puk Puck.”

“¿Y que dijeron?”

“Han informado de que se ha dado entrada a dieciséis grandes camiones en la finca, y han empezado a cargarlos con mercancías de sus almacenes.”

“Tal y como presumía, eh.” Esta voz provenía de una chica de casi 20 años, que era mayor que la media para una típica chica mágica. No tenía el tono chillón propio de las chicas jóvenes. No sería exagerado decir que su tono exudaba nobleza. Sin embargo, su dicción y su forma de hablar eran bastante singulares.

La Facción Osk se había enterado de que la Facción Puk estaba vendiendo sus obras de arte y objetos mágicos. Seguramente pretendían ser encubiertos, pero lo habían estropeado buscando tratos con comerciantes de arte antiguo que tenían profundos lazos con la Facción Osk. Como todos los detalles de estos tratos se transmitían a Hamuel en tiempo real, ella podía determinar cuándo la Facción Puk adquiriría gemas mágicas. En otras palabras, podía seguir todos sus movimientos.

Hamuel opinaba que la falta de contacto de los Tres Sabios con la sociedad en general los hacía ingenuos en cuanto a los caminos del mundo. Por muy maliciosos que fueran en sus corazones, creían que nunca sufrirían la malicia de los demás. Así había sido Grim Heart, y Puk Puck estaba cortada por el mismo patrón.

“Diles que alarguen las negociaciones todo lo posible, eh. Pero no tanto como para que los vendedores se harten de ellos por perder el tiempo; lo suficiente como para que, aunque les moleste, piensen: Si termino esta negociación, todo este tiempo que he pasado habrá sido perdido, y quiero evitarlo.”

“Es una orden bastante compleja de cumplir.”

“Si insinúas que habrá un gran negocio para ellos más adelante, eh, entonces trabajarán más allá de sus capacidades habituales.” Hundida en el sofá, la chica mágica echó la barbilla hacia atrás. La Shufflin II de corazón que atendía a su lado le tendió inmediatamente una taza de sake y le sirvió un zumo de frutas de color naranja brillante. La chica mágica le dio un sorbo para probarlo, y lo pasó por la boca antes de tragarlo.

Todo en ese gesto parecía muy arrogante. Su tocado en forma de cuerno estaba ribeteado con encaje, su lujoso vestido requería que las faldas se levantaran o se arrastraran para que ella pudiera caminar correctamente, y esas cosas combinadas con su actitud le daban un aire muy importante. Pero como era tan exagerada, acababa pareciendo menos una persona importante y más una caricatura de una persona importante hecha para burlarse de ella. Si a eso le añadimos la forma en que enfatizaba el “eh” cuando hablaba, fueran cuales fueran sus intenciones, el resultado era simplemente tonto.

Normalmente, Hamuel habría insultado mentalmente a esa figura con asco, pero en este momento su nueva ama parecía realmente una persona de confianza. Para empezar, el mero hecho de que estuviera sentada en el sofá y no se quejara era algo que Hamuel podía apreciar. Si se tratara de Grim Heart, incluso en una suite de hotel, seguramente habría traído su trono para sentarse.

En ese sentido, Lethe poseía más sabiduría mundana. A diferencia de las encarnaciones de los Tres Sabios —Grim Heart, entre ellos la menos sociable—, había tenido muchas oportunidades de relacionarse con el mundo.

Decían que a Lethe le gustaban los duelos en los que ambos participantes se jugaban su orgullo, y que le atraía la fuerza imbatible. Hamuel incluso había oído que en una ocasión se había colado en un evento organizado por el ya desaparecido club de combate, la Escuela de Preparación Archfiend, una maniobra que parecía sacada de un drama histórico. “Vamos, puede que las llamen las principales luchadoras, pero eso es sólo entre el pueblo llano, eh. No hay muchas chicas mágicas dignas de respeto.” Había afirmado Lethe con una arrogancia nada sorprendente durante la cena, pero si decía que no había muchas dignas de respeto, eso significaba que al menos había algunas.

Grim Heart había sido creada a través de un proceso de experimentos para hacer chicas mágicas de mayor rendimiento. Había sido una chica mágica especialmente fabricada, de altísima calidad, que incluso había sido elegida para ser la encarnación de uno de los Tres Sabios. Al crecer en esa posición, Grim Heart no parecía poseer sensibilidades del corazón como el respeto a los demás. A diferencia de Grim Heart, Lethe sí tenía modestia y reserva. En otras palabras, Hamuel estaba agradecida de tener a esa mujer como su superior. Hamuel incluso la consideraba no un sustituto barato de Grim Heart, sino un individuo superior.

“Me imagino que planean atacar las ruinas, eh.” Dijo Lethe. “Es muy probable.” Respondió Hamuel.

El artefacto mágico que había sido creado por el primer mago, el maestro de los Tres Sabios, también podía llamarse el tesoro del Reino Mágico. Los magos de la antigüedad lo habían colocado bajo fuertes sellos, y actualmente no podía utilizarse en absoluto, pero se mantenía bajo una cuidadosa gestión. Su función era almacenar los inmensos poderes mágicos que llenaban el mundo y emitirlos si era necesario… o eso decían las historias. Pero aparte de los Tres Sabios, no había magos vivos que hubieran visto esta máquina en funcionamiento. Una teoría afirmaba que, cuando la máquina había absorbido demasiada magia con demasiada rapidez, el equilibrio del mundo había empezado a desmoronarse y, presas del pánico, los magos la habían detenido y sellado. Pero nadie sabía si eso era cierto o no.

El dispositivo había sido sellado en ruinas en una dimensión separada creada por medios mágicos. La gestión de ese espacio había sido confiada a la Facción Osk. Aunque se había decidido en una conferencia de los Tres Sabios que utilizarían el dispositivo para celebrar la ceremonia, no era que la Facción Osk pudieran entregarlo inmediatamente y, por supuesto, la transferencia llevaría bastante tiempo. Así que su plan era utilizar ese tiempo para anular la decisión tomada en la reunión anterior. A la Facción Puk probablemente no le gustaría esta idea.

“Me imagino que cuando llegue el momento, habrá una pelea.” Dijo Lethe.

“Seguro que la habrá.” Aceptó Hamuel.

Hacía tiempo que el poder mágico que llenaba el mundo se había reducido y el Reino Mágico había perdido la capacidad de mantener su verdadera forma. Los magos habían decidido por su cuenta dividir su mundo en trozos y conectarlos a innumerables mundos diferentes para mantener la existencia del Reino Mágico dependiendo de la magia de esos otros mundos. Después de crear estos territorios separados, llamaron a toda la entidad el Reino Mágico. Pero recuperar el antiguo Reino Mágico se había convertido en el deseo más querido de sus líderes. Y los jefes de las facciones, en particular, habían elaborado una serie de planes para adquirir suficiente magia para restaurar el Reino Mágico. Era una verdad evidente que cualquiera de las facciones que lograra el éxito de sus planes ocuparía una posición de liderazgo en la patria recién creada.

Se habían probado varios métodos, pero todos habían fracasado. A pesar de que se había elaborado un plan tras otro, cada vez eran menos los que creían que el Reino Mágico podría ser restaurado.

De estos planes, el que la Facción Puk había sugerido era utilizar el poder de las chicas mágicas para deshacer el sello del dispositivo mágico y reactivarlo. La Facción Puk habían insistido obstinadamente en llevar a cabo este plan, pero se habían negado a revelar los detalles del mismo a otras facciones. Por supuesto, las Facciones Osk y Caspar se habían opuesto al plan, y éste no había salido adelante. Sin embargo, durante la última de las conferencias periódicas de las tres facciones, la situación había dado un giro cuando la Facción Caspar había cedido, alegando un “acuerdo condicional”.

“Una pelea, ¿eh? Estoy deseando que llegue.” Dijo Lethe.

A Hamuel no le apetecía en absoluto, pero le devolvió la sonrisa de todos modos.

Lethe dejó su taza de sake sobre el mantel de encaje de Battenberg y se hundió especialmente en el sofá. Permaneció con los ojos cerrados mientras permanecía sentada durante un rato, pero luego se levantó bruscamente de su asiento e inclinó su rostro cerca de Hamuel. El repentino movimiento hizo que Hamuel echara su silla hacia atrás, y sus patas rasparon en el suelo a través de la alfombra.

“Por supuesto que yo también lucharé, eh.”

Este no era el período Sengoku, y normalmente sería impensable que el general encabezara las fuerzas y luchara en el frente. Pero si se enfrentaban a una de las encarnaciones de los Tres Sabios, se verían obligados a enviar a su chica mágica más fuerte. La Facción Osk no podía utilizar su encarnación en este momento, y la culpa era en gran parte de Grim Heart. Por ello, había pasado a utilizar a su número dos, Lethe. A Lethe siempre le gustaba presumir de que una vez, cuando se había unido a la Escuela de Preparación Archfiend, había tenido la oportunidad de luchar contra Archfiend Pam, a la que todo el mundo elogiaba como la chica mágica más fuerte de la historia, y apenas había conseguido empatar con ella. Hamuel sabía que las otras facciones bromearían diciendo: “Cuando la Facción Osk empiezan a fanfarronear, sólo hay que escuchar la mitad, o un tercio”, y lamentablemente era una apreciación acertada. Pero incluso sólo la mitad o un tercio sería un infierno. Aunque Lethe aún no era lo suficientemente poderosa como para ser elegida como encarnación de un Sabio, también era una chica mágica especialmente creada, y también una particularmente fuerte. Sus habilidades superaban con creces las de las chicas mágicas normales, se suponía.

Pero aun así, Hamuel pensó que valía la pena advertirla. “Por favor, ten cuidado de no ser demasiado imprudente.”

“Por supuesto. No tengo ningún deseo de morir, y sería un dilema si me fuera.”

“Sería un dilema. Un dilema para todos.”

La Shufflin II de corazón asintió enérgicamente para expresar su acuerdo, y Lethe se hundió de nuevo en el sofá. “Pero aun así, ¿eh?”

“¿Sí, mi señora?”

“Si me encontrara en un duelo con Puk Puck, no sería capaz de manejarlo.”

Hamuel se acordó del vídeo que había visto en ese sitio de vídeos subidos por usuarios en el que Puk Puck bailaba. Tal vez algunas personas lo vieran y pensaran: “¿De verdad es tan fuerte?”, pero juzgar la fuerza de una chica mágica por su apariencia superficial era el colmo de la tontería. Al fin y al cabo, la fuerza de Puk Puck estaba en su magia.

“¿Tú… no serias capaz?” Preguntó Hamuel.

“En absoluto. Si Puk Puck y yo llegamos a cruzar espadas, correré.” Hamuel no podía criticar esto como irresponsable. Al fin y al cabo,

contra algunos enemigos no quedaba más remedio que huir.

De hecho, podría incluso elogiar a Lethe como un general sabio por no dejarse llevar por su ego mientras cargaba hacia una muerte segura. Dado que Grim Heart, que había sido creado para contrarrestar a Puk Puck, no estaba en el panorama, deberían asumir que sería demasiado para ellos.

“Sin embargo, pienso evitar un enfrentamiento directo con Puk.” Dijo Lethe.

“Una sabia decisión.”

“Si llega ese momento, Hamuel…” “¿Sí, mi señora?”

“… Lucharas contra Puk. Asegúrate de ganar todo el tiempo posible, eh. Usaré ese tiempo para huir.”

Hamuel no comprendió de inmediato lo que acababa de escuchar, luego lo meditó, pero sin embargo estaba muy lejos de entenderlo. Desde luego, no parecía que Lethe estuviera bromeando. Antes de que Hamuel pudiera seguir considerando el asunto, ella agitó la mano de un lado a otro frente a su cara y sacudió la cabeza aún más rápido que eso. “¡Oh, no, no, no!”

“Nada de ‘no’.”

“¡Pero no tendría ninguna oportunidad contra ella!”

“Asegúrate de conseguirlo, aunque sea imposible, eh. Escucha, no creas que tienes una forma de salir de esto. No debes olvidar que originalmente debías estar haciendo otra cosa, en otro lugar aún más aterrador.”

Hamuel se quedó sin palabras. Después de que se le confiara todo un conjunto de Shufflin II, de que se destruyeran casi todas y de que no lograra capturar a Premium Sachiko —en realidad, básicamente no había logrado hacer nada— para huir más o menos descaradamente de la escena y volver arrastrándose a la base, no podía quejarse ni lamentarse. La excusa de “fui atacada por una cazadora de Shufflin que volvió de entre los muertos” no sería aceptada por nadie en la Facción Osk.

“Mm-hmm.” Lethe asintió, pareciendo bastante satisfecha.

Hamuel no estaba nada satisfecha, pero no podía discutir a la cara de Lethe, así que dejó colgar la cabeza con un débil: “Agh.” Su evaluación positiva de Lethe ahora se evaporó, fumó internamente: Los rangos superiores de la Facción Osk son todos iguales, esta chica del diablo ni siquiera ve a la gente como personas. ¿Ni siquiera afirma que cuando la crisis la llame, pondrá su vida en juego para salvar a los que le sirven?

Unos quince minutos después de que Hamuel aceptara cortésmente su sentencia de muerte, la Shufflin de cinco de trébol entró corriendo en la habitación sin llamar, acercándose al lado de Lethe para inclinarse cerca de su oído y susurrarle algo. Lethe no la tomó en cuenta por su descortesía, asintiendo y diciendo sólo: “Hazla pasar.”

Hamuel se levantó y dio la vuelta al cojín en el que había estado sentada, luego se dirigió a una esquina de la habitación, en diagonal detrás de Lete, a la izquierda. Se mantuvo orgullosa con los hombros hacia atrás, manteniendo los puños suavemente apretados frente a su estómago. Estaba nerviosa. Y pensó que no era descabellado. Cualquiera, no sólo Hamuel, estaría nervioso por estar presente en la situación que se avecinaba.

“Con permiso.”

“Entra.” Lethe se puso de pie y extendió una mano a su visitante. Ella mantuvo una Shufflin de trébol y una Shufflin de corazón colocadas una en cada lado. “Soy Lethe. Le agradezco enormemente por venir hoy.”

Al fin y al cabo, se trataba de alguien con quien Lethe tendría gracia. No había mucha gente así en la Facción Osk, sólo Chêne Osk Baal Mel, o su encarnación.

Hubo dos visitantes.

Una de ellas llevaba un traje gris bien ajustado, con el cabello recogido en una cola de caballo, y sus gafas de montura de alambre brillaban bajo la luz de la lámpara de araña. Podía pasar igualmente por alguien de la última década de la adolescencia o de la mitad de la década de los cuarenta; su edad era difícil de situar. Si te decían que era una mujer competente, pensabas que sí, y si te decían que era una holgazana, pensabas que seguro que lo era; era difícil de entender, o mejor dicho, desprendía un aire de misterio. Sin embargo, por su aspecto bastante sencillo y castizo, como mínimo, no era una chica mágica.

La segunda visitante entró con la mano tirada. Parecía de las que se dejan tirar de la mano. Sus ojos y su boca estaban cubiertos por capas de cordones trenzados que estaban absolutamente pululando en patrones de colores brillantes que debían tener algún tipo de significado mágico. También había más cuerdas alrededor de su cuerpo, por lo que, a pesar de estar vestida con lo que parecía ser un kimono, su ropa apenas era visible. El mechón de cabello plateado que asomaba ligeramente era lo suficientemente bello como para hacerte suspirar, así que incluso oculto a la vista, podías decir que era una chica mágica.

Pero parecía que le costaba caminar, a pesar de la venda: se tambaleaba mientras le tiraban de la mano, se golpeaba la espinilla con una silla, se golpeaba el hombro con la puerta, y cada vez que chocaba con algo, hacía un bonito ruido como un aullido o un gemido.

La mujer humana tomó la mano de Lethe y le devolvió el apretón con firmeza. “Es un placer conocerte, Lethe. Esta es Ratsumukana- honome-no-kami.”

Sí, este era su primer encuentro. Habiendo sido seleccionada tan repentinamente por su aptitud para el combate, Lethe nunca había conocido a esta encarnación—Ratsumukana-honome-no-kami. Y eso significaba que los demás podrían despreciarla y verla como inexperta. No era bueno estar en esa posición de falta de respeto incluso antes de empezar las negociaciones, cuando ya estaban tratando con una encarnación de uno de los Tres Sabios. Lethe también debía entenderlo, ya que lucía una sonrisa totalmente serena.

Con las manos aún entrelazadas, la pareja se miró durante un rato, y luego la mujer dijo “Ahh” y asintió. “Ratsumukana-honome-no-kami está en ese estado, como puedes ver, así que no podrás conversar con ella directamente. Yo, Yoshioka, haré de intérprete para ella. Y al igual que no puede hablar, tampoco puede comer ni beber, por lo que también se abstendrá de cualquier refresco o bebida.”

¿Lo de “en ese estado, como puedes ver” era humor, su broma habitual, o era que algo tan increíblemente grosero había salido de sus labios con naturalidad? Hamuel no lo sabía, y no tenía derecho a preguntar. Lethe no ofreció ninguna respuesta en particular, lo que hizo que ambas se sentaran, por lo que la intérprete, Yoshioka, así como Ratsumukana-honome-no-kami, encarnación del Sabio, se acercaron tambaleándose al banco donde había estado Hamuel y tomaron asiento. Incluso el más mundano de los movimientos parecía muy arduo para la encarnación.

“Pues bien, mi señora Ratsumukana-honome-no-kami.” Comenzó Lethe.

“Oh, sólo Ratsumu estará bien. Sería una molestia para ti dirigirte a ella por su nombre completo; es todo un fastidio.” Yoshioka la interrumpió como si fuera un asunto suyo, y como Ratsumukana- honome-no-kami no la reprendió por su descortesía, a continuación, llamaron a Ratsumukana-honome-no-kami Ratsumu.

Lethe no preguntó nada como: “En primer lugar, ella no podía oírlo, ¿verdad?” o “Incluso si pudiera, ¿siquiera podría hablar?” Así que Hamuel tampoco dijo esas cosas.

“Sobre la próxima reunión.” Dijo Lethe.

“Estaremos de acuerdo con la resuspensión del dispositivo.” Respondió Yoshioka. “También ha sido inesperado para nosotros que la Facción Puk haya actuado con tanta rapidez. Nuestro plan de aterrizaje suave de establecer restricciones y utilizarlas para frenar el mal uso imprudente ya se ha desmoronado.”

Parecía que la interpretación de esta mujer no era interpretación en absoluto, y que estaba hablando libremente por su propia voluntad, pero ¿era la imaginación de Hamuel? Al mirar, vio que el otro extremo de la cadena que ataba las manos y los pies de Ratsumu estaba en manos de la intérprete y, al darse cuenta de que la mujer no había estado tirando de la mano de Ratsumu, sino de su cadena, Hamuel apartó lentamente los ojos.

“¿Y dice que votará a favor de la resuspensión?” Dijo Lethe.

“Sí. A diferencia de usted y los suyos, y de la Facción Puk, éramos pocos en número y carentes de fondos, nada más que una facción menor sin valor. Sin embargo, un voto es un voto. Y mientras tengamos este único voto…”

“¿Sus condiciones?”

“Si pudiéramos tener su garantía de que recibiremos el veinte por ciento de los derechos para la nueva empresa de desarrollo que se está planeando.”

“¿El papeleo?” “Aquí mismo.” “Hamuel, el sello.”

Hay gente que se pone a jugar a las cartas para obtener un beneficio personal. Hacer un buen uso de estos tipos podría reducir los conflictos al mínimo. Si podían hacer que la resuspensión del dispositivo se aprobara durante la siguiente reunión, eso significaba que sólo tenían que impedir que la Facción Puk actuara hasta esa reunión.

Como condición de victoria, nada podría ser mejor. Una resolución política podría permitirles alcanzar su objetivo sin derramar una gota de sangre. Pero no podían olvidar que se estaban gestando problemas en la Facción Puk. Esta maniobra pospondría los planes del enemigo, pero no podían limitarse a dejar tranquilo a su adversario. Tenían que reforzar sus defensas, de modo que si la Facción Puk provocaba una situación, la Facción Osk pudiera ganar rápidamente la supremacía. En estos momentos estaban dedicados a la rápida construcción adicional de un nuevo tipo de barrera mágica para proteger las ruinas, y decían que una vez hecha, sería tan impenetrable como una fortaleza mágica.

Pero para ello, primero tenían que gestionar este contrato ahora. Cuando Hamuel le entregó un gran sello de cristal de ciento treinta centímetros cuadrados, Lethe lo levantó en alto.

Justo antes de sellar el documento, inclinó su cara cerca de la del intérprete, y ésta retrocedió, estremeciéndose. “Nuestra garantía es el poderío militar y financiero… lo entiendes, ¿eh?”

“… Lo entendemos.”

“Hay una variedad de beneficios para ambas partes, si las Facciones Osk y Caspar se unen. Y no sólo en términos de beneficio inmediato: dará frutos hasta la generación de nuestros nietos. Piensa que es como adquirir una gallina de los huevos de oro. Esta es nuestra garantía de poder financiero. Y si surge la necesidad, nuestro poderío militar será útil. La Facción Osk invertirá todas sus fuerzas para enfrentarse al enemigo, independientemente de nuestras propias pérdidas o ganancias… Sí, puedo imaginar la cara de llanto de Puk Puck.”

Las amenazas eran baratas, pero cuando salían de la boca de una chica mágica en posición de llevarlas a cabo, su valor aumentaba.

“Sí.” Respondió la intérprete con una sonrisa y un movimiento de cabeza. Pero mientras sellaba los documentos, su mano temblaba ligeramente.