Toaru Majutsu no Index – New Testament (NL)

Volumen 21

Capítulo 4: No soy un Mesías – Batalla_por_Escocia.

Parte 1

Algo aleteaba en el viento.

Era una capa gruesa y andrajosa. Algunas tarjetas de papel grueso fluyeron como brasas o pétalos de flores.

-Westcott, la dama del baile de máscaras, -murmuró una voz.

Su voz se desvaneció en el aire vacío y nadie respondió.

-Waite, Felkin, Brodie-Innes.

Sin embargo, Samuel Liddell MacGregor Mathers no fue derrotado.

De hecho, se sintió realizado por la falta de respuesta. Ningún luchador innecesario se interpondría en su camino. Los demás podrían concentrarse en los carruajes o en cualquier otra cosa. La cábala dorada usaba ceremonias mágicas grupales que se asemejaban a obras de teatro, pero eso podría agobiarlo a veces.

De ahora en adelante, sería uno contra uno.

Sería una actuación en solitario contra otra.

Nada más era posible.

Estaba seguro de que su enemigo también estaba solo.

-…

El líder dorado entendió el significado de esta iglesia demasiado pequeña para figurar en cualquier mapa.

Una chica plateada abrió las puertas dobles y salió.

Ese fue Aleister Crowley.

Probablemente fue la única maga del período de fundación de la cábala dorada que había superado el siglo pasado por sus propios medios en lugar de confiar en las cartas del tarot.

Un ataque sorpresa no era necesario en este punto.

Tampoco necesitaban lanzar un fuerte grito de guerra o usar superarmas gigantescas.

La chica plateada parecía haber recibido algunos primeros auxilios, pero Mathers estaba tan familiarizado con los asuntos militares como con la magia y se dio cuenta de que había algo extraño en la forma en que cargaba su peso y colocaba el tronco de su cuerpo. Claramente estaba cubriendo el dolor de sus heridas.

Aleister no permitiría víctimas aleatorias del uso de la magia, por lo que mantuvo todo contenido dentro de su propio cuerpo.

Ella no podría haber confiado en la magia curativa. Ella podría salvar la vida de otra persona, pero no podría salvar su propia vida. Porque si se mantenía fiel a sus principios, la magia curativa curaría su cuerpo, pero luego los efectos secundarios y las reacciones dañarían su cuerpo. Ese ciclo destructivo destrozaría su cuerpo como si se hubiera arrojado a una licuadora gigante.

Por lo tanto, todo lo sobrenatural que la chica plateada había juntado desesperadamente se convertiría en ataques. Mathers podía sentir cómo vivía su vida como una lanza completamente afilada. Esta formidable enemiga priorizó sus principios sobre su propia vida.

Los dos magos simplemente se enfrentaron.

El primero en hablar fue Aleister.

-Tengo primero que preguntar algo.

-¿Qué es?

-Abandonaste el cadáver escondido en el Castillo de Edimburgo. ¿Por qué? ¿Por qué estás tan decidido a arreglar las cosas conmigo? ¿No sería mejor proteger esa carta de triunfo y luego cambiar tu medio como lo hizo la bruja del gato negro?

La chica plateada se detuvo por un segundo, pero luego lo desgarró sin piedad.

-Estás retorcido. No eres el Mathers originale, por lo que tu conexión conmigo realmente no existe.

-Para ser honesto, nada de eso realmente importaba. No el destino del mundo y no lo que me sucede a mí.

Él fácilmente lo admitió.

El hombre que se hacía llamar Mathers no trató de eludir el tema.

-Cuando lo analizas, no somos más que defensas construidas por el Gran Demonio Coronzon para sus propósitos. Pero si eso es todo lo que alguna vez seré es mi decisión, no la de ella. Soy el mismo que el mago que una vez construyó la cábala Dorada. Dime que no me vaya y que quiero abrir la puerta y marcharme. Dime que pare y quiero hacerlo.

Estaba mal decir que detestaba a Aleister Crowley.

Tampoco era del todo exacto decir que encontró a Coronzon como una molestia.

Si alguien colocara las cabezas de esos dos sobre la mesa frente a él, probablemente las apartaría sin pestañear. No tenía ningún interés en un resultado fácil de obtener.

En otras palabras…

-Una vez que empiezas con algo, no puedes parar. Este es ese lado irremediablemente infantil de tu personalidad, ¿no?

-Estoy trabajando en eso. Y tal vez no hay nada que realmente quiera hacer aquí. Cuando traduzco algo a otra forma, puede que solo esté trabajando para dominar lo que continúa eludiéndome. Y no importa qué forma tome esta resistencia, seré yo quien decida cómo termina. Yo también considero que los restos en Escocia son un juguete interesante y tu fijación con ellos no tiene sentido para mí.

-¿Recuerdas el nombre de la mujer que amabas?

-Do you remember the name of the woman you loved?

-Mina Mathers. ¿Lo que de ella?

Las palabras surgieron con demasiada facilidad.

No mostró vacilación ni pausa cuando se trataba de amor o romance. Y nunca se había pronunciado sobre la ausencia de su mujer en los Magos de Oro preparados por Coronzon.

Ese nombre no era más que un dato dentro de los “antecedentes” que se le proporcionaron.

Con eso en mente, Aleister sacudió lentamente la cabeza. Este era su enemigo odiado. Su odio había sido tan fuerte que matarlo varias veces nunca hubiera sido suficiente. Ni siquiera la Batalla de Blythe Road la había satisfecho.

Y, sin embargo, había visto algo diferente cuando vio a Mathers con esa mujer. Ella pudo haber aprendido más de él entonces que de cualquiera de los trucos de magia que le había enseñado. Ella había querido un matrimonio así. Ella había querido formar una familia. Ella lo había envidiado.

Aleister podía sentir la tristeza dentro de sí misma.

La entristecía mucho ver a Mathers así.

Y fue por eso que la chica plateada no dudó.

-Esas cuatro letras ocultas forman un cuadrado sagrado que no puede ser pronunciado por bocas humanas. Los Y-H-V-H que indican a Dios mismo son irremediablemente inadecuados y el insignificante cuerpo humano no puede sondear su verdadera esencia.

-¿En serio? -dijo Mathers con un ligero movimiento de cejas.

Entendió a Aleister a su manera.

Algo se abrió dentro de su capa negra.

La chica plateada sostenía una biblia vieja.

No apartó la mirada con amargura, no se sumergió en la investigación mágica como una forma de protesta, y no se lamentó hasta que su garganta amenazó con desgarrarse porque Dios había mirado a otra parte.

Su infancia había terminado.

-Pero la gente busca la salvación. Buscan una salvación que puedan entender con su conocimiento. Así que construyamos un puente agregando un Sh. Las cinco letras sagradas son Y-H-Sh-V-H. Es decir, el Hijo de Dios. ¡¡Al combinar el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la humanidad puede ver la salvación por sí misma!!

Una luz blanca brilló.

La chica plateada fue purificada. Las alas blancas formaron un halo sobre su cabeza, un dulce aroma se esparció a su alrededor como flores de lirio, y una luz purificadora la envolvió.

Sin embargo.

Este era el Aleister Crowley.

Cuanto más supiera alguien sobre ese humano, más difícil les resultaría creerlo. Simplemente no había forma de que Aleister Crowley sostuviera las escrituras cristianas y predicara el poder de la trinidad. Este humano había superado eso. Para poder superar su propio complejo de inferioridad y sus cicatrices mentales y para poder proteger el pequeño edificio detrás de ella. Para que pudiera evitar la destrucción de las cosas sin forma que residen dentro de esa iglesia.

La expresión de Mathers vaciló ligeramente detrás de su sombrero de bruja.

Ese hombre se había reído.

-¿Qué viste, Aleister?

-Lo mismo que vi en la Batalla de Blythe Road. Algo que dudo que hayas visto alguna vez.

-Entonces no tengo más remedio que responder.

El líder dorado no podía haber esperado esto.

Pero reaccionó rápidamente una vez que se hizo evidente el problema al que se enfrentaba. Mathers realmente fue un genio. Él era, después de todo, el hombre que había trabajado con Westcott y los demás para construir la camarilla dorada inicial antes de que Aleister se uniera.

Se le ocurrió esto de la cabeza.

-INRI son las cuatro letras talladas en la cruz original. Su vibración llena de vida incluso a los muertos. Completa mi cuerpo incompleto. ¡¡Purifica mi carne con esas letras sagradas!!

De hecho, eligió el mismo sistema.

Mathers también usó una palabra que se refiere al Hijo cristiano de Dios. Les dio las mismas condiciones como si eligiera un arma idéntica. Parecía estar diciendo que vencería a su enemigo con nada más que pura habilidad. Mathers realmente era Mathers. Ningún mago fue mejor que él en el campo del texto.

La oscuridad fue barrida.

Era blanco contra blanco.

Pero eso no se debió solo a la magia de Aleister y Mathers.

La noche terminaría pronto.

La luz del amanecer ardía lentamente desde el horizonte oriental para borrar la oscuridad del cielo.

En otras palabras, había llegado el momento de que el mundo se tiñera de oro.