Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

Miré el permiso de aventurero y luego a la mujer sentada frente a mí.

Everly Torqus. Diecinueve años. Una aventurera de rango E. Su arma era una espada. Su equipo de protección consistía en un broquel en el codo. Su habilidad era… Hmm.

Era el tipo de aventurera que estaba por todo Lahti, lo que se llamaría una aventurera de clase baja.

—¿Dijiste que te gustaría hacer una misión más grande?

—Sí. Ni siquiera me importa si termino con un grupo inútil. Me preguntaba si hay algo disponible.

En lo que respecta a las misiones de grupo, su rango de aventurera estaba realmente en el mínimo. Formar un grupo creaba un nivel colectivo de habilidad que los miembros del personal juzgaban. Con un grupo fuerte, podías afrontar misiones que normalmente no podrías hacer de otro modo. Me pregunté si había alguna misión de grupo que aún necesitara un miembro. Hojeé los numerosos archivos recopilados y busqué una misión que se ajustara a sus deseos.

A la espera de uno más. Por favor, deja que esto expire si alguien bueno no se presenta, sin embargo .

Encontré una hoja de misión con una nota pegada. Era una misión de rango D que buscaba un grupo de guardaespaldas para un mercader y sus bienes. El mínimo era de tres aventureros, y actualmente tenían dos, ambos de rango F.

Aunque se suponía que debíamos juzgar su fuerza como grupo, incluso después de añadir otro aventurero a su grupo, era probable que esto acabara en fracaso. Dependía de quién fuera el aventurero adicional, pero dudaba que alguien “bueno” aceptara esto.

Si obligara a Everly a asumirlo y el comerciante muriera, sufriera lesiones o perdiera alguna de sus existencias, la responsabilidad recaería en el Gremio de Aventureros.

Me sentí mal por Everly, pero en lugar de ofrecerle una misión más allá de su capacidad, probablemente era más seguro organizar una misión diferente que fuera más adecuada a su rango. Por otra parte…

—¿Qué te parece est a ?

—Rango D… Guardaespaldas de un comerciante y su mercancía… ¡Yo lo haré!

—Muy bien. Entonces voy a hacer los procedimientos.

Naturalmente, era una imprudencia que tres aventureros poco preparados salieran a la misión tal cual. Sin embargo, el mercader no iba a dejar la ciudad hasta mañana.

Conocía a los dos aventureros de rango F. Por la forma en que luchaban, estaba seguro de que tenían lo suficiente para enfrentarse a una misión de rango D.

Atolo, uno de los dos de rango F, ya estaba en el Gremio de Aventureros, así que lo llamé. Era un hombre alto y en buena condición física. En su espalda llevaba una lanza.

Justo cuando estaba discutiendo con él la aceptación de la misión, entró por casualidad el último miembro del grupo, un hombre llamado Uno. A diferencia de Atolo, Uno era pequeño y llevaba una espada larga que no se ajustaba a su estatura.

—Everly se ha unido a la misión del convoy que ambos solicitaron, por lo que sus condiciones de aceptación se han cumplido.

—Encantado de conocerte.

Everly y los demás aventureros intercambiaron apretones de manos.

Me aparté del mostrador.

Al suponer que abandonaba mi asiento, Milia ocupó mi puesto en la ventanilla de la recepción. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sonrió mientras formaba un signo de aprobación con los dedos índice y pulgar. Incliné ligeramente la cabeza hacia ella.

—Señor, ¿realmente cree que podemos manejar esto…?— preguntó Uno, el de la espada larga.

Algo así era bastante difícil de decir después de echar un vistazo a tres aventureros al azar.

—Sí, yo también me lo preguntaba… Quizá no debería haberme presentado— Atolo parecía sentir lo mismo.

Everly también levantó la mano. —Lo mismo digo… Acepté porque me lo recomendaron, pero basándome en nuestra alineación… estoy un poco preocupada.

A este paso, el comerciante que había presentado la solicitud iba a tener que cambiar su fecha de salida o contratar guardias utilizando algún otro lugar como intermediario. Eso significaría que nuestro gremio le había fallado. Puede que no lo c r eyeran, pero yo confiaba en que estos tres aventureros podrían encargarse del trabajo.

Sin embargo, tal y como estaban las cosas, era imposible. La ruta planeada iba a llevarlos a través de una región que recientemente se había infestado de ladrones y bandidos.

—Vamos afuera. Les entrenaré en algunas cosas— dije.

Los tres aventureros intercambiaron miradas.

Después de hacer algunos preparativos, conduje al grupo a un terreno vacío en las afueras de la ciudad.

—Como cada uno de vosotros teme, sois un grupo de aventureros débil uchos , de baja categoría y con poca experiencia— afirmé.

—Tú… seguro que tienes una boca fuerte.

—Ya lo sabía.

—No tenías que decirlo tan claramente.

Uno, Atolo y Everly respondieron por turnos.

—Es más, mordisteis más de lo que podíais masticar al solicitar esta misión. Imagino que esperabais contar con algún otro miembro más fuerte. Ni siquiera considerasteis que retrasaríais a alguien o que causaríais problemas a los demás.

Hay que reconocer que Everly había aceptado la misión sólo porque yo se lo había sugerido, pero eso era otra cosa.

—Ughhh… ¡estás yendo demasiado lejos!

—Así es. He pensado que podría ayudar…

—Estoy seguro de que nos irá bien siempre que trabajemos duro juntos.

Uno gritó, la boca de Atolo se curvó en un fino ceño, y Everly parecía ligeramente enfadada.

Rila me había enseñado recientemente una magia muy útil. Después de lanzarlo, aparecieron cuatro ayudantes de tamaño infantil. Al parecer, este hechizo se llamaba Sombra.

—¡¿Ahhh?!

—¿Qué son estas cosas?

—¿Esas cositas aparecieron de la nada?

Con los brazos cruzados, ordené mentalmente a mis cuatro sirvientes conjurados que se movieran.

—¡Scree!

Uno de ellos le dio a Uno una buena patada en la espinilla.

—¡¿Agh?!

Otro robó la lanza que llevaba Atolo, mientras que el tercero saltó y le dio un puñetazo en la cara.

—¡¿Ack?!

El último levantó la falda de Everly.

—¡¿Eek?!

Como estaba desprotegida, también le bajó la ropa interior.

—¡Para!

Ninguna de las sombras era especialmente fuerte. De hecho, eran bastante débiles. Bastaba un ataque de este nivel para reducir a los tres aventureros a un estado lamentable.

—¿Me dijiste que había dicho demasiado? ¿Que querías ser útil? ¿Que las cosas irían bien siempre que trabajaras duro? Por favor, no me hagas reír. El mundo real no es lo suficientemente amable como para que puedas arreglártelas sólo con los sentimientos. Primero, por favor, date cuenta de que eres débil. Entonces podremos empezar.

—No nos ataquen de la nada.

—¿Crees que los monstruos te avisar á n?

—…

—Los ladrones y bandidos tampoco lo harían.

—Pero no me levantaron la falda o…

—Has muerto porque te has distraído con tu ropa interior, qué broma más divertida.

—Ughhh… Pero… quiero mantenerlo lind a …

—Si te preocupa eso, por favor, ponte pantalones.

Cuando se trataba de mujeres, no era como si las cosas terminaran con una falda levantada o con la ropa interior desarreglada si esto hubiera sido real. Probablemente la violarían, la violarían en grupo, abusarían de ella hasta convertirla en un trapo o la venderían como esclava sexual.

Se lo expliqué a Everly.

— ¡¡¡ …… !!!

La rebeldía anterior del grupo se desvanece rápidamente al perder todos su entusiasmo.

— ” Somos unos inútiles sin importancia. Somos gusanos que retrasan a los demás ” . Muy bien, ¡repit an !— Ordené.

El trío se puso en posición de firmes y repitió como un loro.

—Somos unos inútiles sin importancia. Somos gusanos que frenan a los demás.

—Por favor, no olvidéis esas palabras. Eso mantendrá vuestra actitud modesta y se convertirá en un deseo de mejorar.

Una vez resuelto esto, por fin llegó el momento de abordar el tema que nos ocupa.

—Ahora que lo entiendes, voy a entrenar l e s . Sigue mis instrucciones atentamente.

—Sí, señor.

Sabía cuáles eran sus habilidades y había preparado de antemano algunas cosas correspondientes para el grupo.

—Huh… ¿Se supone que debo usar esto…?

—Sin embargo, prefiero mi lanza.

—Así que… me haces llevar pantalones después de todo, entonces…

Para comprobar sus habilidades, hice que los tres lucharan varias veces contra un pelotón de cinco sombras.

Los resultados basados en sus habilidades eran exactamente lo que esperaba.

Podía mover a mis ayudantes invocados directamente, pero también podían moverse por su cuenta si les daba instrucciones.

—Voy a volver al gremio. Por favor, practica con el escuadrón de sombra s por s u cuenta.

—Sí, señor.

Con lo decididos que estaban esos tres, confié en que no abandonarían el ejercicio.

Al día siguiente, presenté al comerciante al trío de aventureros.

—Sois mis guardias… Gracias por aceptar el trabajo, aunque sea rápido.

— ¡¡ ¡Gracias por contratarnos! !!

Los tres aventureros habían sido molestados mucho por mi escuadrón de sombra s . Al final, sin embargo, habían conseguido vencer a un grupo de seis de ellos. Cuando llegó el día de la misión, todos parecían soldados experimentados.

Probablemente estarían bien ahora. Sin embargo, aún me preocupaba cómo les iría. Por eso había colado una sombra en la parte trasera de su carro.

Aunque no era posible mantenerlo durante largos periodos de tiempo, podía compartir los sentidos con la sombra.

Mientras trabajaba, otra sombra sentada con las rodillas dobladas a mis pies se retorcía y tiraba de mis pantalones mientras emitía un sonido bajo y chillón.

—¿Hmm? Ah, han sido desviados.

Abandoné mi asiento durante un rato y sincronicé mis sentidos con la sombra que había hecho acompañar a los aventureros. Vi la carreta y seis hombres que parecían bandidos.

—¡Ja, ja, ja, parece que tenemos una mujer a bordo!

—¡Supongo que tenemos algo que esperar después de matar a los hombres…!

Los ladrones sonrieron lascivamente.

—Tal como lo practicamos, ustedes dos.

—Entendido.

—¡Puedes contar conmigo!

Uno y Atolo respondieron a su vez a la tranquila instrucción de Everly.

El pequeño Uno echó a correr. La espada larga que tenía antes había sido sustituida por una daga.

—¡¿Qué demonios es este enclenque ?!

Uno se precipitó en medio de los ladrones, que blandían sables y hachas.

—¡Toma eso!

Tal y como le había enseñado, Uno utilizó su habilidad para detener los ataques de los bandidos.

La habilidad de Uno era Aceleración Instantánea. Durante menos de un segundo, podía aumentar su agilidad. Después de desviar todos los golpes entrantes, Uno contraatacó con su daga.

—Guh…

—¡Será mejor que no nos subestimes, renacuajo !

Una característica notable de la Aceleración Instantánea era su corto enfriamiento. Sólo unos tres segundos, de hecho. Todo lo que Uno tenía que hacer era sobrevivir durante esos pocos instantes, y podía volver a utilizar su habilidad.

—¡Maldición! ¡No puedo atraparlo!

En una pelea sin cuartel, no había mejor habilidad que esa .

Según Uno, nunca había luchado en un grupo. Por eso había dado tanta importancia al alcance de su arma y a su poder ofensivo. Comprendía su deseo de luchar con seguridad, pero eso le negaba la posibilidad de aprovechar al máximo sus capacidades. Lo que buscaba de Uno no era la destreza en la activación de su habilidad, sino el valor para cargar contra sus enemigos.

Los bandidos fueron cayendo rápidamente en el caos a medida que Uno atravesaba sus filas. Aunque intentaban defenderse, estaban demasiado preocupados por golpearse unos a otros, lo que les ponía en desventaja.

—¡Ahora!

—¡Hahhhh!

A la señal de Everly, Atolo preparó su gran escudo a dos manos y cargó. Eso también era algo que había dispuesto. Anteriormente, había estado blandiendo una lanza, pero luchar con un escudo se ajustaba mejor a la habilidad de Atolo.

Su habilidad era Harden, que reforzaba la dureza de los objetos. Esto hacía que la forma de combatir de Atolo fuera bastante sencilla.

—¡Hahhh!

Todo lo que tenía que hacer era clavar el escudo en la cara de sus oponentes.

KRNK. Se oyó un sonido sordo seguido de un grito.

A pesar de que el escudo era barato, no tenía ni un rasguño. El hecho de que un hombre gigante cargara con un arma tan robusta fue un gran golpe.

—¡¿De dónde se supone que lo atacamos?!

El gran escudo que protegía la parte delantera de Atolo significaba que sólo podían atacarle de rodillas para abajo. Para compensar, llevaba grebas. Parecía poco probable que los bandidos pudieran enfrentarse a él en medio de una lucha tan cerrada. Las cuchillas rebotaron en el escudo con un eco metálico. Atolo se lanzó hacia adelante con su improbable arma, rompiendo las narices de aquellos que tuvieron la mala suerte de ser golpeados.

Uno se había rodeado, y un tajo le mordió la espalda.

—¡¿Gwagh?!

Everly se había escondido detrás de Atolo. Desde su lugar de seguridad, utilizó su habilidad de curación. La herida de Uno permaneció, pero la hemorragia se detuvo al instante.

Los ladrones que aún podían moverse y acercarse a Everly eran repelidos por su espada. La mujer era bastante sensata mientras no hubiera distracciones extrañas. Atolo no podía ver por dónde iba debido a su escudo, así que Everly le dirigía mientras tomaba todo lo que ocurría a su alrededor.

A decir verdad, su habilidad con la espada era terrible. Sin embargo, con el grupo de bandidos tan desordenado, tuvo muchas oportunidades de atacar.

—Los enemigos son…— comenzó Everly, echando un vistazo a su alrededor. No quedaba ni un solo ladrón en pie.

Había sido una buena batalla, exactamente del tipo que me gustaba: sistemática, constante, sencilla e inflexible.

Los tres aventureros se miraron y chocaron los cinco con entusiasmo.

Hicieron un buen equipo.

El comerciante, que había estado observando desde detrás del carro, salió de su escondite.

—Sois unos salvavidas… ¡Muchas gracias! Parecéis muy versados en la lucha. Tuve mis dudas cuando escuché lo bajo que estabais clasificados, pero parece que no tenía nada de qué preocuparme.

—En realidad, apenas éramos aficionados hasta ayer.

—Nuestro maestro nos enseñó los fundamentos de la batalla , así salimos adelante.

—Ya veo— El comerciante asintió. —Entonces tuviste un buen maestro.

— ¡¡¡ Seguro que sí !!!

Por sus tonos, parecía que ya no tenía que preocuparme por ellos.

Corté mi vínculo con la sombra.

No importaba la habilidad que tuvieras, ni el tipo de aventurero que fueras, el éxito dependía de la combinación y la coordinación.