Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 9

Capitulo 6: Prímula Farinosa

Parte 2

✰  Koyuki Himekawa

Al salir de la escuela con sus dos amigas —Sari, a la que había conocido después de empezar la secundaria, y Yoshiko, de la que era amiga desde la escuela media—, Koyuki se dirigió al local de parfait situado en el cruce frente a la estación de tren. Este lugar era un paso más allá de los locales de comida rápida de su época de escuela media.

“¿Esa señora era la nueva profesora?” Preguntó Koyuki.

“Sí, sí, la Sra. Tadokoro está de baja por maternidad, ¿verdad? Es la profesora sustituta de ciencias. No lo sabías porque te saltaste la bienvenida, ¿eh, Koyuki?”

“¡No me la salté! Sólo llegué un poco tarde.”

“¡Los chicos estaban alucinando! Estaban todos susurrando cosas entre ellos.”

“Estabas susurrando más que los chicos, Sari.” Dijo Yoshiko.

“Es de buena educación asustarse cuando ves a alguien tan bonito. Esa mujer es bonita, ¿eh? Toda seria y correcta con esas gafas durante el día, pero apuesto a que por la noche es locamente distinta… Je je.”

“¿Por qué tenemos que escuchar tus asquerosos comentarios, otra vez?”

“¿De qué se trataba, Koyuki? Parecía que te conocía.” “¡Sí, sí! ¿Cómo la conoces?”

“No lo sé.”

“¡¿Qué?!” Gritaron las amigas de Koyuki, llenas de sorpresa y reproche.

“Vamos. Entonces, ¿qué fue eso? ¿Por qué de repente te agarró del brazo?”

“¿Quizás simplemente olvidaste quién era?”

“No creo que sea eso… Pero no estoy muy segura.”

“Lo haces siempre, ¿eh, Sari? Olvidar las caras de la gente.” Dijo Yoshiko.

“¿Todo el tiempo? Hey, no me gusta que me traten como si fuera una tonta. No es mi culpa: si olvido quién es alguien, significa que no fue lo suficientemente memorable.”

“¡Chicas, ¿qué pasa?! ¿De qué están hablando?”

“¡Ohhh, Sumi!” Dijo Sari. “¡Escucha, Yoshi es tan mala!”

Evitando limpiamente el intento de Sari de aferrarse a ella, Sumire ocupó el asiento libre. Iba a un instituto diferente al de Yoshiko, Sari y Koyuki. Pero aunque tuviera un uniforme y un instituto diferentes, se habían encontrado después de la escuela varias veces, y era lo suficientemente cercana a Sari como para coquetear con ella. Yoshiko había dicho: “¿Acaso no tienes amigos en su secundaria?”, de una forma que no se podía saber si era preocupación o un insulto, pero la investigación de Fal había descubierto que Sumire sí tenía amigos y parecía pasárselo bien en el secundaria.

“¿Por qué te quejas? Yoshi siempre ha sido mala.” Dijo Sumire. “¡Ah, lo sabía!”

“Sí, cada vez que estoy en algo divertido, esta encantadora dama me derriba inmediatamente.”

“¿Por qué me cambias el tema? Estamos hablando de Koyuki.” “Estoy bien hablando de ti en su lugar, Yoshi.”

“¡Koyuki, no intentes escabullirte de esto!” “¿Koyuki ha hecho algo?”

“Parece que la nueva profesora la conoce, pero Koyuki dice que no es el caso.”

“Vaya, eso es duro, Koyuki.”

“¡Y luego Yoshi intentaba hacer creer que yo era la olvidadiza! Pero como, si es alguien memorable, entonces no lo olvidaré, ¿verdad? Entonces estoy un paso por encima de Koyuki. Esa profesora es memorable, ¿verdad? Quiero decir, es bonita. Por eso no he olvidado su nombre. Es Mariko Fukuroi.”

Se oyó el sonido de un líquido que salía a borbotones, y a continuación se oyeron gritos y murmullos de los demás clientes. Koyuki tosió. Prácticamente se había atragantado con su batido; de hecho, había empezado a atragantarse.

“¡¿Whoa, Koyuki?! ¡¿Qué está pasando?! ¡Has vomitado batido por todas partes!”

“U-Um, lo siento, estoy bien. Sólo me he atragantado un poco.”

“Sabes…” Dijo Sumire. “… Realmente apreciaría si tú mostraras un poco más de preocupación por mí, la que tiene un batido rociado en la cara.”

“Estaba pensando que sería mejor no decir nada porque tienes un aspecto muy asqueroso ahora mismo.” Dijo Yoshiko.

“Espera, voy a hacer una foto. Estás increíble, Sumi. ¡Heyyy, por aquí! ¡Dame una sonrisa débil! Ooh, tal vez quedaría mejor si también hicieses dos signos de paz.”

“Vaya, sí que tiene un aspecto súper asqueroso… Sari, mándame esa foto luego.”

“Lo siento, Sumi.” Koyuki se disculpó ante el personal, sus amigas y también con los clientes de alrededor.

Mariko Fukuroi—Koyuki conocía un nombre muy parecido. La chica mágica de la que la gente decía que estaba loca por la batalla hasta el final, que incluso había sido expulsada de la reunión marcial que era la Escuela de Preparación Archfiend. No hacía mucho, Snow White había luchado junto a ella en el laboratorio subterráneo. Marika era tan atrevida como decían los rumores, pero Koyuki nunca había imaginado que actuaría prácticamente con su nombre real. Y una cosa más: Koyuki tampoco había esperado que poseyera las suficientes gracias sociales como para poder enseñar.

***

✰  Mariko Fukuroi

Quería ofrecer un agradecimiento adecuado a Snow White. Si Snow White no hubiera estado allí, Marika Fukuroi habría muerto. Mariko también quería saber lo que había pasado después, y lo que había sucedido mientras Marika había estado inconsciente. Y también había muchas cosas que Mariko quería contarle. Pero aunque quisiera hablar con Snow White, Mariko no conocía sus datos de contacto. Cuando había intentado hacer averiguaciones en el mostrador del Departamento de Inspección, al que pertenecía Snow White, le habían gritado: “¡Claro que no podemos dar información sobre nuestros investigadores al exterior!” y al final se había convertido en una pelea y se habían intercambiado golpes, las mesas habían volado, las sillas habían sido pisoteadas, el suelo había cedido y el techo de se había derrumbado. Tal vez no habían querido convertirlo en un asunto público, ya que Marika había evitado cualquier castigo, pero seguía sin tener la información de contacto de Snow White, y había empezado a rendirse, pensando que no podía hacer nada.

Decían que las chicas mágicas tenían una suerte misteriosa cuando se trataba de encuentros. En su largo tiempo como chica mágica, Marika había tenido innumerables oportunidades de sentir eso personalmente. Y este era otro de esos momentos.

Koyuki parecía sonreír y hablar sin preocupaciones, como el tipo de chica de instituto completamente normal y corriente que se encontraría en cualquier lugar. El violento apodo de Cazadora de Chicas Mágicas no era en absoluto apropiado para ella. Pero Mariko tenía la mínima sensación de que algo no iba bien.

Este no era el estilo de vida de una chica mágica que había abandonado la sociedad. Parecía que su vida real era bastante satisfactoria. Estaba haciendo un buen trabajo siendo una chica mágica y una humana. De hecho, era demasiado buena. Se esperaba que una chica mágica activa en edad escolar tuviera más debilidades. Ella era demasiado impecable. Ni siquiera bajaba la guardia con sus amistades, con los que normalmente debería poder relajarse. Ese era el tipo de vida que llevaba.

Mariko pensó en Snow White y en Koyuki Himekawa, pero también tenía que hacer otras cosas o no podría seguir con su vida.

Supongo que al menos fingiré ser una buena profesora, pensó después de su baño, y estaba a punto de sacar una pequeña pila de exámenes de su bolso cuando su mano resbaló y los papeles cayeron sobre la mesa, que estaba apilada con platos sin lavar. Se apresuró a recoger la pila, pero algunos de los exámenes habían acabado manchados de queso de pizza y salsa de carne.

Suspiró. ¿Qué estaba haciendo?

Tal vez pueda aligerar las manchas de alguna manera, pensó mientras extendía los papeles del examen. Entonces oyó un timbre desconocido. O mejor dicho, pensó que era desconocido. ¿Cuándo fue la última vez que sonó el teléfono mágico de Marika? Deslizando los platos a un lado, creó un espacio en la mesa para dejar los exámenes y sacó su teléfono mágico para comprobarlo.

Era de una dirección desconocida. En principio, su teléfono mágico no aceptaba ningún tipo de correo basura. El asunto era ‘Es Snow White’, y Mariko lo abrió sin dudarlo.

El mensaje que se mostraba era del mismo nivel de cortesía que el que utilizaría un estudiante en un correo electrónico a un profesor: Me gustaría que nos reuniésemos. ¿Podría decirme qué tarde le viene mejor? Marika recogió los vasos que había dejado en un hueco entre los platos y volvió a leer el mensaje. Efectivamente, decía que quería que se reunieran.

Parecía que se había dado cuenta de que Mariko era Marika. Tal vez sus dos amigas habían ayudado con ello. Eran buenas amigas. Estaba agradecida por ello.

Si ella quería reunirse, entonces cualquier momento estaba bien. Mariko podría prepararse en cinco minutos. Los dulces serían probablemente un regalo razonable. Le vinieron a la mente varias pastelerías, y seleccionando una candidata, Mariko tomó su bolso de mano, luego tiró con demasiada fuerza de la tela que cubría su espejo de cuerpo entero y derribó un frasco de crema facial, luego se apresuró a ponerlo en su sitio. Tuvo la sensación de que se estaba sobreexcitando, o mejor dicho, entrando en pánico. Respirando hondo para intentar calmarse un poco, abrió los brazos y volvió a derribar la crema facial, que esta vez cayó en la papelera que había junto al espejo.