Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 9

Capitulo 10: Expediente Del General Pukin: El Asesinato Del Mago

Parte 3

Después de haber asesinado a su esposa, pero todavía torturado por la culpa, Hoggleton había ordenado a su demonio de servicio que lo atacara. Su suicidio había tenido un éxito espectacular, y aunque había dejado un mal sabor de boca, el caso estaba cerrado. Todo el equipo de investigación recibió una severa reprimenda del jefe por no haber advertido el túnel oculto. Se pasaron el día quejándose de ello en la taberna.

Volvimos a nuestras aburridas vidas mundanas. Era increíblemente raro que un incidente misterioso ocurriera en un lugar como la finca de Hoggleton, donde no se podía usar magia, y los de la Rama de Inteligencia estábamos ahora pasando otro día jugando al bridge a espaldas del jefe.

“¿Cuándo vas a devolver esos ocho chelines?” Pregunté. “El día de pago fue hace tres días.”

“Una vez que pagué dos meses de alquiler, la mayor parte de mis ingresos se fueron por la ventana. Dame hasta el próximo día de pago.”

Si pensaba que sus pérdidas para el siguiente día de pago seguirían siendo sólo ocho chelines, era un ingenuo. Con el objetivo de exprimirle hasta que necesitara una guinea entera para pagarme, me enfrenté al juego del bridge, y más o menos cuando ese préstamo de ocho chelines se convirtió en dos chelines, dimos por terminada la noche. Siempre fue así.

Al ir a mi cama, mientras miraba el techo de hollín de mi alojamiento barato, pensé en las cosas.

Hoggleton había cavado un agujero para crear una habitación en la que nadie pudiera entrar, había asesinado a su mujer y, una vez que se supo la verdad, se había suicidado. Era simple, una simple farsa, o eso me pareció.

Hoggleton era, para ser franco, un bastardo. Matar a su mujer era una cosa, pero no era una persona tan loable como para estar poseído por la culpa, e incluso si se descubriera su crimen, dudaba que lo reconociera tan fácilmente. Con un hombre como Hoggleton, aunque le hicieran subir a la horca, seguiría insistiendo en que él no lo hizo. Pero sólo lo conocía desde hacía un día; si fuera más sincero con mis sentimientos, me reprenderían suavemente con algo como: “Sí, ésa era una de sus facetas. Pero no era ese tipo de hombre.” Sin embargo, estoy seguro: era un auténtico cabrón.

Cuando pensaba en lo que había sucedido aquel día, los rostros de aquellas dos chicas mágicas surgían en mi mente.

Pukin y Sonia, que parecían insatisfechas con la cantidad de comida que se les había servido.

Cuando Hoggleton se había suicidado, la expresión de Pukin había sido completamente diferente a la conmoción de los que la rodeaban… Su sonrisa que se extendía de oreja a oreja como si estuviera disfrutando, como si se alegrara… incluso el solo hecho de recordarlo me produjo escalofríos.

Sonia había llamado la atención mientras Pukin hablaba. Se había limpiado debajo de la nariz y la había ensuciado con tierra. Eso significaba que había habido tierra en sus guantes. ¿Por qué? ¿No era porque Pukin le había ordenado cavar ese agujero? La magia no se podía usar dentro de esa mansión, pero seguramente se podía usar la magia bajo tierra, debajo del edificio. Con la magia, uno podría haber cavado ese largo túnel de escape en un corto período de tiempo sin que nadie se diera cuenta. No se podría atravesar el suelo, y no se podría hacer una puerta oculta en poco tiempo, pero la destrucción del suelo por parte de Pukin había evitado que eso se supiera. Lo había hecho pasar por un “agujero de escape inteligente” que ni siquiera los inspectores, maestros en su oficio, habían podido descubrir con su búsqueda minuciosa.

Y había una cosa más sobre el estornudo de Sonia. El momento en que se produjo había centrado la atención de todos en ella. Incluso yo había mirado reflexivamente hacia ella. Inmediatamente después había vuelto a mirar a Pukin, pero en ese momento, la mano derecha de Pukin había estado apoyada en la empuñadura de su estoque. Creo que no había estado tocando su estoque antes de que yo mirara a Sonia. Y Pukin no es la clase de persona que se asustaría tanto por el bonito estornudo de su asistente como para poner la mano en la empuñadura.

¿De qué se trataba ese estoque? Si una chica mágica llevaba una espada como si tuviera sentido, entonces la hoja seguramente estaba dotada de algún tipo de magia. No se trataba simplemente de que estuviera lo suficientemente afilada como para cortar en pedazos a ese demonio de servicio, sino que si podía controlar el comportamiento de la gente, eso lo explicaría casi todo.

Si pudo hacer estornudar a Sonia, y luego utilizar el momento en que todos miraban hacia otro lado para controlar a Hoggleton… Si se asumía que el hecho de que condujera deliberadamente a todas las partes relacionadas fuera de la mansión era para utilizar su magia, entonces todo tendría sentido.

Si ella había usado magia para crear el agujero ese día y había usado magia para controlar a Hoggleton para hacerle confesar y quitarse la vida sólo para resolver el caso… entonces, mientras el Reino Mágico tuviera la confesión y las pruebas circunstanciales, no harían nada para investigar más. Todos los presentes ese día creían que Hoggleton era el culpable; dudaba que hubiera alguien que pensara lo contrario, aunque se buscara en todo el mundo.

Si estas especulaciones que me permití hacer antes de dormir se acercaban a la verdad, entonces ¿por qué había inculpado a Hoggleton por el crimen? ¿Estaba ejecutando a un villano en aras de la justicia social? ¿Alguien le había pedido que lo hiciera? ¿Era una asesina para eliminar a Hoggleton, porque era un obstáculo? Cualquiera de las dos razones habría sido plausible, pero ninguna de ellas parecía correcta.

Esto es lo que pienso. Si Hoggleton le hubiera dado a Pukin suficiente comida para comer, tal vez no habría corrido semejante suerte.

Si era así, ¿quién era el verdadero culpable? En innumerables ocasiones, formulé hipótesis, las desglosé, y luego las reforcé, hasta llegar a algo que parecía ser la verdad. Nunca había hecho algo así, pero era bastante divertido.

El culpable había asesinado a la Sra. Hoggleton. Utilizando la llave de la caja fuerte que ella llevaba, habían robado los pagarés. Los habían quemado hasta convertirlos en cenizas sobre la mesa o los habían quemado en otro lugar y habían dejado los restos sobre la mesa. A continuación, habían atado un hilo empapado en aceite alrededor del pomo o lo habían pegado con un potente pegamento. Pasándolo por debajo de la puerta, habrían puesto el extremo opuesto del hilo en el exterior. Salían de la habitación y, tras cerrar la puerta, tiraban del hilo, girando el pomo desde fuera. Y luego encendieron la cuerda para quemar las pruebas. En cuanto a la ceniza resultante, la parte que quedaba fuera de la habitación, la limpiarían cuidadosamente, mientras que la parte que quedaba dentro de la habitación quedaría oculta por la dispersión de la ceniza de los pagarés. Había muchas probabilidades de que la quema de los pagarés no fuera el objetivo, sino un acto de camuflaje. Si el culpable no quería figurar en la lista de sospechosos, era muy poco probable que fuera un deudor.

Este crimen habría sido posible para una criada, sirviente, mozo de cuadra o cocinero. Sin embargo, recordé a Pukin y Allgrave después de la muerte de Hoggleton. Llegué a tener una vaga idea de quién era el culpable. Pukin se había dado cuenta de la verdad, pero la había ignorado. Había visto a través del criminal y también lo había dejado de lado, en lugar de construir un escenario falso para su propio placer. Eso tenía que significar entonces las expresiones de Pukin y Allgrave. Allgrave debía de estar muerto de miedo.

Me revolqué en la cama, aún perdido en mis pensamientos. Pukin era muy peligrosa. Sólo una breve investigación de los datos sobre ella había producido una montaña de información. Al parecer, antes de que el Reino Mágico empezara a respetar los derechos humanos de los sospechosos, ella había sido considerablemente imprudente… En otras palabras, era totalmente fascinante. Cansado de mi trabajo y agotado de la vida, su comportamiento salvaje me estimuló, aunque sólo por un momento.

El jefe había sido el que pidió a Pukin que se encargara de este trabajo. Él conocería su información de contacto. Me revolví en la cama una vez más, tomando nota mentalmente de que intentaría hacer la pregunta al día siguiente.