Magdala de Nemure (NL)

Volumen 5

Capitulo 4: ¿Quién De Ustedes Dijo Que El Milagro Es Falso?

Parte 1

 

 

El principal problema de la construcción de campanas era la cantidad de estaño que había que añadir al cobre.

Cuanto más estaño, mejor será el sonido, pero más quebradiza seria la campana. Si hubiera la misma cantidad de estaño, el propio proceso de construcción se vería afectado por el clima, y la campana resultante podría ser frágil, o de sonido apagado. Los requisitos para construir una campana eran los instintos y la experiencia de un herrero, perfeccionados tras muchos años de fracasos. Desafiaba por completo lo que exigían los alquimistas.

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A pesar de ello, Alzen dio las órdenes, por lo que Kusla y los demás tenían que hacerla. Lo más importante, Kusla tenía que impedir que los Caballeros se retiraran.

Weyland y él fueron recogiendo las materias primas, y también Fenesis se sumó al tratamiento del mineral, moliéndolo, lavándolo, filtrando las impurezas con ácido y plomo, y probando diversas combinaciones de cobre y estaño. No se añadían materiales especiales en los experimentos, y se hacían de forma estructurada, siendo la proporción de estaño la variable; una vez hechos, los granos se vertían en un molde. La campana real sería tan grande que podría cubrir completamente  a  Fenesis  estando  arrodillada,  pero  para  estos experimentos no era necesario. Hicieron veinte y tantas aleaciones de diferentes proporciones.

Casi amanecía cuando terminaron de fundir todos los minerales.

Una vez que Kusla y los demás llegaron al taller, Irine se fue a los otros talleres, a instruir a los otros herreros en la construcción de los dragones, y no volvió. Así, cuando Kusla se despertó de su ligero sueño, encontró el taller en completo silencio.

Lo único que se oía eran los sonidos del sueño, el crujido de la rueda de agua y el horno escupiendo llamas. En medio del silencio, Weyland dormía con los brazos abiertos, mirando hacia arriba, mientras Fenesis ahuecaba el atizador, apoyada en la pared mientras dormía.

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El taller era tan grande que había espacio suficiente incluso con veinte moldes presentes. Fenesis era una persona completamente diferente de cuando estaba en el taller de Gulbetty; su físico era mucho más fuerte, y comprendía los fundamentos del trabajo. Los experimentos terminaron más rápido de lo esperado. Kusla vio a la chica blanca durmiendo plácidamente, y recordó las palabras que Irine dijo en Kazan. La decisión correcta sólo puede saberse probando.

Korad, que partió con decisión hacia la tierra de la muerte, probablemente lo sabía cuándo dijo que allí había algo que quería.

Kusla se rió y negó con la cabeza.

Guardó su sonrisa de cansancio y dio una patada al atizador que ella sostenía.

“Despierta.” “¡¿Feuh, eh?!”

Probablemente, Fenesis tuvo un sueño mientras dormía; levantó la cabeza conmocionada y sujetó lentamente el atizador. En ese momento, finalmente se dio cuenta de que se había quedado dormida, y miró a Kusla con lágrimas en los ojos.

“… P-Por favor, no me tires de la oreja…”

Parecía que había recordado la amenaza de Kusla de tirarle de las orejas si se dormía.

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Kusla se encogió de hombros, se metió el dedo meñique en la oreja y dijo: “Sigue trabajando.”

Fenesis miró a Kusla con sorpresa y respondió: “¡S-Sí!”

Entonces, también pateó a Weyland y sacó las aleaciones de los moldes.

“Los colores son completamente diferentes.”

Colocaron las aleaciones sobre la mesa de trabajo, observando los marcados contrastes.

“El cobre puro es rojo, y si añadimos más estaño, se vuelve dorado y luego plateado. Un herrero experimentado podría determinar la cantidad utilizada sólo por los colores.”

“… Tan bonito.”

El bronce recién fundido brillaba bajo el sol de la mañana, y Fenesis no pudo resistir el impulso de alcanzarlos.

“¡Caliente!”

“Sabía qué harías eso~.” “Tonta.”

Con Weyland burlándose y Kusla despreciándola, Fenesis echó el cuello hacia atrás con rabia, poniendo los labios en forma de triángulo.

“Los colores son obvios, pero hay que golpear para escuchar los sonidos. Pruébalos.”

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Kusla entregó un martillo a Fenesis y levantó la barbilla.

Aunque un poco confundida, Fenesis se dispuso a hacerlos tañer con cautela.

“El bronce es maleable, por lo que el sonido se embota. Si la aleación se endurece, el tono se hace más fuerte.”

Con la explicación de Kusla, Fenesis golpeó con cautela las aleaciones que tenía delante.

Cuando golpeó una, las orejas bajo su velo se movieron. De repente, se agitaron mucho.

“Este sonido…”

“Este es probablemente el nivel de pureza utilizado para hacer la campana.”

La aleación era de un bonito color dorado, justo entre el rojo y el plateado. Podría decirse que era perfecta para hacer la campana de la Iglesia.

“Tienes unos oídos excelentes. Puedes convertirte en herrera cuando quieras. Te envidio…”

Kusla se burló deliberadamente de Fenesis, que lo fulminó con la mirada.

“Creo que no es demasiado tarde para cambiar después de aprender los secretos de la Alquimia.”

“Oho.”

Weyland se rió, y Kusla sonrió. Sencillamente no pudieron dejar pasar esa oportunidad.

Fenesis frunció el ceño, tratando de actuar con seriedad.

Golpeó las aleaciones en orden. Cuanto más plateado era, el sonido crujiente se volvía estridente.

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“Una vez que se vuelve tan blanco, se vuelve demasiado duro y se rompe fácilmente. Como cierta persona.” Dijo Kusla mientras golpeaba la cabeza de Fenesis, que inmediatamente volvió a fruncir el ceño.

“…”

Pero no se defendió, sino que miró hacia Weyland.

“Entonces, ¿por qué los herreros no han podido construir una buena campana?”

“Pff.”

Weyland se rió, no porque la pregunta de Fenesis le hiciera gracia. Fue porque Fenesis estaba preguntando a Weyland, no a Kusla.

Su venganza contra Kusla fue mezquina, pero efectiva.

“Esto implica muchos otros factores. Por ejemplo, los minerales pueden tener impurezas si no se filtran correctamente, o hay problemas para ampliar una campana~.”

“¿Cuáles son los detalles? ¿Son algo que pueda entender?”

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Fenesis parecía más apasionada que antes mientras seguía preguntando a Weyland.

Claramente, ella estaba tratando de fastidiar a Kusla, quien sería el verdadero tonto si reaccionara.

Así que Kusla hizo una mueca con los brazos cruzados, permaneciendo en silencio.

“Puedo decirte la respuesta… pero tienes que pensar para aprender~.”

“Uu… ya veo. Entendido. Pensaré…”

“Hm. Así que escribe todas las preguntas que se te ocurran. Puede que haya muchas preguntas de las que no sepas las respuestas, pero por eso mismo, puede que haya cuestiones en las que no hayamos pensado~.”

“¿Las hay?”

“Por supuesto. Por ejemplo, hay muchos relatos de alquimistas en todo el mundo que cometen innumerables actos atroces, ¿no~? Para ser honesto, algunos de esos rumores estaban más allá de nuestra imaginación~.”

“…”

Fenesis fue asignada inicialmente al taller para supervisar a Kusla y Weyland, en la época en que tenía una mala impresión de los alquimistas en general. Tales palabras podrían ser hirientes para sus oídos.

Fenesis se arrugó y miró a Weyland.


“Bueno, no te estoy regañando~. La gente es así después de todo~. Ante cualquier metal desconocido, piensan en él como una criatura, y le añaden cola, espalda, pecho, convirtiendo pequeños peces en grandes dragones. Este es el poder de la imaginación~.”

Además, durante la experimentación hubo momentos en los que los resultados superaron las expectativas. Los experimentos son divertidos.

Kusla quería decirlo, pero así parecería que quería atraer la atención de Fenesis, así que aguantó.

“Por supuesto, la mayoría de las imaginaciones difieren de los hechos, por lo que habrá problemas. Con el conocimiento y la experiencia, las imaginaciones se acercan más a la verdad~. Esto tiene cosas buenas y malas. Algunas verdades pueden parecer aburridas, donde no hay nada que imaginar. Por eso soy diferente a Kusla, me gusta que mis chicas lleven sus velos correctamente. Sólo mostrando un poco de la cara~.”

Weyland sujetó el velo de Fenesis y lo ajustó.

Fenesis se tensó con aprensión, pero Kusla sabía que estaba siendo tímida, no temerosa.

“Deberías aprender a ocultar este secreto, pequeña Ul~. Eso atraerá la imaginación de los hombres~.”


“¿Ocultar… el secreto?” Fenesis murmuró para sí misma.

Otra vez le estaba dando ideas raras, así que Kusla miró a Weyland, sólo para ser ignorado por éste.

“Por eso me acerco a varias chicas. El encanto de una chica que acabo de conocer es el más fuerte. Sé que esto es criminal, pero no puedo evitarlo~.”

Weyland se puso una mano en el pecho, echándose hacia atrás como un actor de teatro mientras declaraba aquello.

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Kusla se sintió débil y no se atrevió a aceptarlo. Sin embargo, Fenesis se reía de lo dandi que era Weyland.

“Así que, pequeña Ul, escribe los problemas que se producirán al ampliar un metal.”

“S-Sí.”

“Ahora  bien.”  Weyland  miró  hacia  Kusla.  “¿Qué  hacemos?

¿Vemos cómo piensa la pequeña Ul?” “…”

Fenesis se retiró molesta. Al ver eso, Weyland le sonrió deliberadamente, y terminó riéndose de nuevo.

Kusla parecía desinteresado en esto, su cara se congeló, pero en cuanto al caso de la fabricación de la campana, tenía algunas preguntas que averiguar.

Kusla estaba a punto de mencionar esto, sólo para escuchar pasos frenéticos más allá de la puerta que se detuvieron abruptamente. Todos miraron hacia allí, Kusla desenfundó la daga de su cintura, tirando de Fenesis por el hombro.

Kusla abrió la puerta, y una persona cayó inmediatamente dentro. “¿Eh?”

“¡¿S-Señorita Irine?!” Gritó Fenesis mientras se acercaba corriendo. Irine permanecía inerte en el suelo del taller. Uno de los gruesos guantes de cuero que utilizaba para la fundición había desaparecido por alguna razón.

¿Escapó de unos bárbaros?

Kusla tuvo esa idea por un momento, pero después de escuchar algunos ronquidos, parecía que simplemente estaba agotada.

“En serio…”


Kusla suspiró, apartó de un codazo a la asustada Fenesis y levantó a una Irine desplomada.

Era un poco más alta que Fenesis, pero se sentía pesada sobre su hombro.

Parecía que las curvas estaban ahí, y lo que quedaba era el peso que necesitaba un herrero.

“Prepara la cama.”

Magdala de Nemure Volumen 5 Capitulo 4 Parte 1 Novela Ligera

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