Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 8

Capítulo 5: Adiós, Amigo Mío

Parte 1

◇   Bluebell Candy

Bluebell Candy no tenía ninguna razón real para seguir siendo una chica mágica.

No tenía ambiciones, metas o aspiraciones. Carecía de principios u opiniones. Era vaga en cuanto a la filosofía, y tampoco era que tuviera una admiración particularmente poderosa por las chicas mágicas.

Había oído que había muchas chicas mágicas así. Como había lamentado la chica mágica que se había convertido en la mentora de Bluebell: “Muchas chicas mágicas siguen así porque es el camino de menor resistencia”, y había terminado diciéndole que no debía convertirse en ese tipo de chica mágica.

Y al final, eso es exactamente en lo que se había convertido Bluebell.

Si podías convertirte en una chica mágica o no, se decidía en base a la vaga norma del “talento mágico”. Al decidirse en base a algo tan vago, pensó Bluebell, tal vez no fuera sorprendente que mucha gente con una direccionalidad vaga acabara siendo chica mágica.

Pero lo que ocurrió después fue inusual.

Bluebell, que no era buena en el combate cuerpo a cuerpo, cuya magia se limitaba a producir caramelos, que sólo era regular en lo que respecta al trabajo de oficina y que no tenía ninguna otra habilidad especial, había sido asignada al Departamento de Investigación y Desarrollo y se había convertido en una chica mágica asalariada.

No hace mucho tiempo, la palabra “asalariado” describía un fenómeno ordinario y no una profesión a la que aspirar. Pero ahora, para los trabajadores temporales que soñaban con lo bonito que sería conseguir un trabajo a tiempo completo, los asalariados no eran nada ordinarios, sino la élite.

Y entre las chicas mágicas, también, las que recibían un salario eran la élite. Tenías que tener una magia única o conexiones con los superiores —algo así— o no te ponían un sueldo.

Bluebell se había convertido en una chica mágica sin ninguna razón real y se había convertido en una asalariada sin ninguna razón real. Al igual que no recordaba cómo había logrado convertirse en una chica mágica, tampoco recordaba cómo había logrado convertirse en una asalariada.

Todos los días se desplazaba al edificio de I+D, donde clasificaba documentos y realizaba recados y otros tipos de trabajos extraños, haciendo el tipo de trabajo que ni siquiera tenía que ser una chica mágica para hacer, desconcertada todo el tiempo sobre cómo había llegado a ser asalariada hasta que había pasado medio año y había conocido a Princess Deluge.

Había oído hablar de los orígenes de Princess Deluge.

No tuvo que preguntar para darse cuenta de que a Deluge le dolía por dentro.

Incluso Bluebell, que había acabado siendo una chica mágica sin tener un objetivo consciente, sabía que las chicas mágicas debían ser útiles a los demás, en momentos como éste.

Quería confortar a Princess Deluge. Quería animar a Princess Deluge.

Quería ayudar a Princess Deluge a sonreír con fuerza.

Bluebell permanecía al lado de Princess Deluge constantemente. Cuando Deluge estaba triste, le daba un caramelo; si había algo que Deluge quería, se lo ofrecía. Le enseñaba a Deluge las cosas que quería ver y la llevaba a los lugares a los que quería ir.

Muchas cosas eran difíciles o fundamentalmente imposibles, con el nivel de autoridad de Bluebell, pero al ser una de las empleadas habituales que se desplazaba al edificio de I+D, también sabía dónde estaban las llaves de las tarjetas y los números de pase que sus superiores solían utilizar. Bluebell le había dado a Deluge lo que quería, y Deluge se había preparado cuidadosamente antes de provocar este lío.

¿Deluge tenía la intención de usar a Bluebell, todo el tiempo?

¿O acaso Deluge se había inclinado a hacerlo porque Bluebell le había presentado la oportunidad y los medios?

Deluge era completamente diferente ahora de la época en que había sido golpeada por la tristeza. Buscaba a las cartas soldado, tratando de cazarlas a todas.

Parecía una encarnación de la venganza, ardiendo de rabia. Pero la verdad era que era muy inestable. Bluebell lo sabía. Por eso no podía abandonar a Deluge. Probablemente ya no había vuelta atrás para Deluge. Y lo mismo ocurría con Bluebell. Ella no podía volver ahora.

Tal vez Deluge carecía de conciencia de sí misma en este ámbito, y tal vez se enfadaría con Bluebell y le dijera: No necesito tu intromisión. Pero Bluebell estaba con ella porque quería protegerla. Si Bluebell no estuviera allí, Deluge haría algo aún más extremo. Era porque Bluebell estaba allí que Deluge sólo hacía esto.

Podía empatizar con Deluge. Si Bluebell estuviera en la misma situación, habiendo sido engañada y con sus amigas asesinadas, seguramente Bluebell también habría querido vengarse. Pero aun así, se sentiría fatal si no pudiera al menos dejarle a Deluge la habitación para poder volver.

Alguien había dicho una vez que las chicas mágicas existían para ayudar a la gente en problemas. Ahora mismo, Deluge estaba en problemas. Por eso Bluebell la seguiría.

***

◇   Princess Deluge

Cuando atacó a las cartas soldado mientras huían de ella, vio a Tempest en ellas.

Cuando atacó a las cartas soldado que se enfrentaron a ella, vio a Inferno en ellas.

Cuando atacó a las cartas soldado que intentaban proteger a las demás, vio a Quake en ellas.

Cuando vio a una carta soldado de corazón escondida en las sombras, temblando de espaldas a Deluge, empezó a ver a Cherry en ella, pero ese pensamiento se evaporó rápidamente. Cherry no había estado temblando mientras la mataban. Aunque podría haber escapado, había vuelto. Había luchado con valentía y la habían matado.

Fijando la puntería de su tridente, Deluge no pudo atacar. Al ver la espalda hacia ella, temblando porque intentaba esconderse, la puntería de Deluge vaciló. Su respiración se volvió agitada y su campo de visión se estrechó. Sintió que iba a olvidar lo que intentaba hacer ahora, lo que estaba haciendo.

“Dejemos esto, Deluge.” Le llamó una voz desde atrás. Su cuerpo se movió por reflejo.

Su tridente atravesó el corazón de la carta soldado por detrás. A pesar de los muchos que había matado hasta ahora, la sensación era más cruda que nunca.

Exhaló. Luego inhaló.

Congeló la herida antes de que saliera sangre, y sacó su tridente en el instante en que se endureció. La carta soldado de corazón se desplomó sin gritar y su cuerpo se desmoronó, volando con el viento al desaparecer.

La última vez, cuando todas habían luchado contra las cartas soldado en el laboratorio, las cartas soldado habían dejado cuerpos después de ser asesinadas. Sólo habían desaparecido finalmente cuando llegó el momento de revivir el conjunto completo. Los cuerpos de las cartas soldado con las que estaba luchando ahora desaparecían cuando las mataban. Eran diferentes a las que Deluge había combatido antes. Pero eso no significaba que pudiera perdonarlas.

Aunque había venido a esta ciudad para buscar a Premium Sachiko, una vez que Deluge había descubierto a Shufflin aquí, se había olvidado de sí misma y había atacado. Robar a Premium Sachiko sería un golpe más fuerte para la Facción Osk que destruir un montón de Shufflin. Su “amigo” también lo había dicho. Deluge lo sabía. Ella lo sabía, pero cuando vio una Shufflin, no pudo contenerse.

Deluge se dio la vuelta y miró a la chica mágica que le había hablado. “Creí que te había dicho que no me siguieras si te ibas a meter en mi camino.”

“Lo siento, no era mi intención… Es que parecía que estabas sufriendo.”

“¿Podrías no hacer suposiciones sobre cómo me siento?” “Lo siento… pero…”

“Lo diré una vez más: Si te vas a meter en mi camino, entonces por favor vete.”

Apartando su mirada de Bluebell, miró hacia delante.

Mirar a Bluebell era doloroso. Aunque Bluebell no se parecía en nada a ellas, la cara de Tempest, la de Quake, la de Inferno y la de Cherry parpadeaban y luego desaparecían. Si Deluge hubiera querido realmente que Bluebell se fuera, podría haberla dejado atrás, pero no pudo apartarla del todo, así que la dejó seguirla. Aunque utilizó un lenguaje duro y la trató con poca amabilidad, se sintió aliviada de que Bluebell la siguiera.

Agarrando unas Alas Demoníacas, Deluge subió al cielo. Bluebell también tomó unas Alas Demoníacas para seguirla. Al ver eso, Deluge suspiró, y luego se sintió enfadada consigo misma por ello.

Se animó a no olvidar.

Quake, que había intentado proteger a Tempest y había sido decapitada. Tempest lloró y gritó, pidiendo clemencia, pero fue inútil: ella también fue decapitada. El ataque final de Inferno ni siquiera había alcanzado a la enemiga y murió arrepintiéndose. Cherry, a la que Deluge consideraba una cobarde y una mala luchadora, se había armado de valor para volver al laboratorio, donde siguió usando su magia para apoyar a sus aliadas hasta su último aliento.

Ninguna de sus muertes había sido aceptable. Ninguno de sus asesinatos había sido aceptable. No había sido aceptable que ninguna de ellas se limitara a ser utilizada, tampoco aprovecharse de ellas y luego tirarlas a la basura cuando terminaran. Todas habían dado todo lo que tenían intentando convertirse en chicas mágicas. Habían luchado sin saber que las habían engañado haciéndoles creer que tenían que luchar para salvar al mundo de la destrucción.

Filru había sido asesinada porque había mostrado piedad al enemigo. Si no hubiera tenido la bondad de mostrar consideración a una cartas soldado de corazón, Filru no habría muerto.

Deluge no podía morir hasta que se hubiera vengado de todas ellas, hasta que pudiera vengarse. Así que hasta el momento en que se le permitiera morir, abandonaría la bondad. Ella no sabía si alguna vez había tenido tal cosa para empezar. Nami Aoki era una persona que se adaptaba a su entorno, se dejaba llevar por la corriente, y estaba bien con todo mientras ella estuviera bien. Cuando su amiga había sido acosada, no había intentado ayudarla, porque estaba claro que intentarlo empeoraría su propia situación.

La débil sonrisa de su amiga que había dejado de asistir a la escuela surgió en su mente, y la sacudió. No era algo en lo que pensar ahora mismo.

Si nunca tuvo amabilidad desde el principio, eso era conveniente.

Si carecía de amabilidad, el enemigo no podía aprovecharse de ella.

Deluge miró fijamente a Bluebell, que la observaba con preocupación. A Deluge le dolía el pecho. Se estaba asfixiando. Se llevó la mano al pecho y apretó. Respiraba con más fuerza.

“Deluge, ten…”

Deluge tomó con fuerza la medicina que le ofrecía Bluebell y se la tragó sin mirarla. Le devolvió la energía. Todavía podía luchar, pero estaba tomando la medicina con más frecuencia. Ni siquiera Deluge sabía cuánto tiempo podía luchar sin descanso.

No hubo contacto a través de los auriculares. Les había dicho a las demás que le informaran inmediatamente cuando descubrieran las cartas soldado, pero ofrecían menos información sobre los avistamientos, tal vez porque el número de enemigos había disminuido.

Así que tuvo que encontrarlos por su cuenta. Para empezar, nunca había planeado confiar en los subordinados de Pfle. Envió a las Alas Demoníacas por toda la ciudad para que hicieran un reconocimiento y le informaran si descubrían chicas mágicas. Las Alas Demoníacas eran de baja inteligencia, así que no podía obligarlas a buscar sólo a Sachiko.

Pero a ella no le importaba.

Ella iba a matar a las cartas soldado. Ella iba a matar a toda la Facción Osk, sin dejar a uno solo con vida.

Desplegando las Alas Demoníacas, les hizo vigilar desde lo alto. Si encontraban alguna carta soldado, Deluge iría a por ella. Las mataría.

La verdad es que sería mejor que Bluebell no estuviera allí. Bluebell no debería estar allí. En el momento en que este pensamiento la golpeó, le dijo a Bluebell: “Quiero que te vayas.”

Pero Bluebell no se iba. Aterrada, lloraba y temblaba, pero seguía siguiéndola todo el tiempo. “¡No me iré!” “¡Siempre estaré a tu lado!”, dijo mientras se negaba a dejar a Deluge. Al oír estas cosas, Deluge se sintió aliviada desde el fondo de su corazón.

Una imagen de Prism Cherry le venía a la cabeza, pero la borró de su mente. Sólo había una Prism Cherry. No había una. Ahora ni siquiera había una. Deluge sabía la razón por la que Prism Cherry había desaparecido. Recordarlo hizo que las llamas del fondo de su corazón chispearan y ardieran. Esto no eran brasas. Se trataba de un fuego furioso.

Al cabo de un rato, las Alas Demoníacas que había esparcido por el aire le notificaron que habían descubierto a una chica mágica. Ardiendo de rabia, Deluge salió corriendo, pero cuando vio a esta chica mágica rodeada de Alas Demoníacas, su rabia se convirtió en confusión, y la confusión en irritación. Dudó por un momento entre descender o ignorar el aviso, pero al final decidió bajar. Al aterrizar frente a la chica mágica, su irritación aumentó aún más cuando Deluge descubrió que la chica estaba sonriendo.

“¿A qué has venido?” Desahogó su irritación ante la chica, sin ocultarlo en absoluto, pero la sonrisa de la chica no vaciló.

“Parece que hemos llegado a una situación en la que debemos cooperar en serio. Por cierto, ¿quién es la que está contigo? Le agradecería que me presentara.” Dijo Pfle, sonriendo al mismo tiempo.