Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 8

Capítulo 4: Corriendo Por La Ciudad, Pasando Por La Montaña

Parte 3

◇ Micchan el Diccionario

Atravesando los tejados de los rascacielos y edificios residenciales, Micchan siguió las instrucciones de Glassianne en la persecución del sospechoso vehículo extranjero. Una vez que el vehículo llegara a su destino, ella y los diez demonios en lo alto del cielo harían su asalto y asegurarían a la humana o a la chica mágica que estuviera dentro del vehículo.

Micchan tenía bastante confianza en su capacidad de recordar, y no porque fuera conocida como “el Diccionario”. Comparando con el mapa de la zona urbana en su mente, dedujo por dónde estaría circulando el vehículo mientras corría simultáneamente hacia allí. Atravesó la ciudad, y luego salió a una carretera que corría a lo largo de la montaña. Haciendo un círculo alrededor de la ciudad, continuó corriendo tras el vehículo. La menor cobertura, como los rascacielos y las residencias, hacía más difícil seguirlo, pero con el apoyo de Glassianne, no era nada.

Salió a un sendero de animales que atravesaba la vegetación por encima de un túnel. Desde allí, se incorporó a la carretera nacional, ocultándose a la sombra de un camión para seguir a su objetivo. El vehículo se ajustaba al límite de velocidad, conduciendo a no más de ocho kilómetros por encima. No parecía tener ninguna prisa, dada la legalidad de su conducción. Sin embargo, también conducía de forma demasiado despreocupada como para calificarlo de prudente. La forma en que cedía el paso a los peatones, incluso en los pasos de peatones donde no había semáforo, era demasiado laxa para alguien asignado a una misión potencialmente mortal.

El emblema que marcaba el lado del vehículo de la corona de laurel con alas de ave acuática era claramente el de la Facción Puk. Las ventanillas del vehículo estaban tintadas de oscuro, y Micchan no podía distinguir bien lo que había dentro.

Era imposible que no hubieran sido informados de que el equipo que había estado buscando a Sachiko había sido atacado. ¿Significaba esto que este era el refuerzo que había sido enviado debido a ese informe? El vehículo extranjero era un vehículo normal de pasajeros sin magia, y Micchan sólo podía percibir a una persona dentro. Vehículo de cortesía parecía ser un calificativo más adecuado que el de refuerzo.

¿Llamaron a un vehículo de cortesía? ¿Un vehículo de cortesía?

¿En una situación difícil como ésta?

No podía ser algo tan estúpido como eso. Las Chicas Mágicas podrían ver a los Tres Sabios como prácticamente divinos, pero no podían estar tan desconectados del sentido mundano.

Al descender de la montaña, Micchan corrió por un tramo de carretera agrícola que pasaba entre campos cultivados. Aquel vehículo extranjero de aspecto caro parecía totalmente fuera de lugar en la carretera rural.

Al salir del tramo de la carretera de la granja, el vehículo se adentró de nuevo en el desierto. Micchan comprobó su posición en su mapa mental. Había atravesado la zona urbana, había salido a la zona salvaje y había dado una vuelta al perímetro de la ciudad; el vehículo seguía avanzando. Estaba a punto de rodear una cuarta parte de la ciudad, así que si Micchan se movía de forma lineal, llegaría mucho más rápido a donde el vehículo se dirigía.

Aunque se tratara de un conductor despreocupado, eso no cambiaría el hecho de que más rápido era mejor. Si se tomaban la molestia de ir por el camino más largo, eso significaba que tenía que haber una razón para ello. Por ejemplo, que les preocupara que les siguieran. Esa sería una razón para tomar el camino más largo.

¿Me están vigilando?

No lo parecía en absoluto. El vehículo estaba vagando sin rumbo. Si estuvieran vigilando a alguien en su cola, habrían estado más concentrados. Pero si ni siquiera eran conscientes de lo que había detrás de ellos, entonces no había necesidad de ir por el camino más largo. En ese caso, ¿no significaba eso que había otra razón por la que estaban dando vueltas de ese modo?

Corriendo en línea recta por el sinuoso camino de la montaña, esquivando árboles y hierba, se dirigió hacia adelante.

Algo no se siente bien.

Si había una razón para que el vehículo siguiera una ruta inútilmente tortuosa, podía ser porque tenían cuidado de que les siguieran la pista, o por otra cosa: un señuelo. Estaban utilizando el vehículo como un cebo vivo para atraer al enemigo.

Micchan supuso que esto era un 90 por ciento de señuelo y un 10 por ciento de precaución ante la posibilidad de que le siguieran la pista. En cualquier caso, sería una idea estúpida dividir sus fuerzas de combate aquí, pero a Micchan tampoco le gustaba la idea de dejar libre este vehículo.

Prefiere deshacerse de él.

Micchan dio la orden a los demonios. “Todas las unidades al descenso de la montaña. Trataremos con el vehículo en treinta segundos.”

Desplegando su mapa mental, visualizó la ruta más corta hacia ese lugar. A diferencia del vehículo, Micchan podía ir directamente por el medio del bosque, donde ni siquiera había senderos de animales para llegar. Estaba bien siempre que su sentido de la orientación fuera correcto.

Corrió por la montaña a toda velocidad, pisando hierbas, rompiendo árboles, saltando desde los acantilados y corriendo por los valles. Estaba acostumbrada a moverse por la naturaleza. Había participado en el entrenamiento de supervivencia de la Escuela de Preparación Archfiend, y se había clasificado cerca de los primeros puestos.

Al cabo de diez minutos, llegó al pie de la montaña, donde dio instrucciones a las Alas Demoníacas. Les hizo esconderse por la zona, en las sombras de los árboles, bajo las hojas, cubriéndolas con tierra y demás, mientras la propia Micchan hacía una bola con algo de tierra y la sostenía en la mano.

“Shoukyuu [glóbulo] a shoujuu [rifle].”

Ahora tenía un rifle automático. Mirando alrededor de la zona, vio una parada de autobús. Alguien debía estar esperando allí hasta hace un momento, ya que del cenicero que había allí salía un humo adecuado. Micchan pasó la mano por encima del humo para atraparlo en la palma.

“Shuryuuen [humo de cigarrillo] a shuryuudan [granada].” Decidió hacer dos granadas de mano por si acaso.

También sacó una lata vacía de la bolsa de basura que había junto a la máquina expendedora, retorciéndola y enroscándola, arrancando la parte superior para hacerla pedazos con sus propias manos. Estaba sucia y pegajosa de zumo seco, pero como sólo estaba recogiendo basura para su propio uso, no tenía derecho a quejarse.

“Perfecto, ya es hora.”

No habían pasado ni diez minutos cuando el vehículo extranjero bajó la montaña por debajo del límite de velocidad. Justo cuando lo hizo, Micchan salió corriendo a la carretera y arrancó uno de los trozos de acero que tintineaban en su mano.

“Teppen [chatarra de hierro] a teppeki [muro de hierro].”

Con la magia de Micchan, sólo podía hacer cosas tan grandes como las que podía sostener en su mano. Por eso había fortalecido sus músculos, entrenando lo suficiente para poder soportar el peso. En medio del camino, creó un muro mágico de hierro de veinte centímetros de grosor, metro y medio de altura y dos metros de ancho. Luego tomó otro trozo de chatarra con los dedos, luego un tercero y un cuarto . “Teppen [chatarra de hierro] a teppeki [muro de hierro]. Teppen [chatarra de hierro] a teppeki [muro de hierro]. Teppen [chatarra de hierro] a teppeki [pared de hierro].”

Una sacudida y luego el suelo se tambaleó. El vehículo extranjero se estrelló contra las cuatro capas de paredes de hierro, y lo detuvieron con sólo un ligero bamboleo.

Sacando la anilla de la granada de mano, Micchan la lanzó por encima del muro. A continuación, se deslizó en la zanja junto a la carretera, tapándose los oídos y abriendo la boca.

La granada de lujo de Micchan disparó el chasis del vehículo a tres metros de altura antes de volver a caer. La explosión y luego el impacto de la caída del vehículo hicieron temblar los árboles que la rodeaban y llovieron hojas secas. Las paredes de hierro, que sólo se habían tambaleado al detener el vehículo, fueron cortadas por la explosión.

Cubierta de hojas marrones muertas, Micchan se levantó de la cuneta de la carretera. Del vehículo extranjero salía un humo negro. Aunque pasaba poca gente por la bajada de esta carretera de montaña, la policía llegaría en cinco minutos como mínimo, diez como máximo, y los mirones vendrían aún más rápido.

Acabaría con este trabajo de forma rápida y definitiva. Rifle automático en mano, dio un paso cauteloso hacia adelante, luego saltó a un lado y rodó. Los shuriken y los kunai atravesaron el hormigón para clavarse en la tierra. Los demonios revoloteaban inquietos.

Micchan apretó el gatillo de su rifle y derribó más shuriken con un muro de balas. Sin embargo, no se trataba de uno o dos shuriken, sino de innumerables shuriken que cortaban las ramas mientras volaban hacia ella.

Micchan miró hacia arriba: en la copa del árbol más alto había una ninja.