Magdala de Nemure (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: Lágrimas

Parte 2

“¡Weyland!”

“… ¿Qué~?”

“La princesa Irine se aburre mucho. Acompáñala un momento.” “¿Uuu~?”

Weyland se levantó lentamente.

“Haz feliz a esta princesa con las habilidades para las mujeres de las que estás orgulloso.”

“… ¿No fuiste tú quien dijo que no le hicieran nada para evitar problemas, Kusla~?”

“Hay que buscar la hora y el momento.”

“Ugh… parece que últimamente tengo preferencia por las mayores~.”

“¡H-Hey! ¿Qué estás diciendo?” Por supuesto, era una broma.

Kusla se encogió de hombros y Weyland se puso en pie, con aspecto de no querer trabajar.

“Ah, no tienes que levantarte.”

Irine se negó con pánico, pero su cortesía dejó a Weyland encantado.

“Ahora bien, ¿a dónde iremos hoy~?” Murmuró Weyland, pero Irine habló de repente.

“H-Hey, en realidad, tengo una petición.”

“¿Ah?”

Irine miró a Kusla, Weyland y Fenesis, declarando tímidamente. “¿Qué, una petición? ¿Quieres que pase más tiempo contigo?” “¿Eh? ¿De ninguna manera~?”

“¡No!”

Irine apretó los dientes mientras respondía con un grito, y luego dijo: “Espero que puedas enseñarme a leer…”

¿Podría negarse?

Los ojos de Irine se dirigieron hacia el trío, una expresión así por parte de ella era realmente un poco rara.

Kusla lanzó una mirada a Weyland, que reflexionó y estiró la espalda.

“Phuahhh… no he dormido lo suficiente. Vamos a dormir un poco más.”

“¡Hey!”

“Hora de la siesta.”

Dicho esto, tomó el heno y entró en la habitación. El esfuerzo que le costaría a Weyland hacer entrar en razón a Irine sería más o menos el mismo que enseñarle a leer, siendo el factor crucial el estado de ánimo de Weyland.

Kusla suspiró y miró a Irine. Parecía que había decidido hacer esta petición después de muchas deliberaciones, y sin embargo ocurrió un resultado tan impropio, y ella se sintió desanimarse. Esto era similar a que Fenesis se sintiera herida por carecer de habilidades de fundición en comparación con los demás.

Volvió a suspirar y le dijo a Irine: “Consigue una vela y un bloque de madera.”

Una práctica común para la caligrafía era aplicar cera sobre la madera y escribir en ella.

Irine levantó la cabeza, asintió con seriedad y se puso a prepararse inmediatamente.

¿Cómo podía ayudar a Irine para que supiese leer lo más rápido posible? Se preguntó Kusla. Irine quería saber de inmediato, así que debería enseñarle algunas cosas de uso reciente.

Las palabras tienen forma y sonido, y al combinarlas se transmite la intención. Sin embargo, sería arduo enseñar desde el principio. Irine era una herrera de pura cepa, y la practicidad debía ser el objetivo.

Que aprenda de lo que vio sería el método más eficaz, es decir, que aprenda los términos mezclados en esos pergaminos de imágenes.

Realmente, no había muchos términos que Irine tuviera que aprender con esto, y era lo suficientemente inteligente como para poder ver un fuelle de agua, comprender su mecanismo y reconstruirlo, así que debería estar bien en ese aspecto. Después de eso, todo lo que tenía que hacer era enseñarle algunos términos sencillos, como los tipos de minerales o el control del fuego registrado en los pergaminos.

Normalmente, los herreros no transmiten sus habilidades a través del lenguaje.

“Estos son los nombres de los minerales, al menos. Incluso yo tengo algunos problemas de pronunciación con ellos.”

“Es útil que sean casi las palabras que conozco… ¿supongo?”

Irine podía distinguir entre el oro y la plata con los ojos cerrados, simplemente tocándolos. Al principio se mostró tímida, pero intentó leer las palabras con fuerza.

Al parecer, se había enterado de los términos minerales en la lengua del sur.

Aunque esta era la tierra del norte de los paganos, estaba al lado del sur, por lo que no había una diferencia decisiva en las palabras de las dos tierras.

Probablemente podría recordarlo si se esforzara un poco. “¿Y estos también?”

“Estos se suelen utilizar en esos párrafos comunes. Domínalos y el lenguaje te pertenecerá, o algo así, ¿entiendes? Si te acuerdas, puedes usarlos para varias situaciones.”

“Ya veo…”

Algunos de los rollos de imágenes representaban la situación en los talleres, pero la mayoría tendrían mucho en común con un sermón normal. Por ejemplo, los amos perezosos, los amos arrogantes que trataban a sus discípulos como esclavos, los que estafaban a los clientes locales recibirían su castigo, una demostración en vivo de cómo usar una forma extraña de abajo del Sur, etc.

En medio de estas escenas, normalmente se introducen párrafos cortos con las frases habituales.

Si uno no pudiera entender las palabras, podría suponer que el pasaje transmite un mensaje muy exaltado; sin embargo, una vez que se entienda la verdadera intención, podría darse cuenta de que las palabras no son tan impresionantes. Esta situación no se limita a las palabras.

“Bueno, intenta aprender unas cien o doscientas palabras. Memoriza esto, y las cosas de los pergaminos de imágenes serán fáciles de entender. Si hay algo más que no entiendas, puedes preguntarme a mí, o a Weyland. Quizás no siempre te responda, pero lo hará.”

Irine lanzó una mirada a Kusla y asintió de alguna manera sin querer. Tú eres la que me pidió ayuda, pero Kusla no lo dijo en voz alta. Su expresión indicaba que se estaba rebajando por su incompetencia.

“Sólo para preguntar…”

“¿Eh?”

“¿Está bien que haga una pregunta?”

Tiene una pasión por el aprendizaje, que no es inferior a la de Fenesis.

Kusla necesitaba que Irine supiera algunas palabras, así que se sentó junto a ella, mientras Fenesis se sentaba frente a ella, citando en silencio. Al momento de hacer algo Irine sería superior a Fenesis, no fingiría no saber si no lo sabía, y preguntaría lo que quisiera preguntar.

“Claro. Si voy a enseñarte estoy dispuesto a responder como mínimo diez preguntas.”

“… Eso es un sinsentido total.” Aunque dijo eso, Irine dejó escapar un suspiro de alivio.

“Pero antes de eso, ¿qué está escrito aquí?” Al decir eso, Kusla tomó un bloque de escritura con una letra ininteligible.

Desde luego, tenía el aire de un niño de cinco años dibujando en el suelo con un palo de madera.

“Intenta practicar tu escritura. Esto no se parece a la escritura de una mujer.”

“Está bien, ¿no? Para empezar, soy un herrero.” “La caligrafía de tu marido era realmente vigorosa.”

“Ugh…”

Tras hacer callar a Irine, Kusla miró el papel que le había entregado.

No estaba bromeando en lo más mínimo. La letra era atroz, casi ininteligible. Sin embargo, apenas pudo identificar las palabras.

Probablemente copió esto de los pergaminos de imágenes. Kusla vio las palabras y mostró una sonrisa.

“Tú también tienes algún interés en las cosas raras.” “… ¿Cómo qué tipo de cosas?”

“… Eternidad… Comienzo… I-Infierno, ¿infierno…? Esto es una incursión, ¿no? Todo lo demás… producido… por los antiguos…”

Se echó a reír. “Un archimago.”

Irine se quedó mirando fijamente mientras Kusla leía la nota. “¿Pretendes ser alquimista?”

Kusla se burló de Irine, que de repente levantó la cabeza. Y sus ojos temblaron.

Kusla no podía dejar de imaginar qué imágenes cautivaban a Irine, que sin duda tenía que ser algo muy sorprendente. Los que buscaran esos intrigantes métodos de fundición en un taller de herrería estarían advertidos.

Sin embargo, no se burló de Irine por su evidente vacilación. “Pero esto no es algo malo.”

“Uu… ¿eh?”

“Esto no es un taller de herrería. No hay nada que ate tu sensibilidad.”

“…”

“Persigue lo que te gusta; lo importante es…” Con una mirada severa, Kusla continuó: “Nunca perder de vista tus objetivos, y no te quedes en una insistencia supersticiosa. Tirar los huesos de un santo para fundirlos ya es el límite; si te obsesionas tanto con las constelaciones o con recitar cánticos cuando fundes, ten cuidado. Esto es algo totalmente diferente.”

Irine levantó la vista y miró fijamente a Kusla, asintiendo lentamente.

En muchos aspectos, era una herrera sobresaliente, pero como estaba completamente adoctrinada en el estilo de vida de un taller de herrería, sólo podía confiar en lo que podía ver a simple vista, y en lo que se podía reproducir de nuevo.

No debería preocuparme demasiado por ella, pensó Kusla, pero Irine tomó la palabra.

“En ese caso, tú…” “¿Ah? No, no es nada.”

Al decir esto, le arrebató el papel. Y entonces dobló la cintura.

¿Qué? Mientras Kusla se sentía escéptico, la chica pelirroja bajó la cabeza y volvió a entregarle el papel.

“Quiero que escribas lo que significa cada término.”

Esta ayudante tenía un color de cabello diferente al de Fenesis, pero ciertamente tenía sus propios encantos.

Kusla sintió un poco de curiosidad por el cuadro que podía intrigar a Irine; en ninguna parte de los otros pergaminos de imágenes aparecía el término “archimago”.

Se preguntó mientras traducía las palabras que Irine identificó en la nota, y le entregó el papel. Mientras Irine lo miraba fijamente, Kusla notó de repente la mirada de Fenesis desde el otro lado.

“¿Qué?”

“¡!”

Fenesis se sorprendió cuando Kusla le preguntó, y se encogió. “Hay cosas que no entiendes, ¿no?”

“N-No…” Tartamudeó y empezó a copiar de nuevo.

Kusla la miró con escepticismo. ¿Qué le pasaba? Podría estar pensando que podría ayudar de alguna manera, pero no podía interrumpir.

Kusla también sintió lo mismo.

“Hey, tú, haré que Fenesis te enseñe.” “¿Eh?”

Irine levantó la cabeza y respondió con un tono algo sorprendido: “En cuanto al lenguaje, ella es más competente que yo.”

Kusla estaba afirmando un hecho, pero Irine podría haberse sorprendido mucho por esto.

Tenía una clara mirada de duda. “Ah… erm, esto significa…”

Irine miró de un lado a otro entre Fenesis y Kusla.

¿Por qué dudaba tanto? Kusla se quedó perplejo, y su deseo innato de bromear palpitaba sin darse cuenta.

“¿O deseas que yo te enseñe?” Se rió, y la cara de Irine se congeló mientras le miraba fijamente.

Oh oh, así que la cara de Irine traicionó tal expresión. Y la sonrisa de Kusla se congeló.

“Hey, sólo estaba bromeando…”

“¡No-no-no-no, no es eso, imbécil! No es eso—”

Irine miró a Fenesis, tratando de defenderse, sólo para terminar actuando más raro.

Fenesis dirigió a Irine una mirada perdida, y ésta no pudo evitar ponerse en pie.

“¡Imbécil!”

Diciendo esas palabras, Irine tomó el papel y entró furiosa en la habitación interior.

Kusla y Fenesis se quedaron atrás y guardaron un extraño silencio.

Kusla miró a Fenesis. “Tu mano se detuvo.” “Eh, ah, s-sí.”

Fenesis, que todo este tiempo había estado distraída, comenzó a trabajar frenéticamente de nuevo.

Es evidente que estaba siendo desganada, pero Kusla no lo señaló.

Fue un poco tarde por su parte, pero sólo entonces se dio cuenta de por qué aquel lascivo Weyland no enseñaba a Irine a leer. Fenesis pensó que podía ser capaz de ayudar a Irine, y no prestó atención al hecho de que ésta se relacionara con Kusla. Seguramente no sería una idea interesante; en pocas palabras, probablemente se debía a los celos.

Esta vibración ansiosa de una joven dejó a Kusla chasqueando la lengua.

Una pequeña sensación de adormecimiento en lo más profundo de su mente, como si su mano se acercara a una picazón que no podía tocar.

Las tensiones surgían cada vez que las jóvenes estaban cerca.

La cuestión era que Kusla no podía rectificar el motivo de este entumecimiento, después de que todo lo demás le dejara traqueteando. Sin embargo, tenía otros pensamientos sobre este asunto.

Una vez que Irine lanzó una mirada torpe, mostrando claramente que tenía interés en Kusla, Fenesis se sintió evidentemente agitada, y su mirada vacía fue realmente encantadora. Kusla sintió una picazón en su corazón, sabiendo que ella estaba mostrando un deseo posesivo inmaduro. Verdaderamente no era malo ser amado.

Todos los días eran un día de paz adormecida.

Kusla se quedó atónito, incapaz de hacer una mueca, pues intuyó que su ardiente deseo por Magdala se había curado con un asunto tan trivial, o quizás esto era lo único que buscaba. Durante todo este tiempo, iba con la pasión de “desnudar hasta a Dios”, buscando la Verdad para el mundo, y sin embargo se satisfacía tan fácilmente con un asunto tan ordinario. ¿Era simplemente eso todo lo que buscaba?

Kusla suponía que no era así, pero no tenía ningún método para demostrarlo.

Si tuviera la oportunidad de probarlo, Kusla estaría convencido de que sería capaz de alcanzar las habilidades máximas de un alquimista.

Tal era su convicción de que no se arruinaría por la ansiedad mostrada por Fenesis e Irine.

Dado que el dominio de los Caballeros sobre esta tierra era tan robusto como los monolitos, y él podía vivir días tranquilos bajo tal protección, probablemente podría llevar a cabo muchas y variadas investigaciones.

No había nada inapropiado o insatisfactorio. Pero esto podría ser simplemente todo.

Al pensar en esto, Kusla se sintió de repente un poco desamparado.

En cualquier caso, incluso en esta ciudad de Kazan, no había ninguna tecnología de vanguardia que deseara encontrar.

El hecho de ser querido por Fenesis, y ser capaz de protegerla era suficiente para él. Tal hecho le estaba diciendo básicamente que una vida tan ordinaria era la Verdad del mundo.

La vida cotidiana, mundana e inmutable, continuaría por toda la eternidad, sólo jugueteando con la ilógica ocasional; así era su vida.

¿Eso era todo en su vida?

Kusla se sentó cara a cara con Fenesis, hojeando los “preciosos conocimientos” que le parecían tan familiares mientras dejaba correr sus pensamientos.

No había nada que debiera inquietarle, y sin embargo esto le dejaba inquieto.

Y así, justo cuando el almuerzo de la tarde estaba a punto de ser completamente digerido, el sonido de la puerta del taller siendo golpeada dejó a Kusla con inquietud en algunos aspectos.

Los únicos que tendrían que venir a este taller serían los Caballeros.

Este podría ser el comienzo de muchos años de vida cotidiana mundana.

Kusla abrió la puerta, y vio a un joven soldado esperando fuera de la puerta.