Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 7

Capítulo 6: La Cazadora De Chicas Mágicas

Parte 3

✰  Styler Mimi

“¡Estoy de tu lado!”

La voz desconocida que declaró de repente que era una aliada confundió a Mimi. La chica mágica que entró en la habitación a través del mamparo que se cerraba era tan desconocida como su voz, y era extrañamente brillante.

“¿Un aliado? ¡Excelente!” Gritó Marika.

Mimi no tuvo tiempo de quejarse: “¿Cómo puedes creerla de buenas a primeras?” Estaban rodeadas por quince Shufflin, todas con las armas preparadas. Su bando, incluso incluyendo a esta autoproclamada aliada, tenía tres. Las flores de Marika tardaron en florecer. Si volvieran al pasillo, la lucha sería más fácil, pero como Marika se había tomado la molestia de quedarse, tenía que estar planeando algo.

Las Shufflin también parecieron estremecerse un poco ante la repentina aparición de esta misteriosa chica mágica. Armas arriba, dudaron un momento.

Y entonces la misteriosa chica gritó: “¡Por favor, no me miren!”

Ella brillaba. Mimi no estaba mirando, así que no sabía muy bien cómo estaba ocurriendo, pero allí estaba, brillando. El intenso resplandor emitido hizo que las Shufflin fruncieran el ceño y entrecerraran los ojos. Mimi y Marika tenían la luz a sus espaldas, así que les fue mejor que a las Shufflin.

Mimi las cortó con sus tijeras y las apartó de una patada, y cuando le devolvieron el golpe, ella bloqueó, contuvo, esquivó, esquivó y luego esquivó un poco más; había demasiados. No logró esquivar a uno por completo, y un garrote le arrancó la peluca mientras una lanza le rozaba el brazo. Sintió cómo la piel y la carne se desprendían, y luego el dolor. La lanza que no había podido esquivar se clavó con fuerza en su brazo derecho y brotó más sangre. Lanzó sus tijeras para tomar distancia.

Su combate fue torpe. Y no era simplemente porque estuviera siendo abrumada por el número. La chica mágica detrás de ella se había colocado firmemente en el lugar y no se movía en absoluto. Si Mimi esquivaba mal, el ataque golpearía a la chica que estaba detrás de ella.

¿Por qué tenía que luchar mientras protegía a alguien que literalmente acababa de conocer?

Marika Fukuroi se rió. No sólo se alegró de estar en una posición ajustada. Esta risa le resultaba familiar a Mimi.

“¡AH-JA-JYAAAA! ¡¡¡AQUÍ VIENE EL SOOOOOOL!!!”

Oh, ya veo, pensó Mimi.

La calidez de esta luz no sólo era deslumbrante. Era la luz del sol. A pesar de que Marika Fukuroi lo necesitaba, había venido hasta aquí bajo tierra. Y esa luz del sol —una luz del sol intensamente poderosa, para colmo— estaba siendo emitida continuamente por la chica mágica que estaba detrás de ellas.

El plan de Mimi había sido intentar ganar tiempo hasta que Marika pudiera hacer florecer su flor. Maldecir a la maldita mujer por hacer siempre lo que quería mientras ganaba tiempo para ella era el trabajo de Mimi. Ese trabajo había terminado en un abrir y cerrar de ojos. Esto no era mero calor: era la luz real y cegadora del sol. La semilla de girasol se hinchó a una velocidad explosiva, acelerando para brillar y resplandecer.

“¡Solar Heaven!”

Mimi sabía lo que iba a pasar. Sabía que Marika confiaba en ella para cuidar de los aliados. Mimi dio la espalda a los enemigos y empujó a la chica mágica que estaba detrás de ella hacia la arena.

La luz salió disparada.

Esto no se parecía en nada a la luz solar que la misteriosa chica mágica había emitido. La energía de esa luz solar, que ella había almacenado y guardado, acumulándola hasta el límite, hasta el borde, fue liberada de golpe.

Mimi escupió la arena que tenía en la boca. “Siempre eres así…” “Hey, gracias por el cumplido.”

“Eso no es un cumplido.”

“Y también gracias a la otra que esta por ahí.” “De nada. Me alegro de haber sido útil.”

Marika levantó a Mimi, y ésta ayudó a levantar a la misteriosa chica mágica. El radio que rodeaba a Marika era negro como el fuego. Ni siquiera tuvo que pensar en lo que les había pasado a las Shufflin.

“Eh, ya te preguntaré quién eres después.” Dijo Marika. “Oh, bien.”

“Por ahora, sigamos a la Cazadora de Chicas Mágicas.” “Si nos entretenemos demasiado, nos dejarán…”

Al otro lado de una duna, Styler Mimi vio cómo se levantaba una nube de arena.

Antes de que pudiera pensar en lo que era, su cuerpo se movió.

Se puso en cuclillas, tomó arena con las dos manos y se la lanzó a Marika. La magia de Styler Mimi podía cambiar los trajes de la gente. Y no sólo eso: podía disfrazar a alguien de otra persona, y también podía conferir a alguien un camuflaje perfecto.

Hizo que Marika se fundiera en el desierto, y a continuación bañó a la desconocida con arena, dándole lo mismo. No era un camuflaje cualquiera: era impecable, una ocultación total. Un camuflaje creado por la magia de Styler Mimi que engañaría incluso a los ojos de una chica mágica.

Estaba a punto de cubrirse de arena a continuación, pero la nube de arena llegó primero. El As de Picas estaba al final, con el rey y la reina de tréboles siguiéndole.

No lo voy a lograr…

Fue apuñalada. En el cuello. Girada. Lanzada. Caliente. La sangre se desbordó de la parte posterior de su garganta y goteó de sus labios. Sintió que la iban a destrozar. Todavía estaba consciente. No podía respirar. Era asfixiante. Le dolía.

Era lo mismo de siempre.

No importaba el desastre, Marika Fukuroi siempre era la misma. Por mucho que Styler Mimi lo odiara, se vería obligada a acompañarla.

Styler Mimi se negaba a ir con ella, y Marika ignoraba sus protestas y la arrastraba.

Ahh.

La arena estaba teñida de rojo. Eso era todo lo que podía ver. Ya no sabía qué había pasado con Marika y la otra. Daño. Dolor. ¿Cómo podía esa idiota pensar en luchar, sin importar el dolor que sentía?

Si Mimi realmente hubiera odiado ir con ella, podría haberse ido en cualquier momento. Ella lo sabía. Marika no invitaría a alguien que realmente no estuviera interesado. A pesar de su apariencia, tenía un ojo sorprendentemente sutil para la gente. Mimi lo sabía.

También sabía que en realidad no odiaba que la obligaran a unirse. De todos modos, las protestas de Mimi siempre hacían que Marika la arrastrara. De alguna manera, todo acabaría bien, y ella se quejaría durante todo el camino a casa; eso también formaba parte de las cosas.

Esta vez, era diferente. Mimi ni siquiera se había planteado que algo fuera diferente. Había hablado de lo peligroso y aterrador que era, pero en el fondo de su corazón, había estado segura de que volverían sanas y salvas.

No le quedaban fuerzas. Así que reunió una última parte.

Sacando unas tijeras de su manga, se levantó para lanzarlas contra una Shufflin trébol. Ni siquiera había apuntado ese golpe repentino, pero le dio justo en la garganta. La Reina de Trébol le arañó el cuello mientras caía hacia delante, y Mimi acabó de espaldas, mirando al techo mientras moría.

***

✰  Marika Fukuroi

Estaba en la arena como una bestia de cuatro patas. Se hizo indetectable.

Mimi no se movió. Se había llevado a una Shufflin consigo con un último lanzamiento.

Se la llevó con ella. Sí, se la había llevado con ella. Eso significaba que Mimi había sido asesinada, y ella había matado a una Shufflin. Ella no se movería más. Porque era una herida fatal. Era una herida fatal.

Marika no la había podido salvarla. ¿No había intentado salvarla? No. No había sido capaz de salvarla. Debería haberla salvado. ¿Por qué estaba pensando en algo así? Pensando en alguien que estaba muerto en medio de una pelea.

El As de Picas y el Rey de Tréboles estaban espalda con espalda, con las armas en alto. No la habían encontrado. El nuevo aliado también se estaba escondiendo. Marika rezaba, quédate así de quieta.

Todavía espalda con espalda, las dos Shufflin se desplazaron lentamente. Sus pasos deslizantes dejaban líneas en la arena. Ambas apuntaban al mamparo. Mimi estaba cerca de él.

Mimi.

Era Mimi.

Styler Mimi.

Marika volvió a pensar en Mimi. No debía pensar en alguien que se había caído y no se movía. Luchar era divertido. Las batallas perdidas eran las mejores. El enemigo concentraría todo su cuerpo y su alma en ella, y ella no podría pensar en nada más que en el enemigo, y éste colorearía todos sus pensamientos. ¿Cómo las derribaría?

¿Cómo recibiría ese golpe? Se fundiría puramente en la batalla y se convertiría en un todo singular con el otro. No habría dos luchando. Sería una batalla de uno.

No podía haber impurezas. Pero Mimi estaba allí tirada.

No podía apartar los ojos de esa visión. No pudo entrar en la pelea.

Siempre había un aliado que se caía y dejaba de moverse. No era raro que eso le ocurriera a ella. Si su corazón se alteraba por algo tan trivial, no podía llamarse guerrera. La Cazadora de Chicas Mágicas, Músico del Bosque y Archfiend se reirían de ella.

Archfiend también estaba muerta. Marika había pensado que ni siquiera la muerte acabaría con ella. Había pensado que Archfiend seguiría siendo Archfiend eternamente, y que Marika podría jugar hasta morir.

Archfiend estaba muerta. Mimi tampoco se movía. Marika la había obligado a venir cuando la odiaba, y Mimi había muerto. ¿En qué estaba pensando? ¿Mimi la había odiado? ¿Era eso algo en lo que pensar, ahora?

Estaba brotando desde lo más profundo de su ser. Una pequeña onda se transformó en un gran tsunami, y una energía que Marika nunca había sentido antes intentaba desbordarse desde su interior. Era poder. El poder puro intentaba transformarla. Archfiend le había enseñado que los grandes movimientos del corazón podían provocar un crecimiento drástico en una chica mágica. De eso hacía ya más de diez años. Era un milagro que Marika aún lo recordara.

Presintió lo que estaba a punto de visitarla. Mimi estaba muerta.

Mimi había sido asesinada.

Marika había querido protegerla. Pero no lo había hecho.

Se dijo a sí misma: Tienes que ganar sólo con el poder que tienes ahora. Si vas a usar una cosa más, debe ser el camuflaje que te dejó Mimi al final.

Lo que tenía ahora estaba bien. No necesitaba nada más. Era algo que no debía tener.

Ella tenía un aroma para ello. Si aceptara este regalo, probablemente moriría. No era lógico. Ella podía entenderlo con sus sentidos. Así como Mimi se había llevado a esa Shufflin con ella, Marika moriría con esas dos Shufflin. Marika aun no moriría. Archfiend había muerto. Mimi también había muerto.

Pero Marika seguía viva.

Tensó sus extremidades para contener lo que intentaba brotar de su interior. Cuando su corazón parecía que iba a perder la concentración, se aferró a él con firmeza, tratando de convencer a todo su cuerpo. No necesitaba más fuerza que la que tenía ahora.

¡No hay que despertar!

¡No! ¡No necesito tu intromisión!

¡Puedo ganar bien sin ti!

¡Lárgate, ahora!

Su corazón se calmó. Los movimientos fuertes del corazón eran básicamente agitación. Eso no era algo que debía estar en una pelea. Acalló su espíritu, contuvo su deseo de victoria, y para no dejar rastro en la arena, para no hacer ruido con sus pasos, hizo desaparecer el peso de su cuerpo. Más ligero que una pluma.

Utilizando la técnica de movimiento silencioso que había aprendido al atrapar a Melville, dio la vuelta por delante de donde se movían las dos Shufflin. Se movía más rápido que ellas; tenía que asegurarse de que no se dieran cuenta de su presencia.

Tragó lentamente una semilla. Tenía la garganta seca y le dolía al bajar.

No había más luz solar. No florecería de inmediato.

Ganando tiempo, utilizó el camuflaje para merodear hasta que floreció. En cuanto a la capacidad física pura, el As de Picas superaba a las mejores de la Escuela de Preparación Archfiend. Y esto era lo mejor de la escuela, Marika, diciendo que eso era definitivamente cierto. Para ganar, necesitaba poder mágico.

Se movió a cuatro patas, caminando como una tortuga, pero aun así llegó al mamparo antes que el enemigo. Ahora, primero, ella aplastaría a la Shufflin trébol. Luego haría que el As de Picas se moviera frente al mamparo y ganaría tiempo.

Vengan hacia mí, pensó mientras se preparaba, pero las dos Shufflin se alejaron un poco del mamparo. No es que se hayan fijado en ella. Si lo hubieran hecho, la habrían atacado de forma más directa.

¿Qué intentaban hacer? Las dos Shufflin continuaron alejándose del mamparo para llegar ante la Mimi caída. Cuando Marika se dio cuenta de lo que iban a hacer, se olvidó de intentar esconderse y gritó, cargando contra ellas.

Mimi ya había vuelto a su forma humana. Fue apuñalada por la espalda.

A pesar de su horrible muerte, tenía los ojos cerrados y parecía tranquila. Las dos Shufflin la levantaron, desgarraron su cadáver y lo hicieron girar. Grandes torrentes de sangre se esparcieron por todas partes.

No sólo la sangre. Mimi estaba dispersa.

Los trozos arrojados tiñeron de rojo la zona que ocupaban Marika y la simpática chica mágica que se había escondido. Una vez que el rojo que no era arena se les pegó, el camuflaje dejó de funcionar.

El trébol se acercó a ella. La pica se volvió hacia la otra chica. La simpática chica mágica se puso de pie. Debido al camuflaje, Marika no pudo ver su expresión.

Marika se abalanzó sobre el trébol. La esquivó. Marika la ignoró y fue a por la pica, pero el trébol golpeó a Marika con su garrote. Le partió la frente.

Su visión se tiñó de carmesí.

La pica clavó su lanza. Marika gritó.

La chica aliada se debilitó. La pica sacó la lanza. Brotes de sangre fluyeron.

El garrote se volvió a abalanzar sobre Marika, y ésta se golpeó la frente contra el garrote. Se esparció más sangre. Cuando la postura del trébol se arruinó, ella le dio un puñetazo.

El trébol se tambaleó. Pero no cayó. Se aferró a Marika.

Apuntando a la columna vertebral, Marika bajó el codo dos o tres veces. El trébol seguía sin caer. Levantando su lanza, la pica cargó. Fue demasiado rápida para que ella pudiera reaccionar.

La lanza de la pica se deslizó junto al trébol para atravesar el pecho de Marika. Desgarrando la carne, se enterró profundamente.

Un desbordamiento de sangre. Luego vino el brillo. El brillo que antes se había derramado. La luz del sol.

Apuñalada por la pica, derrumbada boca abajo, la chica mágica apuntaba su espejo hacia Marika. En su espejo estaba el sol. Era tan deslumbrante que ella no podía verlo realmente, pero sentía su presencia.

Marika acercó la lanza de la pica, clavándola más profundamente en su carne. Su sangre salía a borbotones.

Se abrazó a los hombros de la pica, acercándola. La punta de la lanza salió por su espalda. La pica intentaba apartarse. Pero era demasiado tarde. Marika se había bañado completamente en la luz del sol. Una flor amarilla floreció sobre su cabeza.

“Orca Genocida.”

De todo su cuerpo brotan espinas rojas, gruesas y afiladas.

Atravesarían incluso el cuerpo de una chica mágica.

Tanto la pica como el trébol se llenaron de ellas, pero cuando el trébol aún intentó moverse de todos modos, la apuñaló con una espina más. La empujó a través de la cuenca del ojo para aplastar su globo ocular, atravesando su cerebro y partiendo su cráneo.

La sangre de las Shufflin se mezcló con la de Marika.

La luz del sol se apagó. La chica mágica aliada dejó caer su espejo.

Enredada con las dos Shufflin, Marika se desplomó.

Ohhh… Estoy cansada.

Descansaría un poco, sólo un poco. Una vez que se levantara de nuevo, habría una nueva pelea.

Con estos pensamientos en su mente, Marika Fukuroi perdió el conocimiento.