Magdala de Nemure (NL)

Volumen 3

Prologo: Magdala

Estaba durmiendo. Aunque normalmente iba vestida de blanco, estaba vestida de gris.

Había estado atendiendo el fuego y realizando todo tipo de trabajos físicos durante las largas labores de fundición, y una vez que terminó, limpió el horno plagado de hollín. En este momento, estaba completamente agotada, agarrada a una varilla gris que le servía para raspar, y sentada junto a la ventana con los vestigios del atardecer.

No tenía ni los conocimientos ni la fuerza física, pero sí la pasión.

Había un libro colocado sobre la mesa y, a pesar de lo ocupada que estaba, se tomó el tiempo de leerlo. Mientras tanto, corrió a revisar las menas minerales que estaban ordenadas; tal dedicación no se debía ciertamente a la mera curiosidad.

¿Qué es esa cosa? ¿Qué es esto? Seguía preguntando, piando como un pájaro por la mañana.

Sin embargo, Kusla no pudo evitar sonreír al ver sus manos y su rostro cubiertos de hollín, tendidos junto a la ventana con cansancio.

¿Estaba a punto de llegar el día en que la llamaría “aliada”?

En cualquier caso, era su sueño, y según la definición de un alquimista, debería llamarse Magdala.