Hazure Skill ‘Mapping’ Wo Te Ni Shita Ore Wa  (NL)

Volumen 8

Historias Cortas Adicionales 3: ¡El Amistoso Viaje de Compras de Erin y Miya!

Era mi día libre de la mazmorra y yo, Erin Fortlord, tenía una cita con Miya, la amiga de la infancia de Note. Nuestra amistad había surgido de un reciente malentendido de cuando fui a arremeter contra ella. Dicho malentendido nunca se había aclarado, así que aquí estaba yo… No podía decir que estuviera emocionada, pero la culpa era mía por no ser capaz de decir que no con firmeza. Tampoco quería dejarla plantada, así que me dirigí a regañadientes hacia nuestro punto de encuentro acordado.

“¡Hola, Erin! ¡Por aquí!” Cuando llegué a la fuente, una chica corrió hacia mí agitando la mano: Miya.

“¿Te he hecho esperar?” Pregunté.

“En absoluto. Es que estaba tan emocionada que llegué antes. No te preocupes por eso.” “Bien…”

Al parecer, yo era la única preocupada. La semi elfa me agarró de las manos y saltó emocionada, con los ojos brillantes.

“Quería invitarte a salir antes, pero Princess’s Legion ha estado tan ocupado que no he podido encontrar tiempo. Lo siento.” Dijo.

“Está bien… No me molesta un pequeño retraso.”

“¡Aww, gracias! ¡Eres muy amable, Erin!”

Quería decir que hubiera preferido aplazar esto para la eternidad, pero esta chica aparentemente no podía leer entre líneas. De hecho, era la primera vez que alguien me llamaba amable.

¿Qué tan estúpida puede ser? No soy amable…

“Entonces, ¿qué vamos a hacer?” Pregunté. “¿Dónde vamos a pasar el rato?”

“¡Somos sólo nosotras, así que vamos de compras y a comer! ¿O hay algo más que quieras hacer?”

“Depende de ti. Me parece bien.”

“¡Entonces vamos a buscar ropa bonita!” Animó Miya, lanzando los brazos al aire mientras seguía sujeta a mi mano.

Oye, cuida tu fuerza bruta. Me vas a dislocar el hombro. Ay. 

Como habíamos decidido hacer algunas compras, nos dirigimos a una boutique de la ciudad.

“Oye, deberías mostrarme tu tienda de ropa favorita. Conoces esta ciudad por dentro y por fuera, ¿no?”

“Se podría decir que sí…”

Claro, yo llevaba más tiempo que ella viviendo en Puriff, pero no me importaba mucho la moda. Sinceramente, no sabría ni qué tiendas recomendar. Aun así, no quería parecer una palurda, así que señalé el primer lugar que apareció.

“Ahora que lo pienso, voy mucho a esa tienda. Venden mucha ropa bonita.” “Dice ‘Tienda de Perfumes Marina. ¿Segura que venden ropa?”

“¡¿Eh?!” Había supuesto que el bonito exterior significaba que era una tienda de ropa de moda, pero aparentemente era una tienda de perfumes. Me aclaré la garganta y traté de salvar la cara. “No. La tienda de al lado.”

“Oh, esa tienda de ropa.”

“Sí. Eres tan tonta, Miya.”

“¡Eh! Si tú lo dices, Erin, no puedo negarlo. Siempre tienes razón.”

Excepto que soy la persona que acaba de confundir una tienda de perfumes con una boutique de ropa. ¿Qué te hace pensar que soy tan confiable?

“¿Entramos?” Pregunté.

“¡Claro! Dime, si esta es tu tienda favorita, ¿vienes mucho por aquí?” Preguntó a su vez. “Sí. Se podría decir que soy un cliente habitual.”

“¡Guau, eso es genial! ¿Con qué frecuencia vienes?”

“¿Una vez a la semana?”

“¡¿Eh?! ¿Tan a menudo?”

Sin tener ni idea de la frecuencia con la que uno suele comprar ropa, acabé dándole a Miya una respuesta que la dejó estupefacta.

“Entremos de una vez.” Insistí, haciéndonos entrar en la tienda antes de que pudiera preguntar nada más.

Si tuviera que describir el ambiente en una palabra, sería sofisticado. El suelo estaba cubierto por una alfombra de color carmesí intenso y había maniquíes con vestidos por todas partes. Una empleada vestida formalmente apareció desde el fondo de la tienda para recibirnos.

“Bienvenidas. Nunca antes las había visto aquí. ¿Es su primera visita?”

“¿Eh? ¿No eres un cliente habitual…?”

“Cuando eres un cliente habitual como yo, te vuelves demasiado familiar para recordarlo.” “¡Ya veo!”

¿De verdad…?

Incluso yo sabía que esa excusa era exagerada, pero Miya pareció aceptarla. Me sentí agradecida pero desconcertada. Por qué se apresuró a creerme era un absoluto misterio.

“Nuestra tienda está especializada en vestidos.” Dijo la vendedora. “Somos muy exigentes con nuestros materiales y diseños, así que podemos prometerle los mejores vestidos de Puriff. No dude en echar un vistazo.”

Oh no, me había equivocado de boutique. Empezaba a arrepentirme de haber fingido que era un cliente habitual de una tienda cualquiera. Sin embargo, de alguna manera, Miya todavía no se había dado cuenta de mi mentira. Sus ojos brillaban de asombro.

“¡Vaya, Erin! ¿Consigues tu ropa de esta tienda?”

En serio, ¿no es hora de que te des cuenta? ¿Quién compra vestidos una vez a la semana?

No soy un noble. ¡Nunca antes he usado un vestido propiamente dicho!

“Pues claro…”

Cuando miré la etiqueta del vestido más cercano, el precio era asombroso para una prenda de vestir. Tenía dos ceros más que el coste de cualquier cosa que usara normalmente.

“¡Ah! ¡Este es bonito! ¡Vamos a probárnoslo!” “¡¿Eh?!”

¿Cómo puede agarrar de ese modo un vestido tan elegante? ¿No tiene miedo de nada? Si accidentalmente lo dañamos, ese error realmente va a costar lo suyo…

“No deberías agarrar nada que esté fuera de tu rango de precios…”

“¡Está bien! Puede que no sea tan rica como tú, pero Leyfa paga bastante bien a los miembros de Princess’s Legion.”

“¿De verdad? No lo dices sólo para quedar bien, ¿verdad?”

“¡Para nada! No te preocupes.”

“No puedo evitarlo. ¿Cuánto ganas, si puedo preguntar?”

“Psst, psst…”

El número que Miya me susurró al oído me hizo saltar, literalmente. “¡T-Tienes que estar bromeando!”

“Oh, eso es sólo mi salario mensual. Me dieron varias veces eso como bono de ingreso.

También recibo una bonificación extra dos veces al año.”

“¡¿Tienes bonos?!”

Eso era inaudito en los Arrivers. ¡¿Cómo de rica era la princesa?! La cantidad que pagaba al mes me dejó boquiabierta. Quiero decir, sabía que era de la realeza, pero aun así… Si le hubiera ofrecido a Note una suma como esa, habría sido mucho más fácil sin tener que secuestrar a Neme.

“¡Ya lo sé! Para celebrar que nos hemos hecho amigas, ¿qué tal si hoy nos compramos vestidos la una a la otra? ¿No te parece divertido?”

“Ah, eso significa que yo también tengo que comprar algo…”

Así, como castigo por mis mentiras, acabé comprando un vestido caro que ni siquiera quería.