Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 9: Guiado Por la Luna al Futuro III

Capitulo 31: ¡Adelante! ¡Hacia el Reino Ecuestre!

Con la llegada de Abel y el oportuno regreso de Bel con Sion y Keithwood a cuestas, Mia y todos sus amigos acabaron desayunando juntos en la cafetería de la posada. Curiosamente, el regreso de Bel fue tan oportuno que apareció justo cuando el pan salía del horno. Incluso Mia, que había predicho que la chica estaría de vuelta para el desayuno, no pudo evitar sentirse impresionada por la habilidad de su nieta para seguir su olfato.

No es que las propias tendencias glotonas de Mia palidecieran en modo alguno. Ya fuera por la mañana, al mediodía o por la noche, comía cuando y donde quería. De tal abuela, tal nieta.

Además, Rafina parecía ser consciente de este hecho, a juzgar por las impresionantes raciones que trajeron a la mesa para el desayuno. Un plato contenía un auténtico montón de pan recién horneado, y junto a él había un gran frasco de mermelada.

La vista hizo que Mia asintiera satisfecha. Justo cuando cogió el frasco…

“La mermelada está muy buena, por supuesto, pero la mantequilla tampoco se queda atrás.”

El comentario de Rafina la obligó a recapacitar. Iba a comer pan con la mermelada – — nótese la secuencia de las palabras — pero tal vez…

“¿Ah, sí?”, murmuró.

Después de pensárselo un poco, echó una última mirada anhelante a la mermelada antes de seguir la sugerencia de Rafina y untar la mantequilla en el pan. La mantequilla empezó a derretirse inmediatamente sobre el pan caliente, desprendiendo un aroma dulce y tentador.

“Oooh… Esto está…”

Con el apetito totalmente abierto, dio un gran mordisco. Con un crujido satisfactorio, un bocado cedió.

“¡Mmm!”

La rica fragancia de la leche le llegó a la nariz mientras la cremosidad llenaba su boca. Cada bocado sucesivo producía otro crujido de pan, seguido de una deliciosa explosión de mantequilla. Dejó escapar un suspiro de placer.

“Esto… es una maravilla de la gastronomía.” Engulló el resto del pan y giró hacia el posadero. “Por favor, acepte mis cumplidos, maestro. El pan estaba horneado a la perfección, por supuesto, pero es esta mantequilla la que realmente destaca. Nunca había probado una mantequilla tan buena…”

“Estoy encantado de oír que era de su gusto. Esta mantequilla estaba, de hecho, hecha con leche de oveja.”

“Cielos… ¿Oveja, dices?”

“Sí, y se obtiene del Reino Ecuestre. Sus ovejas producen una leche extremadamente fina que sabe más rica que la de las vacas.”

“¿En serio? No tenía ni idea…” Mia asintió fascinada mientras cogía otra rebanada de pan y untaba un lado con una gruesa capa de mantequilla. Luego se volvió hacia Abel. “Abel, ¿qué te trae por aquí tan temprano?”

“Bien, sobre eso. Ya que estamos todos aquí, he pensado que podríamos volver juntos, aunque no podré acompañaros durante todo el viaje.”

“¿Qué quieres decir? ¿No vas a volver a Saint-Noel?”

“No, tengo algunos asuntos que atender. Estoy pensando en hacerle una visita a Malong.”

“Vaya, Malong… ¿Así que vas al Reino Ecuestre?” Mia frunció el ceño. Crunch. Crunch. “Hablando de eso, el Reino de Remno tiene algunos lazos con el Reino Ecuestre, ¿verdad?”

“Sí. Mi reino pone mucho empeño en nuestros ejercicios militares, y tenemos un acuerdo con el Reino Ecuestre para que nos envíe instructores para nuestro entrenamiento con caballos de guerra. Por supuesto, el propósito de este entrenamiento es utilizar los caballos como instrumentos de guerra, por lo que nunca han sido particularmente entusiastas para cumplir…”

“Ah, cierto. Era de esperar, supongo.”

Mia sabía lo suficiente sobre el Reino Ecuestre para ver cómo iban a tener problemas con el propósito del acuerdo.

Crunch. Crunch.

“Así que, en realidad conozco a Malong desde hace mucho tiempo, y hace un tiempo, recibí una carta suya diciendo que había algo que quería discutir…” dijo Abel.

“Hmm… Entiendo.” Mia frunció el ceño pensativa, invocando un mapa mental de la geografía local.

Crunch. Crunch.

El Reino Ecuestre no tenía fronteras. Estaba compuesto por doce clanes, y diez de ellos llevaban consigo a sus ovejas — su principal activo — mientras vagaban por las vastas llanuras cubiertas de hierba al sur de Sunkland, entre el Sacro Principado de Belluga y el Reino de Remno. Debido a su naturaleza nómada, aunque esa zona general por la que deambulaban podía considerarse territorio del reino, carecía de fronteras bien definidas.

Los dos clanes restantes eran conocidos como guardianes de la ciudad. Uno estaba asentado permanentemente en la capital del norte, cerca de Sunkland, y el otro en la capital del sur, cerca de Remno. Como su título indica, se encargaban de defender ambos asentamientos.

Una vez cada pocos años, se celebraba un consejo de clanes en una de las capitales, durante el cual los clanes evaluaban el estado de la pradera y discutían sus respectivos planes de movimiento para el futuro.

¿Recuerdas el plan de autopreservación que Mia había urdido en caso de que Sunkland invadiera Tearmoon? ¿El que implicaba hacerse amigo de Remno para poder contraatacar a Sunkland con un ataque en pinza? No se le había pasado por alto el hecho de que el Reino Ecuestre existía entre los otros dos. Había pensado mucho en establecer algún tipo de amistad con los ecuestres, ya que su caballería altamente cualificada era algo que quería tener de su parte.

No es que importe mucho ahora, por supuesto, ya que no parece que Sunkland vaya a invadirnos pronto.

En cualquier caso, ahora entendía la situación de Abel. Ya que se dirigían a Saint-Noel, sin duda era posible pasar por el Reino Ecuestre en el camino.

“Hmm… El Reino Ecuestre…” murmuró mientras echaba un vistazo al pan que llevaba en la mano.

Bueno, el pan que llevaba en la mano, porque por alguna misteriosa razón, ¡no estaba por ninguna parte!

“¿Eh?” Enarcó una ceja mirando su mano sin pan. Qué extraño. ¿Dónde…?

“Disculpe, milady…” Su pensamiento fue interrumpido por Anne, que discretamente se inclinó y limpió la comisura de los labios de Mia.

Al apartarse, Mia vislumbró… ¡una miga de pan en el pañuelo! “Hmmm…”

Luego miró a la mesa, donde había más pan recién horneado. Tras entrecerrar los ojos, cogió otra rebanada y rápidamente le puso una capa de mantequilla. Siguió otra ronda de crujidos.

Hmm… Está buenísimo. Sinceramente, si vamos a pasar por el Reino Ecuestre, sería buena idea parar y hablar con ellos para conseguir un poco de esta mantequilla.

Si ella, con la ayuda de Ludwig, pudiera hacer que ellos también hicieran negocios con el imperio… ¡Tendría acceso a este manjar para desayunar todas las mañanas! Con los labios fruncidos en un cálculo exagerado, Mia miró a Sion.

“Tendré que comentarle la idea a Esmeralda y a Tiona también… En realidad, Esmeralda tiene a Echard con ella, así que probablemente no pueda dar ningún rodeo. En ese sentido, Sion, ¿qué pasa con Tiona? Keithwood me dijo ayer que pasó la noche en el castillo.”

“Sobre eso… Pasó algo por lo que le debo una disculpa.”

“¿Ah, sí? ¿Por qué?”

“La Srta. Tiona, verá, no se sentía muy bien. Estuvo expuesta al aire frío y sospecho que se resfrió.”

“Vaya, ¿eso es…? ¿Hm? Pero espera… Entonces, ¿por qué me debes una disculpa?” Preguntó Mia con malicia involuntaria. “Anoche iba a pedirle que nos acompañara a nuestra fiesta de chicas, así que fui a buscarla, pero no estaba por ninguna parte. ¿Me estás diciendo que estaba en tu casa?”

“¿Hm? Oh, eh, bueno… Supongo que sí. Papá quería darle las gracias en persona, así que le pidió que se quedara”, respondió Sion con una extraña sensación de nerviosismo.

“Huuuuh.” La mirada de Mia se detuvo con curiosidad en Sion durante un segundo. “Entiendo. Así que es por eso.”

“De todos modos, la cuestión es que está un poco enferma, así que hemos pensado en que se quede un poco más. Le dará tiempo a recuperarse, y podemos tratarla con algunas más de nuestras comodidades como disculpa y agradecimiento. Sin embargo, no quiero que se queden el resto, así que estoy planeando organizar un viaje de vuelta a Saint-Noel para todos a expensas de Sunkland.”

“Hm…”

Si Tiona no se sentía bien, no sería razonable obligarla a venir al Reino Ecuestre. Al mismo tiempo, Abel tenía asuntos que discutir con Malong, así que no podía permitirse quedarse en Sunkland. Mientras Mia sopesaba sus opciones, su mirada errante se detuvo en Bel, que masticaba pan como si no le importara nada. A pesar de haber dejado a Ludwig a cargo de la educación de Bel, no parecía haber estudiado mucho desde que llegó a Sunkland.

Ya la veo con dificultades en sus futuros exámenes. Será mejor que la saque de Sunkland lo antes posible.

Decidida, Mia asintió. “Muy bien. En ese caso, dejaré a mis queridos amigos en tus manos. Asegúrate de que se ocupen de ellos.”

“Por supuesto. Tendrán todos los lujos”, respondió Sion asintiendo con la cabeza.

Cuando creía que ya habían zanjado el tema, Rafina intervino con un comentario. “Si van a hacer una parada en el Reino Ecuestre, entonces iré con ustedes.”

“Señorita Rafina, ¿lo hará?”

“Ahora que he discutido el asunto de Sunkland con Su Majestad, necesito informar al Reino Ecuestre de nuestras conclusiones. Hay mucha información que necesito comunicar, incluyendo la situación con la posible Serpiente, así que preferiría hablar con ellos en persona.”

“Entiendo. Parece que nos presentaremos en un grupo grande… Oh, en ese caso, ¿por qué no practicamos un poco de equitación por el camino?” Mia sugirió en un destello de inspiración.

“¿Eh? P-Pero eso es…” tartamudeó Rafina, sorprendida por la repentina idea.

Mia no pudo resistir una sonrisa privada al verla.

Oh, señorita Rafina. Seguro que le da miedo montar a caballo. No sabía que pudiera ser tan infantil. Qué adorable.

Sintiendo el deber de la veterana amazona, se llevó el puño al pecho, decidida a disipar los temores de su nueva aprendiz.

“Oho ho, no te preocupes. Yo te enseñaré. Mientras sigas mis instrucciones, estarás montando en poco tiempo.”

“Bueno, si tanto insistes… Entonces estoy deseando aprender de ti”, dijo Rafina, que jugaba con sus dedos mientras un tenue brillo rosado envolvía sus mejillas.