Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 6

Capítulo 8: La Llegada

Parte 2

✰  Ripple (Tiempo restante: trece horas, once minutos)

“¿Qué es esto…?”

“Oh, lo usas así.” Mana se apartó de Ripple, hacia la pared. Levantó la vara de madera pintada de negro con la mano derecha, murmuró las pocas palabras de un encantamiento e hizo un signo con la izquierda, y la vara disparó una pequeña llama como una bala. Era del tamaño de un pulgar, e impactó en el fregadero, dejando una marca negra de chamuscado. Ni su potencia ni su velocidad parecían algo con lo que se pudiera contar.

Mientras Ripple miraba el bastón, con estos pensamientos en mente, Mana se volvió hacia ella, con un mohín de disgusto en su rostro. “Estabas pensando, oh, ¿eso es todo? ¿no? Acabo de bajar la potencia para el uso en interiores, ya sabes. Si la subes al máximo, es suficiente para quemar a una chica mágica.”

“… No lo estaba.” Ripple se preguntó si Mana le había leído la mente, pero parecía que no era el caso. Ripple no creía que su forma de actuar hubiera delatado sus pensamientos, así que Mana también debía ser consciente de que esa arma no era gran cosa y había estado anticipando esa reacción.

La amiga de Ripple, la chica mágica Snow White, podía leer la mente. Recordando las conversaciones que tuvieron, esbozó una pequeña sonrisa, pero entonces se dio cuenta de que Mana la miraba fijamente y endureció su expresión. “… Perdóname.”

“Hmph. Está bien. Es un arma de mala calidad. Las chicas mágicas podrían atacar más fuerte y más rápido con sus propias manos. Pero…”

Mana se ajustó las gafas y lanzó una mirada a Ripple. “No la subestimes.”

“… Muy bien.” “Respétala.” “… Muy bien.”

“Bien, entonces escucha. Te explicaré lo siguiente.”

Habían tardado bastante tiempo con todos los detalles, gritos, intentos de calmar y ruegos que habían tenido durante su discusión para decidir lo que harían. Después, habían tenido que reducir la velocidad a la humana de Mana al trasladarse a un nuevo lugar, lo que también había llevado bastante tiempo. Mientras tanto, el reloj seguía corriendo y se acercaba el momento en que la barrera dejaría de estar. Ripple comprobó la hora en su teléfono mágico. En ese momento, eso era para todo lo que servía el aparato.

Ripple, Mana, 7753 y Kuru-Kuru Hime habían dejado la azotea que había sido su punto de encuentro designado para las emergencias para ir a esconderse a una residencia privada aparentemente abandonada situada a unos diez minutos a pie. Era un viejo bungalow, de unos 52 metros cuadrados, y no tenía patio. Había un garaje, pero estaba muy oxidado y requería la fuerza de una chica mágica sólo para subir o bajar la puerta.

El interior estaba repleto de láminas de plástico azules, vasos vacíos de ramen instantáneo, botellas de shochu y otros trastos, y un olor agrio flotaba en el ambiente. Los tatamis estaban terriblemente podridos, tanto que uno se hundía en ellos de forma desagradable si se sentaba.

Parecía que alguien vivía aquí, ya fuera legalmente o no. Habían encontrado rastros de ocupación, pero no había nadie.

“De todos modos, es probable que sea un okupa.” Dijo Mana. “No aparecerán cuando seamos más. Si vienen a quejarse de nosotras, sólo hay que hacerles un gesto para que se vayan.”

“… Muy bien.”

7753 había dicho que la magia de Pukin podía controlar las mentes. Ripple se sorprendió e impresionó al ver lo informada que estaba 7753, y pensó: “Supongo que es capaz, después de todo.” Era muy posible que fingiera timidez mientras observaba sus actividades en situaciones críticas. Tendré que tener cuidado, pensó Ripple.

Si Hana o Archfiend Pam cayeran bajo la magia de control mental de Pukin, su ubicación de reunión de emergencia se filtraría al enemigo. Podrían terminar paradas esperando que el enemigo atacara. Así que trasladaron su cuartel general.

Mana había confiado el telescopio que había sacado de su bolsa mágica a 7753, que estaba espiando a través de las cortinas para vigilar el tejado del edificio que había sido su anterior punto de reunión de emergencia. Si Hana o Archfiend Pam llegaban —y aunque Ripple no quería pensar mucho en ello, si el enemigo se presentaba— se les notificaría.

Kuru-Kuru Hime estaba de vuelta en su forma humana, apartada del grupo para usar su smartphone. Como ella misma había dicho, el hecho de que era una chica mágica ya había sido confirmado a través de las gafas de 7753.

Mana estaba explicando a Ripple todos los objetos que llevaba. La magia de Ripple consistía en lanzar objetos con un índice de acierto del 100%. Por el momento, todo lo que tenía eran los kunai y los shuriken que eran accesorios de su traje. Si hubiera otras armas mágicas para su uso, éstas podrían ser más poderosas, lo que sería conveniente. Así que Ripple le había dicho a Mana que si tenía algo apropiado para lanzar, le gustaría que Mana se lo diera.

Mana parecía reacia, pero se lo mostró, ya que se trataba de una situación de emergencia. “Este palo es el bastón de fuego. Usas sigilos y conjuros para hacer que dispare balas de fuego.”

Eso no parecía especialmente útil.

“También tengo un telescopio mágico que tiene visión de rayos X, un sombrero que amplifica el poder mágico, una capa mágica más fuerte que una armadura, unas mallas mágicas que nunca se resbalan y un uniforme escolar mágico.”

Aparte del telescopio, las mallas y el uniforme, el sombrero y la capa parecían fuertes. Ambos eran de color oscuro, y el sombrero era de tres picos con una decoración en forma de sol. Era el llamado sombrero de bruja. La antigua compañera de Ripple había llevado algo similar.

“Oh, el sombrero y la capa son para los magos.” Explicó Mana. “Así que serían ropas normales si las llevara una chica mágica.”

Así que no eran útiles después de todo. ¿Por qué se había molestado en mostrárselos a Ripple?

“Hay una bolsa mágica en la que puedes meter todo lo que quieras y sacarlo cuando quieras, siempre que sea de un tamaño que puedas llevar.”

Ripple poseía un saco similar. No podía usarse para el combate directamente, pero podía ser útil para rellenarlo con armas arrojadizas.

“Cuerda mágica resistente. Debería ser difícil de romper, incluso con tu fuerza de chica mágica.”

Ripple tiró de ella para probarlo, y era bastante resistente. Al menos, Ripple no podía romperlo con su propia fuerza. Tenía unos quince metros de largo —no lo suficiente como para tejer una red de pesca—, pero si le pusiera un peso encima, podría ser una herramienta de captura para enredarse en las piernas de alguien, al menos.

“Y esto.” Mana hizo rodar una esfera lisa de unos cinco centímetros de ancho, con un accesorio metálico que parecía una palanca. Ripple ya había visto objetos similares, o mejor dicho, se los habían lanzado antes.

“… ¿Una granada?”

“No, es una bomba de humo. Necesitaría permiso del jefe de sección para llevar armas letales como granadas. Si voy a retirar algo bajo mi autoridad como jefe de equipo, lo mejor son las bombas de humo.”

Para que Ripple pudiera utilizar su magia de forma efectiva, tenía que ver hacia dónde lanzaba. Era bastante precisa si se limitaba a lanzar en la dirección general, pero en última instancia, eso era sólo “bastante precisa”. Su magia no era muy compatible con las bombas de humo, ya que bloqueaban su visión.

Independientemente de lo que pensara de Ripple, que miraba fijamente la bomba de humo en su palma, Mana hizo un mohín. “Crees que las bombas de humo no tienen ningún valor, ¿verdad?”

“No, nada de eso…”

“Has sido así todo el tiempo. Estás infravalorando estas armas como si fueran aburridas. No estás siendo nada constructiva, ni siquiera intentas solucionar algo con lo que tenemos a mano. Sólo hay quejas contigo.”

“No…”

“No sólo escupe humo. Hay una pequeña explosión cuando se dispara. Es lo suficientemente potente como para que si la sostuvieras en la mano, tus dedos saldrían volando.”

Por lo que sabía Ripple, ningún enemigo tendría la amabilidad de recoger una bola que, por lo que parecía, era una granada. Tal vez, si se calculara la explosión y se lanzara al enemigo… Pero supuso que sería difícil calcular la explosión de un arma que acababa de ver por primera vez. En el peor de los casos, a Ripple le volarían los dedos.

“Y esto.” Mana sacó un paquete de diez jeringuillas con asas para los dedos. Incluía ampollas llenas de líquido verde oscuro, así como frascos de cristal con pastillas blancas redondas. “Estas pastillas estabilizan la mente y adormecen el dolor físico. Las ampollas se utilizan en conjunto con las jeringas para amplificar temporalmente las capacidades físicas. Usar demasiado tendrá efectos secundarios y secuelas y demás. Ninguno de estos puede ser usado por las chicas mágicas, ya que esta medicina se usa para ganar la destreza física y la fuerza mental de una chica mágica.”

Como equipo médico, las jeringuillas no estaban hechas para ser lanzadas o apuñaladas. Teniendo en cuenta lo delicadas que probablemente eran, sería difícil utilizarlas en combate.

“Oh, y el vehículo. Hay magia en el vehículo que hemos estado usando.”

No había manera de que Ripple pudiera tirar el vehículo. “¿Hay algo aquí que puedes usar?”

“Tomaré la cuerda.”

“¿Y las granadas de humo?” “… Y también una de esas.”

Mana parecía bastante triunfante, por la razón que fuera, mientras veía a Ripple meterse una bomba de humo en el bolsillo de la manga.

Ripple se sintió malhumorada. Era completamente obvio que Mana estaba usando la exhibición de sus artículos como una distracción para evitar preocuparse por Hana.

Mana era testaruda y se daba importancia a sí misma. Nunca perdonaba a nadie que la humillara, equiparaba la pérdida con la muerte y su orgullo estaba relacionado con su ética profesional. Odiaba que la menospreciaran y también odiaba a la gente, pero se veía obligada a tratar con ella para salir adelante. También era malhumorada en el sentido de que, si ocurría algo que no podía tolerar, arremetía sin pensar, pero se arrepentía después y hacía un esfuerzo simbólico de amabilidad hacia la víctima de su temperamento. Luego racionalizaba esto en su mente, pensando: ¿Qué hay de malo en humillar a alguien que me humilló a mí?

Ripple había sido igual hace unos años. Que le echaran en cara su antiguo yo le resultaba insoportable. Pero al ver cómo Mana expresaba sus sentimientos por Hana, pensó que tal vez Mana era más honesta con sus sentimientos de lo que Ripple había sido antes. Eso hizo que Ripple quisiera que Hana volviera sana y salva. 7753 había mencionado que los prisioneros fugados eran enemigos especialmente peligrosos y, además, entre ellos había una chica mágica con la que Ripple había luchado en alguna ocasión.

Pythie Frederica.

Si Calamity Mary, que había masacrado a civiles de paso, era escoria villana, y Cranberry, Músico del Bosque, que había descargado su descontento con los exámenes estándar en examinados que no lo sabían, era escoria desastrosa, entonces Pythie Frederica era la peor escoria de todas. Ripple no había querido encontrarse con ella, nunca más. Ripple había sido consciente de que el sistema de observación del Reino Mágico para las chicas mágicas estaba lleno de agujeros, pero debían hacer un trabajo decente con sus prisiones, al menos. En lugar de dejar que escoria como esa ande suelta por el mundo de nuevo, sería mejor no tener prisiones en absoluto. Una sola salida —la ejecución— era suficiente.

Ripple rezó para que Hana estuviera a salvo y no fuera capturada o asesinada por Pythie. Tras una pausa, rezó también por la seguridad de Archfiend Pam.

Me detuve un momento porque decían que Archfiend Pam era muy fuerte, pensó, y luego se rió de sí misma, ya que el pensamiento sonaba como una excusa que intentaba dar a alguien. Al parecer, Archfiend Pam había sido la profesora de Cranberry. Ripple nunca se había enfrentado a Cranberry directamente, pero por supuesto, no albergaba ningún sentimiento de cariño hacia ella. Mucha gente había muerto a manos de ella. Ripple, que había sobrevivido, había perdido un brazo y un ojo, y Snow White había sufrido heridas más allá de perder partes del cuerpo.

Ripple pensó que podría ser un error culpar a Pam sólo porque era la profesora de Cranberry, pero también pensó que tal vez si Pam hubiera enseñado a Cranberry un poco mejor, las cosas habrían resultado diferentes. También deseaba que Pam le contara qué clase de chica mágica había sido su profesora, aunque también dudaba que ese conocimiento cambiara algo.

Ripple pasó el dedo por el suelo podrido, sacó un mechón del tatami y lo hizo volar. Sintió que eran pensamientos terriblemente descabellados y, una vez más, rezó por la seguridad de Hana y Archfiend Pam.

***

✰  Kuru-Kuru Hime (Tiempo restante: doce horas, diez minutos)

Kuru-Kuru Hime se dio cuenta de algo.

Por alguna razón, no podía usar su teléfono mágico. Ripple y las demás dijeron que tampoco podían usar los suyos. Así que, ¿qué tal si utiliza su teléfono móvil normal? Se des transformó, volviendo a ser Nozomi Himeno, y sacó su teléfono inteligente del bolsillo de su abrigo. Llamó a la hora para probarla y descubrió que, efectivamente, se la decía.

Si ella podía usar su teléfono móvil, eso significaba que dos teléfonos móviles podían hacer contacto.

Parecía que Ripple y sus aliadas no habían traído más métodos de contacto que los teléfonos mágicos para empezar. Pero este no era el caso del grupo de Nozomi, ya que ni siquiera habían conocido el término “teléfono mágico” hasta hacía diez horas. La regla de la escuela de no tener teléfonos móviles no se cumplía, y la mayoría de los estudiantes los llevaban en secreto. Era un secreto a voces que incluso los profesores conocían. Así que si se podía contactar con alguna de ellas que tuviera teléfono…

Nozomi tenía muchas cosas que contarles. Que estaba a salvo.

Que esa Toko era sospechosa.

Que los que habían tomado por enemigos, los que habían estado combatiendo, no parecían ser tan malos. Cuando Ripple la había agarrado de repente por las solapas, Kuru-Kuru Hime se había quedado helada y se preguntaba qué le estaba pasando. Pero una vez que hablaron, descubrió que Ripple no era una mala persona en absoluto. De hecho, parecía que estaba del lado de los que intentaban controlar a los malos. Mana tenía mal genio, 7753 era nerviosa y Ripple era brusca, pero parecían más dignas de confianza que aquella hada que le había retorcido el brazo y había intentado tomar a sus alumnas como rehenes.

También quería decirles a las demás que algunos criminales graves se habían escapado de la cárcel para merodear por esta ciudad. Además, dónde se encontraba ahora. Quería reunirse con las demás a primera hora.

También había cosas que quería que le dijeran. Sobre todo, quería saber que estaban a salvo.

Podía usar su teléfono móvil para llamarlas, pero no sabía sus números. Nozomi pensó en cómo podría averiguarlo y se le ocurrió la idea de preguntar a sus contactos mutuos. Las chicas tendrían amigos, y esos amigos deberían conocer sus números.

Conseguiría la lista de direcciones de los alumnos de la clase 2-A, que estaba en su casa, y se pondría en contacto con los chicos de la clase A para ver si alguien conocía los números de teléfono de Mine Musubiya, de la clase D, de Kayo Nemura y Umi Shibahara, de la clase C, o de las de primer año, Tatsuko Sakaki y Kaori Ninotsugi. Normalmente, llamar a los alumnos a estas horas estaba fuera de lugar, pero ahora no era el momento de hacer reservas. Las vidas de los estudiantes y la suya propia pendían de un hilo.

Nozomi llamó a casa. El cielo empezaba a clarear.

Le temblaban las yemas de los dedos y no podía marcar bien los números. Apretó la mano contra el pecho. Dejó el teléfono sobre el tatami, sujetó su mano derecha con la izquierda para detener el temblor y pulsó cuidadosamente cada número uno por uno. Sonó.

Mana y Ripple la miraban. 7753 también bajó sus gafas y se dio la vuelta para mirar, hasta que Mana la fulminó con la mirada y volvió rápidamente a su posición anterior. Nozomi contó los timbres, y después de quince tonos, se conectó al servicio de correo de voz y colgó. Llamó una vez más, pero se conectó al buzón de voz, igual que antes.

Nadie contestaba. Su padre estaba en casa, probablemente durmiendo, pero no tenía un sueño profundo. Se había despertado por un terremoto de nivel 2 más de una vez, llegando a llamar a la puerta de la habitación de Nozomi cuando ésta aún estaba profundamente dormida. Cada vez que había un terremoto por la noche, se preocupaba por Nozomi, que dormía como una roca. Su padre no sólo era sensible a las vibraciones, sino también a los ruidos. Era él quien atendía las llamadas de emergencia por la noche, porque Nozomi no se despertaba.

¿Me he equivocado de número? Se preguntaba, aturdida. Podía haberse equivocado fácilmente al marcar un número de diez dígitos, incluido el prefijo. Oh, espera, no tuvo que marcar el número completo. Estaba registrado en su teléfono. Cuando llamaba a casa, siempre utilizaba la marcación automática, así que ¿por qué había marcado el número cuando no tenía que hacerlo?

Le dolía tanto el pecho que sentía que le iba a estallar por dentro. Por más que Nozomi tratara de contener los latidos, éstos no se calmaban. Incluso podía sentir náuseas en su interior. Nozomi retiró la mano de su teléfono y se transformó en una chica mágica. Los latidos de su corazón se calmaron. El insoportable dolor de su pecho se calmó. Parecía que Toko no había mentido cuando le explicó que transformarse en una chica mágica te hacía más fuerte mentalmente.

De la lista de números registrados, Kuru-Kuru Hime seleccionó CASA y lo pulsó. El teléfono sonó quince veces y luego se conectó al buzón de voz. Abrazó el teléfono contra su pecho. No entendía por qué su padre no respondía al teléfono. El malestar se acumuló en su interior.

De repente, sintió una descarga. La golpeó en el pecho, haciéndola caer de espaldas. Ripple la había empujado hacia abajo. Kuru-Kuru Hime no podía entender lo que había pasado, y antes de que pudiera lanzar alguna cinta, Ripple giró y lanzó un kunai. Una mano que flotaba en el aire desapareció justo antes de que el kunai la golpeara, y sin un objetivo, el kunai se clavó en el techo, enviando polvo hacia abajo.

“¡Esa es la magia de Pythie Frederica! ¡Tiene el cabello de una de nosotras!” Gritó Ripple.

La voz temblorosa de 7753 siguió con: “¡Hay un vehículo rojo que viene directo hacia nosotras!”