Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 6

Capítulo 7: El Ataque De Las Brujas

Parte 1

 

 

Mahou Shoujo Ikusei Volumen 6 Capitulo 7 Parte 1 Novela Ligera

 

Publicidad G-AR



✰  Weddin (Tiempo restante: quince horas, veintidós minutos)

Atravesaban la noche a gran velocidad en un destructivo juego de las traes cuando aparecieron otras cuatro chicas mágicas desde el interior de la fábrica, interrumpiéndolas.

Ahora eran nueve en total, algunas mirándose entre sí, otras sonriendo tontamente frente a la fábrica abandonada que había quebrado tras el estallido de la burbuja económica. El paisaje deteriorado, lleno de farolas rotas, asfalto aplastado y vallas retorcidas, chocaba con las chicas bellamente decoradas.

Weddin se estremeció al ver a las cuatro que habían aparecido de aquel agujero. Eran decididamente diferentes de las chicas mágicas que habían visto hasta entonces. Cuando aquella ninja la había clavado, Weddin había temblado, temiendo que le tocara una experiencia dolorosa. Cuando Orejas de Conejo la había perseguido, se había sentido abatida sólo de pensar en lo que podrían hacerle si la atrapaban, y sus gritos a Tepsekemei habían sido un intento de aliviar esos sentimientos, aunque fuera sólo un poco.

Ambas chicas mágicas habían dado mucho miedo. Weddin no era rival para ninguna de las dos, e incluso Tepsekemei y Kuru-Kuru Hime, que eran más fuertes que ella, no pudieron vencer a ninguna de las dos en un mano a mano.

Al ver salir a las cuatro chicas, Weddin se dio cuenta de su error. Su miedo a Orejas de Conejo y a la ninja había sido su propia cobardía. Se había asustado innecesariamente de unos enemigos a los que, en principio, no tenía por qué temer. Orejas de Conejo y la ninja estaban firmemente dentro del reino fantástico que abarcaba a las chicas mágicas. No había violencia cruda en ellas.

Publicidad G-M2



Estas cuatro eran diferentes. No llevaban nada más que el aire de la violencia bruta. El mero hecho de estar delante de ellas hacía que Weddin quisiera desplomarse en el acto o, en su defecto, arrastrarse a sus pies.

Resistió el impulso de derrumbarse. Por mucho que intentara retenerlo, el miedo se desbordaba en su interior, listo para estallar si tenía la oportunidad. Con el mayor esfuerzo, calmó sus sentimientos, lo tapó todo y miró a Orejas de Conejo. Su rostro se había vuelto rígido: no era la forma en que se miraban los refuerzos.

“Les recomiendo que hagan todo lo posible por no resistirse. No querrán salir heridas, ¿verdad?” Les dijo la adivina. Parecía que no era la aliada de Orejas de Conejo. El enemigo de su enemigo era también un enemigo. La situación era complicada. Pero siendo que las cosas no eran simples, podría haber algo que Weddin pudiera hacer aquí.

Publicidad G-M2



“¡No más juegos, imbécil!” Con esa burla juvenil, Grace lanzó un tajo al enemigo, y la esgrimista respondió tranquilamente, bloqueando su ataque. El alfanje del pirata y el magnífico estoque de la esgrimista chocaron directamente, y el sonido del metal chocando resonó en el estrecho camino trasero.

Grace empujó su alfanje y trató de dar una patada a su oponente en el estómago, pero la esgrimista se escabulló y el golpe no impactó en su cuerpo. Grace arrancó la valla de eslabones retorcidos del suelo y también la lanzó, pero la esgrimista la cortó en pedazos con su estoque. Los ataques de Grace seguían llegando. Dio una patada a la pared del edificio para ponerse en marcha, y luego se volvió para patear la barrera de bloques de cemento y bañar a su oponente con escombros. La esgrimista saltó sobre un bloque de escombros mientras volaba por el aire, y luego aterrizó casualmente en el suelo. Los trozos de cemento que la esgrimista había esquivado salieron disparados a través de la pared del edificio como balas, destruyéndolo.

Publicidad G-M2



Weddin estaba a punto de ir a ayudar a Grace, pero entonces se detuvo. Apenas podía seguir la pista de la velocidad a la que se movía Grace, y su enemiga estaba intercambiando golpes con ella alegremente a una velocidad no menor. Cualquier intento de Weddin de unirse a la refriega traería más peligro. Debía evitar intervenir irreflexivamente. Weddin empezó a reflexionar sobre lo que debía hacer, qué movimiento debía hacer.

Publicidad G-M1



Sus aliadas no se movieron, o no, no podían moverse, ¿verdad? Funny Trick estaba temblando, todo el color de su rostro se había desvanecido. En comparación, los ojos de Tepsekemei estaban un poco más calmados, con la misma expresión vacía de siempre mientras enfocaba su mirada en los enemigos restantes. Sus enemigos sonreían, o reían, mientras observaban el combate. No estaban preocupadas. Orejas de Conejo giró la cola y corrió.

La adivina le susurró algo a la esgrimista, que asintió con frialdad.

Publicidad G-M2



El músico y la adivina saltaron juntas por encima de Weddin y de las demás, y salieron del edificio en un salto de pared para perseguir a Orejas de Conejo.

Si Weddin iba a luchar, ahora era el momento. Pero incluso con los números del enemigo reducidos a la mitad, Weddin todavía no sentía que ella y sus amigas pudieran ganar. No debían intentar ganar luchando, en cuyo caso, Grace se interponía. Los pensamientos cambiaban vertiginosamente, al final, Weddin gritó: “¡Déjenme atrás!

¡Salgan de aquí!”

Weddin había hecho que todas se comprometieran a escuchar las órdenes de su líder si llegaba el momento. Aunque no hubieran hablado en serio cuando hicieron esa promesa, la magia de Weddin no les permitiría incumplir ese contrato.

Grace saltó a lo alto del edificio, todavía blandiendo su alfanje hacia el enemigo. Funny Trick también saltó; Tepsekemei lanzó una breve mirada a Weddin, pero como no podía desobedecer la orden, flotó hacia el cielo.

Publicidad G-M1



El último de los enemigos —el que estaba cubierto de parches, apostado en la entrada de la fábrica— saludó con la cabeza a la esgrimista y luego subió corriendo a la parte superior del edificio. La esgrimista no la siguió, sino que se acercó a Weddin. Después de haber visto a la esgrimista cruzar espadas con Grace, Weddin sabía que no era rival para este oponente.

La cabeza le daba vueltas. Tenía que concentrarse o no podría respirar. Le costaba dominarse a sí misma. Transformarse en una chica mágica aumentó su resistencia al frío, pero un escalofrío la recorrió igualmente. Sentía que se iba a congelar. Una bocanada de vapor blanco apareció cuando exhaló una profunda respiración antes de disiparse lentamente.

El choque entre Grace y la esgrimista había sido de vida o muerte, una excusa para que Weddin pensara que no había interferido porque se habían movido demasiado rápido. No había ninguna razón por la que un ser humano racional hubiera interferido en aquella maraña de bestias que buscaban desgarrarse mutuamente la garganta.

Cálmate, se dijo a sí misma. Orejas de Conejo había alejado a dos de sus oponentes, así que habían conseguido dividir a los enemigos. Y ya que la chica de los parches estaba persiguiendo a tres de ellas en solitario, al menos, dos de ellas podrían escapar, sacrificando a una. Pero Weddin no pensaba en esto de forma sentimental. Sus juicios se basaban en el cálculo. Estaban huyendo de enemigos a los que no podían vencer, así que incluso que dos de las tres se salvaran era un buen resultado.

Y además, tenía que luchar de tú a tú. Las velas de su traje hacían ruidos de combustión al quemarse.

No seas tímida. Sé audaz. Soy la líder. No voy a perder.

La esgrimista se acercaba con una amplia sonrisa en el rostro. Era refinada y aristocrática, pero también parecía la mismísima muerte.

¿Qué pasaría si Weddin muriera? ¿Existía una vida después de la muerte? ¿Podría clasificarse en cielo e infierno? Y si moría, ¿era el fin? Una vez que se perdía la vida, ¿era sólo la nada eterna, sin conciencia?

El miedo a la muerte se le agolpó en el estómago. Apretó la mandíbula y contuvo sus sentimientos.

Publicidad G-M3



Weddin —Mine Musubiya— era egocéntrica en todos los sentidos. Basaba todas sus decisiones en cálculos de beneficios y pérdidas. Cuando hizo huir a todas las demás, lo hizo teniendo en cuenta los beneficios e inconvenientes generales. Como sabía que era demasiado lenta para huir, pensó que sería más beneficioso quedarse con decisión que huir. Su elección de quedarse no había sido para nada generosa, basada en el autosacrificio.

Tenía una oportunidad de ganar. De cara a la esgrimista, Weddin levantó ambas manos. Se obligó a suavizar su rostro rígido y sonrió, al igual que su oponente. “He perdido. Me rindo. No lucharé más. Por favor, perdóname la vida.”


La esgrimista parecía no haber entendido bien. Weddin recordó entonces que su oponente hablaba un idioma extranjero… Había hablado tan rápido que había sido difícil de captar, pero lo más probable es que hablara inglés. Así que Weddin se corrigió: “I surrender.”

A tres metros de distancia, la esgrimista se detuvo en seco. Acarició el adorno de plumas que llevaba en la cabeza con la punta de un dedo, y las comisuras de la boca se levantaron. ¿Estaba sonriendo? También parecía recelosa.

Weddin seguía tensa a pesar de haber declarado su rendición. No había levantado las manos porque se hubiera rendido sinceramente. De hecho, sentía que la batalla acababa de empezar.

El conflicto directo y las competiciones de fuerza física, como las que protagonizaba Grace, no eran las únicas formas de luchar. Otra era ser capturado deliberadamente por el enemigo. Los poderes de Weddin obligaban a la gente a cumplir sus promesas. El número de promesas era ilimitado, e incluso si ella misma rompía la promesa, la otra persona seguía estando obligada a cumplir la suya.

Una vez capturada, probablemente la interrogarían. Weddin se sentía incómoda conversando en inglés, pero estaría bien si había alguien que le tradujera. Prolongaría un poco el interrogatorio, luego alargaría las cosas lo mejor posible (sin llegar a la tortura) y trataría de crear más oportunidades de conversación. Poco a poco, les sacaría promesas, no importaba lo triviales que fueran. Weddin ganaría si el enemigo asumía que las promesas verbales no tenían sentido. Trabajaría desde dentro, arrastrando las cosas lentamente, poco a poco…

La esgrimista se acercó a medio paso de Weddin y blandió su espada dos veces antes de envainarla.

“¿Es así? Una actitud admirable.” Hace un momento, Weddin no había podido captar lo que decía el esgrimista, pero ahora, podía entenderlo claramente. No era japonés. Seguía hablando en inglés.

Weddin no lo cuestionó, lo aceptó como si fuera algo natural. Inclinó la cabeza. “Muchas gracias. Le agradezco su generoso trato.”

“Por cierto…” La esgrimista sonrió correctamente esta vez. No parecía ni siquiera un poco cautelosa. “Aunque no lo parezca, el oficio de nos es el de inspector. Como es de esperar, nos ha presenciado a muchos mentirosos.” Todavía desprevenida, se acercó tranquilamente a Weddin y le puso la mano en el hombro. “Nos se ha encontrado con gente así a lo largo de muchos, muchos años, como ves. Y así nos ha llegado a entender a la gente, de alguna manera, simplemente mirando sus rostros. Cuando uno está destinado a hacer el mal en el futuro, o miente a nos, o intenta engañar a nos, o está tramando algo, todo es tan evidente en su semblante.”

Agarró los hombros de Weddin con la cercanía de un viejo amigo y sacó su estoque diez centímetros de su funda para mostrarle la hoja. “Utilizo esta espada con gente así de imprudente. Esta espada es mágica. Los que son cortados por ella son golpeados por un malentendido.”

“¿Malentendido?”

Publicidad G-AB



“Sí, un malentendido. Sólo el más pequeño, el más leve malentendido. Por ejemplo, el malentendido de que un enemigo contra el que uno debería luchar es, en realidad, el profesor que uno debe proteger con su vida. No se convertirían simplemente en el asistente de nos. Haría cualquier cosa al servicio de nos. Oh-ho, no pienses que es un lavado de cerebro. Cuando nos corta a alguien, su realidad cambia. Por lo tanto, incluso uno con el que era imposible comunicarse luego sería capaz de disfrutar de una conversación amistosa con nos.”

Volvió a meter su espada en la funda con un chasquido. “Ahora bien, a los que nos atañe… ¿Cuál es tu nombre?”

“Soy Weddin.”

“Un buen nombre. Entonces ayuda a nos.”

Pukin salió corriendo, con Weddin siguiéndole alegremente. Weddin llevaba diez años admirando a Pukin. Siempre había obedecido cualquier orden de Pukin, y seguirla era siempre la opción correcta. No se arrepentía de haber traicionado a sus aliadas por Pukin. Pukin era lo primero, por encima de todo.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

0 Comentarios
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios