Hazure Skill ‘Mapping’ Wo Te Ni Shita Ore Wa  (NL)

Volumen 7

Capitulo 6: Aunque el Mundo no fue Amable con Ella

Aunque conseguimos derrotar al jefe dragón, habíamos iniciado el combate tan cerca de la entrada que nos llevaría un tiempo llegar hasta el cristal de teletransportación al final del piso. Así que, como ya estaba oscureciendo, empezamos a hacer los preparativos para acampar aquí durante la noche, en el piso 18. Una vez que recuperamos todos los suministros necesarios de nuestras bolsas de objetos, la conversación volvió a la batalla anterior.

“¡He dicho que lo siento!” Gritó Erin.

“¿De verdad?” Preguntó Roslia con una mirada provocadora. Estaban en medio de su habitual tira y afloja. “¡Agrediste al jefe de la nada, y Sofie acabó pagando el precio por ello! Si de verdad lo sientes, entonces deberías hacer mi parte de montar el campamento.”

“¡¿Por qué eso significa que tengo que hacer tu parte?! ¡Esa es la parte con la que tengo un problema!”

“¿Ves? No lo sientes en absoluto. ¿Por qué te enfadas tanto?”

“¡Claro que estoy enfadada! ¡Al menos dime que haga la parte de Sofie!”

En efecto, Erin había despertado al dragón sin importarle las consecuencias. Acabamos rodeados, acorralados en una gigantesca pelea con todos los monstruos del piso, incluido el jefe intermedio. La pelea había dispersado a nuestro grupo, dejando que Erin se encargara sola del dragón. Eso estaba bien. Al menos, hasta que se puso en modo furioso y empezó a lanzar ataques de gran alcance por todas partes. Entonces se convirtió en una lucha de todos. Sofie había pasado a ser el tanque y recibió una buena paliza por sus acciones.

Así pues, Erin estaba siendo juzgada. La acusada se había declarado culpable de todos los cargos. Incluso había mostrado remordimiento por sus crímenes, pero el fiscal intentaba aprovecharse de su culpabilidad y exigirle cosas sin sentido como castigo. Era difícil saber quién estaba equivocada.

“Bien.” Concedió Roslia. “Puedes hacer mi parte y la de Sofie.”

“¡No hay nada ‘bien’ en eso! ¡¿Cómo es que eso tiene sentido?! No me quejo de ayudar a Sofie. Sólo quiero saber por qué también tengo que ayudarte a ti.”

“Piénsalo. Si Sofie no se hubiera lesionado, estaría haciendo mi parte del trabajo ahora mismo. Y gracias a ti, no puedo pedirle que lo haga por mí. Así que lo lógico es que tú asumas la responsabilidad.”

“¡¿Por qué siempre haces que Sofie haga las cosas por ti?! ¡Deberías hacer tu propia parte del trabajo a pesar de todo!”

Erin tenía razón. Con la justicia de su lado, la acusada prevaleció al final. Qué cambio de rumbo. La fiscal tendría que ser juzgada por sus propios crímenes en una fecha posterior.

“No tienes que preocuparte por mí.” Dijo la perjudicada. “Incluso puedo encargarme de tu parte, Erin.”

“Oye, eh, Sofie…” Empecé a objetar. Sería mejor que se mantuviera al margen por miedo a complicar las cosas. Pero antes de que pudiera decir mi parte…

“¡Oh, eso sería genial!” Exclamó Roslia.

“¡No deberías dejar que se salga con la suya, Sofie! ¡No te ofrezcas a hacer su trabajo por ella! ¡Sólo se le va a subir a la cabeza!” Gritó Erin. “No tienes que hacer nada más hoy, así que tómatelo con calma y déjamelo todo a mí.”

“Ahora, en cuanto a mi parte…” Roslia intervino.

“¡De ninguna manera voy a hacer lo tuyo!” Erin enfureció.

Aunque antes había puesto a Sofie en peligro, no tenía malas intenciones. De hecho, según su intercambio con Sofie, Erin estaba tratando de cuidarla. Simplemente había tenido una visión de túnel cuando se trataba de la lucha contra el jefe, algo típico de su imprudencia. Intentaba compensar eso después, aunque no parecía funcionar con Sofie.

“Mis heridas ya están curadas. No necesito tomármelo con calma.” Insistió.

“Tanto si te has curado como si no, por favor, tómate un pequeño descanso.” Insistió Erin a su vez.

“Está bien. Prefiero cumplir con mi deber.”

“¿Por qué eres tan terca?”

“Sólo me atengo a mis principios. ¿Es eso tan malo?”

“Está bien, está bien.” Intervine, no queriendo que las cosas se calentaran más. Erin y Sofie se mantenían firmes en sus posiciones, lo que las llevaba a enfrentarse… aunque cada una quería ayudar a la otra. Era frustrante escuchar todo esto. “Vamos a acampar por ahora. Podemos discutir más tarde.”

“Entendido.” Respondió Erin, suspirando y bajando los hombros.

Sofie, por su parte, se limitó a quedarse de pie y a observarme en silencio. “¿Cómo te sientes?” Le pregunté.

“No hay problemas que señalar.” Respondió escuetamente.

“Muy bien. Puedes ayudar a montar el campamento, pero te voy a poner en servicio ligero.

¿Te parece bien? Deja el trabajo pesado a esas dos.” Dije, señalando a Erin y Roslia.

La primera asintió con la cabeza y la segunda se quedó con los ojos abiertos. “¿Por qué yo?”

“Como castigo por endilgarle tus tareas a Sofie.” Le informé. “¡¿Qué?! ¡Pero si ni siquiera ha hecho lo que he pedido!”

“Bien, déjame corregirme. Como castigo por endilgarle todas tus tareas a Sofie hasta ahora.”

“Guh… No puedo negar eso…” Roslia se mordió el labio con una mirada amarga. “Saltarme más trabajo me costará puntos de afecto contigo, así que no tengo más remedio que aceptarlo amablemente…”

“Decir eso en voz alta no ayuda mucho a tu caso.”

Después de que la pusieran en su lugar, Roslia probablemente se encargaría de sus tareas en el campamento. Ella no era realmente un agente del caos en el fondo. Al menos, no lo creía.

“Entonces, ¿eso te sirve?” Le pregunté a Sofie.

“Bueno, supongo que sí…” Concedió, pareciendo sólo medio convencida.

***

La dedicación de Sofie era encomiable, pero tenía tendencia a llevar las cosas demasiado lejos. Ya sería demasiado tarde para hacer algo al respecto si se le echaba encima en la batalla, como estuvo a punto de ocurrir antes, así que la invité a hablar con ella a última hora de la tarde. La esperaba en la orilla del río, a cierta distancia del campamento.

Finalmente, apareció una chica de ojos soñolientos y cabello del color de la propia noche. Llevaba una armadura única que tenía los adornos de un uniforme de doncella. Podía decir que era ella a simple vista, incluso oculta entre las sombras de los árboles.

“Has venido.” Dije.

Saliendo a la luz de la luna, respondió: “¿Qué es esto? ¿Una confesión de amor?”

Tenía que hablar con ella de algo muy serio, pero eso me dejó perplejo. Me quedé sentado en silencio. Por supuesto, cuando un hombre llama a una mujer en medio de la noche, probablemente parezca algo semejante. Y eso que estábamos hablando de Sofie. No era de las que bromean, así que estaba haciendo una pregunta seria.

“Lo siento, pero no te veo así.” Continuó. “Y tampoco voy a cambiar de opinión en el futuro. Sinceramente, prefiero que te guardes tu confesión para ti. Sólo sería una molestia para mí.”

“Ummm…”

“Pero estoy en deuda contigo por haberme traído al grupo, y pienso pagar esa deuda. Si insistes absolutamente en salir, lo odiaré, pero lo haré con la mayor reticencia.”

“No es de eso de lo que quería hablar, Sofie.” “¿No es así?”

“No. La verdad sea dicha, ni siquiera cerca.” “Ya veo…”

Y así, el tipo que fue rechazado sin siquiera preguntar y la mujer que hizo el rechazo sin siquiera escuchar se miraron incómodamente. Sofie, que normalmente no sabía leer la atmosfera, empezó a desviar la mirada y a cambiar nerviosamente su peso de un pie a otro.

“Lo siento…”

“No, fue mi culpa por darte una idea equivocada…”

Ambos nos disculpamos, pero la situación seguía siendo dolorosa. Había invitado a Sofie a salir a solas para que pudiéramos tener una verdadera charla, y el tiro me había salido por la culata. Si hubiera hecho partícipes a todos, no habría dado pie a ningún malentendido. Pero sentarse incómodamente no iba a cambiar nada, así que decidí ir al grano.

“Dime, Sofie, ¿te arrepientes de haberte unido a los Arrivers?” “¿Me arrepiento?” Parecía desconcertada por la repentina pregunta.

“Sí.” Continué sin esperar una respuesta: “Te convencí de que te unieras al grupo, y por eso te sientes en deuda conmigo. Así que me pregunto si hay algo que prefieras hacer que explorar mazmorras con los Arrivers.”

Sofie daba prioridad a sus obligaciones por encima de todo. Prácticamente lo había dicho antes: sólo me veía como un acreedor al que había que pagar, hasta el punto de que se haría desgraciada para satisfacer sus deudas conmigo. Si estaba dispuesta a salir con alguien que ni siquiera le gustaba con ese fin, entonces unirse a un grupo de exploración de mazmorras probablemente no era nada.

“¿Qué te dio esa idea?” Preguntó Sofie. No había ninguna emoción discernible en sus ojos negros.

“No sé. Si tuviera que decirlo, supongo que es porque a veces pareces muy infeliz.” Dije, eligiendo cuidadosamente mis palabras. “Puedo entender que no te diviertas. Acabas de empezar a explorar la mazmorra, así que estás fuera de tu elemento. Además, estos pisos ya son viejos para nosotros, así que tampoco es que estemos sacando el máximo provecho de esto.”

Seguí adelante, pero Sofie permaneció estoica. No tenía ni idea de si mis palabras le estaban llegando al corazón o si estaba muy equivocado. Me sentía como si estuviera tanteando en la oscuridad.

“También puedo entender que quieras mantener las distancias con nosotros. Después de todo, acabas de incorporarte. Todos tienen personalidades tan fuertes. No es fácil acercarse a ellos.”

Me gustaría que al menos me diera alguna señal de respuesta, pero permaneció en silencio. Lo único que podía oír era el susurro del bosque y su tranquila respiración. A pesar de eso, seguí adelante.

“Pero eso no es realmente lo que te corroe, ¿verdad? Encuentras la vida con los Arrivers dolorosa. Esa es la sensación que tengo.”

“No me siento particularmente así… ¿Qué te hace pensar eso?”

Por un breve instante, me pareció ver que sus ojos vacilaban en la oscuridad. Aunque no lo hubiera visto, el hecho de que preguntara más me decía todo lo que necesitaba saber.

“Desde que te uniste a los Arrivers, has estado ansiosa por sacrificarte, ya sea asumiendo las tareas de Roslia o recibiendo ataques por nosotros.”

Todos en el grupo reconocían las cargas que ella asumía por nosotros. Diablos, incluso hacía el postre para Neme todo el tiempo. También hubo momentos, como la pelea con el jefe anterior, en los que ella se adelantó para recibir un golpe por nosotros cuando ya tenía las manos llenas para defenderse. Era tan desinteresada… que era anormal.

“¿Por qué estás dispuesta a ir tan lejos?” “Porque estoy en deuda…”

“No, para nada. No nos debes tanto.” Eso fue lo que me había dado la pista de lo que realmente pasaba por su cabeza. “Entiendo por qué eres tan leal a la Princesa Leyfa. Ella te tendió la mano cuando tus padres murieron y lo perdiste todo, incluso tu condición de noble.”

Sofie me lo había contado mientras estaba prisionera en el hotel. Su historia era triste, pero sin duda explicaba su feroz lealtad a la Tyrant Princess.

“Así que entiendo por qué has hecho las cosas que has hecho. Por qué me encerraste. Por qué me atacaste aquella mañana lluviosa. Te impulsó tu devoción por Su Alteza.”

Sofie no dijo nada. A pesar de que la persona a la cual le había jurado su lealtad incondicional la termino echando a la calle, se mantenía firme en su dedicación. Eso es lo que me dijo su silencio.

“Sin embargo, todo lo que hemos hecho es crearte problemas. Somos la razón por la que perdiste tu posición con la princesa, así que te ofrecimos otro hogar con los Arrivers. Eso no es nada comparado con lo que la Princesa Leyfa hizo por ti.”

Realmente, era lo menos que podíamos hacer por ella. Ella no nos debía nada, mucho menos su lealtad.

“Cuando te uniste a nosotros, dijiste que arriesgarías tu vida para ayudarnos a completar la mazmorra… pero nunca juraste lealtad a los Arrivers. Sólo dijiste que ‘pagarías tu deuda’ con nosotros.”

No eran la misma cosa. Sofie se había comprometido con la conquista de la mazmorra, pero se desvivía por ayudar a los Arrivers también fuera de la mazmorra. Todo en nombre de esa “deuda” de la que hablaba. Pero alguien con el sentido de la propiedad de Sofie tenía que saber la diferencia. No era realmente la lealtad lo que la obligaba; era la sensación de que todavía debía algo.

“Ayudarnos en la mazmorra es más que suficiente para saldar cualquier deuda que tengas con nosotros. Sin embargo, también te esfuerzas por ayudarnos fuera de la mazmorra siempre que puedes. ¿Me equivoco?”

De nuevo, Sofie no dijo nada. Sin embargo, su estoica fachada se había resquebrajado para revelar su agitación interior. La oí tragar saliva con nerviosismo. La tranquilidad de la noche la puso en aprietos.

“A mí me parece que te estás castigando. No estás actuando como un caballero. Estás actuando como si no se te permitiera ser feliz.”

Su comportamiento anterior me había convencido de ello. Había tenido una corazonada todo el tiempo, pero el encuentro con el jefe lo confirmó. Había aceptado un ataque por todos nosotros, cuando era un movimiento completamente equivocado. Si hubiera caído de verdad, nos habría dejado a los demás para enfrentarnos a la horda de monstruos de la que se ocupaba, y además con un luchador menos. Habría roto nuestra formación y todos habríamos corrido el riesgo de caer con ella.

Debería haber dividido su aggro entre Roslia y yo antes de moverse para bloquear la explosión volcánica. Alguien tan tranquila como Sofie tenía que haberse dado cuenta de eso. Ella había sido clara y concisa sobre la buena estrategia con Roslia en los pisos anteriores. Ella sabía que podíamos manejar eso, así que no había otra explicación. Fue un movimiento suicida, y uno intencionado. Había tirado la táctica por la ventana y se había lanzado al peligro… todo porque se estaba castigando a sí misma.

“¿Es una disculpa a la Princesa Leyfa por unirse a los Arrivers?” Pregunté. “¿Sientes que estás ayudando a sus enemigos o algo así? ¿Pero estás atrapada con nosotros porque sientes que nos lo debes? ¿Así que estás dolida porque estás siendo arrastrada entre dos polos?”

“No…”

“Entonces déjalo. Olvida cualquier promesa que nos hayas hecho. Nada te importa más que la Princesa Leyfa, ¿verdad? Está bien priorizar lo que es realmente importante para ti.”

“¡No lo es!”

“Te invité al grupo porque esperaba que pudieras encontrar la felicidad, así que todo esto es bastante inútil si te está haciendo tan miserable. Si te estás obligando a castigarte a ti misma, entonces ya no tienes que explorar la mazmorra con nosotros.”

“¡No es eso, para nada!” Gritó con todas sus fuerzas en un estallido inusual de emoción. Tenía los ojos cerrados y los puños fuertemente apretados. “Tienes razón. Intentaba castigarme a mí misma. Quería sentir dolor.”

Esta era su confesión. Por primera vez, Sofie daba voz a lo que había sentido viviendo y trabajando con los Arrivers.

“Pero te equivocas en el motivo… Lo siento por Su Alteza, pero esa no es la causa.” “¿Entonces qué es?” Pregunté, las palabras saliendo a toda prisa de mi boca.

Sin embargo, Sofie negó suavemente con la cabeza. “No quiero decirlo.”

Fue un claro rechazo. Una declaración de que no quería que indagara más. Era raro que declarara sus deseos tan directamente. En circunstancias normales, estaría dispuesto a respetar tal muestra de voluntad. Pero si me retiraba, si hacía la vista gorda ante su dolor, nada cambiaría. Ella seguiría buscando un castigo en nuestro grupo, y yo no podía permitirlo. Así que le di otro empujón.

“Está bien, no tienes que decírmelo. Pero al menos dime por qué no quieres decírmelo.”

Sus ojos se movieron vacilantes antes de volver a hablar. “Es porque no soy el alma pura que crees que soy.”

No estaba seguro de lo que quería decir con eso, pero procedió a explicarlo.

“Hay una fealdad dentro de mí. Quiero caer bien. No quiero que la gente me odie. Pero soy una persona horrible controlada por las emociones superficiales que desprecio. Es todo lo que puedo hacer para mantener las apariencias.” Luego respiró profundamente antes de decir: “Si este grupo supiera lo que estoy ocultando, seguro que todos me odiarían. Eso es lo que temo.”

No sabía que Sofie albergaba tales sentimientos. Comprendí que todo el mundo tenía sus propias preocupaciones, dolores y debilidades, incluidos yo, Erin, Force, Miya e incluso Jin en su momento. Eso era algo que sólo había descubierto después de unirme a los Arrivers y aprender a enfrentarme a la gente. Un Note más joven y autodestructivo nunca habría sido capaz de apreciarlo. Después de que Miya me dejara, pensé que era el tipo más desafortunado del mundo. Pensaba que todo el mundo, excepto yo, era feliz.

Sin embargo, la felicidad y la miseria no son cosas que se puedan leer en la cara de alguien. Tendemos a clasificar a las personas en una u otra categoría, pero eso debe ser un error. Todo el mundo lleva consigo la felicidad y la miseria a lo largo de sus días. No son mutuamente excluyentes. Y eso lo estaba aprendiendo ahora de la chica que tenía delante.

“Puede que esto te sorprenda, pero no odio la vida en los Arrivers. Al fin y al cabo, la encuentro divertida. Es la primera vez que experimento algo así… Después de que mis padres murieran y la Princesa Leyfa me recogiera, pensé que viviría mi vida a su lado.” De forma entrecortada Sofie fue hablando. “Nunca he tenido la oportunidad de pasar un tiempo así con gente de mi edad. Es nuevo. Es emocionante. Pero… también es doloroso.”

Había considerado a Sofie como una de las desgraciadas del mundo sin pensarlo dos veces. En otras palabras, no sabía nada de ella. Había actuado como si me preocupara por ella, pero todo era superficial. No tenía ni idea de quién era realmente en el fondo. No tenía ni idea de lo que realmente pensaba y sentía.

“Soy una criminal. Estoy ocultando algo importante a todos ustedes.” Me miró directamente. “Sinceramente, no quiero contarlo porque no quiero que me desprecien. Pero sé que no puedo mantener el secreto para siempre. Seguramente lo descubrirán algún día y eso pondrá fin a estos queridos días.”

Había un fuego que ardía en sus ojos. Parecía estar a punto de llorar.

“Así que si el final va a llegar de todos modos, bien podría ser por mi propia cuenta. Si quieres saberlo, te lo contaré todo.”

Pero se negó a derramar una lágrima. Las contuvo con todas sus fuerzas y continuó: “Me llamo Sofie Deanlurk. ¿Queda clara la situación?”

Sacudí la cabeza.

“En ese caso…” Murmuró para sí misma. Luego declaró: “Soy la hija del Lord que Jin mató. También soy la que envió a Headhunter tras él.”

Sofie me miró con la más grave de las expresiones. Hablaba con tanta gravedad, como si estuviera revelando el más oscuro de los secretos del mundo. Por el contrario, me decepcionó un poco que eso fuera todo lo que tenía que decir.

“¿Qué? Ya lo sabía.”

Aunque hubiera sido grosero para Sofie, que claramente estaba muy preocupada por ello, esa era la verdad. Estaba al tanto de todo lo que acababa de decirme. Era difícil fingir sorpresa.

“¿Lo sabías…?” Sus ojos se abrieron de par en par, como si no pudiera creer mi reacción.

Añadí a modo de explicación: “Sé que tu padre fue el que convirtió a Jin en un asesino.

Y sé que perdió la vida por su creación. Por eso contrataste a Headhunter.” La cara de Sofie se llenó de sorpresa.

“Es imposible que no sepa todo eso, ¿sabes? Fui yo quien enfrentó a Headhunter con la Princesa Leyfa, ¿recuerdas? Me lo contó todo.”

En realidad, fue técnicamente su informante, Eisha, quien me lo dijo. Había enviado una carta a ella y a Hugel pidiendo ayuda contra la princesa. Había terminado lanzando la reputación de Headhunter como sicario para hacer justicia, pero mi plan original había sido sólo pedir información sobre alguna debilidad para usarla contra ella. Sin embargo, cuando Eisha se dio cuenta de que Sofie estaba involucrada, sumó dos y dos y ofreció también su información sobre la joven caballero. Así fue como me enteré de la conexión de Sofie con Jin.

“Ya veo…” Escuchar esto fue como un rayo de la nada para ella. Se quedó con la boca abierta, incrédula. “¿Por qué…? ¿Por qué me dejaste entrar en los Arrivers si sabías eso?”

Ese era su crimen. El secreto que no quería que nadie descubriera. Probablemente lo mantuvo en secreto porque pensó que la echaríamos del grupo si nos enterábamos.

“Porque es irrelevante.” Le dije. “No es que hayas matado a Jin personalmente. Detuve al Headhunter con mis propias manos. Perdimos a Jin en la mazmorra.”

Si Headhunter hubiera acabado con la vida de Jin a petición de Sofie, tal vez no hubiera podido perdonarla. Pero en realidad, Jin había muerto en hechos completamente ajenos. Nos habíamos vuelto complacientes en la mazmorra y pagado el precio más alto por ello. Independientemente de lo que Sofie hubiera querido conseguir, culparla de la muerte de Jin era un error.

“¡Aun así! ¡Intenté matar a uno de los miembros de tu grupo! ¡Aunque fallé, aun así lo intenté…!”

“Si quieres jugar a ese juego, entonces intenté matar a la Princesa Leyfa. Estamos a mano.”

“¡Eso fue porque secuestramos a Neme!” “Y en tu caso, Jin mató a tu padre.”

No podía aprobar lo que Jin había hecho. Era el hombre que más admiraba, pero aun así no tenía un pase libre. Por su propia admisión, había sido una vez un asesino a sangre fría.

¿Quién era yo para negarlo? Sin embargo, a pesar de su pasado, adoraba a Jin. No el asesino que una vez sirvió a Deanlurk, sino el miembro de los Arrivers. Para mí, lo que solía ser no importaba. El pasado había quedado atrás, y no cambiaba en lo que se había convertido a lo largo de su vida. No disminuía el respeto que sentía por él hasta el día de hoy.

“Aun así, me parece cuestionable que reclutes a alguien que ha intentado matar a uno de los miembros de tu grupo.” Dijo Sofie con recelo.

“¿De verdad?” Respondí.

“Como mínimo, no es normal…”

“Sí, puede que tengas razón. La Princesa Leyfa me dijo que soy el tipo de persona que hace lo que sea necesario para lograr sus objetivos, aparentemente.”

Y en el caso de Sofie, ese objetivo había sido llenar nuestro sexto puesto. Para lograrlo, había recogido a una chica que había sido desechada por su amo y a la que no le quedaban ganas de vivir. Por eso invité a Sofie al grupo. Podía dejar de lado mis propios sentimientos y algún que otro rencor si eso significaba conseguir lo que quería.

“Ahora que lo pienso, sí dijo eso.” Suspiró Sofie con cansancio. “Realmente eres extraño.

¿De verdad crees que puedo permanecer en los Arrivers?”

“Si no te importa el hecho de formar parte de un grupo fundado por el asesino de tu padre.” “Me molesta un poco, pero puedo hacer la vista gorda ya que no odio mi vida actual.”

No odiaba la vida con nosotros. Aunque esa afirmación habría sido poco convincente viniendo de cualquier otra persona, fue trascendental en el caso de Sofie. La tristeza en sus ojos había desaparecido.

“Aun así, me sorprende que hayas podido convencer a los demás para que me mantengan a bordo. Aunque a ti te parezca bien, me imagino que no les gusta aventurarse con la persona que intentó asesinar a Jin…”

“En realidad…” Me quedé brevemente sin palabras, pero finalmente decidí confesar. “En realidad, los demás no lo saben. Ni lo de tu familia ni lo de que intentaste asesinar a Jin.”

“¿De verdad…?”

“De hecho, ni siquiera saben lo de Headhunter. No les he dicho nada.”

Procedí a exponerle todo a Sofie. Le conté cómo había hecho retroceder a Headhunter con la ayuda de un antiguo ladrón de las Valkirias, y cómo había utilizado la conexión que forjé con Headhunter para reclutar su ayuda contra Leyfa. Elegí mis palabras con cuidado para no revelar las identidades de Hugel y Eisha, pero por lo demás fui perfectamente honesto con ella… incluyendo el hecho de que nadie más en el grupo sabía todo esto.

Sofie escuchó mi historia en silencio. En cuanto terminé, sólo murmuró una cosa: “¿Le ocultaste a todo el mundo algo tan importante?”

“Sí.”

“¿Y no te sientes culpable?”

“No soy completamente desalmado.” Simplemente no era tan honesto como Sofie. No compartía sus altos estándares morales. “Simplemente sentí que sería mejor permanecer en silencio, así que lo hice. Creo que todos son más felices de esta manera.”

Contarle al equipo el ataque de Headhunter no habría beneficiado a nadie más que a mí. Jin se habría sentido culpable por causarme problemas, y además existía el riesgo de exponer la identidad del Headhunter después de que me hubiera hecho un favor al final. A nadie le habría beneficiado saber que había confiado en Hugel para rescatar a Neme. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, Leyfa también podría haber sido asesinada. No quería que mis amigos se vieran involucrados en todo eso. Yo era el único que tenía que ensuciarse las manos.

“¿Estás diciendo que está bien que siga ocultando el hecho de que soy la hija de Lord Deanlurk que intentó matar a Jin?”

“¿Por qué no? Si es lo que quieres hacer y crees que es la mejor opción, entonces sí.”

Personalmente, creía que había muchos secretos mejores que guardar. La única razón por la que había indagado en el de Sofie era porque claramente le dolía. Si tuviera secretos que no tuvieran que ver con su vida como miembro de los Arrivers, no la presionaría. Sólo lo hice esta vez porque pensé que dejarlo así le causaría más sufrimiento.

“No tienes que sentirte culpable por nada.” Le dije. “Sólo elige lo que es mejor para ti.”

Si la culpa era demasiado para soportar, podía abrirse si quería. Pero si quería soportarlo en silencio, podía quedarse callada. Yo respetaría la elección de Sofie de cualquier manera.

Con la mirada hacia abajo, dijo: “Entonces… lo mantendré en secreto.” Ella había elegido la misma opción que yo. “A nadie le gustaría oírlo, y creo que me gustaría probar a vivir la vida con gente que no conozca mi pasado.”

“Suena bien.”

“Además, es mejor que Force no conozca mi historia. Estuvo involucrado en el asesinato de mi padre, así que no se sabe cómo reaccionará al saber que soy un Deanlurk.”

Al parecer, Sofie ya sabía que Force había participado en el hecho de que Jin traicionara a su padre. Lord Deanlurk había enviado a Jin a asesinar a Force originalmente, pero Force se ganó a Jin con su encanto y le dio la vuelta a la tortilla. ¿Cómo reaccionaría él si descubriera que el apellido de Sofie era Deanlurk? ¿Le guardaría rencor por ser la hija del hombre que lo quería muerto? ¿La odiaría por ser la chica que había asesinado a su mejor amigo? ¿O se sentiría culpable hacia ella por ser la hija de un hombre al que había contribuido a matar? Conocía al tipo desde hacía tiempo y no tenía ni idea.

“Así que tú también sabías lo de Force, ¿eh?” Le pregunté a Sofie.

“Headhunter me lo dijo.” Explicó. “No creí que fueras consciente.” “¿Cómo así?”

“Me imaginé que si no, no te habrías unido al grupo.”

La mayoría de la gente no aceptaría unir fuerzas con los asesinos de sus padres. Sofie tenía todo el derecho a odiar a Force tanto como a Jin.

“En realidad me arrepiento de haber pedido a Headhunter que matara a Jin. Fue una decisión precipitada.” Explicó. “Cuando me dijo que había fracasado, me sentí realmente aliviada. Sin embargo, puede que te resulte difícil de creer.”

“No dudaría de ti por algo así.”

“La verdad es que lo entiendo. Mi padre estaba completamente equivocado. Pero no quería aceptarlo… Si lo hiciera, realmente no quedaría nadie de su lado. Así que infantilmente he cerrado los ojos a todo ello.”

Nadie podía culpar a Sofie por sentirse así. ¿Qué hay de malo en querer estar al lado de las personas que uno ama? En todo caso, merecía ser elogiada por enfrentarse al mundo sola. Su corazón era irreprochable.

“Por eso no siento ningún resentimiento especial hacia Force. Quizá no pueda acercarme a él tanto como a los demás, pero creo que puedo soportar estar en el mismo grupo.”

“Me alegro de oírlo. Gracias por seguir con nosotros.”

“No tienes que estar agradecida conmigo. Sólo protege mi secreto. Ahora que sabes la verdad, no puedes ir contándoselo a los demás.”

“Lo sé. Te lo prometo. Ahora somos cómplices de guardar el secreto.”

Y así hicimos una promesa bajo la luz de la luna. Sin nadie más alrededor, era como si fuéramos las dos únicas personas del mundo. No habíamos firmado un contrato ni cruzado nuestros meñiques, pero el compromiso que habíamos contraído el uno con el otro era absoluto.

“Cómplices… Eso no suena tan mal.”

Sofie digirió las palabras y asintió satisfecha. Así nos liberamos de la malsana deuda que nos ataba y empezamos a avanzar como compañeros de crimen, cada uno ayudando al otro a llevar su carga. Ese fue el momento en el que Sofie se convirtió realmente en parte de los Arrivers.

“Si somos cómplices, ya no tengo que contenerme, ¿verdad?” Preguntó. “Ya lo creo. Ahora somos socios.”

“Entonces tengo una cosa que decir.”

“Sí, claro. Saca lo que tenías guardado entre pecho y espalda.”

“En ese caso…” Sofie respiró profundamente. “Para ser honesta, realmente creo que hay algo malo en ti por invitarme a los Arrivers cuando sabías que el asesino de mi padre fundó el grupo.”

“¡¿Eh?!”

“Me refiero a Jin, pero también está Force. Asumiste que no lo sabía, básicamente me estafaste…”

“Oye, espera un momento…”

“Todavía no he terminado. Para empezar, ¿cómo puedes engañar a alguien para que se una a tu grupo porque está en deuda contigo? Ese es el comportamiento de un villano. Fundamentalmente no te respeto.”

“Jaja, bien… Quizá sea suficiente por ahora…”

“Fuiste tú quien me dijo que no me reprimiese al hablar. ¿O eso también fue una farsa?” “No, eso no es…”

“Entonces cállate y escucha.”

Con eso, Sofie comenzó a decime todo lo que quería. Se quejó, y no sólo de mí. Se quejaba de la forma en que la trataba Leyfa, de las circunstancias de su familia, y más. Estaba desahogando dieciocho años de descontento acumulado. Nuestra conversación se prolongó hasta la noche… pero no me importó demasiado.