Hazure Skill ‘Mapping’ Wo Te Ni Shita Ore Wa  (NL)

Volumen 7

Capitulo 2: Princess’s Legion y el Plan B

Leyfa Southerndall miró alrededor de la sala y asintió en silencio a las cinco personas que había reunido. Allí estaba Gilbert Einzach, el increíble sacerdote de guerra que una vez fue conocido como el inquisidor de mayor rango. Allí estaba Onz Gregory, un hombre buscado por una nación vecina que había cometido muchos actos malvados mientras se ganaba un nombre como pendenciero sin igual. Estaba Mille Gundak, la más joven de los Siete Sabios de impresionante talento y uno de los pocos en la historia que apoyaba al palacio real. Y luego estaba Miya Line, la semi elfa que había aparecido de la nada y demostrado su abrumador poder al derrotar a Sofie.

La princesa también contaba con una sexta persona como apoyo. Juntos, formaban su propio grupo de exploración de mazmorras, Princess’s Legion. Estaba disgustada por no haber podido reclutar a Note Athlon como su navegante, pero había compensado esa pérdida encontrando en Miya una fuerte sustituta de Sofie. Quería creer que había salido airosa, pero estaba claro que Miya aún tenía margen de crecimiento. Si ganaba suficiente experiencia en las mazmorras, algún día podría llegar a superar a Gilbert; ése era el valor que Leyfa veía en ella.

Sin embargo, a la princesa todavía le faltaba una parte crítica de la ecuación para completar la mazmorra, ya que seguía sin tener un navegante. Antes Mapeado se consideraba una habilidad de nivel inferior entre los aventureros, pero gracias a Note Athlon, ahora era indispensable para los exploradores de mazmorras que iban en serio. Los primeros pisos y los pisos intermedios eran perfectamente transitables sin dicha habilidad. ¿Pero los pisos finales inexplorados? Eso era un asunto completamente diferente. Leyfa no tenía los trucos de Liberation, así que su grupo se vería obligado a depender de un miembro con Mapeado como lo hicieron los Arrivers. La princesa lo sabía mejor que nadie… y precisamente por eso había llamado a cierta persona a sus aposentos.

El timbre de la habitación sonó. Parecía que la persona en cuestión había llegado por fin. Leyfa ordenó a Miya que los atendiera. Tras unos minutos de parloteo poco claro, Miya regresó con el invitado especial de la princesa a cuestas.

“Demasiado lento, Miya.” Regañó Leyfa.

“¡Lo siento, no pude evitarlo! Me estaba presentando y me emocioné.”

“Lo único que te ordené fue que abrieras la puerta y me trajeras a mi invitado. No había necesidad de que te presentaras y te dedicaras a bromear.”

El nuevo peón de Leyfa era increíblemente poderoso, pero también era increíblemente difícil de controlar. La princesa se devanaba los sesos sobre qué hacer con ella cuando el chico a su lado habló…

“Entonces, ¿qué pasa? ¿Por qué fui convocado aquí? ¿Es porque la última vez ayudé a Note a escapar?”

Se trataba de Courie Louison, mago genio y navegante de los Labyrinth Knights. Tenía la misma habilidad que Note Athlon, Mapeado, pero cada uno la utilizaba de forma completamente diferente.

“No pude evitarlo, sabes. Respeto a Note, así que tenía que ayudarle… aunque significara ir en contra de usted, princesa.” Courie hizo una pausa, y luego se tapó la boca con la mano. “¡Oh, no quiero decir que no la respete, Su Alteza! Yo también te admiro, sólo que admiro más a Note.”

Sus excusas poco convincentes le entraron por un oído y le salieron por el otro. Leyfa se agarró la cabeza. Primero Miya, y ahora Courie. ¿Qué tenía la gente de este pueblo que los dejaba tan vacíos de decoro? Aunque la princesa no quería otra cosa que castigar a ambos por su insolencia, los necesitaba para otras cosas. Era exasperante.

“Pasaré por alto tu ayuda en la huida de Note Athlon.” Siseó.

“¡Oh, vaya, muchas gracias! Estaba tan nervioso de que fueran a unirse contra mí y darme una paliza. Uf, ¡qué alivio!” Courie suspiró con una expresión que no indicaba nerviosismo alguno.

Leyfa le ignoró y se ocupó de sus propios asuntos. “Sin embargo, a cambio espero algo de ti.”

“¿Algo de mí?”

“Sí. Si aceptas, no sólo perdonaré tu falta de respeto… sino que prometeré no dañar a la Nota Athlon.”

Con la espada del Headhunter colgando sobre su cuello, la princesa no podía poner un dedo sobre Note de ninguna manera, pero Courie no lo sabía, y la princesa no tenía reparos en utilizarlo como moneda de cambio. Se estaba aprovechando solapadamente de la devoción de Courie por Note, y él cayó en la trampa.

“¡¿De verdad?! Si es algo que puedo hacer por ti, ¡estaré encantado de ayudarte!”

Esa era justo la respuesta que la princesa esperaba. Sólo era un acuerdo verbal, pero era más que suficiente. Leyfa se mordió el labio para no sonreír.

“No es una tarea difícil, y no te costará nada.” Dijo. “Sólo quiero que me sigas a cierto sitio.”

“Si me pides que me una a tu grupo, lo siento, pero tengo a los Labyrinth Knights.”

“Lo sé, por supuesto. Sólo necesito hacer uso de tus talentos.” Dijo Leyfa. “Vendrás conmigo a la pizarra divina en la iglesia.”

***

En este mundo, las personas recibían habilidades en sus ceremonias de presentación. Al rezar a Dios ante una pizarra divina, los nombres y descripciones de sus habilidades aparecían en su superficie pétrea. Las pizarras divinas existían por toda la tierra, y en este país en particular, se mantenían bajo la protección de instalaciones esenciales como las iglesias.

Como una de las ciudades más grandes del país, Puriff no era una excepción. La iglesia local albergaba una pizarra divina. Allí fue donde Leyfa llevó a Courie, acompañada por Gilbert y la mujer que necesitaría para llevar a cabo su plan. Los cuatro se encontraban ante la pizarra divina.

La iglesia había sido notificada de su llegada con antelación. Normalmente, la gente sólo visita la pizarra divina en solitario. Los grupos eran recibidos con recelo, ya que la consulta de la pizarra se consideraba una actividad muy privada, pero la posición de la princesa les permitía entrar en la cámara que contenía la pizarra sin discusión.

Las pizarras divinas eran artefactos misteriosos que desafiaban la comprensión. Leyfa se puso delante de ésta y anunció: “Escucha. Todo lo que tienes que hacer es ponerte delante de esta pizarra y rezarle. Muéstranos la descripción de la habilidad Mapeado; eso es todo lo que te pido que hagas. ¿Y bien? Bastante sencillo, ¿no?”

Para alguien que ya había adquirido sus habilidades, rezar a la pizarra de nuevo volvería a revelar sus nombres y descripciones. Esto fue lo que Leyfa presionó a Courie para que hiciera.

“Si en verdad eso es todo, no me importa…” A pesar de parecer dudoso, Courie adoptó una postura de rezo ante la pizarra. Antes de que se iluminara con el texto, levantó la cabeza. “Ahora que lo pienso, estabas buscando un navegante con Mapeado para tu grupo de exploración de mazmorras, ¿no?”

“Así es.”

“Por eso secuestraste a Note.”

“Supongo que eso es lo esencial. Pero ya te dije… si haces esto por mí, no volveré a ponerle la mano encima.”

“¿No querrás decir que ya no te hará falta?” Preguntó Courie, apartándose de la pizarra para mirar a Leyfa. “Si acepto o no tus condiciones depende de si es Copia o Captura.”

“Tsk…”

En ese momento, Leyfa se dio cuenta de que se había acabado la buena voluntad. Este chico despreocupado no había mostrado ningún signo de sospecha, pero Leyfa se había equivocado: era más inteligente de lo que parecía. Había visto a través de ella y ya había predicho el peor resultado posible. Primero Note, ahora Courie… No se podía subestimar a estos usuarios de Mapeado. No podía ser un efecto de la habilidad, pensó Leyfa, pero la coincidencia casi hacía pensar que Dios sólo se la había dado a las personas más molestas del mundo.

“Es Copia.” Respondió ella con un suspiro. “¿Cómo descubriste mi plan?”

“No era tan difícil de deducir.” Courie levantó el dedo índice. “Actualmente estás en busca de un usuario de Mapeado, y por lo que sé, sólo hay dos formas de conseguirlo.” Levantó un segundo dedo y continuó. “La primera es encontrar a una persona con la habilidad Mapeado. Tu plan original era utilizar este método, ya que fuiste a buscar a Note. Y la segunda.” Dijo Courie, agitando los dedos levantados en el aire. “Es robar la habilidad a alguien que la posea. No es muy conocido por el público, pero hay habilidades que pueden hacer tal cosa.”

“Ya veo. Así que fue un proceso de eliminación.”

“Sí. Y resulta que conozco las condiciones necesarias para robar una habilidad. Tienes que ver su descripción en la pizarra divina; eso vale tanto para Copia como para Captura.”

Copia era una habilidad que recreaba cualquier habilidad reflejada en la pizarra. Captura tenía un efecto similar, pero robaba la habilidad reflejada a su propietario. La diferencia clave entre ambas era exactamente esa: si el poseedor original de la habilidad perdía o no su poder.

Estas habilidades pueden parecer todopoderosas, pero tienen sus límites. Tanto Copia como Captura ocupaban tres ranuras, por lo que sus usuarios estaban limitados a copiar o capturar una sola habilidad. Además, sólo podían copiar o capturar habilidades hasta la rareza SR. Entre esas dos restricciones, ni Copia ni Captura se consideraban especialmente útiles. Había otras habilidades, como Copia Completa y Captura Completa, que podían tomar todo el conjunto de habilidades de un objetivo, y otras que sólo podían robar una única habilidad en la vida del usuario, pero la variación particular que Leyfa había conseguido conseguir era simplemente la de Copia.

“Esta es Limuna Fornet, que tiene la habilidad de Copia.” Dijo, presentando a la otra mujer que había traído. Este era el plan de respaldo de la princesa en caso de no poder reclutar a Note Athlon: había utilizado su autoridad para conseguir una aventurera con la habilidad Copia.

“¡Sí, sí, soy yo! ¡Soy la ídolo de todos, LimLim! Siéntete libre de llamarme así también, niño bonito.”

Leyfa observó cómo la chica de cabello rosa guiñaba el ojo coquetamente a Courie. Luchó por reprimir las ganas de golpear a Limuna en la cabeza. Esta chica era otra chica problemática para Leyfa; habría preferido dejarla fuera del grupo, pero su fracaso a la hora de conseguir a Note no le había dejado otra opción. Por muy reticente que fuera, la princesa no sólo se vio obligada a confiar en Limuna… sino también a tratarla bien. No podía permitirse perderla.

“Claro, LimLim.” Dijo Courie.

“¡Vaya, realmente me has llamado por mi apodo! ¡Estoy tan feliz! ¿Cómo te llamas, guapo?”

“Soy Courie.”

“Courie, ¿eh? Buen nombre. Un placer.” Limuna agarró la mano de Courie y la estrechó.

Leyfa se aclaró la garganta mientras los observaba. “Entonces, Courie Louison, ¿qué vas a hacer? ¿Aceptas mis condiciones?”

“No tienes problemas para mantener una actitud seria en esta situación, ¿eh?”

“¡Basta! Te estoy preguntando qué vas a hacer.” Leyfa espetó ante las burlas de Courie. Su actitud era la definición misma de la insolencia, pero continuó sin importarle: “Bien,

acepto. Pero sólo si la habilidad de LimLim es realmente Copia.” “¿No confías en mí?” Preguntó la princesa.

“Si lo hago y ella tiene realmente Captura, me quedo sin una habilidad.” “No soy una mentirosa.” Argumentó Limuna.

“Oh, lo sé. Pero aunque seas una buena chica, no se sabe si la princesa miente o no. Tengo que tener en cuenta esa posibilidad.” Dijo Courie, acariciando la cabeza de Limuna.

Ella había coqueteado con el primer chico guapo que vio, y Courie se lo estaba poniendo igual de difícil. A Leyfa se le revolvía el estómago al verlos, pero no podía dejar que la dominaran.

Se frotó el plexo solar para reprimir un dolor de estómago y dijo: “¿Qué hace falta para que me creas? ¿Debo redactar un contrato jurídicamente vinculante en el que lo jure?”

“No hay necesidad de todo eso. Sinceramente, no me haría sentir mejor, y hay una forma mucho más sencilla.” Dijo Courie, señalando la pizarra divina. “Basta con que LimLim rece aquí.”

Copia

Rareza: SR (Súper Raro)

Coste de Ranuras: 3

Efecto: Concede la capacidad de imitar una habilidad viendo el texto de su efecto. No hay límite en el número de veces que se puede usar Copia, pero no se puede copiar más de una habilidad a la vez.

“¡Así que realmente es Copia! Siento haber dudado de ti.” Se disculpó Courie con sinceridad.

Su elección de palabras fue lo suficientemente inesperada como para pillar a Leyfa desprevenida. Hasta ahora había sido de lo más displicente, pero no parecía un mal chico. Sin embargo, eso no significaba que la princesa fuera a perdonar su insolencia.

“¿Ya estás satisfecho?” Preguntó.

“Sí, ahora estoy más que encantado de enseñarte la mía.” Aceptó Courie.

Leyfa se sintió aliviada. Estaba a punto de completar por fin su grupo de exploración de mazmorras. Courie rezó inmediatamente a la pizarra divina, que empezó a brillar con la descripción de su habilidad. Su texto blanco azulado se reflejó en los ojos de Limuna.

“¡Bien, copia completa! Ahora puedo usar la misma habilidad que Courie.” Anunció.

“Ahora que eso está hecho.” Courie dejó de rezar para preguntar. “¿Por qué lo hiciste de manera tan indirecta?”

“¿Indirecta?” Preguntó la princesa, molesta.

“Sí. Si me hubieras dicho que querías copiar mi habilidad, con gusto te habría seguido hasta aquí. ¿Qué sentido tenía tratar de ocultarme la habilidad Copia?”

“Mi Legion y los Labyrinth Knights están compitiendo para conquistar la mazmorra primero, ¿no? No tienes ninguna obligación de ayudar a un rival permitiéndole copiar tu habilidad. Ciertamente no te tomé por esa clase de persona.”

“¿Crees que soy tan rencoroso?” Courie se señaló a sí mismo, atónito.

Leyfa negó con la cabeza. “En realidad no especialmente. Simplemente, no veo nada malo en suponer lo peor de la gente.”

“¿De verdad? Hay mucha gente por ahí con malas intenciones, seguro, pero creo que es más fácil buscar lo bueno en ellos.”

“No necesito un sermón engreído de alguien más joven que yo. ¿Qué sabes tú de la naturaleza humana?”

“No estoy tratando de sermonearte ni nada por el estilo. Sólo estoy pensando en voz alta para mí. Siéntete libre de no escuchar.” Dicho esto, Courie se dio la vuelta con un gesto de la mano. “Si eso es todo lo que necesitabas, ya me voy.”

“Que así sea. Mi asunto contigo ha terminado.”

“Entonces tienes que cumplir tu promesa y alejarte de Note a partir de ahora.” “Lo sé. No tengo nada que ganar haciendo lo contrario.”

“No, no lo tienes.”

Aunque un ardiente deseo de venganza seguía ardiendo en su interior, la amenaza de Headhunter le impedía actuar en consecuencia. Al final, la única que se benefició del trato del día fue Leyfa. Courie había pagado un precio por nada.

“Esta vez gano yo…” Leyfa murmuró mientras lo veía partir.

Ahora, por fin, podía empezar a conquistar la mazmorra. Y una vez que hubiera limpiado la mazmorra de Puriff, el trono sería lo siguiente. Nada la detendría. Se vengaría de su padre y de sus hermanas mayores. La sola idea hizo que sus labios se curvaran hacia arriba.

“Yo seré quien salga adelante. Este mundo y todo lo que hay en él será mío.” Ante la pizarra de Dios, Leyfa Southerndall sonrió con maldad para sí misma.