Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 4

Epilogo: Al Final

Unos años después… “¡Papi!”

Me giré para enfrentarme a las voces que me llamaban. Y no era una sola. La hora de comer se había convertido en una animada batalla.

“¿Qué pasa, Art? ¿Merul? ¿Lute?” “¡Papi, Lute se comió mi pan!”

“¡No, no fui yo! ¡Merul se lo comió!”

“¡Eh, papi! ¡Vamos a jugar a juegos de mesa más tarde!”

Los niños empezaron a balbucear juntos. Eran los niños de todo el mundo con los que Olivia se había hecho amiga. Al igual que ella, habían estado buscando a un padre que nunca conocieron. Humanos, darkin, elfos… incluso dragones. No importaba quiénes fueran o cómo habían llegado hasta aquí, los niños que no podían vivir con sus padres acababan reuniéndose a nuestro alrededor.

Tras graduarse en la Academia Real Femenina Florence, Olivia había empezado a trabajar en el Instituto de Investigación de la Academia Real Florence, y seguía viajando por su trabajo como Alumna del Rey. Sólo aquellos que se graduaban de la academia con calificaciones excepcionalmente altas eran seleccionados para unirse al Instituto de Investigación. Hacían todo tipo de investigaciones para ayudar a la gente.

Mientras tanto, yo esperaba su regreso en nuestra casa del monte Olimpia. Durante un tiempo, sólo habíamos vivido aquí la Reina Oscura, Clowria y yo, pero en algún momento, las cosas se habían animado bastante.

“Vamos, disfrutemos juntos del almuerzo.”

“De acuerdo.” Respondieron los niños al unísono.

El olor a pan recién horneado pronto se vio acompañado por una voz familiar.

“Haugh, todos son muy ruidosos. Un buen niño se lo come todo, comiendo educadamente lo que le gusta y lo que no le gusta por igual.”

“¡Mamá Marie!”

“Mira, te he traído más pan.” “¡Sí!”

“Mi Señora.” Se rio Clowria. “Dejando el pan de lado… ¿No vas a comerte esos pimientos?”

“Haugh, ¡C-Clowria!” “¿Mi hermosa reina?” “¡¿Q-Qué pasa?!” “¿Tus pimientos?”

“¡Estaba a punto de comérmelos!”

“¡Ajá, la Srta. Clowria se enfadó con Mamá Marie otra vez!” “Haugh, ¡cállate!”

Todos rieron alegremente.

Se me había dado bastante bien preparar comida para un gran número de personas. El castillo era demasiado grande para los cuatro que vivíamos aquí, pero ahora estaba lleno de niños. Los días que hacía buen tiempo, comíamos así fuera. Los niños nos ayudaban a cuidar el jardín de hierbas y a lavar la ropa. Y al igual que Olivia, todos habían aprendido de nuevo a sonreír alegremente. Les daba un poco de vergüenza llamarme papi.

Justo cuando el almuerzo tocaba a su fin, una voz brillante y refinada nos llamó.

“¡Buenos días a todos!” “¡Daisy!”

Era la amiga íntima de Olivia, Daisy. Se había convertido en toda una mujer. Su maquillaje y su brillante sonrisa le daban un aire de graciosa elegancia que llamó incluso mi atención.

“Vine para una inspección. Además, tengo algunos regalos de todos los de la Clase Cero.” Tras graduarse en la academia, Daisy había rechazado la petición de sus padres de que se casara y había empezado a trabajar como maga propiamente dicha para la familia Palestria.

“Tengo unos bocadillos de Kate, y un regalo de Lena… Ruby e Iriya también donaron algo de dinero. Todas me pidieron que te diera sus saludos.”

“¡Sí!”

“¡Quiero leer El Darkin Amable ahora mismo!” “¡Me encantan los bocadillos de Kate!” “Haugh, ¡espera a que termines de comer!”

“Entonces, ¿por qué buscas ya el libro, mi Reina?” “¡Ack, me han pillado!”

Cuando todo el mundo empezó a bullir de emoción, una suave voz masculina cortó el ruido. “Todo el mundo, silencio.” Todos se volvieron a mirar de inmediato. “Vamos a terminar de comer. Esta sopa de leche está muy buena.”

“¡Shadow!”

Todos los niños respondían a su suave insistencia como si fueran uno solo. Se había convertido en parte integrante de sus vidas. Y era un compañero dragón. El deseo de Vandilsen había sido que Shadow viviera feliz, y Shadow trabajaba ahora para ayudar a otros niños a cumplir también ese sueño. Parecía que había decidido que éste era su lugar. El aire de Olimpia parecía sentarle bastante bien, así que cada día estaba más sano. Incluso empezaba a crecer un poco más.

Observando a los niños emocionados con una sonrisa amable, Daisy se volvió hacia mí y me hizo una cortés reverencia. “Ha pasado bastante tiempo, sir.”

“Sí. ¡Bienvenido de nuevo!”

“Mamá y papá también han pedido volver a verte.” “¿Cómo están?”

“Ahora que he empezado a trabajar, se han instalado cómodamente en su jubilación.”

“Me alegra oírlo.”

Daisy me miró fijamente. Tal vez ella podía ver que estaba empezando a sentirme un poco inquieto.

“Parece que no puedes esperar ni un momento más.” Se rio entre dientes.

“¡¿Eh?! ¡¿E-En serio?! Uhh… Supongo que sí.” Aunque tenía decenas de miles de años, mis sentimientos aún se mostraban en mi rostro, claros como el día. “Umm… ¿Sabes cuándo volverá Olivia?” Pero no pude evitarlo. Después de todo, Olivia volvía a casa.

Después de salvar el reino, o en realidad el mundo entero, había subido un poco de categoría, dejando de ser simplemente la Alumna del Rey. Ahora la llamaban “Héroe” y “Santa”. Era como si fuera la protagonista de un libro ilustrado. Por suerte, parecía que a Olivia no le importaba en absoluto.

Tras graduarse en la academia, siguió viajando por el mundo para salvar a la gente. Se acercaba a los niños que lloraban y aliviaba el dolor de los que sufrían. Eso era lo que quería hacer.

Así como me salvaste papi, quiero ayudar a otros—

Daisy había sido su compañera en ese empeño. “No te preocupes, volverá pronto. Sin embargo…”

“¿Sin embargo?” ¿Se había hecho daño durante el viaje? ¿Estaba enferma? Inmediatamente me puse rígido de preocupación, pero para calmar mis temores Daisy sacudió la cabeza, el gesto se convirtió lentamente en uno de exasperación.

“Bueno… Parece que Olivia lo hizo de nuevo.”

“¿Hizo qué?” ¿Qué quería decir? Ladeé la cabeza, confundido, pero de repente, el sonido del batir de alas llenó el aire. No era un pájaro, ni tampoco un dragón.

“¡¡¡Heeeey, papi!!!” “¡¿Olivia?!”

Había un caballo volando alto en el cielo. Era un caballo de aspecto poderoso y pelaje blanco y brillante. También tenía un par de alas enormes.

“¡¿Un caballo volador?! Supongo que había un dicho humano sobre caballos voladores… Espera, ¿no eran cerdos?”

“Aunque creíamos que se habían extinguido, Olivia encontró un pegaso. Todo el reino está alborotado de nuevo.”

“¡¿Un pegaso?!”

Olivia me saludó desde el lomo del caballo. Era la misma sonrisa que me había mostrado aquel día nevado de hacía tanto tiempo, el día en que me llamó “papi” por primera vez. Había vuelto a crecer. Ya no era una niña. Pero por mucho que pasara el tiempo, siempre sería Olivia, mi preciosa hija.

“¡Tee jee, papi!”

“¡Olivia!” Le devolví el saludo. Olivia saltó del lomo del pegaso. Se había vuelto muy hábil con su magia voladora, algo que aprendió después de admirar mi habilidad para volar. En su pecho llevaba un regalo de hacía mucho tiempo, un broche del mismo rojo que mis ojos.

“¡Papi!”

“¡Vaya, Olivia!”

Olivia saltó sobre mí, su sonrisa tan brillante como el sol. “¡Estoy en casa!”

“Sí, bienvenida a casa, Olivia.”

Olivia, mi preciosa hija, que encontró un dragón solitario como yo y me convirtió en su papi.

Aunque su mundo creciera a pasos agigantados, no importaba dónde se encontrara en ese mundo, yo siempre sería un dragón. Y siempre sería su papá.

Su hogar siempre estaría aquí.

***

Al Final

Este diario era tan grueso que pensé que nunca llegaría al final. Sin embargo, estas son las últimas páginas.

Después de que Olivia y yo nos conociéramos, muchas cosas cambiaron.

Leí muchos libros sobre la educación de los hijos. Empecé a escribir un diario en lengua humana. Nuestra familia creció bastante.

Nunca esperé que ser una familia con ella fuera tan duro, y a la vez tan divertido.

Pase lo que pase, siempre seré un dragón. Nunca seré humano. Puedo volar por el cielo, puedo respirar fuego y a veces olvido lo fuerte que soy. Pero nada de eso importa. Ya no estoy solo.

Mi hija es humana. Vive con los demás humanos. Se ríe mucho, come mucho y duerme mucho. Momento a momento, su vida sigue brillando. Aquella niña que se arrastró por la nieve helada y el hielo para encontrarme y llamó papi a un dragón tiene ahora todo tipo de familiares a su alrededor.

La familia que formamos juntos sigue creciendo y creciendo. No nos une la sangre y somos de especies totalmente distintas. A veces nos llevamos bien y otras nos peleamos.

Pero no importa en qué parte del mundo esté, somos familia.

Y eso nunca, nunca cambiará.

—Eldraco

-FINAL DEL VOLUMEN 4-