Magdala de Nemure (NL)

Volumen 1

Capitulo 5: Que Tu Alma Descanse En Magdala.

Parte 1

Ya era hora de que la vegetación se durmiera cuando Kusla subió lentamente las escaleras y regresó al dormitorio, tropezando con sus piernas achispadas. Después de dejar que Fenesis durmiera en el dormitorio del primer piso, había estado discutiendo con Wayland frente al horno, en la parte inferior del taller.

Se habían encontrado con la peor forma de interferencia en el peor momento posible. Era realmente imposible pensar que Post hubiera filtrado alguna información a la gente del Coro, por lo que probablemente era una coincidencia muy lamentable.

Pero fue por esta razón que hubo algo preocupante. Si había venido con malicia, aún quedaba margen para la negociación. El Coro debe haberse sentido ansioso, ya que no pudieron comprender dónde dejó Thomas sus registros. Si querían usar medios más violentos, había un bulto enorme llamado Post en el camino, pero no había información decisiva para que usaran medios tan contundentes. Si atacaran el taller a través de la fuerza bruta y no obtuvieran nada como resultado, quién sabía qué tipo de represalia les ocurriría.

Aun así, el grupo de Kusla solo tenía los duplicados de los dos pergaminos que dejó Thomas. Si no experimentaban refinando pirita, no había forma de que pudieran descifrarlos, y no podían saber qué acto vil hizo exactamente Thomas.

Y así, justo cuando decidieron experimentar en la noche, llegó Fenesis.

Si usaran la rueda de agua para mover las rejillas de ventilación, sin duda se notaría.

Había un límite en cuanto a lo que podían ocultar, porque como ella describió temerariamente lo feliz que estaba cuando estaba destilando zinc y la regañaron por ello, parecía que ella también reportaría esto directamente.

Por supuesto, si querían continuar con los experimentos de Thomas, también existía la opción de esperar a que todo el revuelo pasase.

Pero el grupo de Kusla sabía que Post podría ser la razón de su caída, ya que podría estar viéndolos como una monstruosidad. Aunque no enviaría asesinos para matarlos como lo haría el Coro, se distanciaría de este taller.

En ese caso, no habría garantía de que los duplicados pudieran transferirse de forma segura. Teniendo en cuenta la personalidad extremadamente prudente de Post, no había forma de que pudieran subestimar esta posibilidad.

Y esto fue siempre bastante constante en este tipo de situaciones. Debido a esto, Kusla y Wayland se devanaron la cabeza.

El gran logro de Thomas no pudo ocultarse en la oscuridad de la historia por una razón trivial como desafiar las creencias religiosas.

Y mucho menos ser enterrado por una decisión de estudiante modelo, para cuidar a los otros alquimistas.

Si ese hierro puro era la Magdala de Thomas…

Al pensar en esto, el grupo de Kusla sintió que no podían permitir que esto sucediera.

No importaba incluso si a nadie más le importaba; el orgullo de un alquimista exigía algo diferente.

Entonces, solo quedaba una opción.

La opción de recrear los registros metalúrgicos de Thomas ya no existía, pero el aplacamiento de Post representaba su inmunidad. En ese caso, Fenesis…

Wayland debió haber visto este único camino que quedaba cuando miró a un lado a Kusla y de repente dijo.

“… Hazlo cuando sea el momento~. Es el mejor método para callar a alguien.” Kusla sabía que pronto esa sería la conclusión de todo y tomó el vino.

“Dado que está tan sola, es mejor que lo hagas en lugar de dejar que continúe así~.” Wayland había dicho esto con un tono frívolo.

¿Quieres que me haga cargo? Probablemente fue la expresión de preocupación de Wayland la que no dijo esto, pero ciertamente era lo suficientemente agudo como para percibir inmediatamente que Kusla estaba especialmente preocupado por Fenesis.

Pero una vez que salió de la sala de estar y se hizo cargo de la puerta que conducía al dormitorio, su ceño se intensificó.

Ya le había dicho a Fenesis que se fuera a dormir, pero esta última estaba acurrucada en la pared, aparentemente diciendo que así era como ella había vivido hasta ese momento, que era algo a lo que estaba más acostumbrada.

Sin embargo, el clima era excesivamente gélido y nadie, salvo los viajeros acostumbrados a tales condiciones, podía dormir en un piso tan frío. De hecho, se podía decir que el cuerpo de Fenesis temblaba de frío incluso en la oscuridad.

Regresó a la sala, hirvió un poco de agua, encendió una vela y regresó al dormitorio. “Vas a coger un resfriado.”

Fenesis levantó la cabeza ante tales palabras, su cuerpo era incapaz de moverse ya que estaba aparentemente congelado.

***

Ambos tenían la espalda apoyada en la pared del dormitorio mientras permanecían debajo de la manta.

La razón por la que lo hicieron fue porque la pared estaba conectada al eje del horno, lo que hizo que la pared se calentara. La razón por la que estaban debajo de una manta era porque Fenesis estaba temblando tanto que parecía una víctima atrapada en una avalancha.

Y como Kusla acababa de beber algo de licor, le preocupaba que sucediera algo malo. Por lo tanto, preparó un poco de té.

Después de un rato, con la ayuda de la manta, la pared tibia y el té, se oyó un resoplido por la nariz, diciendo que se había calentado como hielo derretido.

“¿Te has calmado un poco?”

Kusla asintió con la cabeza, aparentemente hablando consigo mismo, y suspiró con tristeza. “Al menos cuídate un poco, ¿de acuerdo?”

Había todo tipo de significados ocultos en estas palabras, pero Fenesis no respondió de inmediato.

Sin embargo, la respuesta que finalmente llegó fue esta: “No quiero escuchar eso de ti.”

De hecho, nadie querría escuchar esto de un Alquimista que dedica toda su vida a Magdala. “Bueno, ahora que ya te has calmado, ¿ahora puedes dormir allí?”

Kusla señaló la cama y Fenesis siguió su línea de visión antes de bajar la cabeza profundamente. “Relájate, dormiré abajo.”

“¿Eh?”

“Todavía hay calor del horno. Hace mucho más calor abajo, siempre que aguante los ronquidos de Wayland.” Esto no fue una mentira.

Sin embargo, Fenesis, que levantó la cara hacia Kusla, al final miró hacia otro lado y bajó la cabeza. Luego Kusla dijo con un tono burlón.

“¿O es que quieres que durmamos juntos?”

Una vez que le puso la mano en el hombro, su pequeño cuerpo se encogió.

Cualquier forma de alimento, cuando se calienta, se ablanda y deja escapar un aroma. El cuerpo de Fenesis se había aflojado mucho en comparación con cuando estaba congelada hace un rato, y había un dulce aroma de la nada. Lo más probable es que su cuerpo estuviera cubierto con el incienso que los clérigos habían usado para la oración.

“…”

Fenesis mantuvo la cabeza gacha y no respondió. Kusla estaba atónito.

“¿Se supone que puedo tomar eso como un sí?”

Luego, Fenesis le acercó su pequeña boca y su sonrisa se congeló.

¿Vacilación?

No, no es esto. Pensó Kusla.

¿Se había rendido? ¿Está confundida? Aparentemente, tenía todo tipo de otras emociones y, sin embargo, no parecía tener ninguna; era una expresión aparentemente llena de emociones y aparentemente desprovista de las mismas.

Fenesis ya había tomado una decisión, a diferencia del perplejo Kusla. Instintivamente retiró la mano de la barbilla y la bajó lentamente.

Y luego, kok, su mejilla descansaba sobre su hombro.

“¿Por qué tienes que ir hasta ese punto…?” “… Ya te dije la razón.”

Dijo Fenesis mientras inclinaba su cuerpo hacia él como una amante.

Pero la forma en que respondió, su respiración, su movimiento sin vida se parecía más a un cadáver cuyo corazón acababa de dejar de latir.

“¿Te dijeron que como aún no hay nada claro, quieren que cometamos un pecado, aunque eso signifique ofrecer tu propio cuerpo?”

“…”

En realidad, Kusla no sabía si lo habían dicho hasta tal punto.

Sin embargo, uno podría imaginarse a los superiores exasperados realmente pensando que no les importaba, incluso si se tratara de esto. Era una especia de juego del tejón; hacer cualquier cosa a una Hermana se consideraría un pecado en este mundo. Después de lo cual, investigarían a fondo el taller y lograrían su objetivo.

Sin embargo, ya habían enviado a una niña a un taller con dos hombres trabajando en el mismo.

Como era de esperar, Fenesis no respondió a las palabras de Kusla. Su pequeño cuerpo y su cabeza probablemente aún tenían que comprender lo que estaba haciendo en este punto.

Ella vino porque le dijeron que ‘lo hiciese’, le dijeron que hiciera esto mediante ‘ordenes’. Kusla retrajo su mano que estaba colocada sobre el hombro de Fenesis.

Pero en ese momento exacto, la mano de Fenesis agarró la suya.

“¿Qué hay de ti? Escuché que tus registros fueron destruidos por los Caballeros.”

Aparentemente fue una voz que se escuchó desde la tumba al enterrar un cuerpo en un cementerio.

Sin embargo, Kusla dejó escapar una sonrisa. “¿Por qué eres capaz de mantener la calma?” “Lo dije antes, ¿no?”

“¿Para poder ir a Magdala?”

“Sí.”

“Pero yo…”

Fenesis levantó la cabeza mientras murmuraba.

Su rostro, envuelto en la oscuridad, era aparentemente un cadáver manchado por la suciedad de la tumba.

“Pero no puedo imaginar por qué eres capaz de mantener la calma.”

Kusla observó aquellos ojos que parecían anhelar la separación, y miró ligeramente a un lado. Esto no era raro, y ciertamente no era la primera vez que veía a alguien enfrentarse a su perdición. La vida y la muerte eran simplemente una cuestión de si el corazón seguía respirando o no. Había muchas formas de morir.

Por ejemplo, un alquimista que abandona su búsqueda de Magdala o una hermana que vende su propio cuerpo.

Así, Kusla dijo como si estuviera pronunciando un discurso de despedida. “Es hierro.”

“… ¿Hierro?”

“Por supuesto, no estoy hablando del tipo ordinario. De hecho, realmente lo considero una broma.”

“…”

Kusla finalmente dejó escapar una sonrisa irónica mientras se encogía de hombros, y Fenesis se limitó a verlo intensamente.

Ella volvió a acercar su mejilla a su hombro, como una pareja de enamorados compartiendo su charla sobre la almohada.

Por supuesto, así como Kusla sintió una sensación de familiaridad al ver la dependencia de Fenesis en el Coro, la última podría tener los mismos sentimientos.

“No te rías cuando escuches esto.”

Así, Kusla se esforzó por hablar con un tono cándido mientras decía medio en broma. Con la cara apoyada en su hombro, Fenesis continuó mirando al frente y dijo en voz baja:

“Depende de lo que sea.” “Oricalco.”

Kusla dijo esto sin dudarlo, y sonó un poco estridente, porque cuanto más importante era el término, más difícil sería decirlo.

“El metal de los sueños o la divinidad. El metal legendario que se dice que desapareció junto con un continente perdido, llamado Oricalco. Es una leyenda similar a las fábulas de caballeros que derrotan a los dragones con la que sueñan los jóvenes.”

Kusla había decidido que no importaba lo que respondiera Fenesis, de todos modos, él permanecería en silencio.

Porque este era un sueño prohibido incluso para un Alquimista. No, fue precisamente porque estaba prohibido para los Alquimistas. ¿Fue esto algo en lo que uno cree que vale la pena arriesgar su vida?

Porque esta era una declaración de ensueño que cualquier adulto con más de dos dedos de frente abriría los ojos y negaría con la cabeza.

“En su estado puro, se dice que deja escapar un tañido más verdadero que el oro cuando se golpea. El timbre del oro puro es algo inexplicable, algo que no se desvanece después de mucho tiempo. El tañer del oricalco hace parece que todo va a vibrar, que los cristales se van a fundir. Tiene un color apagado, y sólo un gran mineral muestra un matiz tan pequeño.”

Fenesis siguió escuchando sin decir nada, su cuerpo permaneció impasible.

Lo inexplicable del oricalco es que es tan suave como el sauce, pero más resistente que cualquier metal. No se doblará ni se romperá, y el Antiguo Héroe de Guerra Aldegros quedó completamente ileso cuando cortó la tierra con su espada de oricalco y se las arregló para volver a enfundarla perfectamente. Yo…”

La mano que sostenía Fenesis se movió ligeramente y agarró la mano que la agarraba.

Era un tema absolutamente ridículo, pero no quería que se considerara una mentira o que terminara causando confusión. Por alguna razón, Kusla de repente tuvo la noción de que, si la persona que sostenía su mano lo dijera, sonaría realista y honesto.

“Quiero crear oricalco.”

“¿Por qué?”

Fenesis habló por primera vez

Lo que siguió fue un mundo en el que podía expresar sus verdaderos pensamientos, sin ocultar nada, y se encogió un poco.

Pero él sostenía la mano de Fenesis, y esta última no sostenía la suya. Quería transmitir algo a través de esta mano.

“Quiero usarlo para crear una espada.” Ella levantó la cara hacia él.

“¿Por qué razón?”

Sus ojos se parecían a los de un gato, extremadamente claros mientras reflejaban la luz de la luna.

De repente tuvo una excusa para explicarse, que estaría bien revelar sus pensamientos al gato familiar de esta bruja.

“Porque no puedo olvidar la épica que escuché cuando era joven.” “…”

“Quiero usar la legendaria espada de oricalco para luchar, al igual que esos cuentos comunes.” Fenesis permaneció en silencio, mostrando una leve sonrisa.

Aparentemente encontró a alguien similar a ella.

Cuando una persona apostaba todo por algo, parecía un tonto balbuceo para un espectador.

Fenesis parpadeó levemente y susurró: “Entonces… ¿se convertirá en ese tipo de historia de aventuras en la que derrotas a los monstruos de las leyendas?”

“Eso sigue siendo bueno si es el caso, pero no es así. Cuando estaba cumpliendo mi aprendizaje, le dije esto a Wayland, se rió de mí y terminamos golpeándonos.”

Fenesis miró a un lado y dijo: “No puedo imaginar qué tipo de metal es.”

Kusla se encogió de hombros, se rió entre dientes y dijo con un suspiro: “Es como luchar para proteger a una princesa. Si se trata de una espada legendaria y un caballero valiente, una princesa viene justo después, ¿verdad?”

No sabía si reírse o sentirse impresionada por él, pero su expresión humana asombrada era ciertamente única. Sin embargo, Kusla se sintió mucho más relajado al ver su rostro.

La razón por la que tuvo este sueño fue que fue testigo de cómo su aldea se quemaba hasta los cimientos. La chica con la que estaba cogido de la mano hace un día cuando fueron a la colina se convirtió en una víctima de las flechas.

Solo tenía una creencia en su corazón, que era obtener el poder para protegerlo todo.

Pero en este mundo, donde la fuerza personal de uno era enormemente impotente en sí misma, pensar solo en eso era una noción completamente ridícula.

Pero, aun así, Fenesis sonrió con leve amargura.

Parecía estar insinuando que ella era igual, que tenía circunstancias parecidas. “Pero esa Tierra de Magdala realmente no existe.”

“¿Eh?”

“No sé exactamente cuánto escuchaste sobre nosotros… pero probablemente no esté fuera de lugar. Mi amante fue asesinada en el pueblo anterior en el que estaba, durante ese poco de tiempo, me fui a buscar un poco de vino. Sentí que estaba bien si pudiéramos charlar, no, si ella pudiera estar conmigo. Era tarde en la noche; quería un poco de vino de miel antes de acostarme y salí a buscar suficiente vino para dos. Todavía recuerdo la última sonrisa que vi en Friche cuando salí de la habitación, y cuando regresé, la encontré totalmente asesinada como un cerdo.” No fue un símil.

Los espías normalmente esconden un secreto en cierta parte de sus cuerpos. Eran incondicionales, escondían sus secretos en sus entrañas, intestinos o incluso en su carne, y los cosían prácticamente en cada parte de su cuerpo.

En ese momento, Kusla estaba en la puerta, bebiendo mientras miraba la ‘Obra Maestra’ en el suelo.

“Lo que sentí esa vez no fue tristeza ni nada de eso, sino en lo blancas que eran sus costillas disecadas. Los huesos de un humano eran más blancos que cualquier otra cosa. ¿No dije que usamos conchas cuando refinamos metal? También utilizamos huesos humanos con metal. Y entonces, sentí que, si tuviéramos que hacer esto, ¿qué pasa si uso los huesos de un santo en lugar de los de una persona común?”

Fenesis escuchó a Kusla levemente, su expresión no cambió en absoluto.

“Esa gente de los Caballeros pensó que yo era solo un desastre emocional en ese entonces, pero ese no fue el caso. Mi mente estaba pensando simplemente en la metalurgia, el único pensamiento que tenía en mi mente. Mi amante fue asesinada frente a mis ojos, tenía el sueño de proteger a una princesa, pero, sin embargo, solo podía pensar en la metalurgia cuando vi que la princesa era asesinada. Para mí, la Tierra de Magdala es simplemente un espejismo.”

El maestro de Kusla lo había bautizado como Kusla por lo inhumano que era, y Wayland lo había comparado con un reloj que seguía funcionando.

Kusla también era consciente de esto, pero no entendía por qué seguía persiguiendo apasionadamente la Tierra de Magdala.

Por eso se sentía tonto, que no podía parar a pesar de saberlo, que era igual a los que se entregaban al alcohol y al juego. Sus faltas probablemente persistirían hasta el final, o podría persistir hasta este punto porque sabía que era tan tonto. Era una sensación de lidiar con las cosas cuando llegaban.

Todos los alquimistas tenían ese sentimiento, probablemente porque todos tenían ese algo en sus corazones. Eres un tonto, pensarían ellos, pero respetarías la Magdala que tenían los demás, porque entendían el dolor que tenía cada uno. Kusla sintió que esta era la razón por la que los registros metalúrgicos de Thomas nunca deberían ver la luz del día.

Por lo tanto, cuando escuchó esas palabras de Fenesis, todo lo que pudo mostrar fue una sonrisa completamente más allá de la furia.

“Esto es increíble.”

Hubo simplemente una expresión de lástima.

¿Estaba tratando de decirle que estaba incorregiblemente más allá de toda esperanza? Eso también fue lo que Kusla pensó personalmente.

Pero había algunas palabras que no podía fingir no escuchar.

“Realmente eres fiel a tu sueño.” “…”

El pecho de Fenesis fue agarrado con fuerza.

Esta acción fue casi instantánea, por lo que esto, y lo que sucedió después, ocurrió en una instancia dividida.

Pero como sucedió en un instante, notó la expresión de Fenesis. La agarró por la ropa, pero ella no mostró sorpresa ni miedo.

Era una sonrisa tranquila, relajante.

“¿Te estás burlando de mí?” Un tonto que tenía como meta un lugar inexistente. Kusla siguió mirando fijamente a Fenesis con gran intensidad.

Pero esta última le devolvió la mirada a Kusla, mostrando una sonrisa preocupada. “¿Por qué habría de hacerlo?”

“Entonces…”

“Estoy aliviada.” Ella soltó un murmullo. “Estoy muy, muy aliviado de que seas un verdadero Alquimista.”

Kusla no respondió, porque no entendió en absoluto lo que dijo Fenesis. Y más desconcertante era por qué podía permanecer tan tranquila.

Puso su mano sobre la mano de Kusla que estaba agarrando su pecho. Hacía frío.

Kusla no pensó en soltar la mano que agarraba el pecho. Parecía que había un gran malentendido.

“Encuentro lo que sucedió en la ciudad anterior como un contratiempo, pero descubro que, si eres tú, definitivamente te convertirás en un Caballero que puede proteger bien a una Princesa.”

Debería estar enojado aquí. Eso fue lo que se dijo Kusla, pero su cuerpo no se movió.

Quizás estaba inconscientemente expectante de las palabras que vendrían a continuación.

“Incluso cuando la persona importante para ti estaba en un estado tan devastado, no estabas confundido, pensando en cómo crear una espada para protegerla. Realmente eres leal a tu propio sueño.”

“…”

Fenesis dejó escapar una sonrisa irónica.

Esa era la expresión de una chica que acaba de escuchar a alguien alardear de su amante.

“Esa persona, Friche, debes haberla amado de verdad, ¿verdad? Por eso pensaste en la metalurgia, que, si tan solo tuvieras una espada de oricalco, ¿verdad?” Kusla sintió que su corazón se sacudía desde el fondo.

Tenía dificultad para respirar, sentía que su nariz estaba a punto de sangrar e instintivamente se llevó la cara a las manos.

Estaba conmocionado. No.

De repente se sintió abrumado por la tristeza. La verdad despreciada lo cambió todo.

Kusla fue testigo de cómo el recuerdo del plomo se convirtió en el del oro.

En ese momento, no era un hombre de sangre fría pensando en la metalurgia, sino pensando en cómo debería haberla protegido. El hecho era que sentía tristeza, confusión, pero reprimió todo, pensado que debería haber conseguido oricalco, que debería haber protegido a alguien importante, como Friche. Sólo estaba preocupado por sus propios pensamientos racionales.

No es que no valorara a los demás. Pero por eso no se dio cuenta. “Por eso me siento aliviada.”

Kusla estaba aparentemente nadando en el torrente de emociones y, sin embargo, vadeando en la realidad debido a las palabras de Fenesis. Su mente solo estaba llena de confusión.

¿Por qué Fenesis sonreiría como si estuviera aliviada? ¿Qué parte de sus palabras hizo que ella se sintiera así? ¿O era Fenesis realmente una hermana tan amable?

Pero más que eso, estaba el instinto de Alquimista susurrándole al oído. ¿No fue notificado de algo importante? Como un ingrediente mágico que no conocía en el caldero de la metalurgia, convirtiendo el plomo en oro.

¿Y exactamente por qué vino Fenesis aquí?

Definitivamente no estaba aquí para curar la herida emocional de Kusla. O más bien, ¿quizás ella vino aquí, buscando la muerte?

“Tú y yo somos iguales. Ahora no hay razón para dudar, ¿verdad?” “…”

Fenesis agarró la mano de Kusla. La mano que se retracta se detuvo.

Kusla, en su intento de huir, fue capturado. Fenesis era quien lo perseguía.

“Te creaste un grave malentendido.” “Tú…”

“No vine aquí porque estuviera acorralada, sino para acorralarte.” “Tú… estás…”

Kusla soltó la mano de Fenesis.

Ella, que estaba a su lado, pasó de ser un gatito en busca de calor a una serpiente en busca de su presa.

“Todos ustedes se convertirán en nuestros subordinados y traicionarán a su maestro. Esa es la razón por la que llegué.”

“¿De verdad crees que eso es posible?”

Kusla puso su mano en la empuñadura de la espada corta. Fenesis ladeó levemente la cabeza y sonrió.

“Más que lo que crees, ya lo has hecho.” ¿Qué tipo de magia se necesitaría para esto?

A Kusla no se le ocurría nada. Sería demasiado tarde para utilizar una táctica de trampa, y ciertamente no era un tonto que se dejara engañar por capricho. Además, sería aún más imposible utilizar la violencia.

¿Veneno? ¿Asesinato? ¿O un aliado esperando para atacar? Ninguno de ellos parecía plausible y Kusla vaciló en sus acciones. Y así, en ese breve momento, Fenesis ejecutó esa magia claramente. “… Tu estas…”

Soltó su espada corta.

No por la magia que lo afectaba, sino debido a una conmoción excesiva, ya que la empuñadura de su mano se deslizó de la funda.

Fenesis simplemente se sentó allí. Pero, aun así, lo entendió todo.

Lo entendió una vez que vio a Fenesis quitarse el velo.

Ella venía del Lejano Oriente, de una tribu maldita, salvada por los Caballeros, y fue escoltada de regreso con cautela. Sin embargo, fue colocada en un monasterio a cargo de los Caballeros; una historia risible similar a una muñeca andrajosa que se lanza de un lado a otro.

Pero esto hizo que todo saliera a la luz. Sin duda, Kusla se sintió desesperado. Lo que Fenesis escondía bajo el velo.

¿Se registró la aparición del Diablo en los Manuscritos Sagrados? El pecado más despreciado entre los 7 grandes pecados.

“Si llamara a alguien aquí, serás considerado un gran pecador por estar en la misma cama que yo.”

Su cabello blanco como la nieve era más bonito que cualquier otra cosa. Pero había una razón por la que se consideraba feo.

Hubo muchos rumores de casos de humanos apareándose con bestias. Pero también había posibilidades de eso.

Parece, por los linajes, que esas personas realmente existieron.

“Por los pecados de mis antepasados, o, mejor dicho, una maldición transmitida por los mismos.”