Magdala de Nemure (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: Bienvenido Al Mundo De Un Alquimista

Parte 3

“¡¡NO ES LO SUFICIENTE CALIENTE!!”

El rugido de Wayland llegó desde arriba.

Siempre que Fenesis escuchaba esta línea, apretaba los dientes, se acurrucaba y se agachaba.

Pero ella no se encogió de miedo por el repentino rugido, sino que era demasiado liviana y no tenía suficiente fuerza. Si no hacía esto, no podría usar el fuelle.

“Uuu…”

Su rostro enrojeció y gimió mientras utilizaba todas sus fuerzas para presionar el fuelle, abrirlo y presionarlo. Sin embargo, Kusla observaba su trabajo con una mirada relajada.

“¡Creo que es demasiado! Parece que fueses a refinar hierro.”

Entre todos los procesos de refinado de metales, la temperatura más alta que se necesitaba mantener sería la del hierro. Se tuvo que introducir una gran cantidad de aire en el fuelle, pero no hubo necesidad de una temperatura tan alta al refinar el zinc.

“…, …”

“Para los clérigos, tal vez la oración y la fe constantes los purifiquen, pero en nuestra línea de ocupación, tenemos que seguir sudando.”

“¡…!”

Fenesis miró a Kusla, por favor no me digas esas cosas ahora, sus ojos aparentemente decían esto. Su rostro se puso rojo y estaba empezando a palidecer en todas partes. Probablemente tenía anemia.

“¡KUSLA!”

En este momento, el grito ansioso de Wayland llegó desde arriba, pero Fenesis no pudo levantarse después de presionar el fuelle con su cuerpo. Luego Kusla la llevó hacia una de las ventanas abiertas, donde estaba más fresco y ventoso.

Parecía que no podía respirar con normalidad, y estaba jadeando, aparentemente sin conciencia.

“¿Estás bien?”

Al escuchar las palabras de Kusla, Fenesis simplemente abrió los ojos un poco, pero su mirada no estaba enfocada.

Después Kusla le dio unas palmaditas en la mejilla con suavidad unas cuantas veces, y luego se puso de pie y se arremangó.

“¡Manos a la obra!”

Y luego, abrió el gran fuelle, antes de proceder a presionarlo con fuerza. Inmediatamente se introdujo aire en el horno y salieron chispas. “¡ARGH! ¡¡CALIENTE!!”

Al escuchar el grito desde arriba, Kusla se rió maliciosamente y continuó introduciendo aire en el horno.

La gran cantidad de aire entró en el gran horno y continuó ardiendo en el interior, los sonidos de carcajadas aparentemente provenientes del medio del infierno. Las chispas volaron por la colina de materiales reunidos, y las llamas en el horno cambiaron de rojo a amarillo y luego a blanco. Había mucha gente supersticiosa entre los herreros, pero este fenómeno fue tal que incluso los alquimistas, que eran considerados excéntricos por otros, no pudieron evitar fruncir el ceño.

Pero para aquellos que lo habían presenciado una vez personalmente, cualquiera podía entender por qué.

Fue literalmente santidad.

El resplandor que brilla detrás de Dios debe haber sido el mismo que el resplandor que se produce cuando se refina el metal en el horno a altas temperaturas, y Kusla ciertamente se sintió así.

“Ahora el plomo está empezando a hervir. ¡¿Sigue faltando calor?!”

Abrió la pequeña ventana de metal en la mirilla del horno y descubrió que había algo de ebullición en el crisol. Las partes aún sin fundir eran hierro y otras impurezas.

“¡Casi termino! ¡Sigue así durante lo que dura la segunda mitad de la canción de oración del Festival de Primavera!”

“¡Entendido!”

Kusla respondió y gradualmente redujo el volumen de aire introducido.

En la metalurgia u otras formas de trabajo, el propósito del canto era ajustar los intervalos y duraciones cuando se introducía el aire.

Podrían usar un goteo o un reloj de arena para este propósito, pero al hacer un trabajo físico, nadie se molestaría en observar cambios tan pequeños. En esta situación, cantar permitiría ser más feliz al trabajar.

A menudo, se denunciaba a los Alquimistas a la Iglesia por recitar algunos hechizos u oraciones extrañas frente a un horno, pero cuando se trata de un fuego pequeño y un horno pequeño, sería mejor cantar en voz baja.

Después de eso, Kusla conversó con Wayland, que estaba arriba, y dejó de introducir aire en el momento anticipado en que aparecerían cenizas de plomo sin vaporizar. Lo más probable es que los registros que Thomas dejó atrás fueran correctos, y aunque hubo algunos esfuerzos, la leña y el carbón se quemaron al mismo ritmo. Después de dejar enfriar el horno por un tiempo, solo necesitaban obtener los cristales de zinc enfriados del techo y la salida de suministro especialmente diseñada para completar todo.

Parecía simple, pero Kusla terminó sudando por todas partes.

Santo cielo, justo cuando suspiraba, Fenesis finalmente recuperó la conciencia. “Parece que no te convertirás en San Alkaniks.”

“¿…?”

“Ese es un santo que protegió a los herreros.” “…”

Fenesis mostró una mirada de disgusto, pero miró más allá de Kusla y hacia el horno. “¿Terminaron?”

“La mayor parte.” “…”

Fenesis finalmente exhaló un suspiro de alivio y relajó su cuerpo mientras se apoyaba en la pared.

“¿Puedes ponerte de pie?”

“… ¿Hay algo que deba hacerse?”

Como una Hermana típica, a pesar de estar agotada debido a su fatiga, continuaría trabajando obedientemente mientras hiciera falta. Se estaba obligando a ponerse de pie, y aunque ya se tambaleaba mientras se ponía de pie, Kusla todavía estaba impresionado por su fuerza de voluntad.

“Hay una recompensa para ti después de un trabajo tan duro. Vamos arriba.” “¿Eh?”

Kusla fue el primero en partir, y Fenesis sujetó esta armadura de tela que la cubría con todas sus fuerzas mientras lo seguía.

Subieron las escaleras, atravesaron el taller lleno de artículos por todas partes y abrieron una puerta en el interior. De pie frente a ellos no había una pared, sino un horno sobresaliente y un acueducto que se usaba para impulsar la rueda hidráulica.

Kusla había agarrado una botella de licor mientras pasaba por el taller. Y Wayland, que ya se había puesto la camisa, estaba sentado frente a la caldera. “¿Qué tal?”

Wayland solo pareció haberlos notado cuando escuchó la pregunta de Kusla, y se dio la vuelta para dar una mirada sospechosa. Quizás era porque cuando trabajaba, estaba tan tenso que se molestaba incluso si solo hubiera una brisa; el efecto secundario de esto fue que una vez que se hizo el trabajo, inmediatamente volvería a ser su ser yo inútil.

Levantó la barbilla. Normalmente, el eje de viento que también fue diseñado para ser una mirilla tendría algo así como una caja de hierro que actuaba como un pasaje utilizado para extraer aire para enfriar. Luego Kusla procedió a mirar adentro.

Luego se encogió de hombros y se volvió para mirar a Fenesis. “Echar un vistazo.”

“…”

“No estornudes.” “…”

Ella volvió a esa mirada condescendiente que una vez le mostró, junto con una mirada escéptica pensando que la habían vuelto a engañar, y Kusla no pudo reírse de eso.

“El zinc es muy ligero y puede flotar en el aire.” “… Tomaré nota.”

Dijo, y se agachó para mirar dentro de la caja de metal.

Luego se sorprendió de inmediato por el hedor punzante en la caja, y sin darse cuenta se retiró. Levantó la cabeza y miró a Kusla y Wayland.

“Es bonito, ¿no?”

Fenesis no respondió mientras tragaba saliva y volvía a mirar dentro de la caja. Detrás de ella, Kusla le entregó la botella a Wayland, y este procedió a tragarlo todo como si estuviera bebiendo agua.

Era necesario enfriar la caja de metal si querían recolectar zinc de manera eficiente, y las marcas de agua salpicadas a su alrededor eran la prueba de las consecuencias.

“Este mineral realmente no es malo. El alquimista Rice Mitchenbelk lo dijo una vez. El zinc es el Lama Filosónico, como un tallo, y sin embargo como una aguja, y se siente como un algodón blanco como la nieve.”

“… Bellamente refinado… pero… todavía queda el pesaje y el análisis de la ceniza…”

“Déjamelo a mí. Si podemos obtener este resultado de una manera impecable, no tomará mucho tiempo descifrarlo.”

“Ese Thomas… realmente era un mago.” Wayland dijo, y se fue a acostar.

Magia, Fenesis reaccionó a este término y volvió la cabeza, su rostro mostraba una expresión de inexplicable confusión. Parecía dispuesta a llorar y, sin embargo, a reír; una emoción inestable.

Esa emoción probablemente fue “excitación”.

“Los minerales extraídos del suelo pueden volverse como este si se manipulan correctamente.”

Al escuchar las palabras de Kusla, aparentemente se tambaleó y miró hacia el interior de la caja de metal, aparentemente atraída por ella; parecía que ella era incapaz de controlar la sorpresa dentro de sí.

“Será más conmovedor si podemos extraer oro del mineral de plomo.” “Eh, pero, eso es…”

Fenesis inmediatamente volvió la cabeza. Kusla se rió y dijo:

“¿Convertir plomo en oro? Jajaja. El plomo nunca se convertirá en oro, pero podemos extraer oro de los minerales de plomo. Probablemente son solo algunos rumores, algunos alquimistas viles los esparcieron y exageraron deliberadamente.”

“Aunque tienes que usar grandes cantidades, de los minerales de plomo solo puedes extraer este poco de oro.”

Wayland, tirado en el suelo, abrió los brazos para hacer un gesto y finalmente redujo su alcance a la extensión de dos dedos.

“Siempre estamos haciendo esto y ese tipo de trabajos metalúrgicos.” “Y continuaremos.”

Es así de simple, Kusla bajó la cabeza y miró fijamente a Fenesis, mientras que esta última, como una marioneta con sus cuerdas partidas respondió: “Haa.”

“Vamos arriba. La temperatura aquí bajará drásticamente. ¿Tú qué tal?” “¿Yo? Déjame tomar un trago más de esto~.”

Wayland se tumbó en el suelo mientras miraba la caja de metal y sacudió la botella de licor que tenía en la mano.

Kusla luego se encogió de hombros, le dio unas palmaditas en el hombro a Fenesis y la llamó.

A diferencia del exterior, el interior del taller todavía estaba caliente, y después de cerrar la puerta, el agua que fluía salpicando la rueda hidráulica parecía un poco distante cuando la habitación se silenció de repente. En este punto, Fenesis era como una creyente convertida que acababa de presenciar un milagro mientras se veía aturdida, con los labios bien sellados, incapaz de decir una palabra. Mientras subían las escaleras hacia el dormitorio, Kusla vio que aún le temblaban las piernas y decidió que no le quedaba más remedio que echarle una mano.

“¿Estás algo conmovida?”

Su tono estaba lleno de algunas burlas, pero Fenesis continuó mirándolo y asintió con la cabeza lenta y profundamente. Incluso cuando Kusla y Wayland estaban cumpliendo su aprendizaje, cuando planearon envenenar a ese detestable maestro suyo, lo vieron sonreír una vez, pero solo una vez, y lo escucharon decir algo agradable.

Fue entonces cuando tuvieron éxito en su experimento, cuando se emocionó tanto como Kusla y Wayland, mientras que estos dos últimos no pudieron decir nada.

“Bienvenido al mundo de un alquimista.”

Fenesis miró de un lado a otro entre el rostro de Kusla y su mano extendida, sería más apropiado llamar a su expresión confusión.

Después de un rato, ella tentativamente, temerosa, lo agarró de la mano extendida, lenta pero firmemente.

“Pero, bueno.”

Kusla se enfrentó a la mesa en el dormitorio y dijo esto mientras miraba el pequeño universo de Thomas. A ella le parecía que el significado de los dibujos en los pergaminos era completamente diferente al de hace un momento.

“Sientes que es un poco lamentable, ¿no? No podemos hacer nada relacionado con la magia.” “Eh…”

Parecía que Fenesis quería decir algo, pero al final decidió no hacerlo y mantuvo la boca cerrada.

“Si no hay nada que puedas informar a tu superior, supongo que no estará contento.”

Wayland estaba disfrutando del licor en la habitación interior y, en ese momento, Kusla se dio cuenta de que él también tenía sed.

“Puedo informarles que ustedes dos han estado bebiendo durante el día.” “Pero la congregación de la Iglesia también bebe.”

“Por favor, no asocie su excesiva indulgencia con el vino de uva que se usa para la Eucaristía. Eso es un sacrilegio para Dios.”

Kusla bajó la cabeza con tristeza; parecía que Fenesis no estaba realmente enojada.

“Pero en comparación con todos los supervisores que he conocido hasta ahora, eres mucho mejor que ellos.”

“… ¿Eh?”

“Esa gente nunca tuvo la intención de entender nuestro trabajo. Tu rostro muestra un disgusto evidente, pero viniste con algunos conocimientos básicos y libros introductorios para leer. Incluso te vestiste así, sudando mucho y ayudándonos a apretar los fuelles.”

Al ver cómo estaba vestida, Fenesis bajó la cabeza un poco avergonzada.

“Pero ¿te pareció agradable?”

Al escuchar la pregunta de Kusla, Fenesis levantó la cabeza. Y luego, sonrió involuntariamente.

“Qué conmovedor.”

“Correcto. Es tan conmovedor que puedes renunciar a todo lo demás. Cuando los caballeros restantes se paran en la cima de una colina, mirando la puesta de sol distante, incluso cuando todos los aliados con los que lucharon durante años murieron, aún pueden llegar al final de este día en paz, o algo así.”

“… La leyenda del rey Kuzar.”

“Así es. La verdad es que las esperanzas están en todas partes.”

Kusla sirvió un poco de licor en un vaso y dijo esto mientras se lo acercaba a los ojos. “Los alquimistas son la luz de la verdad.”

Fenesis miró a Kusla, que estaba a punto de beber el licor, y aparentemente dejó escapar un suspiro deliberado mientras levantaba los ojos para mirarlo.

“Eso es imposible para alguien a quien le gusta mentir, como tú.”

“… Esa línea suena realmente convincente de alguien que es engañada tan a menudo como tú.”

Al escuchar las burlas de Kusla, Fenesis curvó los labios sin darse cuenta, pero al final dio una sonrisa irónica.

“Informaré palabra por palabra lo que sucedió hoy.” “Bien, lo que desees.”

Kusla respondió, pero Fenesis continuó mirándolo fijamente.

Realmente era una expresión inexplicable, ya que su rostro mostraba lo que parecía una sonrisa y, sin embargo, desamparo. “¿Hm?” Kusla no pudo evitar preguntar.

Fenesis vaciló un rato y luego dijo en voz baja: “Ustedes… no, ustedes realmente viven una vida libre.”

El mundo fue creado por Dios, y en este mundo de orden, los únicos que realmente podían obtener la libertad eran un rey que lo tenía todo, o herejes que no tenían nada.

Naturalmente, Kusla y el resto no podían ser reyes.

Pero, aun así, el rostro de Fenesis mostró envidia cuando dijo esto, pero su sonrisa estaba plagada de letargo.

“¿No es así?”

En un monasterio, especialmente uno afiliado a los Caballeros, naturalmente no habría nada del término “libertad”. Sin embargo, existía la libertad de elegir si entrar en un monasterio.

En respuesta a la pregunta de Kusla, Fenesis no lo miró a los ojos mientras se ponía de pie sin decir palabra. “Iré a cambiarme de ropa.”

“… Adelante.”

Dijo Kusla mientras colocaba sus manos en sus mejillas para torcer su cuello mientras veía a Fenesis entrar a la habitación por el rabillo del ojo.

Esa noche, Fenesis regresó al monasterio y Wayland dormía profundamente debido a la fatiga del trabajo del día. Kusla llenó un recipiente de vidrio con agua, coloco dentro una vela que podía flotar, la encendió y comenzó a leer el código de Thomas.

Todavía quedaban trozos de pergamino y, utilizando los resultados del refinado de zinc y los resultados anteriores, Kusla podría encontrar una manera de refinar el hierro con una pureza bastante alta.

Aunque las plantas habían descansado, Kusla, como corresponde a su título, no se sentía cansado en absoluto.

En los pergaminos no se enumeran simplemente algunos resultados metalúrgicos, sino también algunos de los sentimientos y pensamientos del propio Thomas que se enumeran en ellos. Kusla pudo decir, mientras leía entre líneas, que Thomas había sentido entusiasmo por lograr algún tipo de avance a través de sus muchos experimentos.

Los pergaminos solo enumeraban el resultado final correcto, pero definitivamente se podía decir que, en este taller, pasó por innumerables dificultades y numerosos sufrimientos, pero nunca se rindió, nunca vaciló y se centró en dirigirse a su objetivo.

Naturalmente, Kusla no sabía cómo murió Thomas.

Pero si tuviera que adivinar basándose en su opinión, no sería muy exagerado pensar que Thomas, al lograr un hierro de tal pureza, bebió demasiado en su alegría y se involucró en una pelea sin sentido.

Estos pergaminos enumeraban claramente la emoción que sintió esa vez, y se podía sentir a pesar de su caligrafía calmada y su elección conservadora de palabras. Kusla respiró hondo y el olor único de los pergaminos había entrado en su nariz.

Él también estaba contagiado por la emoción de Thomas.

Pero lo que más lo entusiasmaba era que si podían lograr una manera de purificar el hierro hasta tal punto, podrían encontrar una manera de llegar a Magdala. Esta fue la razón más importante de Kusla, quien apostó toda su existencia por ello; no, la única razón por la que todo alquimista podía insistir en ser uno era buscar a Magdala.

Pero hay que tener en cuenta que no debe haber errores en este proceso.

Kusla revisó los números y códigos varias veces, abrió un libro viejo y lo comparó con los otros libros que dejó en el taller de Thomas mientras lo descifraba.

Y así, una vez que apareció esta línea, su mente se quedó en blanco por un breve momento.

Retrocedió unas cuantas veces, descifró los códigos, volvió a inspeccionar el resultado metalúrgico utilizado para resolver el secreto y lo afirmó de nuevo.

Aun así, el resultado descifrado fue el mismo.

No fue su propio error, ni que vio esto erróneamente.

Una vez que quedaban dos pergaminos, estaba esta última línea. “¿El… perdón de Dios?”

Un detalle trivial hizo que todo el significado cambiara. Kusla dejó su bolígrafo y se levantó de su silla.

Y fue poco después que Wayland estalló en risas como un borracho y se levantó de la cama.