Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 4

Capitulo 13: Chica Mágica Ilegal

 

 

Esta historia se sitúa unas semanas antes de que comenzase el concurso de caramelos mágicos en Proyecto Crianza de Chicas Mágicas.

***

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El año pasado, Jin Bang Mei comenzó a operar en Ciudad N. En un principio, Ciudad N había sido ocupada por el Li Xin Yuan de Fujian. Su organización se encargaba de tareas diversas en Ciudad N, cosas que los sindicatos locales necesitaban hacer o no sabían hacer —como falsificar pasaportes, hacer contrabando, etc.— y está especialización les permitía subsistir de forma independiente. Por algunas razones algo complicadas, los Li Xin Yuan habían llegado a ser sustituidos por los Jin Bang Mei.

El shanghainés Jin Bang Mei y el fujianés Li Xin Yuan llevaban bastante tiempo enfrentados —básicamente desde antes de la guerra de Vietnam— y se habían enfrentado repetidamente. A lo largo de muchos años, en varios lugares, habían luchado tanto con las palabras como con los puños, pero la sustitución del jefe de Jin Bang Mei después de treinta años fue el detonante que llevó a los líderes de ambos grupos a darse la mano.

Sin embargo, no habían dejado simplemente de lado su conflicto. Lo más importante para ambas partes era enfrentarse. Para llegar a un resultado en el que ninguno de los dos resultara perdedor, organizaron un intercambio de responsabilidades y control basado en un conjunto de acuerdos muy detallados. Todo para que ambas partes pudieran estar orgullosas, creyendo que habían ganado.

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Así que Jin Bang Mei heredó los negocios de Li Xin Yuan en Ciudad N. Si se hubiera tratado de una simple herencia, no habría surgido ningún problema, ya que habían establecido una división del territorio con el sindicato local del crimen organizado, el Tetsuwa-kai.

El problema era la forma en que el Li Xin Yuan se presentaba a los Tetsuwa-kai, en contraposición a lo que realmente buscaban. Superficialmente, el Li Xin Yuan y los Tetsuwa-kai estaban en buenos términos. Los Li Xin Yuan no tocaban las fuentes de ingresos de los Tetsuwa-kai, beneficiándose únicamente de la falsificación de pasaportes y de la ayuda al contrabando… o eso es lo que hacían parecer. En realidad, vendían drogas casi ilegales, tenían un corredor de apuestas ilegal en el hipódromo y dirigían una red privada de juego de mahjong. El Tetsuwa-kai no era una colección de tontos. No es que no se dieran cuenta de ello, sino que lo habían pasado por alto, pensando que era algo tan insignificante que no merecía la pena tomarles la palabra.

Pero entonces los Li Xin Yuan y los Jin Bang Mei cambiaron de lugar. Y aunque los Li Xin Yuan explicaron a los Jin Bang Mei qué tipo de trabajo hacían y cómo lo hacían, no fueron capaces de educar a los Jin Bang Mei en todas las sutilezas. Así que los Jin Bang Mei empezaron a realizar con entusiasmo un trabajo tras otro, y a los Tetsuwa-kai les pareció que el poder emergente que sustituía a los Li Xin Yuan intentaba apoderarse de la ciudad.

Así que los Tetsuwa-kai dieron la orden a su chica mágica guardaespaldas de atacar la base de Jin Bang Mei. La chica mágica de estilo vaquero aplastó su base ella sola, y las fuerzas de Jin Bang Mei fueron eliminadas de Ciudad N.

“Todo habría ido mucho más rápido si eso fuera el final, pero no fue así.” El anciano se detuvo un momento, inclinó el vaso en su mano derecha y luego humedeció su garganta con el último trago de líquido rojo. “Los Jin Bang Mei son conscientes de la naturaleza de la humillación que han sufrido, y están tramando la venganza.”

“¿Y qué?”

El anciano lanzó una mirada preocupada al auricular del teléfono que tenía en la mano izquierda. “Parece como si no te importara lo más mínimo. He hecho esta llamada porque estoy preocupado por ti, amiga. Cuidad N es peligrosa. No puedo decir que sea un buen lugar para que una chica mágica se esconda.”

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“No necesito amigos. Sólo son un estorbo para mí. Y tú no eres más que una conexión de negocios.” La voz de la chica que llegaba a través del auricular sonaba grave y tranquila, en contraste con sus manierismos vocales ultrafemeninos.

El anciano dejó el vaso en su mano derecha sobre la mesa. “Duele tener sentimientos no correspondidos a mi edad.” Dijo apenado, pero la chica al otro lado de la línea no reaccionó. “Por cierto, ¿qué ha salido de ese asunto de la Lágrima de la Sirena?”

“¿Intentas empezar una pelea conmigo? Estoy ocupada y no tengo tiempo para estas tonterías.”

“Por supuesto que no. Más importante, como te he dicho, Ciudad N no es un lugar para ti. Deberías trasladarte.”

Le colgó. El anciano juntó las cejas, mirando el auricular, pero luego se ajustó el cuello de la bata y dejó el auricular sobre la mesa. Se sacó el parche del ojo cinco centímetros para encajarlo de nuevo, se apoyó en el respaldo de su silla de ruedas y dio un suspiro deplorable. Luego estiró la espalda para dirigirse al hombre trajeado que estaba a su lado. “Hey, Totoyama. Eres mi amigo, ¿verdad?”

***

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Ripple se encontraba en la azotea de un edificio de departamentos en Nakayado. Se dijo a sí misma que no se estaba poniendo de mal humor. Por la noche, la azotea de estos grandes almacenes, y especialmente las atracciones de cien yenes y los quioscos de palomitas, le ponían sentimental.

Hacía una semana que se había convertido en una chica mágica. Se estaba acostumbrando al trabajo y poco a poco iba ganando más caramelos.

Calamity Mary no había vuelto a mostrar su cara. Si nunca se encontraban, nunca se pelearían. Top Speed la visitaba cada dos días. Era molesta y fastidiosa, pero era una buena cocinera. Sin embargo, Top Speed era del tipo que se dejaba llevar si le hacías algún cumplido…

¿Hmm?

Una voz. Incluso desde la azotea, pudo oír los gritos que provenían de la parte inferior de los grandes almacenes Nakayado, un lugar que normalmente estaba vacío de peatones a altas horas de la noche. Al mirar hacia abajo, vio a varias personas. El hombre que había gritado extendió el brazo, y alguien lo agarró y lo lanzó, mientras que una gran maleta hizo volar a otro hombre: Ripple saltó la valla y corrió por la pared del edificio. Puede que fuse una molestia, pero era el momento de que una chica mágica llegara a la escena.

***

 

 

La Lágrima de Sirena fue el comienzo de todo este lío. Era una aguamarina o un zafiro que una vez fue amado por las familias nobles de la corte Tudor o York o lo que sea. Y algún nuevo rico barón del petróleo lo había robado y vendido a un vendedor. El plan había sido que Rionetta aceptara esta gema como compensación por su trabajo.

No tenía ningún afecto especial por las joyas. Simplemente, algún individuo adinerado, un conocido de su difunto padre, quería la Lágrima de Sirena por la insignificante razón de regalársela a su nieta. Haría buen dinero si ella se hacía pasar por traficante y la vendía rápidamente. O debería haber sido el caso.

Su empleador afirmó que le habían dado la gema. Insistieron en que una chica mágica con una muñeca se había presentado a la hora indicada para llevársela. Rionetta sabía que eso era mentira. A la hora de la cita, no había habido nadie con quien hacer un trato.

Debido a esta discrepancia entre sus afirmaciones y al hecho de que ninguno de los dos se echara atrás, Rionetta estaba ahora huyendo de su antiguo empleador. Según ellos, este incidente convertía a Rionetta en una ladrona por intentar llevarse una doble recompensa. Rionetta podía gritar “¡Ustedes son los que no me compensan!” todo lo que quisiera, pero no había nadie que la escuchara. Era la naturaleza del mundo. El poder hace lo correcto.

Así había sido incluso antes de que Rionetta se convirtiera en Rionetta. Si este mundo fuera del tipo más sencillo en el que la rectitud te hace tener razón, entonces seguramente ella habría seguido siendo una chica rica mimada.

Cuando comenzó su vida como fugitiva, Rionetta fue a Ciudad N para pasar desapercibida, pero un conocido adinerado de su padre le había advertido que Ciudad N no era un lugar para ella. No le gustaba el hombre, pero pensó que, por el momento, seguiría su consejo y abandonaría Ciudad N. Pero entonces, justo cuando salía de su escondite, alguien apareció para desafiarla. Y no se trataba de la gente que la buscaba, sino de una organización que buscaba a una chica mágica por algún otro asunto… Probablemente eran los Jin Bang Mei, que habían surgido en esa conversación anterior.

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No podía perder el tiempo en un lugar como éste. Enfrentándose a tres gánsteres, echó a uno a un lado y derribó a otro de un puñetazo. Justo cuando estaba a punto de patear al último, una suave palma de la mano sujetó la espinilla de su muñeca, deteniendo su pierna en el acto.

¿Qué demonios…?

Vio geta, un pañuelo rojo y una pinza para el cabello con forma de shuriken que sujetaba una elegante melena negra en una coleta lateral. Los tres pandilleros gritaron y salieron corriendo, pero Rionetta ya ni siquiera los miraba.

Ese extraño disfraz de ninja. Ese rostro perfecto. Y lo más importante, había sido capaz de parar la patada de Rionetta. En otras palabras, tenía que ser una chica mágica. Rionetta salió corriendo a la velocidad del rayo, sin frenar ni un ápice mientras arrancaba los postigos de las ventanas, doblaba las barras de hierro y rompía los cristales de la entrada de los grandes almacenes para entrar en el edificio. Sintió la presencia que la perseguía. La seguía de cerca. No había duda.

***

 

 

No era un humano. Era un muñeco de tamaño humano que se movía.

Una muñeca exquisitamente diseñada que a primera vista se parecía a una chica humana había estado lanzando y golpeando a los hombres y había estado a punto de patear a otro. Ripple simplemente se había interpuesto entre ellos con la intención casual de detener la pelea.

Entonces, sobresaltada por la rara visión de una muñeca animada, no había podido evitar que la cosa huyera y se escapara hacia los grandes almacenes.

A estas alturas, las alarmas estarían sonando en la empresa de seguridad. Pero Ripple no podía irse sin más. Aquella chica muñeca había saltado a los grandes almacenes de forma tan inmediata que Ripple no había podido reaccionar, y luego había salido corriendo tan rápido que le costaría alcanzarla. Ripple aún no sabía qué era realmente esa chica muñeca, pero, como mínimo, no era un oponente que los humanos pudieran manejar. Y justo ahora, había estado atacando a los humanos. La tendencia de Kano Sazanami era encogerse de hombros ante cualquier cosa que no fuera de su incumbencia, pero ahora que era Ripple, ya no podía ser así. El estilo de vida de chica mágica era realmente una molestia.

Ripple se apresuró a subir los escalones, de diez en diez, apartando a patadas el mobiliario del interior de la tienda mientras se abría paso. Un maniquí saltó hacia ella desde un lado, sobresaltándola, pero le devolvió un kunai, y luego tuvo que perseguir a su presa hasta que salió al tejado.

La chica muñeca la miraba, con la valla de eslabones a su espalda. Ripple expulsó todo el aliento que había retenido en sus pulmones.

***

 

 

El método de lucha preferido por Rionetta era empezar lanzando muñecos a su oponente. Si utilizaba muñecos, no importaba cuántos se desperdiciaran, no saldría herida. Las muñecas no eran sus aliadas, amigas o camaradas. Eran sólo cosas. No la afectaría si fueran destruidas.

Observó cómo reaccionó la chica mágica cuando fue atacada por una muñeca… más bien, por un maniquí, esta vez. La chica era ágil. También tenía buen juicio. Pero si su habilidad en la lucha era lo único que tenía a su favor, Rionetta podía arreglárselas.

El problema era la magia única que poseía cada chica mágica. Si su magia era incompatible con la de Rionetta, o si iba más allá de la simple incompatibilidad y era absolutamente poderosa, entonces ella sondearía una debilidad en ese poder mágico o evitaría la lucha por completo.

Pero ésta no era una de esas veces. Su oponente lanzó un kunai al maniquí, y la trayectoria del arma se torció de forma extraña para dar en el blanco. Ese tipo de curvatura no era causada por el giro o la resistencia del aire. Tenía que ser la magia de la chica. Ese poder sería fácil de manejar para Rionetta.

Su perseguidora era todavía una chica mágica novata. Su experiencia aún no había alcanzado sus poderes. Rionetta le llevaba años de ventaja. Había estado matando y matando y casi había sido asesinada, trabajando por dinero y utilizando los poderes de una chica mágica para su beneficio personal. Hacía tiempo que había desistido de ayudar a la gente y había superado muchas más carnicerías que esta chica.

Todo empezó con su padre. No había forma de que pudiera pagar sus deudas quedándose en la calle y trabajando en un empleo normal, y así la pequeña princesa de una familia rica no había podido seguir viviendo sin ensuciarse las manos. Y una vez que sus manos se habían manchado con ese desagradable trabajo, no podía salir. El rojo de la sangre se había infiltrado en ella y no se borraba.

Rionetta no había empezado este trabajo por el deseo de salvar a su padre de una situación desesperada. No tenía ningún deseo de pasar por esas penurias por una basura como él. Simplemente porque el prestamista con el que trataba la obligó a seguir su razonamiento: “No importa lo que le ocurra al padre, la hija devolverá el dinero prestado.” A Rionetta no le importaba lo que le ocurriera a su padre, y no necesitaba amigos, compañeros o aliados. Lo único que le importaba era su propia seguridad personal y el dinero. Aunque se hiciera la amistosa y la simpática, cuando llegara el momento, tiraría a cualquiera por un precipicio. De hecho, muchas veces había hecho algo parecido.

Rionetta hacía creer que corría de un lado a otro, pero estaba lanzando su magia sobre todas las muñecas de los grandes almacenes. Esperaría a su perseguidora en el tejado y enviaría a todas las muñecas del edificio a atacarla por detrás. Sería un ataque en pinza. Maniquíes, animales de peluche, muñecos mascota. La magia de Rionetta era la manipulación de muñecas. Y todavía podía controlar muchas más.

***

 

 

La chica muñeca debería estar acorralada ahora. Ripple abrió de una patada la puerta del tejado para enfrentarse a ella. Pero cuando vio la cara sonriente de la chica y los maniquíes la atacaron por detrás, se dio cuenta de que era una trampa. Envió la cabeza de un maniquí por los aires con una patada circular y disparó un kunai a la espinilla de otro, golpeando y aporreando hasta destruirlo. Pero llegaron más. Los muñecos aparecieron uno tras otro en la puerta que conducía del techo al interior de los grandes almacenes. La azotea desnuda sólo era tan amplia como un patio de recreo con unas cuantas atracciones, pero ahora estaba tan llena como un desfile de un parque de atracciones.

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Esquivando y saltando, Ripple fue de un lugar a otro, manteniéndose en movimiento para no ser rodeada. Algunas pequeñas criaturas corrían entre sus piernas. Una de ellas la hizo tropezar. A punto de caer, puso una mano en la pared, pero algo la agarró.

Era una marioneta, del tipo que normalmente se manipula tirando de sus hilos. Se movían por su cuenta, pululando por ahí tratando de enredar a Ripple en sus hilos. Todos los hilos debían tener magia, porque eran considerablemente más fuertes de lo normal.

A continuación, las criaturas de peluche vinieron a atacarla. Parecían adorables representaciones de animales de dibujos animados, pero todos y cada uno de ellos llevaban cuchillas de afeitar en sus patas. Con estas hojas finas y afiladas, cortaron a Ripple por todas partes. Cuando sus pies se engancharon en las cuerdas, dejándola incapaz de caminar con facilidad, la sangre brotó de sus cortes.

Reprendiendo el miedo en su corazón, Ripple despotricó contra sus miembros por debilitarse. Como Gulliver luchando contra los liliputienses, tiró de los hilos, balanceando las marionetas mientras desenfundaba y golpeaba con la katana a su espalda.

Cortó los animales de peluche, apartó de una patada a las marionetas que seguían avanzando hacia ella y rodó para evitar el puño de un maniquí. Desvió una patada, esquivó un golpe con un cuchillo y apuntó con su katana al par de refuerzos que habían llegado para atacarla.

Los dos muñecos eran de tamaño natural: un señor mayor con traje blanco y un payaso con un gran cabello rojo rizado. Ah, sí, también pasé por algunos lugares de comida rápida en el camino. Aunque la suposición general era que no se llevaban bien, las dos estatuas atacaron a Ripple con una magnífica coordinación, cubriendo cada una los puntos débiles de la otra. A pesar de recibir unos cuantos golpes, Ripple se las arregló para salir adelante y descubrir que había aparecido un grupo de maniquíes. Algunos estaban medio vestidos y otros estaban desnudos sin un solo trozo de tela encima, pero todos estaban inexpresivos mientras se reunían poco a poco en la entrada. ¿Cuántos eran? De un vistazo, Ripple renunció a contar. Era inútil.

Algo se movía a la sombra de los maniquíes. Era rápido, y resultaba nauseabundamente intimidante de una manera que los otros muñecos no lo eran. Se movía de sombra en sombra para esconderse detrás del payaso, y desde allí lanzaba zarpazos a Ripple con sus garras. Ella no pudo esquivarlas del todo. Le desgarraron la mejilla y la sangre salió a borbotones.

Era la primera muñeca. La muñeca articulada con aspecto de chica linda la atacó con sus garras en la mano derecha. Luego se escondió rápidamente en la sombra de los maniquíes, desapareciendo una vez más.

La razón por la que Ripple no había logrado esquivar por completo ese ataque era por las rótulas y los brazos en forma de acordeón de su oponente. Hicieron que su alcance fuera mucho mayor. Su golpe había llegado más lejos de lo que Ripple había previsto: el brazo se había extendido y doblado más de lo que se suponía y se había deslizado por encima de la katana de Ripple. Si Ripple no se hubiera doblado hacia atrás, esas garras le habrían desgarrado la carótida.

El enjambre de peluches se unió, apilándose como una pirámide humana para convertirse en una sola pared. En el momento en que Ripple se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, las garras salieron disparadas, atravesando el muro de felpa.

Reaccionó por reflejo, no con su katana, sino con su mano izquierda. Bloqueó las garras con su palma izquierda. Las garras la atravesaron, cortando su muñeca. La sangre brotó de su mano, pero Ripple siguió agarrando las garras.

Había atrapado a la chica muñeca. Ripple volteó la katana que tenía en la mano y la empuñó al revés, pero justo en ese momento, se oyó un chasquido cuando la chica muñeca soltó su propia muñeca derecha para dar un paso atrás, y la hoja de Ripple cortó el aire. La tomó por sorpresa, su postura se rompió al fallar su hoja, y fue entonces cuando el enjambre de muñecas, ahora un enorme bulto con la rana mascota de la farmacia a la cabeza, la golpeó por todo el cuerpo.

Ripple fue lanzada hacia arriba. En el aire, vio por el rabillo del ojo a la chica muñeca y su burla. Una ira roja y brillante, del color de la sangre, empezó a llenar su cuerpo. Todavía en el aire, Ripple giró, aterrizó en la valla y volvió a saltar en el aire, por encima de las cabezas de las muñecas, para descender sobre un banco situado a la derecha de la zona central del tejado, y desde allí arrancó el banco de donde estaba clavado, rompiendo las patas para levantarlo.

La chica muñeca, los maniquíes, el payaso y el caballero, los animales de peluche y las marionetas se acercaban. Ripple estaba furiosa. Estaba enfadada con el ejército del absurdo que descendía sobre ella, y envió esa ira a sus huesos y músculos. Con el banco en la mano, Ripple giró en un círculo como un trompo, más bien como lo que el mundo de la lucha libre profesional llamaría un “swing gigante”, una, dos, tres veces, acribillando la avalancha de muñecos que se acercaba con el banco mientras tomaba impulso para lanzarlo contra la entrada del tejado. Había otro banco al alcance de la mano, y lo lanzó de la misma manera, destruyendo al azar todo lo que estaba a la vista. El hormigón se convirtió en arena y polvo, que se expandió hasta que una ráfaga de viento se lo llevó.

Ripple había abatido a los muñecos y bloqueado la entrada desde la que venían los refuerzos. Pero aún quedaba un oponente. La chica muñeca saltó despreocupadamente desde la parte trasera del banco que Ripple le había lanzado y aterrizó. Su enemigo más poderoso seguía en pie.

***

 

 

Ser joven también significa estar rebosante de energía. Rionetta no podía imitar ese estilo de lucha salvaje y de lanzamiento de bancos. Eso la había sorprendido, pero esto había terminado.

La ninja parecía haber agotado sus fuerzas en esos drásticos movimientos, ya que se tambaleaba y estaba a punto de derrumbarse. Viendo que era su oportunidad, Rionetta se lanzó hacia delante, inclinándose hacia delante. Pateando el hormigón mientras corría, encajó una nueva mano derecha desde la articulación de la muñeca para reemplazar la anterior. Apretó la mano y la abrió de nuevo.

Diez kunai volaron hacia Rionetta. Cada uno de ellos desafiaba las leyes de la física mientras se dirigían hacia ella. Eran rápidos, y también tenían peso. Pero ella podía leer sus movimientos.

Su mano derecha golpeó un kunai, que dejó caer otro a su vez. Con su mano izquierda como escudo, bloqueó tres más, y esquivó otro agachando la cabeza. Ese sólo consiguió rasguñarla mientras las garras de su mano izquierda salían disparadas para derribar otros dos kunai del aire. Los dos kunai restantes no lograron alcanzarla y se clavaron en el suelo a sus pies.

La enemiga de Rionetta debió de hacer acopio de sus últimas fuerzas para lanzar esas armas; sus rodillas se doblaron y sacó la mano derecha para sostener su cuerpo.

Rionetta dio un paso más para acabar con la chica y se lanzó hacia delante. El espacio entre los dos kunai clavados en el suelo brilló. Atada entre las dos armas había una pantalla transparente. ¿Así que esa chica había deshecho el hilo de las marionetas, había atado esos dos kunai y había hecho que pareciera que había fallado cuando en realidad había estado apuntando al suelo? ¿Para qué?

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Para hacer tropezar a Rionetta.

Al instante, Rionetta frenó su caída con una mano en el suelo, pero eso significaba que su mano derecha estaba ahora ocupada y no podía bloquear el shuriken que volaba hacia ella desde el lado derecho. Le abrió la cara.

Alguien con un cuerpo normal habría muerto entonces. Pero Rionetta, con su cuerpo de marioneta, aún tenía posibilidades adicionales. Levantó la cabeza justo cuando la katana estaba a punto de caer sobre ella.

Sacó el brazo derecho para protegerse y se lo cortaron desde el codo.

***

 

 

Ripple ya no se cuestionaba quién era su oponente. Ante ella había un enemigo que intentaba matarla, y la verdad era que ella también intentaba matar a su oponente. Cuando la chica muñeca se levantó, Ripple la pateó, y cuando la parte superior de su cuerpo se inclinó hacia atrás, Ripple también la cortó, atravesando sus hermosas ropas de muñeca para clavarse profundamente en su cuerpo de madera. Pero la chica muñeca no dejó de moverse.

Con su brazo derecho, que había desaparecido más allá del codo, la chica muñecas bloqueó la katana de Ripple. Su manga se rasgó en una lluvia de fragmentos de madera, y su brazo se acortó aún más. La chica muñeca se abrió paso hacia delante. Esto fue útil para Ripple.

Ripple optó por moverse junto con el impulso de su enemigo, dejando que la chica muñeca la empujara hacia la valla. Ahora la muñeca no podía tomarla por sorpresa desde atrás. Los ataques de su enemiga se volvían amplios y descuidados. Ripple los repelía y esquivaba. Los brazos en acordeón de la chica muñeca se extendieron, pero Ripple los desvió con el lado sin filo de su espada. Oyó el sonido de la valla detrás de ella al ser cortada. La cadena de ataques de la chica muñeca sólo golpeaba la valla.

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Ripple dio una fuerte patada al brazo izquierdo de su oponente, aprovechando el momento en que su postura se rompía para lanzar un kunai a su rodilla izquierda y clavárselo en la articulación. Levantó su espada por encima de la muñeca, y justo cuando estaba a punto de bajarla, alguien la rodeó por detrás. La fría sensación del metal atravesó la piel de Ripple. Su katana no se movía.

Pero ella había destruido todas las muñecas. También había bloqueado la entrada donde podían aparecer más muñecas. No debería haber nada más que una valla detrás de ella. Las garras se abalanzaron sobre la confundida Ripple, y justo cuando ésta giró su cuerpo para esquivarlas, una patada giratoria voló hacia ella desde su punto ciego para golpearla justo en la nuca. Al darse cuenta de que el golpe de las garras no había sido más que una finta, Ripple se desmayó.

***

 

 

Su perseguidora había sido una chica mágica realmente fuerte. Estaba preparada para matar o morir, e incluso cuando se vio acorralada, mantuvo el fuego oscuro en el fondo de su corazón. Si le hubieran dado tres años, o dos, o incluso uno, Rionetta podría haber sido la que cayera. Pero esta vez, Rionetta había ganado.

Rionetta anuló la magia que había lanzado sobre la muñeca que sostenía el cuerpo de su perseguidora, y ésta volvió a convertirse en un montón de eslabones encadenados y se desmoronó en el suelo. En la última etapa del enfrentamiento, Rionetta había fingido agitarse con ataques desesperados mientras que en realidad había estado cortando la valla a la espalda de la chica ninja en forma de muñeca. Aunque estuviera hecha de forma precipitada y tosca, lista para romperse en cualquier momento, una muñeca era una muñeca. Manipulando el recorte de la valla, Rionetta había sujetado las manos de su perseguidora a la espalda.

Rionetta se acercó a la chica, caída e inmóvil. El daño en la rodilla izquierda de Rionetta era grave, y su movimiento era rígido, pero al menos aún podía acabar con ella. Si no la mataba ahora, algún día llegaría el momento en que perdería.

“Espera, por favor.”

Rionetta no había sentido ninguna presencia. Se puso en cuclillas, casi tocando el suelo, y se giró hacia la fuente de la voz. Era una mujer joven. Con la luna a sus espaldas, proyectaba una larga sombra sobre los restos del tejado.

La rodilla izquierda de Rionetta no se movía con fluidez. Su brazo derecho estaba destrozado. Todas sus muñecas habían sido destruidas. No le quedaban muchas fuerzas.

“Lo siento mucho, pero ¿podría dejar pasar esto? Es casi la hora de su examen.” La chica tenía enredaderas alrededor de sus piernas y rosas sobre sus hombros. Incluso para una chica mágica, parecía elegante. Esta recién llegada, cuya voz y apariencia le eran totalmente desconocidas, la hizo temblar en lo más profundo de su corazón. “Si simplemente debes hacerlo, entonces me veré obligada a luchar. Si lo deseas, puedo volver a ser tu oponente. El resultado podría ser diferente al de la última vez.”

Los instintos de Rionetta la comprendieron: le dijeron que si luchaba ahora, perdería. Se arrastró lentamente hacia atrás.

“Pero el destino es extraño. ¿Estamos inevitablemente destinadas a encontrarnos? He oído que esto ocurre muy a menudo con las chicas mágicas…”

Rionetta se dio la vuelta y corrió por la pared de los grandes almacenes como un animal. Se alejó corriendo con una sola intención, sacudiéndose los escalofríos que amenazaban con surgir de sus pies. Se dijo a sí misma que no iba a meterse en peleas por las que no le pagaban.

***

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Se podían oír las sirenas de los vehículos de policía y de una ambulancia. También se había reunido una multitud de delincuentes frente a los grandes almacenes. Con los hombros agitados, Ripple miró hacia abajo. El tejado, que había sido un lugar de descanso, estaba ahora completamente destruido, y los maniquíes y animales de peluche que habían sido derribados del tejado estaban esparcidos por el edificio de los grandes almacenes.

“Hey… ¿qué demonios estaba pasando aquí?” Un ligero borde de miedo coloreó el tono de Top Speed desde donde estaba sentada en el asiento delantero.

Cuando Ripple había vuelto en sí, se había encontrado en el asiento trasero de Rapid Swallow. Top Speed dijo que para cuando llegó al techo, Ripple estaba allí sola.

Ripple había perdido. Internamente, temblaba de humillación y rabia, como el cristal de una ventana en medio de un tifón. Sobre todo, estaba enfadada consigo misma por preguntarse si habría ganado si Top Speed hubiera estado allí. Cediendo a la ira, Ripple golpeó a su mentora en la cabeza.

“¡Ay! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Hey!”

Ripple concentró su irritación y agotamiento en la punta de la lengua y la chasqueó con toda la fuerza que pudo. Sabía a sangre.

***

 

 

“Oh, ¿has vuelto viva? Espléndido. Así que eso es todo. Sobre la Lágrima de Sirena…”

Le colgó. El anciano miró el auricular durante un rato, murmuró: “Chicas mágicas, ¿eh?” Y luego, perdiendo el interés, dejó caer el auricular con un ruido seco. De repente, su expresión cambió y, con una mirada alegre, le dijo a su nieta: “¿Te gustan las chicas mágicas, Kanoe? Ahora hay una película de animación sobre ellas, ¿no?”

La nieta del anciano se alisó los rizos con la mano izquierda, se bajó el dobladillo de la falda del uniforme, cruzó las piernas en la otra dirección y colocó su platillo en la mesa redonda y su taza de té encima.

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“No me vas a decir que te gustaría ver una película con tu adorable nieta antes de morir, ¿verdad?”

“No esperes que tu abuelo sea tan admirable. Sólo tengo curiosidad.”

En respuesta a la pregunta de su abuelo, los ojos de la chica brillaron con una luz aún más madura que su forma de hablar, aunque parecía mucho más joven de lo que ese mismo tono sugería. Parpadeó lentamente y, cuando volvió a abrir los ojos, la luz había desaparecido. “Hoy en día, muchas historias de chicas mágicas son violentas. Yo personalmente prefiero las historias dulces y románticas.”

Sin decir nada sobre la luz que había parpadeado en los ojos de la muchacha, el anciano extendió los brazos en tono de broma. “Romance, ¿eh? ¿Crees que te divertirías viendo algo así con tu abuelo?”

“Creo que podría ser agradable verlo con un amigo.” Frente a frente, los dos esbozaron sonrisas similares.

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