Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 2

Capítulo 12: Su Lindura se Convierte en una Estudiante de Curso Superior, Segunda Parte

Luca Ioenami se encontraba en una zona tranquila de la Real Academia Femenina de Florence. Estaba de pie, ociosa, a la sombra de un árbol detrás del edificio de la escuela.

Había perdido. Había sido totalmente derrotada.

Pensó que si podía arrebatarle el título de Alumna del Rey a Olivia Eldraco, se sentiría satisfecha. Ansiaba hacer que la profesora a la que amaba y respetaba estuviera orgullosa de ella.

Luca suspiró. “He sido aniquilada.”

No sólo eso, su rival, Olivia, se había disculpado con ella. Había dicho “lo siento”, de todas las cosas. Como si no se sintiera ya lo suficientemente apenada. Si Olivia lo hubiera dicho sarcásticamente, habría sido preferible.

“… ¿Cómo llegó a ser tan buena?”

Porque, en efecto, Olivia no era más que una buena chica. Aquí estaba Luca, arremetiendo contra ella en cada oportunidad, y ni una sola vez Olivia había sido otra cosa que amable. De hecho, siempre estaba cuidando a Luca. Luca sabía todo eso. Al fin y al cabo, era su compañera de piso. Olivia siempre se aseguraba de darle a Luca los buenos días y las buenas noches. Cuando parecía que Luca se iba a quedar dormida, Olivia la despertaba casualmente. Siempre le daba a Luca la mayor de las meriendas que se servían en los días libres. Era el tipo de chica que era.

Últimamente, una gata negra —la forma cambiada de la chica de los cuernos de oveja— la acompañaba, haciéndose llamar “asistente del guardia de seguridad”. Al parecer, la gata era una especie de hermana mayor para Olivia… y por lo que Maredia le había contado, Olivia siempre había sido así. No fingía amabilidad porque estuviera en la escuela ni trataba de hacerse la estudiante perfecta. Era así incluso en casa. Era, literalmente, así de inocente y bondadosa.

“… Estoy tan frustrada conmigo misma.”

Quería ser como ella. Una buena chica que pudiera sonreír y reír de corazón.

Parecía que Olivia había sido abandonada por su verdadero padre y criada por ese dragón. A pesar de ello, nunca se había amargado. Era una presencia tan cálida y alegre como el propio sol.

“¡Sé mi amiga!” Eso es lo que Olivia le había dicho a Luca. “… ¿Es posible? ¿Puedo…? ¿De verdad puedo ser su amiga?”

La razón por la que Luca atraía a los monstruos era porque aún no había controlado del todo la Espada de Agua Azul que llevaba dentro. Por eso, causó muchos problemas en la academia, desde el primer día de clase. Y aun así Olivia había dicho que quería ser amiga de una chica tan inexperta e inmadura.

“Ella es tan rara… Y sin embargo…”

Tal vez, sólo tal vez, si realmente fuera capaz de ser amiga de Olivia, sería feliz. Hasta ahora no había tenido a nadie en su vida a quien pudiera llamar amiga.

“Pero… Pero la llamé golosa en su cara…”

No había duda: Olivia debía estar ya exasperada con ella. No sólo eso, sino que Luca había enloquecido con ella después de perder su duelo. De ninguna manera quería seguir siendo amiga de una alumna tan espinosa. Sólo era una rival. No había razón para que estuviera triste.

Y sin embargo… Y sin embargo… “¡Luca!”

“… ¿Eh?”

“¡Haugh! Lo sabía, ¡estás aquí!” “Olivia Eldraco… Y la gata.” “¡Esa es Maredia para ti!”

“Pero por qué…” ¿Por qué estaba aquí, después de que Luca le dijera algo tan horrible? “¡Ja, ja! Nadie sabe cómo yo como se sienten los derrotados.”

“Estoy tan aliviada, Luca… ¿Puedo hablar contigo un segundo?” “¿Qué? Pero…”

“… ¡He dicho algo horrible a una amiga!” Dijo Olivia. “¿Eh?”

¿Una amiga? ¿Ella? ¿Es eso lo que había dicho la chica? Luca se giró sorprendida. Sus ojos se fijaron en los de la sonriente Olivia. Maredia se había subido a su cabeza.

“Pero, ¿pero por qué?”

“¿Por qué? Esa era la promesa, ¿no? Aceptaste ser mi amiga.”

Luca se sorprendió. Después de lo desagradable que había sido Luca con ella, seguía insistiendo en que eran amigas.

“Siento haber pedido perdón antes. Pedirte disculpas así fue una grosería de mi parte… La Srta. Maredia me enseñó eso, y creo que tiene toda la razón.”

Una pausa.

“… Luca. Siento haber dicho que lo siento.” “… Esto es complicado.”

“Err, lo siento por decir lo siento, ¿lo siento?” “¡Pffft! Ahora es aún más complicado.” “¡Ah, estás sonriendo! ¡Nya ja ja!” “¡Cállate!”

Algo en el corazón de Luca se ablandó… aunque el suave y mullido pelaje de la gata que se había subido a sus brazos probablemente también tuvo algo que ver.

Ahora que lo recordaba, esta gata siempre estaba en su regazo cuando estaba sola en el aula. Incluso charlaban de vez en cuando. Además, la gata siempre le dejaba aspirar el cálido pelaje de su barriga.

“Entonces, Luca, ¿podrías perdonarme?” “… De acuerdo.” Luca asintió.

“Ahora somos amigas, ¿verdad?” “… Porque lo prometí.”

“¡Te jee, gracias!”

“¡Pero ten algo en cuenta! Sólo mantengo la promesa porque no sería genial no hacerlo.

Si llamaras a eso verdadera amistad…” “Está bien.”

“¿Eh?”

“No me importa. Entonces seamos amigas, Luca.” “O-Olivia Eldraco.”

“Ahora somos amigas, así que preferiría que no me llamaras por mi nombre completo.”

“¿Eh? Err, uhh…” Luca se detuvo a pensar. ¿Cómo debía llamarla? Nunca había tenido una amiga.

Al estar Olivia en el curso superior al suyo, Luca debía dirigirse a ella con respeto. “¿Debo llamarte Olivia? O… ¿Querida Olivia?”

“¡Ah, me gusta cómo suena eso! ¡Tee jee! ¡Soy tu compañera de clase superior!”

Luca parpadeó sorprendida; ¿cómo podía la chica tener una sonrisa tan confiada, tan despreocupada? Luca habría entendido perfectamente que Olivia estuviera al menos un poco enfadada con ella.

“Querida Olivia, ¿puedo hacerte una pregunta?” “¡Claro, adelante!”

“¿Por qué eres una chica tan buena?” “¿Eh?”

“¿Nunca te enfadas o te pones de mal humor?” “Claro que sí. ¿Pero sabes qué?”

“¿Qué?”

“Creo que Papi estaría de mi lado aunque fuera una niña mala. ¡¡¡Por eso quiero ser una buena chica!!!”

“… Ajá…”

“Umm, una pregunta. ¿Crees que la Srta. Esmeralda te ha traído bocadillos porque estás sobresaliendo?”

“Eso, eso es…” Las coletas negras de Luca se balancearon. “Mi profesora… Milady Esmeralda…”

“Ajá…”

“… No lo sé.”

La Reina Oscura intervino. “Haugh, vamos. ¿No lo sabes?”

Luca agachó la cabeza. Sinceramente, no lo sabía. Si no fuera su brillante aprendiz, tal vez no se habría ganado esos bollos. Después de todo, se había convertido en la aprendiz de Esmeralda como guardiana de una de las Siete Reliquias Supremas. Por supuesto, no podía manejar esa Reliquia a satisfacción de nadie, así que, de hecho, ni siquiera podía llamarse la brillante aprendiz de Esmeralda.

“Luca…”

“… Milady Esmeralda…” Pero ahí se quedó. ¿Qué pensaba su bella profesora de ella? No creía que a Esmeralda le cayera mal. Por otra parte, Esmeralda tampoco había dicho nunca nada cariñoso a la cara de Luca.

Mientras Luca daba vueltas a su mente, un despreocupado bostezo interrumpió sus pensamientos. Parecía que la gata negra cómodamente acurrucada en su regazo tenía sueño.

“… Bueno, busca la respuesta a tu antojo.” Dijo la Reina Oscura. “Gata.”

“¡Mi nombre es Maredia!”

“… Si parece un gato y ronronea como un gato…”

“Pero tú y yo somos amigas, ¡¿no?! ¡Olivia te ganó en ese duelo!”

“¿Perdón? ¡Hice esa promesa con la Querida Olivia! ¡Nunca prometí ser amiga de una gata acosadora!”

“¡¿Qué has dicho?!”

“¡Si tú y yo de verdad fuéramos amigas, dejarías de asumir esa forma transitoria!” “… ¿Haugh?”

“Tee jee, ¡Luca tiene un buen punto!” “¡¿Qué fue eso?!”

“¡Un amigo le haría compañía a otro amigo en su verdadera forma!” Afirmó Luca. “Pero…”

“¡Creo que yo también quiero verla en su forma normal, Srta. Maredia!” “… Haugh.”

¡Puf! La gata negra acurrucada en el regazo de Luca se transformó en una joven, con cuernos de oveja saliendo de una cabeza de cabello negro, ojos color luna y su uniforme escolar modificado, lleno de encajes e insignias bordadas.

“… Seré sincera.” Dijo Maredia. “No me gusta salir de casa… ¡pero tengo que hacerlo si es por petición de un amigo!”

Efectivamente, Maredia llevaba ahora el uniforme de la Academia Florence. “¡Son tan pesados!”

Maredia (que no parecía más que unos pocos años mayor que Luca) seguía en su regazo, dejando a Luca agitándose.

“¡No llames pesada a una dama!”

“¡Sólo digo la verdad sin tapujos! ¡Aaggghh!”

“¡Tee jee! Luca, Srta. Maredia… ¡Salgamos de aquí! ¡Es casi la primera hora!” Dijo Olivia, sonriendo.

Podían oír el tañido de la campana en la distancia.