Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: El Sr. Dragón se Encuentra con una Linda Hija

Soy un dragón. No tengo nombre.

He vivido al pie de esta montaña desde que este mundo aún estaba sumido en el caos. Las multitudes de dragones han disminuido en número, y han pasado miles de años desde la última vez que vi otro dragón. El número de las pequeñas criaturas ha fluctuado a lo largo de los años, como los enanos y los elfos que han respirado desde las épocas de antaño, y los humanos, aún más débiles. No hace mucho tiempo, alguien llamado Reina Oscura construyó un gran castillo y comenzó a enfrentarse a esos humanos.

De un modo u otro, era consciente de estas cosas, pero como pasaba mis días tranquilamente en esta montaña, apenas me afectaban.

Una vez, esa señora, la Reina Oscura, apareció con una propuesta para mí.

“¡Te convertiré en uno de los principales oficiales del Ejército de los Darkin!” Dijo.

Además, hubo momentos en los que los humanos se acercaban deliberadamente a mí en tropel y me visitaban mientras dormía la siesta, inclinándose y gritando cosas como: “¡Oh, Señor de lo Alto!” y “¡Alabado sea!”. Pero nunca tardaron en dejar de venir. Por supuesto, eso era probablemente porque los ignoraba todo el tiempo, fingiendo que estaba dormido y cosas por el estilo.

En cualquier caso, mis días eran de lo más tranquilos. Me tumbaba al pie de la montaña, mi lugar favorito, y contemplaba el cielo. O me dedicaba a hurgar en las hermosas flores que florecían en un cálido día de primavera. O daba un paseo a paso ligero, disculpándome al pisar el suave musgo. Eso era todo lo que había en mi existencia diaria.

Hasta que, eso es, un pequeño humano me llamó: “¡Papi!”

***

“No.” Gruñí. “¿Quién eres tú? ¿De dónde has venido?” “Papi.”

“Te digo que no soy tu ‘papi’.”

Estaba totalmente perdido mientras caminaba con esta pequeña niña humana a mi espalda.

No debía tener más de unos pocos años.

Fue esa mañana cuando encontré a la niña. Había estado durmiendo en un santuario alejado y me desperté con la visión de un pequeño humano sentado ante mis ojos.

El cabello de la niña era castaño claro y dorado, y sus mejillas eran rojas. Me miraba con sus grandes ojos redondos y una extraña expresión de alegría.

… Aparte de eso, apenas sabía cuánto tiempo hacía que un humano no se acercaba tanto. “¡Eep!” Exclamé sorprendido.

Pero la niña no se acobardó ante mi gigantesco tamaño. En cambio, la pequeña humana simplemente gritó: “¡Papi!”

Fue todo un acontecimiento. Un niño humano acababa de entrar en mi tranquila y apacible vida, afirmando ser mi hija o algo así.

El humano no era más grande que una de mis garras, y tampoco parecía que pudiera hablar realmente. No importaba lo que le preguntara, la niña simplemente repetía la palabra “papi”. Que aparentemente se refería a mí.

“Debe haber alguna confusión.”

“Papi” era una palabra humana para referirse a la mitad de una pareja de padres. No recordaba haber engendrado un hijo a través de un humano, y había preferido estar solo durante mucho tiempo. No había forma de que pudiera engendrar una descendencia.

No se conseguiría ningún avance sólo con la mirada, así que me eché a la niña a la espalda y decidí devolverla al lugar de donde había salido.

Era la primera vez que salía en doscientos años. Caminé lentamente.

Si no recuerdo mal, la última vez que salí fue porque los humanos estuvieron peleando durante años y años alrededor de la montaña que es mi guarida hasta que al final no pude soportarlo más. Así que salí y dije: “¡Bajen la voz, por favor!”

Dos grupos de humanos estaban discutiendo mientras llevaban estandartes con diferentes diseños, pero cuando me vieron, huyeron de vuelta a casa. No creo que haya habido otra pelea desde entonces, lo que es un alivio. Mirando hacia atrás, creo que esos estandartes eran probablemente símbolos de algo que los humanos crearon llamado “naciones”. Esas banderas parecían tan elegantes.

Mientras avanzaba, la humana que estaba a mis espaldas gorjeaba con mucho ánimo: “¡Ah, ja, ja! ¡Jajajaja!” A juzgar por su voz, parecía increíblemente encantada.

¿De verdad vas a cantar mis alabanzas sólo por caminar? Pensé para mis adentros. “¡Papi!” Dijo la voz chillona pero alegre de la humana. “¡Papi! Papi es el mejor.” No me sentó nada mal escuchar eso.

Cada una de mis zancadas equivalía probablemente a un centenar de las de esta niña, si se trataba de un golpeteo de sus patitas. Debió ser bastante rápido, para los estándares humanos.

Además, vi a esta niña humana caminar un poco antes; había caminado de forma inestable. Sin embargo, no podía culparla por caminar tan torpemente. Evidentemente, los humanos recién nacidos son tan débiles y flácidos que no pueden ni siquiera gatear.

Llegar hasta mi santuario debió de ser todo un viaje. Me pregunté qué estarían haciendo sus padres en ese momento.

“Hmm… Si vino a la montaña después de perderse, entonces supongo que debe ser de un pueblo cercano.”

Me quedé mirando a la humana, observando, mirando. La niña reía y sonreía sin parar.

No había ni rastro de miedo hacia un gran dragón como yo.

La montaña en la que resido se llama el Pico Sagrado de Olimpia. No ha sido tocada ni reclamada por los humanos desde que el mundo estaba lleno de confusión y desorden. Su vista permanece inalterada desde la época en que los dragones y otras criaturas gigantes como yo existían en gran número. Para mí, el lugar es mi cómoda morada, pero ningún lugar para que un humano tan diminuto lo visite. La energía mágica —o, como lo llaman las pequeñas criaturas, “maná”— asfixia la cima, y parece que el aire rico en maná sacude los sistemas de los humanos. Los adultos humanos son especialmente susceptibles; nunca suben mucho a la montaña, ya que el aire parece ser demasiado para ellos.

“Dahh…”

Tuve que preguntarme, entonces, si este pequeña humana había llegado aquí por sí misma.

¿Pero cómo, sin la ayuda de un adulto?

Bueno… estoy seguro de que la niña estaba con los adultos, trasteando en los bosques que rodean la montaña, y luego se perdió y acabó aquí. Debe ser eso.

“Tu padre y tu madre deben estar preocupados por ti…” Dije, en la lengua de los humanos. “No te preocupes. Te llevaré con ellos.”

En ese momento, la niña flácida inclinó la cabeza hacia un lado, con una expresión de perplejidad y duda.

“… ¿Papi?”

“Como dije, no soy tu ‘papi’.”

Había oído que los humanos eran criados por sus padres hasta que alcanzaban cierto tamaño. Por su aspecto, esta humana era todavía un bebé. Sus padres deben estar preocupados por su bebé desaparecido.

Al inspeccionarla más de cerca, vi pequeños rasguños en las manos y las piernas de la niña. La piel humana es un material frágil.

Lentamente, a paso de tortuga, caminé.

El pueblo de Pias era un pequeño asentamiento visible desde la cumbre del pico. A mi ritmo, sabía que lo alcanzaría en poco tiempo. No era necesario desplegar mis alas.

“Muy bien.” Dije, con la voz más suave que pude reunir. “Ya casi hemos llegado.”

La humana sentada a mi cuello (la parte de mi suave melena) respondió dejando caer sus hombros con desánimo.

“… ¿Papi…?”

Ya veo, pensé. Debe haber estado feliz porque no se dio cuenta de la situación en la que estaba, pero ahora que nos acercamos al pueblo, debe haberse dado cuenta de que se perdió. Pero de nuevo, no soy tu “papi”.

Despacio, con calma, caminé.

Cuando Pias apareció a la vista, me encontré diciendo: “¡Ah! Oh, verdad.”

Al ser tan grande, puedo aplastar un pueblo humano bajo mis pies si no tengo cuidado. Si acabara haciendo tal cosa ante los ojos de esta niña, sería todo un lío.

Gruñí en voz baja y revestí mi cuerpo de energía mágica zumbante. “¡¿P-Papi?!”

“De nuevo, no soy tu ‘papi’.”

Mis cuerdas vocales temblaban aún más claramente que antes.

Me hice un poco más pequeño, encogiéndome a un tamaño que se adaptaba mejor a la ciudad. No era una diferencia tan grande, y ahora la niña tenía un tamaño que podía sostener cómodamente entre mis garras. Dicho esto, ajustar mi tamaño es un juego de niños para mí.

Parecía que los dragones más grandes habían desaparecido últimamente, así que pensé que asumir este tamaño más pequeño probablemente me haría destacar menos. Además, dado que el número de humanos, darkin y similares que intentaban subir a la montaña había disminuido constantemente, y me gustaba que fuera así, no quería llamar demasiado la atención y causar una molestia.

“Con este tamaño, no haré girar demasiadas cabezas, ¿verdad?”

Avancé a duras penas. La niña humana que trepaba por mi espalda me miraba con ojos de asombro.

“Ya casi llegamos a Pias. Estarás de nuevo en casa. Y yo volveré a mi pacífica vida.” “Ah…”

Reanudé la marcha hacia el pueblo, asegurándome de no dejar caer a la inquieta y suave bebé de encima de mi cabeza. Fue entonces cuando terminé de confirmar que en efecto era una niña, al menos, por lo que pude ver.

“Bien. Parece que eres una mujer-humana. Ahora que lo pienso, ¿cómo te llamas?” “No, mmm… Hm hm…” La niña reflexionó. “Olii… viia…”

“Hmm. Así que eres ‘Olivia’, ¿eh? Un nombre espléndido.”

Olivia. Ese es el nombre de la pequeña humana. Estoy seguro de ello. Ah, es cierto, “mujer-humana” no es la palabra. Si no me equivoco, creo que la palabra es “niña”. En cualquier caso, me alegré bastante de que una palabra además de “papi” hubiera salido de los labios de la humana. Excelente. Ahora podré encontrar a sus padres.

“Ahora bien, Olivia, no tengo duda de que tus padres están preocupados.”

“Eh… ¿Papi…?”

Me apresuré hacia Pias. Tenía que llevar a la pequeña a su casa, y rápido.

***

“¡Ahh! ¡Cielos, es un ataque de dragón!”

Una vez en la aldea, los humanos sostenían bastones con puntas en los extremos… “lanzas”, creo que es la palabra.

Todos los humanos que se encontraban en las inmediaciones chillaron y gritaron mientras huían.

“Uhh, realmente no tienen que correr…”

Oh, bueno. En el momento en que terminara de acompañar a esta niña a su casa, volvería a la montaña. Eso es lo que pasó por mi cabeza mientras caminaba por el pueblo.

O al menos hasta que llegué a la casa de Olivia.

Temblaba de rabia.

Los vientos descendieron contra mí desde el cielo nublado y estuve a punto de vomitar fuego de dragón. Para los humanos, estos vientos serían gélidos o causarían un gran dolor.

Estaba claro que Olivia era una niña de este pueblo.

Cuando le pregunté dónde estaba su casa, me señaló en silencio un lugar en las afueras del pueblo. Me acerqué a la casa destartalada y en mal estado, y escuché un cacareo odioso y grosero desde el interior de la choza.

“¡Ga, ja, ja!”

Había más de una persona riendo; en realidad eran bastantes varones humanos. Había oído este tipo de risas muchas veces cuando las manadas de humanos luchaban entre sí cerca de la montaña.

“¿Esta es tu casa?”

“… Ajá.”

Me asomé por la ventana. Estaban celebrando una gran fiesta. La mesa estaba llena de jarras de cerveza y hacían cosas que a mí no me parecían muy divertidas, como beberse el contenido de una sola vez.

Lo supe en mis huesos de inmediato: Estoy presenciando algo profundamente desagradable.

Uno de ellos, un hombre borracho que se comportaba de forma especialmente pomposa, estaba hablando: “¡Uuff-haaa, déjenme decirles, muchachos, se siente bien sacarme a esa mocosa de encima!”

“¡Ga, ja, ja! ¡Me alegro por ti! ¡Ahora eres un hombre libre! ¡Tu vida es más fácil!” “¡Ahora por fin puedes ir a comprarte una mujer!”

Los demás hombres cacarean con él.

Por “esa mocosa”, ¿se refieren a Olivia? Dios mío. Esta pandilla de humanos no está ni

mucho menos preocupada porque su hija se haya perdido en el frío exterior. Al contrario,

¡parece que están activamente aliviados!

Un hombre que sólo podía suponer que estaba con ellos preguntó sonriendo: “¿Seguro que no se volverá contra ti? Me refiero a dejar a la niña en el bosque Olimpia. Dicen que el lugar es ‘tierra sagrada’ o lo que sea. Un viejo amigo me dijo que nadie pone un pie en esos lugares porque es el hogar de un gran dragón sagrado.”

“¿Has leído demasiados cuentos populares últimamente? Es imposible que haya dragones viviendo en la naturaleza.”

“¡Ja, ja, ja! No tienes que preocuparte por eso. Fui inteligente al respecto, ves.” Se jactó el fanfarrón que no parecía nada inteligente. “Desde que era pequeña, le he estado diciendo que en realidad es la hija de un dragón, y que sólo la estaba criando porque la encontré un día.

¡Y ella se lo creyó, chicos, con anzuelo, línea y plomada! Cuando la llevé al borde del bosque, se metió por su cuenta, gritando: ¡Papi, Papi!”

Se produjeron más carcajadas. Mi mente se quedó en blanco y me sentí mareado al comprender la situación. Me encontré con la idea de destruir todo el pueblo. ¿Cómo… cómo pueden ser tan horribles? ¿Abandonaron a una niña tan pequeña, tan endeble, con unos ojos tan amables? Tengo que protegerla.

No sabía si podía atender sus necesidades. Sólo era un dragón que había vivido un buen rato, y nada más. Pero compadecí a Olivia.

“Espero que sepas que ella no es la única que está dolida aquí.” Continuó el hombre. “Nunca pensé que mi mujer moriría al darla a luz. Y luego me tocó cuidar de la pequeña… Siempre murmurando y gritando… Las mujeres pasan tanto tiempo con bollos en el horno, no es de extrañar que tengan esa conciencia de sí mismas como madres. Mientras tanto, a mí me dijeron básicamente que fuese responsable y cuidara de la niña, así, de la nada. Cuando ustedes tengan hijos, asegúrense de decirle esto a sus mujeres… Je je je… Díganles que ‘una buena madre cría a sus hijos y a su marido’.”

En algún momento, empecé a sostener a Olivia entre mis brazos. Puede que haya adoptado una forma ligeramente más pequeña, pero mi cuerpo seguía siendo grande. Tenía cuidado de no herir a Olivia con mis escamas, pero no podía dejar de abrazarla con fuerza.

Olivia también tuvo que oír lo que decían, pero no dijo nada y simplemente agachó la cabeza. Me imaginé a esta niña, que todavía estaba en una edad en la que apenas podía hablar, siguiendo con su vida después de haber sido expuesta a este indignante e hiriente intercambio… Esto es algo que va más allá de lo normal.

¿Vas a devolver a esta niña a un hogar como éste? Me pregunté.

“¡Todo es porque la dio a luz y luego se me murió! ¡Esa es la raíz de mi mala suerte! ¡Esa mocosa aprovechada ni siquiera puede hacer cosas en la casa! ¡Todo lo que hace es llorar todo el día! ¡Esa plaga es más que inútil” Ese hombre-humano parecía estar de tan buen humor como siempre.

En silencio, me distancié de la casa en ruinas. “… ¿Papi?” Inquieta, me miró desde mis brazos.

Le sonreí. Ya veo; ella no ve a ese hombre como su “papi”… Bien.

Ahora sabía por qué Olivia había acudido a mí. Se había creído las tonterías del hombre, se había creído la hija de un dragón. Y pensar que había viajado hasta el santuario con esas pequeñas piernas.

“Todo va a estar bien, Olivia.”

“… ¿Ooo?”

Le dije, con mi voz más suave, que no tenía que preocuparse más, y me disculpé por intentar llevarla de nuevo allí. Porque fue entonces cuando juré hacerla la niña más feliz del mundo. A partir de hoy…

“… Seré tu ‘papi’.”

“¡Papi!”

Olivia llevaba un atuendo terriblemente delgado para vientos tan tempestuosos y gélidos.

Pero aun así, me miró y sonrió como una flor de primavera. “… Olivia.”

“¡Papi!”

En cuanto vi esa sonrisa, una luz empezó a arder en mi corazón. No te preocupes. Yo soy

tu papi. Ahora vamos a volver. De vuelta a nuestro hogar.

Con Olivia aún en brazos, me acerqué a la casa donde aquellos hombre-humanos seguían de juerga y ahogándose en alcohol.

“¡Hrah!”

Mi cola golpeó ligeramente una sección de una de las paredes. Y quiero decir ligeramente.

¡BAM!

“¿Eh?” Sorprendido por el fuerte estruendo, miré hacia atrás… para descubrir que la pared había salido volando de la casa. Desde su perspectiva, estaban bebiendo sus bebidas cuando, de la nada, la pared voló en pedazos. Los humanos estaban petrificados, todavía sentados alrededor de la mesa, ahora expuesta al clima invernal.

Oops. Olvidé que las estructuras hechas por humanos se rompen tan fácilmente… Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que visité un lugar con humanos. Esto no servirá. Si voy a ser el papi de esta pequeña humana, necesito modular mi fuerza… Aunque esa casa parecía bastante mal hecha. Pero por otro lado, tal vez se lo merecían.

“Tengo que cuidar mis fuerzas. Lo haré mejor la próxima vez.” “¡Eh, Papi es genial!”

Me coloqué a la risueña Olivia a la espalda y, antes de que los hombres-humanos pudieran perseguirme, me apresuré a gran velocidad hacia la pequeña biblioteca de préstamo del pueblo.

Me apresuré a entrar… o más bien, lo habría hecho, si no fuera porque mi cuerpo no cabía. Golpeé suavemente la puerta con mi garra. Lo único que pude decir fue: “¡Dame algunos libros sobre paternidad, por favor!”

El tendero era un humano mayor. No había huido durante la conmoción anterior, así que tal vez era duro de oído.

A petición mía, eligió un montón de libros sobre la educación de los hijos y me los dio en bolsas de papel.

“Señor, no he podido evitar fijarme en lo grandes que son sus uñas.”

Tal encima de todo su vista también era pobre. Un golpe de suerte para mí. ¿Y por qué no hacerle una pregunta mientras estaba en ello?

“¿Podría comprarlos directamente? Sería difícil para mí devolverlos.” Le pregunté al anciano humano. “¿Será suficiente?”

Por si acaso, había traído algunas piezas de oro brillantes que había oído que los humanos utilizaban para intercambiar cosas. Las pasé por el hueco de la puerta, el oro tintineo entre mis garras. Puede que no lo parezca, pero me encantan las cosas brillantes, relucientes y bonitas. A lo largo de los años había ido acumulando una colección de oro, plata, joyas y gemas que cubrían el suelo de mi nido.

El tendero parecía estar sorprendido.

“¡Esto es oro!” Gritó. “¡Por esa cantidad, podrías llevarte todos mis libros!” “¿De verdad? En ese caso, pon también algunos libros de cocina.”

“Tenga este y este otro. Ah, y este también es popular.”

“De acuerdo, también me llevaré algunos libros de imágenes.”

Por desgracia, un porcentaje considerable de esos libros ilustrados estaban llenos de seres humanos desnudos, lo que me interesaba poco, así que me negué amablemente a tomarlos. Sólo compré los libros cuyos títulos mencionaban la crianza de niños o cosas relacionadas con ello.

“Me pregunto por qué ese viejo parecía tan sorprendido.” Reflexioné en voz alta, mientras avanzaba a paso ligero por el camino de vuelta

… ¿Tal vez le di muy poco oro?