Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 20: Adultes – Arco De Cliff

Capítulo 9: Sede de la Iglesia de Millis

Parte 3

La e-girl a la que los caballeros estaban observando nos miraba. Su séquito estaba justo detrás de ella, listo para desenvainar sus espadas en cualquier momento.

“Creo haberte oído decir el nombre ‘Eris’. ¿Podrías ser un conocido de cierta pelirroja Srta. Eris? ¿La espadachina?”

Así que ésta era la Chica Bendita, ¿eh? La gente no paraba de llamarla “Bendita” esto, “Bendita” lo otro, gorjeando una y otra vez como pajarillos, pero yo no sabía su verdadero nombre. Sonaba bastante alegre, así que… no, no se me ocurría ninguno. Podría preguntar… No, primero debería presentarme. Claire me llamó “pueblerino” después de que me presentara primero, pero hacerlo era simplemente etiqueta de guerrero.

“Mis disculpas. Soy Rudeus Greyrat, siervo del Dios Dragón Orsted. El Rey de la Espada Eris Greyrat es mi esposa.”

Dios Dragón y Rey de la Espada. Esos dos términos pusieron instantáneamente a su séquito en alerta aún mayor. El hecho de que reaccionaran a “Dios Dragón” me hizo pensar que tenía que haber un discípulo aquí… Pero, de nuevo, fueron los siete los que reaccionaron, así que ¿quién podría decirlo?

“¡Oh, vaya! ¡Así es! Le debo mucho a la Srta. Eris, ¡ya que me salvó la vida hace diez años!”

Hace diez años, es decir, cuando llegué a Millishion. Creo recordar que ella me lo contó. Dijo que había salido a cazar goblins, pero que había vuelto tras deshacerse de unos asesinos.

“¿La Srta. Eris también está aquí de visita?”

“No, me temo que tuvo que quedarse en casa para cuidar de nuestro hijo.”

“Qué desafortunado.”

Cuando la e-girl parecía triste, todos sus simps bajaban las cejas con simpatía. Era adorable. Estos chicos querían de verdad a su e-girl.

Espera, me presenté, pero no obtuve un nombre como respuesta.

¿También debía llamarla “Bendita”?

“Pero si es así, eso significaría que por extensión… fue el Dios Dragón Orsted quien me salvó, ¿no?”

“¿Eh?”

Él no tenía nada que ver con eso. Eris y yo ni siquiera sabíamos el nombre de Orsted en ese momento. Por otra parte, ahora yo era el subordinado de Orsted, y Eris lo aceptó e incluso me ofreció ayuda. Podrías argumentar que Eris era, por tanto, subordinada de Orsted… lo que significaría que Orsted la salvó, supongo.

No, no quería molestarme con una mentira que se descubriría tan rápido.

“No, ni yo ni Eris teníamos ninguna conexión con Orsted en ese momento. Pero si sientes algún deseo de pagar una deuda, Bendita, entonces estaría muy agradecido si te abstuvieras de mantener cualquier hostilidad hacia Orsted en el futuro.”

“¿Hm? ¿Debería tener hostilidad hacia alguien que nunca he conocido?”

“Orsted posee una maldición con ese efecto.”

Cuando dije eso, la e-girl me miró profundamente a los ojos. En su cara redonda había un par de pupilas profundas y redondeadas. Los colores de sus ojos no parecían diferentes; no parecía que tuviera un ojo demoníaco.

Pero lo sentí. Algo me estaban haciendo. No estaba seguro de qué era ese algo. No había nada que atara mi cuerpo, ni nada que me robara el aliento. Todo lo que podía decir era que me estaban haciendo algo, nada más.

“Hm… Parece que has sido sincero.”

Al cabo de un momento, la e-girl asintió. “¿Se nota?”

“Para mí, sí.”

Miré a Therese y al séquito, pero a ninguno de ellos pareció parecerle extraño. Significaba… que este era su poder como Chica Bendita. El poder que comparado con la monstruosa fuerza y resistencia de Zanoba. El poder de simplemente mirar a los ojos y saber si estaban mintiendo. O, ¿era para leer la mente de la otra persona? Tal vez era algo totalmente distinto.

“¿Ese… es tu poder?” “Sí, es correcto.”

Me habría gustado preguntar los detalles, pero su séquito seguía mirándome. Probablemente era más seguro no decirlo. Pero, ¿debería? Orsted nunca dijo nada acerca de esta Chica Bendita.

“Vaya, eso es… increíble…”

Mierda. Creo que puede que haya sido demasiado obvia mi ambivalencia en el momento en que me di cuenta de que me habían hecho algo. No había nada que pudiera pedir que no llevara al séquito al ataque. Pero sentía que me estaba perdiendo un truco si no aprendía algo aquí. No había garantías de que volviéramos a vernos. ¿Pedir o no pedir?

“Hngh… Uff…” Primero, respira hondo.

“Chica Bendita. ¿Puedo hacerte una pregunta que sé que parecerá grosera?”

Después, pedir permiso antes de pedirlo. Era importante ir paso a paso. Una vez conseguido, hacía una pregunta sencilla que no revelaba lo que buscaba.

“Sí, por supuesto.”

“¿Has tenido últimamente algún sueño en el que alguien que dice ser un dios te ofrece una profecía?”

“No. Últimamente no, y de hecho, ni una sola vez. Y estoy segura de que nunca lo tendré.”

La e-girl habló sin rodeos. Me miró a los ojos, me escuchó y me dijo que ni en su pasado ni en su futuro había un sueño así. Parecía saberlo. ¿Era otro efecto de su poder? Tal vez era un poder que podía negar una reunión con Hitogami. ¿Quizás realmente podía leer la mente? Hitogami seguramente tenía muchos más secretos ocultos que yo.

“Muchas gracias.”

La tensión desapareció de mis hombros. Por ahora, sabía que no era una enemiga, y eso era suficiente. La Chica Bendita podría haberme mentido hace un momento, pero yo elegiría creerle.

“¡Ahora me toca a mí preguntar!” Dijo vertiginosamente la Chica Bendita.

“¡Gah! Sí, pregunta.”

¿Qué más podría preguntar? Si podía leer mi mente, ¿habría necesidad de preguntar? Parecía que su poder no estaba activo todo el tiempo. Tenía que mirar a alguien a los ojos y hacer algo para activarlo. Si ella no me miraba a los ojos… ¿entonces tal vez yo estaba a salvo?

“¡Por favor, háblame de la Srta. Eris!” “Oh… Claro.”

¿Eso era todo? Bueno, oye, si no era una enemiga, y si no tenía relación con Hitogami, entonces supongo que podía confiar en ella.

Tal vez incluiría algo de publicidad para nuestro maravilloso CEO, Orsted. No se preocupe, el seguro de nuestra empresa cubre bendiciones preexistentes. Con ochenta años de historia de servicio fiable, puede estar tranquilo de que nuestro personal de primera línea le proporcionará toda la ayuda que necesite. Y nuestra empresa siempre está reclutando asociados con una actitud de “sí se puede” para unirse a nuestro equipo.

Hmm, ¿era exagerado explorar a la Chica Bendita mientras yo planeaba persuadir al Papa para que nos apoyara? Creo que la Chica Bendita y el Papa pertenecían a facciones diferentes…

“¡Rudeus! Rudeus, ¿estás aquí?”

Mientras pensaba en mi futura publicación en la bolsa de trabajo, oí una voz que me llamaba desde lejos. Era la de Cliff; parecía que por fin había conseguido el permiso.

“Mis disculpas, Chica Bendita, pero parece que ha llegado mi hora.”

“¡¿Qué?! Oh, qué pena…”

La e-girl frunció el ceño. Su séquito frunció las cejas al unísono y sentí cómo aumentaba su energía agresiva.

Qué interesante. Fascinante, incluso. Definitivamente quería mantener esta conversación. Pero primero, la persona que tenía esperando tenía prioridad.

“Estoy seguro de que estaré en esta ciudad durante algún tiempo, así que podemos dejar el hablar de Eris para más tarde.”

“¡Es una promesa!”

Me despedí de la e-girl e hice una última petición a Therese. “Además, Therese. Si vas a la casa de la familia, me gustaría que le

dijeras a Claire que yo me encargaré de cuidar a mi madre, así que ella es libre de ocuparse de sus asuntos… Además, si quiere un retorno por sus contribuciones al Escuadrón de Búsqueda y Rescate de Fittoa, dile que yo proporcionaré el dinero con mucho gusto. La cantidad que ella diga.”

“Entendido. Se lo diré.” “Gracias.

Después de despedirme de Therese, hice un gesto con la cabeza al séquito y los dejé atrás.

La Chica Bendita, ¿eh? A primera vista, me pareció una niña protegida o una princesa superficial con un séquito de caballeros blancos, pero sentí en ella una profundidad insondable. Me dijo claramente que no era mi enemiga, pero tuve la sensación de que sabía quién era Hitogami. Debería estar en guardia. Espera, olvidé preguntarle su nombre…

Esos eran los pensamientos que me rondaban por la cabeza mientras me dirigía a Cliff para obtener mi permiso.