Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 20: Adultes – Arco De Cliff

Capítulo 4: La Ceremonia de Graduación de Cliff y Zanoba

Parte 2

El proceso duró unas cuatro horas.

No hace falta que los mantenga en vilo—he ganado. No me pasé las sesiones diarias de entrenamiento con el Rey de la Espada Eris y el Dios Dragón Orsted dándole vueltas a la cabeza. Nuestro duelo no estuvo ni remotamente reñido; lo derribé. Supuse que a Brooklyn no le gustaría que le diera una paliza; dada la sonrisa de alivio con la que me dio las gracias más tarde, parecía que él también sabía cómo iba a acabar esto.

Esa parte estuvo bien.

Después de eso, otros graduados que habían estado observando desde la distancia empezaron a llegar uno tras otro, desafiándome cada uno a poner a prueba su fuerza. Afirmaban que habían vencido a Zanoba en un concurso de comer, o a Cliff en una carrera, o cualquier otra excusa que yo no pudiera comprobar. Los curiosos se reunieron en tropel y, de repente, me convertí en el centro de una multitud.

Estaba empezando a disfrutar. Adelante. Hey, era la graduación y, de todas formas, yo no era el que se había inventado eso del Círculo de los Seis. Incluso Norn contuvo su habitual regaño y dedicó su energía a dirigir a los miembros del consejo estudiantil para gestionar la cola. Se resignó a la tarea de evitar el caos sin sofocar el alboroto normal de los chicos en la graduación. Lo siento, Presidenta.

“Uf…”

Y así, mis duelos con otras veinte personas habían terminado. Puede que todo mi entrenamiento me hubiera endurecido, pero incluso yo estaba un poco agotado. Todos parecían satisfechos; todas las caras tenían una ligera expresión de satisfacción. Esperaba haber ayudado a crear recuerdos para los chicos que regresaban a sus países.

Finalmente, la multitud se despejó. Norn tenía que limpiar el salón de actos, así que me dijo que me fuera a casa sin ella antes de desaparecer. Los únicos que quedaban eran Zanoba y sus ayudantes.

“Ciertamente eres popular, Maestro.”

Zanoba parecía agotado de tanto juzgar. Era un auténtico cañón de cristal, sin resistencia.

“Debo decir que estoy simplemente  enervado… ¿Y usted, Maestro? ¿No está un poco cansado?”

“No, estoy bien. Aunque creo que nos hemos ensuciado un poco.

Deberíamos cambiarnos antes de la fiesta.”

“Hmm… Ciertamente.” Dijo Zanoba mientras miraba su ropa. Estaba cubierta de tierra y arena que las ondas de choque de aquellos hechizos mágicos habían salpicado. Por supuesto, eso era doblemente cierto para mí, que era el objetivo de esos hechizos.

“Entonces volvamos a nuestras casas por ahora. ¿Qué hay de tu hermana?”

“Norn dijo que se uniría a nosotros, y ya se lo ha dicho a la gente que va a asistir, así que debería aparecer por su cuenta.”

“Ya veo. Bueno, entonces…”

Por un momento, la mirada de Zanoba se desvió hacia algo que había detrás de mí, un poco por encima de mi oreja. Me di la vuelta para buscar lo que estaba mirando.

Lo encontré.

Una cabeza de cabello corto y castaño oscuro nos miraba desde el tejado. A su lado, una cabellera de tirabuzones rubios ondeaba al viento.

“Julie, Ginger.” Dijo Zanoba. “¿Sí?”

“Disculpen, pero ¿podría pedirles que vuelvan a casa antes que yo y preparen una muda para cuando llegue?”

“Entendido.”

Las dos asintieron y se fueron. Pensé que habían decidido que Ginger ya no era una sirvienta, pero a mis ojos se comportaba bastante servil. Supongo que los viejos hábitos no mueren.

“Ahora bien, Maestro, vámonos.” “Claro.”

Asentí a Zanoba y entramos en el edificio de la escuela.

“Lo vi todo, Rudeus. Los avasallaste.”

Cliff me elogió con expresión cansada cuando llegamos a la azotea. Elinalise estaba a su lado, apartada un poco. Sabía que había venido a la ceremonia de graduación; después de todo, había dejado a Clive en nuestra casa. No sabía que había venido con su uniforme de colegiala, ya que había abandonado los estudios. Sin embargo, me abstuve de preguntarle para qué llevaba ese uniforme.

Hey, hoy era una ceremonia de graduación. Lo que sea que haga flotar sus barcos, por así decirlo.

“¿Te refieres a cómo les mostré por qué me llaman la Mano Derecha del Dios Dragón?”

“No seas ridículo. Podrías haberlo hecho fácilmente incluso si fueses el tú de antes de luchar contra Orsted.”

“No te falta razón.”

Cliff se apoyó en la barandilla del tejado. “Entonces, Cliff, ¿qué haces aquí arriba?”

“Como tal, nada.” Dijo Cliff mientras miraba al cielo. “Sólo me apetecía ir a algún sitio alto.”

Te apetecía, ¿eh? Oye, todos tenemos momentos así. No era bueno con las alturas, así que mi melancolía me llevaba a la tumba de Paul.

“Bueno, felicidades por graduarte, Cliff.”

“Gracias.”

Me acerqué a su lado y apoyé mi cuerpo en la barandilla. Zanoba se unió al lado opuesto de Cliff. Elinalise estaba un poco más lejos, vigilándonos a los tres.

Vaya… estábamos clavando totalmente esa estética de “protagonista de juvenil, ‘mirando hacia nuestro futuro’.” Ahora que lo pienso, Cliff tenía todo su futuro por delante. Veintidós años, casado, con un hijo y recién salido de la universidad. Y con ese nuevo capítulo en la vida, seguro que surgían nuevos retos… Espera, no, estaba haciendo el tonto. Era hora de ponerse serio. Centrarse en lo que realmente importaba en un momento como este.

Teníamos que hablar de la fiesta de después.

Ya antes había dicho que vendría, y sería un fastidio que una de las estrellas del espectáculo se echara atrás.

“Cliff… ¿Qué harás después de esto?”

Ya sabes, ¿a qué hora llegaría? ¿Vendría con nosotros directamente a la fiesta, o tendría que ir, eh, a jugar con Elinalise de antemano? A eso me refería con esa pregunta.

“…”

Cliff   respondió   con   silencio.   ¿Se   estaba   volviendo   tímido?

¿Todavía tenían Elinalise y él que ponerse a jugar a los colegiales? “Veras… lo pensé un poco. También lo hablé con Elinalise.”

Cliff hizo una pausa de unos segundos antes de pronunciar sus siguientes palabras.

“Un año más. ¿Puedes esperarme?”

Por un momento, no supe cómo procesar lo que acababa de oír. Nuestra reserva en la taberna era hoy. Eso seguro que nos obligaría a cambiarla.

“¿Hasta que tu hijo crezca un poco más?” Preguntó Zanoba.

Ah, claro. ¡Los pies en la tierra! Cliff había dicho hace dos meses que daría una respuesta en la ceremonia de graduación. Hey, no lo había olvidado ni nada. Hoy teníamos la graduación y la fiesta de después, así que no quise presionarlo hasta después.

“Sí. Clive aún es muy pequeño. Me gustaría al menos vigilarlo hasta que termine de destetarse.”

Cliff parecía severo mientras contemplaba la Ciudad Mágica de Sharia. La ciudad se extendía bajo nosotros. No sabría decir si era por el tejado verde, pero mi casa destacaba como un pulgar dolorido…

Ahora que lo pienso, esta azotea no estaba aquí cuando nos matriculamos. Hace tres años, antes de la última renovación, enviaron una encuesta preguntando qué necesitaba el edificio. Yo pedí una azotea, pero esta fue la primera vez que me di cuenta de que realmente se había construido.

“Llevará casi dos años viajar al País Sagrado de Millis desde aquí. Sin embargo, Rudeus, si utilizo el círculo de teletransportación de tu casa, podría acortar ese tiempo. No sé por cuánto, pero debería tener al menos un año de margen.”

Cliff parecía pensar que era su deber volver a casa a los dos años de graduarse. Siempre cumple su palabra, ¿eh?

“Me dejarás usar el círculo mágico, ¿verdad?” “Por supuesto.”

“Te lo agradezco.”

El círculo de teletransporte era tabú. Utilizarlo no para una emergencia, sino por comodidad personal era algo que seguramente pesaba mucho en el abotargado Cliff.

“También, Rudeus. Sobre unirme a ti…” “¿Sí?”

Cliff dudó en decirlo. Sonaba como si estuviera a punto de ser rechazado. Al menos quería oír su razonamiento para poder persuadirle por última vez…

“También me gustaría que esperaras por mi respuesta a eso.” “Oh, ¿esperar?”

“Sí. Es cierto que contar con el respaldo del Dios Dragón Orsted me permitiría alcanzar una alta posición dentro de la Iglesia de Millis.”

Eso era seguro. Orsted sabía mucho sobre el funcionamiento interno de la Iglesia de Millis. Si nada más, probablemente había aprendido acerca de las debilidades de los funcionarios que importaban durante sus muchos largos bucles.

“Pero siento que no estaría bien.” “…”

“Una parte de mí quiere saber hasta dónde pueden llevarme dentro de la Iglesia de Millis los esfuerzos que he hecho… pero tampoco quiero sentarme en un asiento que me ha dado otra persona.”

Cliff apretó los puños mientras hablaba. Supongo que lo entendí. Era igual que los tipos que me retaban a esos duelos. Quería probar su fuerza. Era la parte de Cliff que lo hacía un hombre.

“Si esos esfuerzos me llevan a la cima de la Iglesia de Millis, entonces me convertiré en tu aliado.”

Hmm… Ciertamente me hubiera gustado que Cliff lo hiciera por su cuenta, pero siempre existía la posibilidad de que no pudiera. Si terminaba con él perdiendo su posición, entonces podía vivir con ello. Encontraría otra vía para llegar a la Iglesia de Millis mientras contrataba a Cliff para ser el diseñador personal de cascos de Orsted o algo así. Pero esa no era la única manera en que podría ir. La idea de que su vida terminara en un asesinato me ponía enfermo. Podría morir. Pero si era el camino que Cliff eligió, yo no lo disuadiría.

“Por cierto, Sir Cliff.” Dijo Zanoba en mi lugar. “¿Planea viajar solo dentro de un año? ¿Y su familia?”

Ciertamente, ¿qué pensaba hacer con Elinalise y Clive? Cliff parecía dolido, una mezcla de angustia y vergüenza inundaba su rostro. Al mismo tiempo, estaba decidido.

“Los dejaré.”

“¿Durante… cuánto tiempo?”

“Hasta que sea un hombre de verdad. Por lo menos.”

Un hombre de verdad, ¿eh? Lo que quería decir que no sabía cuánto tiempo pasaría. Miré a Elinalise; tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados delante del estómago. No se hacía ilusiones.

¿Pero estaba bien así? Seguro que Elinalise quería estar al lado de Cliff si podía, para velar por él y darle el apoyo que necesitaba. La maldición también importaba. El implemento mágico de Cliff podía aligerar los síntomas de la maldición, pero no lo haría durante años. Pero no era de mi incumbencia intervenir sobre eso. Cliff había tomado esta decisión con su esposa.

Cliff estaba en una encrucijada, y había decidido. “Entiendo.” Dije.

Respetar los deseos de Cliff conllevaba sus riesgos. Si Cliff moría en algún lugar fuera de mi control, entonces perdería mi única conexión con el País Sagrado de Millis. También perdería a alguien que podría investigar maldiciones. Como un riesgo, sin embargo, podría pagar dividendos. Cliff tendría más oportunidades de crecer si se independizara. Ese crecimiento haría de Cliff un aliado formidable cuando finalmente llegara el momento. No podía decir si compensaba los riesgos, pero sin duda era posible. Como movimiento lógico, no estaba mal.

Cliff tomó su decisión y Elinalise estuvo de acuerdo. Tenía que respetarlo.

“Bien, en ese caso te veré de nuevo dentro de un año.” “Sí. Lo mismo digo.”

Cliff me tendió la mano. La sujeté y asentí profundamente.

Dicho esto, si tenía que esperar hasta que Cliff se convirtiera en un hombre de verdad, eran tres años de no saber si Cliff se uniría. Eso significaba que tenía que dejar de lado a Cliff y centrarme en otra cosa.

En cuanto a qué… Bueno, saludar a Ariel sería un buen comienzo. Zanoba acababa de empezar con las ventas de figuritas, y tenía que asegurarme de que la Banda de Mercenarios siguiera reclutando. Para lograr ambas cosas, quería expandirme en el Reino Asura. Tal vez usaría este año para planear cómo conquistar Asura. Iba a estar ocupado.

Pero primero… llegó la hora de la fiesta.

“Muy bien, Cliff. ¡Basta de charla pesada, pasemos el resto de la noche divirtiéndonos como nunca!”

“Sí… ¡Hagámoslo!”

Y esa fue la graduación de Zanoba y Cliff.