Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 1

Prólogo: Ako Hatoda

Esa noche, Ako Hatoda estaba en un aprieto.

Tras ir directamente a su trabajo a tiempo parcial después de la escuela, no fue hasta que llegó a la puerta de su casa, después de caminar por la carretera con la única parada de autobús, que se dio cuenta de que había perdido su llave. En las mejores circunstancias tardaría una eternidad en encontrar el pequeño trozo de metal, por no mencionar que era de noche. Era otoño, lo que significaba que el sol se ponía antes. Su única ayuda sería la débil luz de las farolas y la luna.

Por supuesto, podía esperar a que sus tíos llegaran a casa para abrir la puerta. Pero eso no cambiaría el hecho de que había perdido la llave… Tendrían que cambiar las cerraduras por si alguien conseguía su llave y decidía usarla. Lo último que quería era ser una molestia.

Hacía tres meses que su padre había sido detenido por haber matado a su madre a puñaladas, y el tío de Ako, el hermano pequeño de su madre, la acogió. Sabía que era una carga… Iba a la misma escuela, recibía una asignación y no le faltaba nada, pero era una molestia constante.

Una vez visitó a su padre en la cárcel, pero él la rechazó diciendo: “No vuelvas nunca.” En la escuela, nadie hablaba con Ako. Por alguna razón, todos sabían de la discusión entre sus padres que se había vuelto mortal, y susurraban rumores sobre ella sin cesar. Pero nadie hablaba con ella. Ako era sólo una plaga, una fuente de interminables problemas para los demás.

Así que decidió suicidarse. Su madre se había quejado una vez con cansancio: “Eres tan terca como tu padre”, pero la decisión a la que había llegado le parecía totalmente razonable a Ako. Mejor esto que seguir siendo una molestia. Poco a poco había empezado a preparar su suicidio. Se había deshecho de todos sus efectos personales, había redactado su testamento y había estado robando constantemente los somníferos de su tío aquí y allá para que no se diese cuenta, escondiéndolos en el cajón de su escritorio. Sólo le faltaba un poco más para llevar a cabo el acto.

Pero ahora había ido y perdido la llave. El objetivo de suicidarse era no causar problemas, pero aquí estaba causando aún más. Asqueada de sí misma por haber sido tan estúpida como para perder la llave en un momento tan crítico, se hundió en el umbral de la puerta, abrazándose las rodillas. En su mente, la llave perdida se convirtió en un símbolo de todo lo malo de su vida. Era lo único en lo que podía pensar, y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

“¿Estás bien?”

La voz estaba fuera de lugar. Tal vez no tanto cerca de un estudiante de escuela media como Ako, pero no es probable que se escuchase en un barrio residencial por la noche, y especialmente no una tan adorable.

“Si algo va mal, por favor, dímelo. Como… ¿qué te hayas quedado fuera de casa porque has perdido la llave?”

Ako levantó la vista para ver a una chica tan hermosa que su corazón se aceleró con sólo mirarla. Su piel blanca era casi translúcida contra la oscuridad de la noche, sus rasgos estaban perfectamente dispuestos en su rostro idílico. Su sonrisa era ligeramente torpe, y el contraste con su llamativo aspecto la hacía mucho más encantadora.

Sin embargo, su atuendo era bastante extraño. A primera vista, parecía un uniforme escolar, pero el estilo era demasiado chillón. De hecho, era más bien un cosplay. Llevaba un pañuelo con flecos y una falda adornada con flores blancas. Sus brazaletes llevaban algún tipo de insignia escolar, pero no era local. El mismo escudo decoraba sus calcetines hasta la rodilla; no, en realidad eran botas blancas. La luz de la luna iluminaba su cabello rubio platino, que estaba recogido con una cinta y flores del más puro blanco.

Las palabras “chica mágica” aparecieron en la cabeza de Ako. Aturdida, se las arregló para transmitir que, de hecho, había perdido su llave. La chica asintió y dijo: “Vuelvo enseguida”, y luego desapareció con una ráfaga de viento, con un aroma afrutado que hizo cosquillas en la nariz de Ako.

Había conocido a una verdadera chica mágica.

Cinco minutos después, la chica regresó, respirando con dificultad. “¿Esta es tu llave?”

Era, en efecto, de ella.

“No vayas a perderla de nuevo.”

La chica sonrió, y Ako, cautivada, se levantó para darle las gracias. De alguna manera, aunque no se parecían en nada, su expresión le recordaba a Ako la de su madre, cuando aún quería a su padre. Era una sonrisa alegre que hacía que los demás se alegraran de verla.

Se inclinó y dio las gracias a la chica, pero cuando levantó la vista, no había nadie. Su benefactora tenía que ser una chica mágica. El ánimo de Ako se elevó y su corazón se sintió cálido. Ya no tenía ganas de morir, ahora que sabía que las chicas mágicas eran reales. Había sido salvada. Ako se preguntó si ella también podría convertirse en una; si lo hiciera, ¿la gente la necesitaría? La perspectiva era emocionante. ¿Alguien necesitaba a Ako?