Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

LA SÚBITA LLEGADA de un kraken al pueblo de Mileela nos robó la capacidad de salir al mar. La única carretera que conducía a otras ciudades estaba invadida por bandidos, por lo que tampoco podíamos transitar por ella. Los ricos se habían ido.

En un mes, el puerto tuvo escasez de alimentos.

Después de hablar con mi familia, decidí escalar la cordillera de Elezent para comprar comida en Crimonia. Mi esposa Yuula y yo subimos la empinada montaña para llegar allí; escuchamos que era posible, a pesar del peligro. Pero a medida que nos acercábamos a la cima, una fuerte tormenta de nieve oscureció nuestra visión hasta que no pudimos ver frente a nosotros.

Cada paso fue una pesadilla. Nos adormecimos y no podíamos caminar. No había ningún lugar para evitar la tormenta… y luego algo cayó detrás de mí. Yuula se había derrumbado. Le grité por encima de la rugiente tormenta, pero ella no se movió. Traté de cargar a Yuula en mi espalda, pero estaba demasiado débil.

Mi cuerpo también estaba al límite. Pensé en los niños. Fue inútil. Poco a poco, la oscuridad me tragó.

Cuando me desperté, estaba en una casa cálida con… ¿una chica con un traje de oso? Me dio algo de beber caliente y algo de comer. La comida estaba deliciosa y su calor se extendió por mi cuerpo tembloroso.

Todo eso fue lo suficientemente impactante, pero luego descubrí que la casa en sí estaba en la cordillera.

La chica del traje de oso repartió sus provisiones con nosotros. Ella dijo que mostrarle Mileela sería suficiente agradecimiento por ella, así que terminamos regresando por el camino bajando de la montaña.

Bajamos sobre osos, de todas las cosas. Aparentemente, estos eran las invocaciones de la chica oso. Los osos andaron fácilmente por la montaña que nos esforzamos tanto por escalar. Fue francamente como un sueño.

Después de días de montañismo, regresamos a casa en menos de un día.

Todo tipo de cosas sucedieron después de que la niña oso llegó al puerto marítimo. Apareció comida. Los bandidos de la carretera fueron sometidos. Además de eso, el maestro del gremio comercial estaba implicado en un complot con los bandidos.

Podríamos viajar por la carretera, por lo que una caravana salió a comprar comida. Seguro, llevaría tiempo, pero teníamos esperanza. Todo gracias a la chica oso …

Como había un kraken en el océano, me había quedado en casa —después de todo, no tenía sentido que un pescador como yo saliera— hasta cuando todos los pescadores recibieron instrucciones de reunirse bajo el nombre del anciano Kuro. Muchos pescadores ya estaban reunidos en el punto de encuentro cuando llegué.

El viejo Kuro vino ante nosotros y nos dijo que debíamos quedarnos en casa y no acercarnos al océano bajo ninguna circunstancia pasado mañana.

“¿Qué está pasando, viejo Kuro?” pregunté.

“Sabes lo que necesitas saber, muchacho. Bajo ninguna circunstancia vayan a acercarse al océano ese día, ¿me oyes?” Ya estábamos evitando el océano a causa del kraken, pero era extraño que el viejo Kuro hiciera todo lo posible para darnos un día específico para evitarlo especialmente.

“Para bien o para mal”, continuó, “el destino del puerto marítimo se decidirá entonces. Si ocurre lo peor, me responsabilizaré de ello. Pero ese día, no se acerquen al océano”. El obstinado Kuro inclinó la cabeza hacia abajo, luciendo bastante serio para un hombre que acababa de decirnos que siguiéramos haciendo lo que ya habíamos estado haciendo.

“Viejo Kuro,” dije, “lo entendemos, así que por favor levanté la cabeza. No tenemos idea de lo que va a pasar, pero confiamos en ti. Seguiremos tus instrucciones. ¿Verdad, todos?”

“Sí, eso es correcto”. Le prometimos al viejo Kuro que no nos acercaríamos al océano en absoluto ese día.

Aun así, me encontré tan preocupado por las palabras del viejo Kuro que no pude quedarme encerrado en mi casa ese día, así que fui a dar un paseo por el puerto para distraerme.

Incluso caminando por la ciudad, no pude evitar preguntarme qué estaba pasando con el océano. No tuve que acercarme para ver qué estaba pasando. Solo un poco más cerca y …

Extraño. El personal del gremio de aventureros estaba parado frente a la puerta de salida del puerto marítimo como si la estuvieran bloqueando. Intenté hablar con ellos, pero me bloquearon. “No vamos a dejar pasar a nadie hoy”.

¿Qué estaba pasando? ¿Tenía que ver con las advertencias del viejo Kuro?

Intenté algunos otros ángulos para echar un vistazo antes de que, de repente, estalló una conmoción en la puerta. En el centro… estaba la niña oso, colapsada sobre su oso blanco.

¿Qué le había pasado? El maestro del gremio de aventureros estaba tratando de entrar con el oso, pero el guardia de la puerta parecía preocupado sobre si dejar pasar al oso.

Resoplando y furiosa, la maestra del gremio regañó en voz baja a todos: dijo que la niña oso había derrotado al kraken.

Espera, ¿había derrotado al kraken?

Eso era ridículo… ¿verdad? Pero ella dijo que la niña había derrotado al kraken en un acantilado a poca distancia de aquí. Pero la chica oso había gastado demasiado maná luchando contra el kraken y se había derrumbado.

No podría ser real. Quiero decir … ¿podría?

Bueno, el maestro del gremio nos dijo que lo veríamos si nos acercábamos. Varios hombres, incluido yo, corrimos hacia el acantilado para comprobar si nuestro puerto se había salvado.

Cuando llegué al acantilado, jadeando de cansancio, una tremenda cantidad de vapor se elevaba por todos lados. Estaba sudando muchísimo, pero ¿de dónde venía el vapor? Lo seguí… varias estatuas de osos gigantes aparecieron del vapor, surgiendo del océano y rodeando a un kraken muerto.

No podía creer que la chica con un traje de oso tan lindo pudiera haber hecho esto. Quiero decir, la gente habla de no creer en algo hasta que lo ves con tus propios ojos, pero incluso verlo no ayudaba mucho. Aun así, el kraken que nos había atormentado estaba inequívocamente muerto en el océano hirviente.

Algo rodó por mi mejilla. Oh, yo… estaba llorando. Ni siquiera me había dado cuenta. Aturdido, me sequé las lágrimas. Sin embargo, no era el único que lloraba; los demás que corrían conmigo también lloraban.

El kraken yacía debajo de nosotros, finalmente derrotado.

Me dirigí a la posada de Deigha donde se alojaba la niña.

Al parecer, se había derrumbado por el agotamiento de su pelea con el kraken. La maestra del gremio, Atola, nos pidió que la dejáramos descansar, ya que ahora estaba durmiendo tan tranquilamente.

Lo entendía, pero quería agradecerle, todos lo hicimos, y en poco tiempo hubo una multitud de habitantes reunidos alrededor de la posada.

Atola y Deigha finalmente se dirigieron a nosotros: “Si quieren ayudar, tráiganle arroz. Incluso una pequeña cantidad estará bien. De toda la comida, esa realmente le alegrará el día”.

Murmullos por todas partes, entonces. “¿Arroz, dices?”

“¿Eso realmente la hará feliz?”

“Sí, apuesto a que lo hará. Cuando se despierte, estoy seguro de que estará encantada”.

“Claro. Mejor que hacer un alboroto y despertarla”.

Todos nos dirigimos a casa, parecía razonable, y se lo conté a mi familia. Recogimos el poco arroz que teníamos para ella (no había nada más que pudiera ofrecer) y llevé a mi hija conmigo a la posada para poder darle el regalo.

Ya había otros habitantes allí, vertiendo el arroz en un barril gigante que parecía que Deigha había preparado. Por limitados que fueran nuestros suministros de alimentos, todos seguían ansiosos por traerle arroz a la niña.

Mi hija también vertió nuestro arroz en el barril. “Papá, ¿crees que esto hará feliz a la niña oso?”

“Sí, estoy seguro de que lo hará”.

Ella sonrió. “Gracias, niña oso”. Mi hija me tomó de la mano y me dio las gracias. Tenía muchas ganas de agradecerle a la chica oso en persona, pero esto era todo lo que podía hacer por ahora.

La niña había luchado contra algo tan espantoso, tan increíble, que ni siquiera podía imaginar la terrible experiencia. Probablemente había arriesgado su vida en esa pelea. Quiero decir, la había visto colapsada sobre ese oso blanco.

Se merecía un buen descanso.

Al día siguiente, salí al océano. El balanceo del barco, el olor del mar, era como volver a casa. Una sonrisa apareció en mi rostro, y no solo en la mía. Todos los marineros sonreíamos. Es difícil explicarle a un extraño lo que significa el océano para nosotros.

Después de pescar y regresar, me pidieron que fuera a la playa cercana, ya que estaríamos cosechando el kraken. La niña oso y el anciano Kuro nos esperaban allí.

Las olas habían ocultado lo masivo que era el kraken. Terminamos dividiendo el trabajo para cosecharlo.

Escuché que todos los materiales del kraken iban al puerto marítimo; la chica oso también lo había hecho por nosotros. De ninguna manera creería que alguien haría eso… o nunca pensé que alguien lo haría. Podría habernos pedido una cantidad excesiva de dinero por su hazaña, pero no pidió nada.

Si no estuviera aquí, si alguno de los habitantes del pueblo no lo hubiera visto con nuestros propios ojos, no sé si lo hubiéramos creído.

La chica del traje de oso era realmente un misterio.

La gente del pueblo le estaba agradecida, pero las cosas empezaron a ponerse agitadas después de que ella salvó el puerto marítimo. Pasó el señor feudal de Crimonia: habían descubierto un túnel que nos conectaba con esa ciudad. Dijeron que la niña oso se lo había encontrado, pero no me lo tragué. Si hubiera existido un túnel como ese, nunca se habría desviado de su camino para escalar la cordillera de Elezent.

Ella había matado al kraken. Me preguntaba de qué más podría ser capaz …

Dado que se había descubierto el túnel, íbamos a recibir comida de Crimonia, pero tendríamos que asegurar una ruta por la que pudieran viajar los carruajes. Todo era bastante urgente, por lo que el nuevo maestro del gremio comercial Jeremo tenía mucho trabajo por delante.

Je. Me hizo gracia pensar en que ese holgazán se convertiría en el maestro del gremio, pero… era un tipo correcto, todo sea dicho. Con él sirviendo como maestro del gremio, el gremio comercial nos haría bien a todos.

Ahora, después de todo eso, tenía negocios en el gremio comercial, específicamente con Jeremo.

“¡Hola, Jeremo! Parece que estás ocupado”.

“¿Eres tú, Damon? Parece que tienes tiempo libre”.

“¡Ja! No, hoy estuve trabajando en el océano, como de costumbre”.

“Suena divertido. Me gustaría eso.”

“Si alguna vez vienes, asegúrate de agradecer nuevamente a esa chica por abrirnos las aguas. Y ahora tenemos tantos pedidos de pescado de su gremio comercial”.

Jeremo se frotó las sienes. “Seguro que sí. Lo hemos tenido difícil aquí. Tengo que administrar la comida que viene de Crimonia, la distribución de los mariscos y, ¿por qué he acabado en este lío?”

“Porque ese es el tipo de hombre que eres. Trabaja duro por el puerto marítimo”.

Jeremo resopló. “¿Trabajo duro? Novedad para mí… y para todas las personas que hablan de mí”.

“También sé que has sido amable con la gente del pueblo”.

“Un poco exagerado”.

“Oh, cállate. Eres un buen tipo, Jeremo, y siempre pareces más sorprendido que los demás”.

En ese momento, apareció Anabell, la trabajadora del gremio de Crimonia. Parecía una… hmm. ¿Cómo lo pongo? Llamémosla una mujer minuciosa e inflexible.

Jeremo saltó. “¿Anabell?”

“Intentas saltarte el trabajo”, dijo, “pero le agradas a la gente del pueblo. En el momento en que mencioné tu nombre y dije que necesitabas ayuda, todos estuvieron dispuestos a echar una mano. Te envían cosas, ya sabes. Sí, siento que entiendo por qué los ancianos te eligieron para ser el maestro del gremio”. Ella ladeó la cabeza. Inexplicablemente, pensé en cuchillos. “Pero me gustaría que dejaras de saltarte el trabajo”.

Jeremo le ofreció una sonrisa avergonzada. “Uh, ¿podríamos llamar a esto un descanso?”

“¿Cuántas horas han pasado ahora, Jeremo?” Sí, esa era una mirada afilada. “El futuro de este puerto marítimo descansa sobre sus hombros”.

“Mi delicada figura, ya sabes, ah…” Se aclaró la garganta. “No sé si podría cargar algo tan pesado”.

“¿Entonces te parece bien que el puerto se arruine?”

“No, no. Simplemente digo que podría ser otra persona quien haga esto. Tú, por ejemplo”.

Anabell negó con la cabeza. “Si tuviera que hacerlo, la recuperación del puerto marítimo tardaría siglos. Después de todos los desastres que ha sufrido este lugar, necesitan a alguien en quien puedan confiar. Ambos sabemos que yo no soy esa persona”.

“Y ambos sabemos que no soy el más grande de …”

Le interrumpí: “Déjalo, Jeremo. ¿Sabes quién más confía en ti? Yo. Como sé que eres tú, puedo confiar el pescado que capturo al gremio comercial, no, a todos los que están aquí en el puerto, trabajando en armonía, sin preocuparme”.

Jeremo se volvió hacia mí con los ojos llorosos. Debe haber estado tirando algunas noches duras. “Damon, vamos. ¿Parece que realmente me sentiría motivado a trabajar solo porque dijeras eso?”

“Je. De ninguna manera.” Jeremo y yo nos echamos a reír.

No lo parecía, pero Jeremo era un tipo que hacía las cosas.

Más tarde ese día, me dirigí al océano. Algunos otros pescadores navegaron conmigo, por coincidencia, y en las suaves olas, pasamos a la deriva por el lugar donde la niña había matado al kraken. Las gigantescas espaldas de las estatuas de osos se asomaban y les enviamos nuestro agradecimiento.

El mar esperaba, con toda su generosidad, y mi corazón se llenó de gratitud por poder visitarlo una vez más en paz y seguridad.

Gracias.

-FIN DEL VOLUMEN 6-