Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

ERA LA NOCHE del mismo día que los estudiantes me invitaron a comer. Después de regresar a Crimonia, me derrumbé en mi cama con mi traje de oso blanco, después del baño y lista para dormir en la comodidad de mi propia casa.

¿Qué haría sin mi puerta de transporte para osos? Probablemente moriría al instante.

Sí, dormir en tu propia cama realmente era lo mejor.

Invoqué a mis osos en su forma de cachorro. Shia y Cattleya habían estado acaparando a los osos por un tiempo, y realmente extrañaba su suavidad. Como melatonina que se puede abrazar o algo así, eran tan cómodos que iba a estar fuera en un milisegundo. Mis párpados comenzaron a caer constantemente.

“Kumayuru, Kumakyu, me voy a la cama ahora”.

Me quedé dormida, arropada por mis amiguitos peludos a cada lado, y me sumergí en un sueño.

Cuando desperté al día siguiente, encontré a mis osos durmiendo acurrucados a ambos lados de mí como rollos de canela junto a mi almohada. Los acaricié suavemente y luego los llame.

Me puse mi traje de oso negro y me dirigí al Salón del Oso para desayunar. El olor a pan recién horneado me llegó por la entrada trasera; Morin estaba horneando. Los niños se esforzaban al máximo para amasar el pan y hacer budín a su alrededor.

“Yuna, ¿has vuelto?” Morin gritó y los niños también me miraron. Morin advirtió a los niños cuando intentaron acercarse a mí: “Sé que están felices de ver a Yuna venir aquí, pero tenemos que prepararnos para la apertura, esperen hasta sus descansos, ¿de acuerdo?”

Asentí con la cabeza, poniendo mis títeres de oso en mis caderas por si acaso. “Todos, escuchen a Morin y hagan su trabajo primero”.

“¡Lo haremos!” prácticamente cantaron. Morin puso los ojos en blanco un poco, pero no pudo ocultar su sonrisa.

“Morin, ¿puedo coger un poco de pan?” Comer pan recién horneado era un privilegio especial que venía con ser dueña del lugar, pero también necesitaba pedir un poco de pan para reponer el suministro en mi almacén de osos. Me quedaba poco después de la misión de entrenamiento práctico.

“Puedes tomar el pan que quieras”.

Oh, sabía que iba a destrozar ese pan fresco. Un delicioso aroma me inundó. No sabía cuál elegir. En verdad, esta era la peor situación en la que alguien podía estar.

Reflexioné sobre la decisión y los niños me miraron. ¿Quizás ellos habían horneado parte del pan?

Escogí un par de panes y los vi dividirse inmediatamente en un grupo encantado y uno decepcionado. Lo siento chicos.

Tal vez algún día pueda hacerme de todo su pan.

Fui a buscar jugo al refrigerador, pero Karin me trajo un poco, sonriendo.

“Gracias.” Tomé un gran trago.

“De nada. Seguro que eres popular entre los niños”.

¿Popular? Quizás. Se sentía más como si fueran pollitos apegados a mí porque los había alimentado. Tomé mi pan y los vi trabajar. “¿Cómo está la tienda?”

“Estamos muy ocupados todos los días, como de costumbre”.

“¿Tienes suficiente gente?”

“Estamos bien en ese frente. Mil y los demás hacen un trabajo minucioso”.

Mmm. De repente me sentí un poco culpable de haber sido yo quien ponía a trabajar a esos niños. Quiero decir, era normal que los niños trabajaran en este mundo, eso sí. Los niños de una granja ayudaban con la agricultura, los hijos de los comerciantes ayudaban con el negocio. Había muchos casos en los que los niños ayudaban con el trabajo de sus padres a una edad temprana. Era bastante normal.

Eso incluso se aplicaba a Karin. Había horneado desde que era joven. “Son trabajadores tan dedicados”. Ella mostró una sonrisa forzada. “Mucho mejor de lo que era yo a su edad”.

“¿No ayudabas?”

“Esta chica”, gritó alguien, “siempre estaba bromeando”.

“¡Mamá!”

Morin se rio a carcajadas. “De hecho, esta niña problemática en particular no ayudaba en absoluto, no importa cuántas veces se lo pidiera”.

Karin se frotó los ojos. “Mamaaaaaa…”

“Oh, no me vengas con esas. Fue hace sólo unos años, ¿eh?” Aunque a Karin le pareciera una noticia antigua, aparentemente estaba fresca en la mente de Morin.

“¿No ayudabas, Karin?” los niños miraron a Karin con sus ojos inocentes.

“Por supuesto que sí. Simplemente me saltaba las cosas un poquito”. Ahora estaba moviendo las manos mientras hablaba. Era algo adorable.

Morin asintió distraídamente. “¿Un poquito, mm?”

“¡Mamá!”

“Ja, estoy bromeando. Te estás ganando el sustento ahora, querida”.

“No es como si todavía fuera una niña”.

“Sí, por supuesto que no. Has crecido mucho. Tu padre estaría orgulloso de ti. Estoy segura.”

“Oh, mamá, yo…”

Cuando madre e hija compartieron un momento conmovedor, los niños comenzaron a forzar su entrada.

“Yo-yo también estoy siendo muy minucioso en el aprendizaje”.

“Yo también…”

“Y yo.”

Los niños comenzaron a defenderse.

“Oh, mira a todos estos aprendices. Karin, si te vuelves demasiado complaciente, estos niños empezarán a adelantarte”.

Karin se rio. “Muy bien, todos ustedes. Volvamos al trabajo. Voy a competir con ustedes, ¿eh?”

Los niños corrieron tras ella. Morin contempló sus espaldas con deleite.

Sí. Era bueno estar de regreso.

Una vez que terminé de desayunar, me dirigí al orfanato para repartir los libros ilustrados. El adorno del oso estaba allí para recibirme. Se suponía que era una deidad guardiana para proteger el orfanato, pero parecía más una mascota de dibujos animados que un protector temible.

Pasé junto al oso y me dirigí al interior. La pandilla de la tienda estaba trabajando duro y la pandilla de los kokekkos estaba en el gallinero. Me di cuenta de que los únicos que estaban eran la pandilla de niños pequeños, algunos de entre cinco y seis años. Incluso los niños de cinco y seis años ayudaban a la directora a cuidar de los niños más pequeños, jugando con ellos, lo que probablemente no suponía mucho trabajo.

La pandilla de niños pequeños estaba en la sala de juegos. De hecho, encontré a la directora y a los niños más pequeños allí también.

“directora, buenos días”.

“Veo que has vuelto de tu trabajo, Yuna”.

Como perros llamados a cazar, la pandilla de niños pequeños corrió hacia mí con sus piernas rechonchas y se aferraron a mí.

Les di palmaditas en la cabeza y me abrí paso hacia la directora. “Sí. Vine para ver cómo estaban los niños y traerles algunos recuerdos”.

“¿re-cuer-dos? ¿que?” preguntó uno de los niños que sostenían mis manos de oso.

“¿Es comida?”

“¿Es comida deliciosa?”

“Lo siento, no es comestible”.

“Aww …” ¿Quizás debería haber comprado bocadillos en su lugar?

La directora negó con la cabeza. “No debes decir cosas tan egoístas. Gracias a Yuna, podemos comer comidas deliciosas todos los días”.

Realmente no era como si fuera gracias a mí. No, era la pandilla de niños mayores que trabajaban en la tienda, cuidaban a los kokekkos y ponían comida en la mesa. Todo lo que hice fue establecer la fundación. Todos los demás habían hecho el trabajo duro.

“Sí, señora, somos egoístas”. Los niños se disculparon.

“Traeré algunas cosas deliciosas la próxima vez, ¿de acuerdo? El recuerdo que tengo para ustedes hoy es un libro de imágenes”.

“¿Un libro de imá-ge-nes?”

Saqué “El oso y la niña” de mi almacén de osos.

“¡Es un oso!” Uno de los niños me quitó el libro de las manos.

“Aw, no es justo. ¡Yo también quiero ver!”

“Pero quiero ver…”

“No se peleen por él”. Saqué otro volumen del libro. “Asegúrese de compartirlo todos cuando lo lean”.

“¡Lo haremos!”

Los niños empezaron a leer el libro juntos.

“Yuna, muchas gracias”, dijo la directora.

“También hay un segundo volumen, así que léales este cuando hayan terminado”. Le entregué a la directora dos copias de “El oso y la niña, volumen 2”.

“Oh, qué encantadoras ilustraciones”.

“Si desea otros libros ilustrados, avísele a Tiermina”.

“Debería estar bien. Esos niños no serán egoístas”.

“Y los libros ilustrados les ayudarán a aprender a leer. No hay nada egoísta en eso”.

“¡Oh, maravilloso! Vengan todos, asegúrense de agradecer a Yuna”.

Los niños me miraron desde el libro de imágenes que estaban leyendo y me dieron las gracias.

“Todos, asegúrese de estudiar muy duro. No le causen ningún problema a la directora”.

Los niños estuvieron de acuerdo con gran entusiasmo. Después de eso, pasé mi tiempo hablando con la directora sobre lo que había sucedido recientemente y finalmente les leí el libro a los niños.