Isekai Konyoku Monogatari (NL)

Volumen 7

Tercer Baño: Vapor, la Batalla Final, y…

Parte 6

 

 

De todos modos, Nakahana se centraba en Haruno ahora. Este había sido el plan de Haruno. Di un paso atrás y Nakahana saltó inmediatamente por delante de mí hacia el Baño Ilimitado sin siquiera dedicarme una mirada.

Haruno se dirigió al gran baño del edificio anexo con Nakahana persiguiéndola detrás. Muy bien, ahora los demás deberían estar a salvo de la luz inductora del sueño.

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A continuación, tenemos que capturar a Nakahana. Tengo que seguir protegiendo a Haruno con ese fin. Miré a mi alrededor y me encontré con Clena. Su expresión indicaba que podía dejarle este lugar a ella. La saludé con la cabeza y corrí tras Haruno y Nakahana.

Podría haber abierto la puerta dimensional aquí, pero a Nakahana no le habría tentado la vista de Japón desde dentro. El hechizo de invocación de héroes sólo convocaba a personas sin mucho apego a su país natal, Japón. Nakahana parecía muy satisfecha con su posición actual, así que no tenía motivos para dejarlo todo y volver. Primero teníamos que capturarla.

Haruno no entró directamente en el edificio principal, sino que lo rodeó por la derecha y se dirigió al edificio anexo. Pasó corriendo junto al estanque de pesca… ¡pero Nakahana era rápida! Estaba alcanzando a Haruno rápidamente.

—¡Esos dos bultos de grasa te están retrasando! ¡¿Por qué no compartes un poco conmigo?!

No, esa no es la razón. Me di cuenta de lo densos que eran al tenerlos en mis manos, pero Haruno era bastante rápida. De hecho, el más lento aquí era yo usando la Devoradora de Magia. El suelo aquí no estaba hecho de tierra, así que no podía invocar espíritus de tierra para hacer una carrera de espíritus. A este paso, me quedaré atrás y Nakahana alcanzará a Haruno primero.

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—¡Oh, puedo usar esto en su lugar! ¡Marcha de la Diosa del Agua!

Una corriente de agua comenzó a brotar bajo mis pies, lo que me permitió deslizarme hacia adelante a gran velocidad. Este era un hechizo de clérigo del agua utilizado por los delfines sagrados junto a los que había luchado una vez, y les permitía caminar por tierra. También era uno de los hechizos que había aprendido en mis sueños con las diosas. Podía usar este hechizo dentro del Baño Ilimitado siempre que estuviera cerca del estanque de pesca de la Diosa del Agua. Haruno también conocía este hechizo, así que tal vez había elegido esta ruta sabiendo que yo las seguiría por detrás.

Las alcancé en un santiamén y subí por detrás de Nakahana. No pretendía matarla, así que no usé ningún arma y en su lugar intenté agarrarla con las manos.

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—¡Alto ahí!

Sin embargo, Nakahana esquivó ágilmente. Dejó de perseguir a Haruno y se volvió hacia mí. Em, ¿por qué me miras con esos destellos en los ojos?

—Un caballero oscuro enmascarado… ¿Eres acaso un noble de cabello negro? Oh, pero el cabello plateado también estaría bien… Je je. ♥.

Sí que tengo el pelo negro, y alguna vez me han confundido con el hijo de alguna familia rica, pero lo de noble no lo tengo tan claro, pensé mientras me acercaba poco a poco a ella. Intenté agarrarla otras dos veces, pero ella esquivó mi intento con agilidad cada vez. Incluso hice una finta en el tercer intento, pero fue en vano.

—¡Me halagan tus sentimientos, pero tienes que ser más caballero cuando te acercas a una dama! —Incluso pareció deliberar si me permitiría agarrarla antes de esquivar. Puede que la marcha del hechizo de la Diosa del Agua aumentara mi velocidad, pero ella seguía un paso por delante. Sin embargo, ahora su atención estaba puesta por completo en mí. Haruno aprovechó la oportunidad para acercarse a Nakahana por detrás y dar un tajo con su espada envainada.

—¡No tan rápido! —Pero ella lo esquivó.

No había forma de que viera a Haruno antes de moverse…

Nakahana se dio la vuelta para enfrentarse a Haruno y blandir su espada contra ella. ¡Es rápida! Me había imaginado que dominaba la espada al nivel de un caballero de élite gracias a Amor Ilimitado, pero su rapidez era de una clase completamente distinta. Haruno estaba atascada en la defensa.

Nakahana debía de haber crecido como héroe invocado, igual que el resto de nosotros. Intenté agarrar de nuevo a Nakahana para ayudar a Haruno, pero se me escapaba. Pensé que podríamos abrirnos paso luchando dos contra uno, pero ella no nos daba ninguna oportunidad. ¿Qué pasa con sus movimientos? Esto va más allá de ser rápida.

Haruno siguió retrocediendo hasta que llegamos a la zona del altar de tierra. Los espíritus de la tierra dominaban esta zona, así que ya no podía usar la marcha de la Diosa del Agua. Nakahana aprovechó mi ralentización para atacar de nuevo a Haruno. Conseguí interponerme entre ellas a tiempo, pero su ataque era increíblemente afilado, y sentí que mis PM se agotaban aún más.

—¡Grrr! Qué descarada escondiéndote detrás de Sir Caballero Oscuro. —El motor de Nakahana se aceleró, y sus ataques se hicieron aún más fuertes. Y empezó a llamarme Sir…

—¡Sus ataques son bastante feroces…! —Jadeé. El hecho de que siguiera atacándome con tanta violencia incluso después de haberme llamado tan amablemente era una señal de lo mucho que odiaba a Haruno.

—¿Es incluso más fuerte que Kannami…? —Haruno gimió.

—Kannami definitivamente gana cuando se trata de fuerza pura, pero…

Algo en su velocidad o en su ingenio la ponía por encima. Agarré la espada que blandía contra mí para detener sus movimientos, intercambiando otro trozo de mis PM. Sí, no es demasiado poderosa en términos de fuerza bruta.

…Espera un segundo. Me di cuenta de algo después de que esos pensamientos pasaran por mi mente. Yo había ganado una cantidad divina de PM después de generar continuamente jabón y agua dentro del Baño Ilimitado. De hecho, mis PM habían seguido creciendo desde que usábamos el Baño como lugar para vivir. Dado que Nakahana había pasado tiempo en sus sueños potenciando a todas sus tropas, debía de haber usado su don durante el segundo periodo de tiempo más largo después de mí. ¿Qué parte de su cuerpo ha estado entrenando todo ese tiempo?


—¡Su cerebro! —Exclamó Haruno después de pensarlo. Había llegado a la misma conclusión que yo.

Se decía que los sueños eran el cerebro organizando los recuerdos mientras dormías. El aprendizaje del sueño que había estado llevando a cabo en sus sueños le había servido para entrenar su propio cerebro.

Nuestra fuerza corporal en este mundo se veía reforzada por la fuerza de nuestra bendición. En otras palabras, Nakahana había entrenado su propio cerebro, y la bendición también le había dado algo parecido a un cerebro secundario. Su velocidad de reacción divina le permitía esquivar todo lo que veía, y sus sentidos divinos le permitían esquivar todo lo que no veía. Esto último probablemente fue posible gracias a ese cerebro secundario que la bendición le había dado.

Además, había adquirido una fuerza física increíble que le permitía realizar esos movimientos. Amor Ilimitado sólo se activaba en sus sueños, pero viéndola ahora, debía de haber afectado también a su cuerpo físico.

—¡A nadie le gusta un hombre prepotente! Aunque a mí sí, si eres tú. —Nakahana saltó y se acercó a mí. Su espada, que había estado sosteniendo entre nosotros, se puso perpendicular al suelo, y mi agarre sobre ella cambió. En el momento en que mi dedo meñique resbaló, la espada entera fue empujada fuera de mis manos. Era una técnica magistral. Di un paso atrás para prepararme, pero ella no volvió a atacarme y en su lugar se giró para golpear a Haruno.

—¡Culpa de esto a la desgracia de tu nacimiento! ¡No te lo tomes como algo personal, puedes agradecérselo a tus tetas!

Haruno contraatacó, pero Nakahana esquivó mientras miraba amenazadoramente a las tetas de Haruno. Yo también me quedé deslumbrado por ellas por un momento, pero ahora no era el momento para eso. Intenté agarrar la cintura de Nakahana, ya que era la que menos se movía, pero ella volvió a esquivarme ágilmente. Al menos dejó de atacar a Haruno para hacerlo.

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—Guárdalo para más tarde, ¿quieres? ♥ —dijo y me guiñó un ojo. No, no creo que pueda guardarlo para después de apuñalar a Haruno.

Ella era increíblemente poderosa. Si no hubiera sido por la Devoradora de Magia y mis PM, ya habríamos perdido. En cualquier caso, no podía dejar que atacara a Haruno. Me abrí paso y me interpuse entre las dos. Nakahana debió adivinar mi intención, ya que me miró con el ceño fruncido. Sin embargo, me di cuenta de que el ceño fruncido no era para mí, sino para Haruno, que estaba detrás de mí.

Si consigo derribarla, puedo invocar la puerta dimensional y obligarla a atravesarla, pero ese plan no funcionará a este paso. Tal vez pueda coquetear con ella y hacer que baje la guardia. Tendré que ver si consigo sonar suave… Deliberé medio en serio, y entonces…

—¡Haaah!

…Una hoja metálica hizo un fuerte swoosh al cortar el aire, y Nakahana se agachó para esquivarla. El dueño de esa hoja era, huelga decirlo, el gigante de escamas color ámbar: Rulitora.

—¡¿Más enemigos?! …¿¡Whoa!? —Nakahana saltó rápidamente a un lado para crear distancia entre nosotros. Sin embargo, gruesas lanzas plateadas llovieron sobre su proyectado lugar de aterrizaje—. ¡Eh! ¡Eso habría sido mortal para cualquiera menos para mí! —Nakahana gritó por encima de ella después de que esquivara con una velocidad de reacción alarmantemente rápida. Yo también miré hacia arriba y vi a Rium, que había disparado esas lanzas desde el segundo piso del edificio principal.

—¡¿Qué está pasando fuera?! —pregunté.

—¡Tenemos el control ahora que la fuerza expedicionaria ha perdido a sus comandantes! —respondió Rulitora—. ¡Sin embargo, Lady Sera estaba preocupada porque la batalla aquí estaba durando demasiado, ¡así que hemos venido como refuerzos!

Ya veo, se imaginaron que teníamos problemas porque ya ha pasado mucho tiempo. Al parecer, Sera y Rulitora habían hablado después de que Rulitora regresara cargando algunos soldados heridos, y entonces él había venido aquí.

—¡¿Qué pasa con la entrada al Baño?! —pregunté.

—¡El comandante y el clérigo ya han sido derrotados, y Sera ha ordenado a un grupo que vigile la entrada!

Claro, así que ya no necesitan la manguera y el agua ahora que el clérigo ha caído, y pueden prescindir de mano de obra para nosotros.

Rulitora volvió a blandir su guja hacia Nakahana, y éste atravesó las lanzas clavadas en el suelo.

—¡Un lagarto! ¡Pero si tiene esa atmósfera de zorro plateado[2]! Gah, ¡¿qué debo hacer…?! —Nakahana agonizaba por algo mientras saltaba por los aires y se dirigía de nuevo hacia Haruno. No iba a dejarla hacer eso.

Rulitora y yo rodeamos a Nakahana. Nos colocamos de forma que Nakahana cayera en mis garras tras esquivar el ataque de Rulitora, pero ella nos esquivó a los dos.

—Es duro ser popular! —Blandió su espada en un amplio círculo, y cuando me moví para escudarme, ella saltó a un lado.

Seguí observando sus movimientos. Tan pronto como aterrizó, pateó el suelo para lanzarse hacia delante en un ángulo agudo. Su objetivo era Haruno, que había sido tomada por sorpresa y no podría protegerse a tiempo. Sin embargo, un instante después, un gas negro surgió entre ellas. Por reflejo, Nakahana clavó su espada en el suelo y se obligó a retroceder una distancia prudencial. Ese gas negro es… un hechizo de espíritus de la oscuridad, eh. Miré hacia la estatua de la Diosa de la Oscuridad, en el tejado, y vi a Roni y Clena en la terraza del tercer piso. Clena había desenfundado la Yoshimitsu.

Nakahana se percató de su presencia y fulminó a Clena con la mirada. Haruno aprovechó la oportunidad para salir corriendo, lo que Nakahana también notó antes de proceder a perseguirla. Yo la seguí, pero era muy rápida. Sin embargo, ahora las cosas eran un poco diferentes. Rium surcó el aire en su disco volador y disparó lanzas plateadas para obstruir el camino delante de Nakahana.

—¡Allí, Lady Clena! —señaló Roni.

—¡Oh, Oscuridad! —gritó Clena.

A veces, Nakahana se acercaba a Haruno a pesar de las lanzas, pero cada vez, Clena disparaba espíritus de la oscuridad en la dirección que señalaba Roni. Nakahana lo esquivaba todo, pero esa velocidad de reacción suya empezaba a ser contraproducente. Aquel hechizo de espíritus de oscuridad en realidad no hacía más que obstruirle la vista. Sin embargo, Nakahana esquivaba por reflejo todo lo que entraba en su visión.

Clena parecía haber estado observándonos desde hacía un rato. Había analizado los movimientos de Nakahana y había encontrado un punto débil: su increíble velocidad de reacción, que no le daba tiempo a pensar. Cada vez que Clena disparaba espíritus de oscuridad frente a ella, su cuerpo se apartaba instintivamente antes de que pudiera siquiera pensarlo. Clena utilizó eso para obstaculizar el avance de Nakahana y que no alcanzara a Haruno. Las dos habían ido a la terraza para poder mirar desde arriba, controlar las posiciones de todos y juzgar dónde sería mejor lanzar el hechizo. La vista de Roni y la magia de Clena eran una estrategia que sólo podía llevarse a cabo con su trabajo en equipo.

Muy bien, ahora para mi siguiente movimiento…

Haruno dobló la esquina del edificio principal. La persecución de Nakahana se vio obstaculizada repetidamente por lanzas plateadas y espíritus de oscuridad. Corrí hacia mi objetivo, moviéndome para que los espíritus de oscuridad me protegieran de la vista de Nakahana. Clena se había dado cuenta de lo que intentaba hacer y había empezado a lanzar sus hechizos en consecuencia.

Haruno llegó al edificio anexo y entró corriendo en la casa de baños. Nakahana la seguía de cerca, pero se detuvo justo antes de la entrada. Esperaba que su ímpetu la llevara al interior del baño, pero supongo que se fijó en la cortina noren con la letra ゆ de baño. Fue cautelosa y dio un paso atrás… pero no hizo ningún otro movimiento. Estaba siendo lenta. Aunque su bendición le había dado un cerebro secundario, era la propia Nakahana la que tenía que juzgar.

Finalmente la alcancé tras recorrer el camino más corto a través del edificio principal. Extendí ambos brazos y me puse de pie para bloquearle el camino de vuelta.

—¡Vaya, vaya, mírate cómo jadeas! ¡Debes haberte acalorado mucho para haberme perseguido hasta aquí! ♥.

Me quedé sin aliento. Esperaba que saltara hacia mí, pero entonces Rulitora apareció por detrás de ella y retrocedió. Intentó correr directamente hacia su izquierda, donde estaba el altar de fuego, pero… eso era predecible. Una nube oscura estalló delante de ella.

Desde la perspectiva de Nakahana, la nube oscura estaba delante de ella, Rulitora detrás y yo a su izquierda. Su cuerpo se movió instintivamente en la dirección que no tenía ningún obstáculo, que estaba a su derecha, hacia la casa de baños.

—¡Rulitora, Rium, vigilen la entrada! —Grité.

—¡Como ordene! —Rulitora respondió con seguridad y se golpeó el pecho. Rium asintió en silencio.

Corrí por la noren hasta encontrar a Nakahana inmóvil en el vestuario. Aquí había sillones de masaje, así que quizá se sorprendió al verlos. La puerta del baño estaba abierta y Haruno ya estaba dentro. Yo estaba en la entrada del vestuario, Haruno dentro de la bañera y Nakahana en medio. Nakahana se dio cuenta de mi llegada y empezó a inquietarse por alguna razón.

—Pero vaya, no paras de venir… ♥. ¿Tanto me deseas?

Dejo que sus tonterías me pasen por un oído y salgan por el otro. Probablemente contrarrestará todos mis ataques incluso aquí, así que esto será difícil. Si salto hacia ella ahora, esquivará e invertirá nuestra posición actual, y luego escapará.

—¡Ojojojojó, ¡intenta atraparme si puedes! ♪.

Sin embargo, ella misma entró en el baño por alguna razón. Había incluso un salto en su paso. Realmente no entendí por qué, pero eso hizo las cosas más fáciles para mí. Me apresuré a seguirla.

—Touya, ¿estás bien? —Clena gritó.

—¡Yo le ayudaré! —Roni le siguió.

Clena y Roni también corrieron dentro. Muy bien, pueden vigilar la entrada al baño por nosotros.

Entré corriendo, pero sentí que me resbalaba enseguida, así que me detuve. Supongo que las botas no son el calzado más seguro dentro de un baño.

—¡¡¡Deja de meterte en mi camino!!! —rugió Nakahana.

Cuando miré para ver cómo iban las otras dos, vi a Nakahana corriendo hacia Haruno con la espada desenvainada.

—¡El Rey Demonio me eligió a mí! ¡Ríndete de una vez! —Exigió Nakahana.

Te equivocas de persona. Bueno, encontré la Devoradora de Magia dentro del viejo castillo del Rey Demonio. Aparte de eso, me sorprendió que no se hubiera resbalado mientras corría tan rápido… Espera, sí que lo hizo, ¡¿pero no se está cayendo?!

Nakahana parecía a punto de caerse, pero seguía corriendo en un ángulo que hacía que pareciera que ignoraba la gravedad. Qué sentido del equilibrio más loco. Debe de ser otra habilidad que le está dando el cerebro secundario.

Nakahana golpeó a Haruno desde un ángulo inusual. Haruno también llevaba botas, así que no pudo contrarrestarlo. Tampoco tuve tiempo de apoyarla con un hechizo. Corrí hacia ellas de todos modos, pero antes de que pudiera alcanzarlas, Nakahana saltó hacia Haruno, y las dos chocaron entre sí. Ambas cayeron a la bañera, creando un enorme chapoteo de agua.

—¡Haruno! —Me había resbalado mientras corría hacia ellas, pero simplemente caí de rodillas y seguí deslizándome hasta alcanzarlas a las dos.

—¡Tosido, estoy bien! —Haruno se levantó primero. De su brazo manaba sangre—. Aunque esperaba golpearme contra su brazo, no contra la espada en sí…

Haruno había contrarrestado el ataque con su propio cuerpo. Ni siquiera Nakahana podría haber esquivado a alguien que había saltado hacia ella después de que ella hubiera saltado sobre su oponente.

Finalmente habíamos conseguido meter a Nakahana dentro de la bañera. Ahora estaba empapada en el agua del Baño Ilimitado, así que no podía usar su luz inductora del sueño. No podía dejar escapar esta oportunidad.

Clena había pensado lo mismo y corría hacia nosotros con una cuerda. Nakahana se dio cuenta de inmediato y se preparó para contraatacar. Debería ayudar creando una distracción.

—Esa mujer también es enorme… ¿¡Eh!?

Me quité el casco de la Devoradora de Magia para que Nakahana pudiera verme la cara. Se dio cuenta enseguida de la verdad y puso cara de espanto. Tenía la boca abierta y le temblaban los hombros. De acuerdo, quizá yo no era el tipo ardiente idealizado que ella se había inventado en sus delirios, pero fue un poco chocante para mí verla reaccionar así de mal. Sin embargo, gracias a eso, dejó de moverse por completo. Me había imaginado que podría ganar un segundo de tiempo haciendo esto ya que ella creía que yo era un chico guapo, pero fue más efectivo de lo que había previsto.

—¡Ahora! —Clena gritó.

—¡Entendido! —Respondió Haruno.

Clena y Haruno aprovecharon la oportunidad para acercarse. Volví a ponerme el casco y vadeé el baño hacia Nakahana.

—¿Cómo te atreves…?

—¿Eh? —Oí a Nakahana murmurar algo. Tenía un mal presentimiento. Predije que teníamos que quitarnos de en medio rápidamente, así que antes de decir nada, agarré los brazos de Clena y Haruno y tiré de ellas hacia mí.

—¡¿Cómo te atreves a engañarme?! ¡¿A jugar así conmigo?!

Al momento siguiente, Nakahana blandió su espada varias veces como si estuviera conjurando una tormenta de viento. Clena y Haruno estaban bien ya que había tirado de ellas hacia mí, pero la cuerda que Clena había estado sujetando estaba ahora cortada en pedazos.

Nakahana miró hacia mí, y en un segundo su rostro se contorsionó con furia. Oh, todavía estoy sujetando a las chicas… ¡¿Está reaccionando a eso?!

—¡Muere! ¡Muere! ¡¡¡Muereeee!!! —rugió —aunque sonaba más como si estuviera gritando— y continuó blandiendo violentamente su espada una y otra vez. Solté a las chicas y me acerqué para absorber todos sus ataques—. ¿Por qué? ¿Por qué te metes en mi camino?

Porque has ido demasiado lejos.

Estaba minando mis PM más rápido que nunca, pero ahora sus golpes estaban consumidos por la ira y no mostraban ninguna de las técnicas avanzadas que había usado antes.

—¡No te necesito! ¡Ni a ninguna de ellas! ¡En mi reino!

¿A ninguna de ellas? Sé que le guarda rencor a Haruno, ¿pero a quién más? …Oh, quizás la Princesa Franchellis. Tras apoderarse del corazón del príncipe, Nakahana había tomado Júpiter como suyo. La princesa había permanecido como su principal obstáculo. La princesa era sabia y tenía al héroe Cosmos como aliado: estaba dispuesta a recuperar su posición y su reino. La razón por la que Nakahana había secuestrado a Cosmos probablemente tenía algo que ver con eso.

—¡Muévete, falso Rey Demonio! ¡¡¡Necesito matarla!!!

—¡¿A quién llamas falso Rey Demonio!?

Los ataques de Nakahana se volvieron más violentos. ¿Intentaba abrirse paso a la fuerza bruta para alcanzar a Haruno? Su ímpetu era tan fuerte que recibí algunos golpes en el costado de mi cabeza. Eso habría sido peligroso si no me hubiera vuelto a poner el casco. Sin embargo, todavía podía manejar esto. Todavía estábamos dentro de la bañera, así que ella no podía moverse tan rápido como antes. Sus golpes furiosos venían todos de una dirección, así que podía protegerme de ellos. Pero no podía dar un paso atrás. Si hubiéramos salido de la bañera, tanto su agilidad como sus poderes inductores del sueño habrían vuelto a la normalidad. En otras palabras, teníamos que terminar la batalla aquí.

—¡Primero, tomaré esa espada! —Detuve con mis manos la espada que se abalanzaba sobre mí. La agarré fuertemente con ambas manos para que ella no pudiera intentar nada de nuevo. No pudo atravesarme gracias a la Devoradora de Magia, aunque sentí que mis PM se agotaban.

Puede que Nakahana se diera cuenta de que no podía vencerme sólo con su fuerza, así que soltó su espada y tomó una gran daga que había guardado en el lateral de su bota. Entonces, empezó a lanzarme una lluvia de ataques. Ya fuera porque había cambiado de arma o porque se había calmado un poco, era más rápida y ágil que antes. Intenté atrapar todos sus ataques, pero no pude seguirla. Confié en la capacidad defensiva de la Devoradora de Magia y me acerqué a ella.

—¡No-No te acerques más! —Siguió golpeándome, pero ahora con menos fuerza que antes. No era suficiente para que rompiera más allá de la Devoradora de Magia.

Nakahana intentaba pasar a mi lado y salir de la bañera, pero no se lo permití. Extendí mis dos brazos para bloquear su camino. No pudo esquivarme gracias al agua. Parecía estar entrando en pánico, ya que sus movimientos se volvieron más simples. Era mi oportunidad.

—¡Allí! —Esta vez, devolví el golpe en lugar de limitarme a recibir sus ataques. Lancé mi puño al encuentro de su daga, pero llegué un poco tarde y fallé—. ¡Una vez más! Invocar espíritu.

Invoqué espíritus de luz en las garras que sobresalían de mi guantelete. Los espíritus estallaron ante los ojos de Nakahana y emitieron una intensa luz.

—¡Mis ojos! ¡Mis bellos oooojos!

Me había escudado con el otro brazo, pero Nakahana no había llegado a tiempo. Gritaba mientras se cubría los ojos. La golpeé en el brazo y soltó la daga, incapaz de defenderse. Inmediatamente intentó tomarla de nuevo, pero di un paso adelante y la bloqueé. Su mano extendida se detuvo en seco. Me miró fijamente e instintivamente retrocedió unos pasos. No estaba totalmente cegada. Yo había lanzado el hechizo lo más rápido que pude, así que tal vez la luz había perdido intensidad como resultado.

—¡Ábrete! Puerta dimensional. —Aproveché mi oportunidad y lancé el hechizo de clérigo de la Diosa del Caos sin demora. Una puerta torii de color gris azulado apareció del agua justo detrás de Nakahana. Podía cambiar de tamaño como el Baño Ilimitado, así que hice que llegara hasta el techo.

—¡¿Qué…?! —Nakahana había intentado volver a tomar su espada, pero chilló de asombro en cuanto vio el torii.

Ahora estaba rodeada por mí delante y por un misterioso torii detrás. No sabía contra cuál protegerse… pero eso no era todo. Un vórtice del tamaño de un ser humano apareció bajo la cuerda shimenawa que goteaba agua, y una imagen de Japón se proyectó en su interior. El agua fluía hacia el vórtice por la parte inferior, pero desaparecía al llegar al otro lado, en Japón. Supongo que era agua generada por mi don. Para Nakahana, esto era algo fuera de lo común, así que bajó ligeramente la guardia.

—¡Marcha de la Diosa del Agua!

Desde la perspectiva de Nakahana, debía parecer que había crecido repentinamente. Este hechizo me hacía planear sobre el agua, así que, al lanzarlo dentro del agua, me hizo saltar. Perdí el equilibrio, pero no importaba. Dejé que el impulso lanzara mi cuerpo hacia delante.

Nakahana intentó esquivarme enseguida, pero llegó demasiado tarde. Me agarré a su cintura y luego la rodeé con los dos brazos para asegurarme de que la tenía sujeta. Ahora ya no podía separarse de mí. Hizo una mueca y estaba a punto de gritar, pero antes de que pudiera hacerlo, una gran explosión de agua surgió detrás de mí. Vertí todos los PM que pude reunir en una marcha sin cuartel de la Diosa del Agua. Incontables gotas de agua salpicaron a mi alrededor y estallé como un cohete.

—¡Espera, suéltame…! —Nakahana empujó contra mi cabeza para intentar escapar, pero ya era demasiado tarde. La propulsión del agua ya no podía detenerse, y los dos atravesamos el vórtice del torii hacia Japón.

En el momento en que atravesamos el vórtice, sentí como si algo se dispersara desde el interior de Nakahana. Apoyé ambas manos contra el suelo para asegurarme de que no la aplastaría bajo mi armadura. Me levanté y la miré. No parecía herida.

Estábamos en un parque. Era bastante espacioso, pero no había muchos juegos para su tamaño. Miré fuera del parque y vi varios edificios a nuestro alrededor. No reconocía este lugar, así que supuse que nunca antes había estado aquí.

No había torii detrás de nosotros, pero el vórtice seguía levitando en el aire. Clena se asomó a él desde el otro lado. Haruno sabía que su don desaparecería si lo atravesaba, así que estaba siendo precavida y manteniéndose a cierta distancia.

El cielo empezaba a clarear. Suponía que era temprano por la mañana. Gracias a eso, no había gente a nuestro alrededor, y estábamos envueltos en silencio.

De acuerdo, no tenemos testigos. Al menos no tendremos que lidiar con una conmoción nada más llegar. Debería irme antes de que causemos problemas. El agua también sigue fluyendo desde el otro lado.

Me levanté y le hablé a Nakahana.


—¿Me oyes? Puede que ya te hayas dado cuenta, pero esto es Japón.

—Lo sabía… —Nakahana respondió abatida. Ella ya debía tener una corazonada sobre lo que estaba pasando. Su expresión mostraba conmoción… pero no sólo eso—. Ya veo… Así que mis poderes han desaparecido… —Miró fijamente al cielo mientras murmuraba eso, y había una pizca de alivio en sus ojos. Su expresión era como si finalmente se hubiera liberado de algo que la poseía.

Tal vez se había dado cuenta de que lo que había estado haciendo estaba mal. Si esa era su reacción, devolverla a Japón no parecía una mala idea. Si hubiera permanecido en el otro mundo, la habrían tachado de traidora a Júpiter y no se habría librado con solo un castigo leve. Debió de darse cuenta de ello, así que decidí dejarla aquí y regresar. No intentó seguirme y se limitó a seguir mirando al cielo en silencio.

Volví al Baño Ilimitado y cerré la puerta dimensional y el vórtice. La sensación del agua fluyendo desapareció, y dejé escapar un gran suspiro. Por fin se acabó. Los efectos de Amor Ilimitado ya deberían haber desaparecido.

—¿Estás bien? Estuviste usando PM todo ese tiempo. —Clena se acercó a mí y me quitó el casco, luego me tocó la mejilla con la mano y me inspeccionó la cara. Quería echar un vistazo a mi cutis para ver si el agotamiento por PM me había pasado factura. No tuvo que preocuparse por eso, aunque sí que estaba cansado. Haruno empezó a correr hacia nosotros, pero salimos primero de la bañera.

—Volvamos fuera rápidamente. La fuerza expedicionaria ya debería haber vuelto a la normalidad, —dije.





—Sí, puede haber mucha confusión, —coincidió Haruno.

No perdimos tiempo en cambiarnos de ropa y salimos del Baño Ilimitado. Había una horda de soldados heridos alrededor de la puerta, y aquello se había convertido en una especie de hospital de campaña. Eso tenía sentido, ya que se trataba de una fuente de agua limpia. La tienda podía haber estorbado, ya que había sido desmontada.

Las batallas a nuestro alrededor ya habían terminado, y los guardias imperiales de la princesa estaban ocupados desarmando a los soldados de la fuerza expedicionaria que se habían rendido. La mayor parte de nuestro grupo parecía a salvo, pero Sera estaba lanzando magia clerical sobre Sandra.

—¿Qué ha pasado? —Le pregunté.

—Lo siento. Bajé la guardia, —respondió Sandra. Explicó que había estado sujetando al clérigo de élite, pero que de repente había empezado a desbocarse y la había derribado. Después había conseguido escapar de ellos. Sandra se había hecho daño en la espalda, así que Sera la estaba tratando ahora. No parecía una herida grave, lo que me alivió.

Aquel había sido el primero de una oleada de cambios repentinos en otros soldados de la fuerza expedicionaria. Habían soltado las armas y se habían rendido, habían gritado desconsolados o habían hecho caso omiso de su entorno y huido. El comandante con gafas, que también había sido inmovilizado, se había quedado callado. Antes había estado gritando insultos sin cesar a Sera y a los demás, pero de repente había abierto mucho los ojos, había empezado a temblar, luego había bajado la cabeza y había dejado de moverse como una marioneta a la que acaban de cortar los hilos. Ahora murmuraba algo en voz baja, así que al menos estaba vivo.

El momento de su repentino cambio de comportamiento probablemente coincidió con el momento en que habíamos cruzado la puerta dimensional y habíamos enviado a Nakahana de vuelta a Japón. Fue entonces cuando los efectos de Amor Ilimitado habían desaparecido.

Al igual que había ocurrido con el príncipe, todos se habían liberado del lavado de cerebro, pero sus recuerdos permanecían intactos. Se dieron cuenta de que las acciones que habían llevado a cabo mientras les habían lavado el cerebro eran reales. El clérigo de élite y los demás soldados que habían huido probablemente pensaron que recibirían un severo castigo por sus actos. Correspondería a la familia sagrada decidir sus destinos, así que no podía negar sus preocupaciones.

Miré a mi alrededor para asegurarme de que los demás estaban a salvo. Daisy voló hacia mí y se posó en mi hombro, así que le pregunté por la situación.

—Lumis y los demás están ocupados atendiendo a los soldados, —dijo Daisy.

Miré hacia donde señalaba Daisy y vi a Rin, Lumis, cinco caballeros del templo y dos clérigos corriendo afanosamente por la zona. Prae se había unido a ellos para ofrecer apoyo como clérigo del viento, y Rakti también echaba una mano aquí y allá.

—Espera, ¿dónde está el último caballero del templo? El novato, —pregunté.

—Oh, se fue con los guerreros Torano’o a perseguir a los fugitivos, —respondió Daisy.

—¿Así que iba montado en uno?

—Sí.

El caballero del templo obviamente no podía igualar su velocidad, pero se había convertido en un jinete Torano’o de primera clase. Hablando de eso, había sido la princesa Franchellis quien les había ordenado perseguir a los fugitivos. Necesitaban la movilidad de la tribu Torano’o para asegurarse de que todos los desertores fueran capturados. Contar con alguien que pudiera usar magia clerical en el grupo sería beneficioso, así que fue una buena idea que el caballero del templo se uniera a ellos.

Yukina y Rakti llevaban mangueras y distribuían agua. Brahms y Mem vigilaban la puerta del baño, y Mem también se ocupaba del grifo.

—U-Um, ¿puedo hacer algo? —me preguntó Roni, inquieta.

—¿Puedes preparar una comida caliente? Tanto para todos los soldados heridos como para las personas que los atienden, —le pedí.

—¡Oh, qué buena idea! Pues ahora mismo. —Roni se dirigió de nuevo al interior del Baño Ilimitado. Clena y Rium dijeron que la seguirían para ayudarla.

A continuación, empecé a pensar en lo que debía hacer, pero Haruno me llamó.

—Touya, no intentes ir por ahí tratando a la gente, —me advirtió Haruno.

—Sí, aunque ya hayas gastado tantos PM, parece que estás deseando usar más en cualquier momento, —coincidió Clena.

—De acuerdo, pero también tenemos que contactar con la princesa y el rey de Hefesto… —repliqué.

—Yo me encargaré de eso, —Haruno se ofreció como mensajera. El tratamiento de Sandra había terminado, así que dijo que ella también iría.

De acuerdo, puedo dejárselo a ellas.

—Rulitora, estaré ayudando a Roni adentro, así que ve con Haruno, —dije.

—Entendido.

Le pedí a Rulitora que fuera con ellas por si acaso. Podría haber algunos soldados que habían fingido rendirse, pero aún estaban esperando una oportunidad para atacar.

De acuerdo, con eso ya está todo solucionado. Dejé a Brahms y Mem vigilando la puerta y fui con el resto a ayudar a Roni.

***

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Los guerreros torano’o que habían ido en persecución de los desertores regresaron al día siguiente. Habían rodeado y bloqueado cualquier ruta de escape, y luego habían derrotado o capturado hasta el último de los soldados fugitivos.

El clérigo de élite fue nuestro problema como Héroes del Templo, pero el caballero novato del templo ya lo había capturado con la ayuda de los guerreros Torano’o. Muy bien, eso se encarga de nuestras responsabilidades mínimas como representantes del templo.

Después de eso, la princesa Franchellis y el rey de Hefesto decidieron celebrar una reunión, y el lugar que eligieron para ello fue el Baño Ilimitado. Yo tenía intención de limitarme a prestarles una habitación, pero me pidieron que me uniera a ellos como conocido común de ambas partes.

Era la primera vez en mucho tiempo que veía al rey de Hefesto. Estaba tan musculoso como siempre. En esa nota, Shakova y Mark también habían vuelto con nosotros.

La reunión en sí no fue demasiado profunda. La princesa agradeció los refuerzos de Hefesto y se ofreció a acoger a los prisioneros de guerra que el ejército de Hefesto hubiera capturado. Como yo era el experto en dones, estaba allí para atestiguar que, efectivamente, a los soldados les habían lavado el cerebro.

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El rey de Hefesto dijo que Hefesto no había sido atacado directamente, por lo que no tenía ningún problema en entregar a los prisioneros de guerra. A continuación, comenzaron las conversaciones para decidir la recompensa para Hefesto a cambio. Parecía una discusión planeada, pero les llevó mucho tiempo llegar a un acuerdo sobre los detalles de la recompensa.

Al cabo de un rato, por fin se dieron la mano sonriendo. A juzgar por la forma en que se miraban como compañeros de armas, supuse que, aunque las negociaciones habían sido duras, habían llegado a un acuerdo mutuo. Los prisioneros de guerra cambiaron de manos y cada ejército regresó a su país.

La serie de acontecimientos que se había iniciado desde el secuestro de Cosmos por fin había terminado. Tras regresar a Júpiter, por fin llegaría el momento de emprender la construcción de los seis templos de las diosas en las ruinas de Hades.

[1] Un hype man, en la música hip hop y el rap, es un rapero y/o cantante de apoyo que apoya a los raperos principales con exclamaciones e interjecciones y que intenta aumentar la emoción del público.

[2] Forma de decirle a los hombres mayores de pelo cano.

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