Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

“¿IBAS A PREGUNTARLE AL GREMIO COMERCIAL sobre la miel”, dijo Tiermina, “y terminaste matando monstruos?”

Le di un mordisco a un panqueque empapado de miel. El mismo lote que acababa de conseguir con Kumayuru y Kumakyu. “¿Me dejé llevar, supongo?”

Tiermina dejó escapar un suspiro largo y resignado. ¡Vamos, me había dejado llevar! Pero cuando llegué al gremio comercial, me dijeron que no podría averiguar sobre el estado de la misión sin preguntar al gremio de aventureros, y cuando fui al gremio de aventureros, acabe topándome con los aventureros que dijeron que no podían cumplir la misión porque los goblins terminaron siendo orcos. Todo fluyó de forma bastante lógica, ¿sabes? Me dejé llevar, maté a los orcos y aquí estábamos.

“Bueno, gracias de todos modos”, dijo. “Este es uno de los favoritos de los niños. Realmente no quería dejar de venderlo”.

“Me alegro de poder actuar como la dueña del lugar para variar”. Había estado dejando la tienda en manos de Morin y Tiermina, pero tenía que levantarme y hacer algo por el lugar de vez en cuando, ¿verdad?

“¡Jaja! Vamos, que siempre actúas como la dueña del lugar. También estamos todos agradecidos: yo, Morin y los huérfanos”. Tiermina seguía halagándome y yo seguía pidiendo deliciosos panqueques. Oh, y las nuevas selecciones de pan también… “¿Realmente te vas a comer todo eso?”

“Me voy de viaje, así que son regalos”. Ahora que teníamos toda esa miel, pensé en llevarle cosas a Lady Flora.

“¿Regalos? Entonces les pediré que los empaqueten para transportarlos. Yo también estoy de salida”.

“¿A dónde vas?”

“Me dirijo a donde el Sr. Lem para preguntarle sobre el abastecimiento de miel. También necesitamos discutir los precios”.

Con algunas órdenes para la cocina, Tiermina salió de la tienda. Los niños me trajeron mis panqueques y pan, me los llevé conmigo y me dirigí de regreso a mi casa de los osos hacia la puerta que conectaba con la capital.

Mientras me dirigía al castillo, había un ambiente muy diferente al de Crimonia. La gente me miraba fijamente mientras pasaba. Supongo que era más fácil vivir en Crimonia ahora que me conocían. Quiero decir, la gente también se quedaba mirándome en Crimonia, pero era diferente.

Antes de que pudiera mostrarles a los guardias de la puerta del castillo mi tarjeta de gremio, me abrieron el camino. “Entra”. Parecía un poco demasiado fácil, tarjeta de gremio o no, pero al menos no tuve que aguantar miradas interrogativas o sospechosas.

Solo era extraño, eso era todo: uno de los muchos guardias se escapó tan pronto como me vio. Mmm. Me preguntaba si…

Dirigiéndome a la habitación familiar, suspiré y me resigné a lo que se avecinaba. Pasé por pasillos que había visto innumerables veces. Los trabajadores del castillo y yo intercambiamos saludos; había muchas menos caras de sorpresa cuando la gente me veía dentro del castillo. Este lugar realmente había aceptado el camino del traje de oso.

Llegué a la habitación y llamé. Me respondió una voz de niña.

“Es Yuna, la aventurera”, respondí, lo que provocó que una mujer de veintitantos años saliera. Era Ange, la encargada de cuidar a la princesa Flora.

“¡Oh! Vaya, es Madame Yuna. Bienvenido, entra”.

“¿Está Lady Flora?”

“Si”, dijo Ange, dejándome entrar con una sonrisa.

“¡El oso!” La princesa Flora se acercó corriendo en el segundo que me vio, dándome un abrazo por las caderas. Le di una palmadita en la cabeza y ella me sonrió.

“Lady Flora”, dijo Ange, “parece que le agrada Madame Yuna, ¿no es así?”

“¡Sí! ¡La amo!” Su sonrisa era tan brillante y honesta.

“Sra. Ange” dije, “le traje algo de almuerzo. ¿Puedo?”

“Si. Informaré al chef”.

El chef estaría preparando el almuerzo de la familia real ahora mismo, y estaba segura de que también estaría preparando la comida de Lady Flora. Siempre trataba de llegar lo suficientemente temprano para decírselo al chef antes de que eso pudiera ser un problema, así no terminábamos desperdiciando comida.

“Por favor, asegúrese de disculparse con el chef de mi parte”, agregué. Después de todo, interfería con el trabajo del chef.

“Lo haré, pero dudo que el chef se moleste considerando lo emocionado que estaba con la receta que le diste el otro día”.

“Me alegro de oírlo. Entonces, ¿podrías llevarle esto al chef? Es nuestro nuevo producto”. Saqué los panes nuevos que horneó Morin de mi almacén de osos y se los entregué a la Sra. Ange.

“Ahora mismo me pongo en ello. Ahora, si pudieras cuidar de Lady Flora…” Ange asintió con la cabeza y se fue.

Miré a Lady Flora. “Oye, ¿tienes hambre?”

“Ajá. Sí, tengo hambre”

“Sé que es un poco temprano, pero ¿qué tal si almorzamos?” Llevé a Lady Flora a la mesa de la habitación. Felizmente se sentó en un asiento mientras yo alineaba los panes frente a ella. Todavía estaban recién salidos del horno, y un aroma agradable nos inundó.

“¿Puedo … puedo comerlos?” Los ojos de Lady Flora brillaron mientras miraba los dulces.

“Puedes comer lo que quieras, pero asegurémonos de limpiarte las manos primero”. Usé una toalla húmeda para limpiarle las manos a Lady Flora. Mientras fruncía el rostro profundamente en sus pensamientos, tratando de averiguar qué pan comer, alguien llamó a la puerta. Se abrió incluso antes de que respondiéramos. La tripulación habitual llegó en tropel.

La tripulación estaba formada por el jefe del país, el propio rey, y Ellelaura. También había una hermosa dama a la que no reconocí. Según su ropa, no podía ser una sirvienta; llevaba un vestido lujoso y hermoso, nada para trabajar. Si tuviera que adivinar, diría que parecía estar en la misma posición que Ellelaura.

“Oh, Dios mío”, dijo, “por qué … ella realmente es un oso”. Quienquiera que fuera, sabía de mí.

“¡Mama!” Cuando Lady Flora vio a la mujer, saltó de su silla y trotó hacia la dama con una amplia sonrisa en su rostro. ¿Su madre? De acuerdo, entonces … si ella era la madre de Lady Flora, entonces … en otras palabras, esta era la reina.

La dama (¡la reina!) le dio a Lady Flora un suave abrazo. Cuando sus rostros estaban uno al lado del otro, podía ver el parecido familiar. Vaya, ¿Lady Flora crecería para verse tan bonita? Y Dios, esa reina era bastante… ¿Bien dotada?

La reina notó mi mirada y se acercó a mí con Lady Flora. “Es un placer conocerte finalmente. Soy Kiteia, la madre de Flora. He escuchado mucho sobre los osos de este pequeña”, dijo, mirando el rostro sonriente de su hija.

“Soy Yuna”.

“Yuna, ¿verdad? ¿Puedo unirme a ustedes? Mi hija habla constantemente de ti y me ha emocionado mucho conocerte después de todas sus historias”.

No es como si pudiera decir que no, incluso si tuviera una razón para hacerlo. El rey y Ellelaura ya se habían sentado. Este tipo de cosas siempre me hacen preguntarme qué se supone que debe hacer la realeza, ¿sabes?

“Parece que realmente te vistes como un oso”, dijo la reina amablemente.

“Ajá…” Ya está. Bonito y ambiguo.

“Es un look lindo”, agregó.

“¡Lindo!” Lady Flora imitó, luego me abrazó. “Suave.” Se frotó la cara en mi traje.

“¡Jaja! Parece que te quiere mucho”. Una vez que traje a Lady Flora a la mesa conmigo, encontré al rey y a Ellelaura eligiendo pan para ellos.

“El pan se ve delicioso”, dijo el monarca del país.

“Realmente lo parece. Ahora, ¿cuál debo elegir?” murmuró Ellelaura.

“Bueno”, dije, “hola chicos, solo quiero estar segura, pero … ¿por qué vinieron aquí?” La reina vino a recibirme, pero ¿qué asuntos tenían estos dos conmigo?

“Porque pasaste por aquí, por supuesto”, proclamó el rey.

“No tenemos ninguna otra razón”, declaró Ellelaura.

Lo que significaba que no tenían ninguna razón. ¿Bien entonces?

Entonces, el rey recogió el pan que traje y comenzó a comer, todo sin siquiera preguntar si podía. “Muy bueno.”

“Si … totalmente. Pero, eh, ¿un rey realmente debería comer comida de un plebeyo?”

“Si realmente quisieras matarme, ni siquiera necesitarías veneno. Podrías cortarme la cabeza de inmediato, ¿no?”

“Pero se supone que debes tener cuidado con cosas como esta, ya que eres la familia real. Y el pan era… quiero decir, lo traje todo específicamente para Lady Flora, así que por favor no te lo comas sin preguntar”.

Lady Flora tomó un trozo de pan con queso derretido. “Quiero este.”

“Eso también se ve delicioso”, dijo el regente del reino.

“¿Quieres comer un poco, papá?” Lady Flora ofreció el pan al rey e inclinó la cabeza hacia un lado.

“Ja, ja, estoy bien. Ya me estoy comiendo este”. El rey le dio a Lady Flora una pequeña y feliz palmadita en la cabeza.

“Ah, ¿puedo comer este, entonces?” La reina tomó un sándwich de huevo.

“Por favor”, le dije, “coma lo que quiera”.

“Ah, ¿entonces ella recibe un trato especial?” dijo el rey.

Oye, la acabo de conocer. Tenía que hacer un esfuerzo.

“En ese caso”, dijo Ellelaura, “tendré lo mismo”. Cogió un sándwich de huevo como la reina.

Mientras todos estaban comiendo, alguien llamó a la puerta y allí estaba Ange con las bebidas. Por alguna razón, había preparado un montón de tazas.

“Gracias por cuidar siempre tan bien de mi hija”, me dijo el rey.

“No, no es necesario. Mientras ella esté feliz, soy feliz”.

“Vaya,” dijo la reina con una sonrisa, “realmente usas un lindo traje de oso.” Flora siguió y siguió, diciéndome que “el oso era lindo”, ¡pero! ¡Oh, esa colita! Encantadora. La idea de que yo saliera como tema de conversación familiar me iba a sonrojar. Deseaba que no hablaran de esas cosas, pero no podía simplemente prohibirle a Lady Flora que hablara de mí.

“Aun así, haces algunas cosas muy divertidas”, dijo el rey. Como no tenía idea de qué estaba hablando, solo mordisqueé mi pan. “Oh, me refiero al túnel y Mileela. Cliff parecía absolutamente agotado cuando vino a informar sobre eso el otro día”, dijo el rey con una carcajada.

“¿Cliff todavía está en la capital?”

“Ya se fue. Refunfuñando todo el tiempo sobre una montaña de trabajo que necesitaba terminar, para empezar”, dijo Ellelaura.

“Sí. Parece difícil ser un señor”.

“Hablas como si no tuvieras nada que ver con eso”.

Quiero decir, no lo hice.

“Si Cliff colapsa debido al exceso de trabajo”, dijo Ellelaura, “asumirás la responsabilidad de eso, ¿no es así?”

“¿Qué, prefieres que cierre el túnel?” Si hacía eso, la carga de trabajo de Cliff se acabaría.

El rey interrumpió: “No puedo permitir eso. Cliff tendrá que hacer lo que pueda”.

“En ese caso”, dije, “creo que la responsabilidad recae en usted, Su Majestad”.

Pasé con éxito la pelota al rey. Hombre, eso se sintió bien.

Ellelaura asintió. “¿Entonces tal vez regrese a Crimonia para ayudar a mi esposo?”

“Ah, no es necesario. Hemos acordado enviar gente a Crimonia. Solo tendrá que hacer lo que pueda con la gente que tiene hasta entonces”.

“¿Ah, de verdad?” La boca de Ellelaura se apretó, como si estuviera luchando contra un ceño fruncido. “Y aquí estaba pensando que finalmente podría volver”.

Puse un panqueque frente a Lady Flora y lo cargué con cantidades devastadoras de miel.

“Oso, ¿qué es eso?” dijo ella.

“Esto es un panqueque. Son muy deliciosos”.

Lady Flora agarró un tenedor con su pequeña mano y escarbó en los panqueques cargados de miel. Como los adultos miraban con nostalgia los panqueques, también les serví algunos. Una vez que Lady Flora terminó de comer y parecía satisfecha, saqué mi segundo regalo.

“Lady Flora”, dije, sosteniendo un libro, “esto es para ti”. En la portada del libro, en letras enormes, decía: El oso y la niña, volumen dos.

“¡Es el libro del oso!” Lady Flora lo aceptó felizmente. En el momento en que lo hizo, Ange, que estaba detrás de ella, se inclinó hacia adelante y estiró el cuello para echar un vistazo para ver el libro.

“¿Ange?”

“Oh nada.”

Extraño. Me pregunto de qué se trató eso.

“¿Es esta una continuación del libro que vi antes?” preguntó el rey.

“A Lady Flora le gustó, así que escribí la siguiente parte”.

“Un gato de todos los oficios, ¿eh? Eres una aventurera de primer nivel, una maga de primer nivel, una buena cocinera y, además, una artista de libros ilustrados”.

“Sin embargo, dibujar es solo un pasatiempo”. Había toneladas de mejores artistas en este mundo.

El rey habló: “Tengo una solicitud, Yuna”.

“¿Qué es?”

“Me gustaría hacer copias del libro que dibujaste. Hay muchos que quieren leerlo; sigo recibiendo solicitudes para su préstamo. Probablemente podrías vender copias en todo el país”.

“¿Quién quiere exactamente mi libro?” Solo había una copia en todo el mundo. No pensé que nadie se enteraría de ese libro.

“Las mujeres con niños que trabajan en este castillo, pero últimamente, algunos de los hombres también lo quieren para sus familias”. Como para probar su punto, Ange echó un vistazo al libro desde detrás de Lady Flora.

“Tus dibujos son tan llamativos. Varias personas ya me han preguntado sobre el libro también”, dijo Ellelaura.

“Pero ¿por qué todo el mundo sabe sobre el libro que le di a Lady Flora?” Pensé que Ange sería la única que podría entrar en esta habitación.

“Lady Flora siempre lo lleva felizmente consigo”, dijo el rey.

“¿De verdad?”

Ange asintió. “Cuando hace buen tiempo, lo lleva al jardín y hace que sus sirvientes se lo lean”. Vaya, ¿Lady Flora realmente había estado haciendo eso? Quiero decir, no era como si pudiera pedirle que se detuviera. Aquí estaba ella, en ese mismo momento ya felizmente leyendo el nuevo libro que le hice.

“Y gracias a que lo lleva a todas partes, el precioso libro que has hecho se está llenando de manchas”, agregó Ellelaura. “Sería un gran alivio si pudiéramos hacer una copia para que ella la lleve consigo”.

Supuse que sería una lástima que el libro que hice para ella se desintegrara y ella ya no pudiera leerlo. Las copias podrían conservarlo; al igual que alguien que fotocopia algo importante o guarda su peluche favorito de la infancia en una caja para guardarlo.

“En ese caso”, dije, “seguro que puedes”. (Detrás de Lady Flora, Ange parecía extasiada). “Pero, por favor, distribúyalo entre la gente del castillo”. Me dio vergüenza pensar que la gente lo estaba leyendo, así que realmente quería limitar los lectores a las personas que ya querían el libro.

“¿Por qué eso?” preguntó el rey. “Si lo vendieras en todo el país, volaría de los estantes”.

“Bueno”, dije, buscando las palabras adecuadas, “¿no es un poco vergonzoso tener algo que hiciste circulando por todo el país?”

“¿Por qué lo dices ahora, precisamente ahora? ¿Y con ese atuendo?”

Supongo que este traje era vergonzoso incluso en otro mundo. Como todos interactuaban conmigo como si fuera normal últimamente, casi me convencí de lo contrario.

“Tu atuendo no es vergonzoso, Yuna. Es lindo”, dijo Ellelaura.

“¡Oso, eres lindo!” gritó Flora felizmente.

“Sí”, dijo la reina, “eres extremadamente adorable”.

¿Por qué sus palabras no me hicieron feliz? Un traje de oso podría quedar bien en una niña como Lady Flora, al menos. ¿Quizás le llevaría una de las chaquetas de oso de la tienda? Pensé que a la reina le encantaría. Diablos, incluso podría molestar al rey.

Me convencieron: permití que mi libro se produjera en masa.

“Una vez que los imprimas”, dije, “¿podrías darme algunos libros también?” Como ya se estaban tomando la molestia de imprimirlos, pensé que también podría darles a los huérfanos algunas copias. Había algunos niños pequeños allí que todavía no sabían leer, y podría usar esto para que estudiaran.

“Seguro. ¿Cuántos necesitarías?”

“¿Quizás alrededor de diez de ellos?”

“¿Qué vas a hacer con tantos libros?”

“Si Lady Flora disfruta tanto del libro”, dije, “pensé que podría darles libros a los huérfanos”.

“En ese caso, por supuesto. Ellelaura, te lo dejo a ti”.

Ellelaura asintió. “Haré la solicitud de inmediato”.

Y así es como un bocadillo para un niño se convirtió en un lanzamiento limitado para un libro para niños que llega a los estantes de las librerías.