Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 15

Historia Corta Extra: Una Extraña Rutina Diaria

La mayoría de los estudiantes de la Segunda Academia Mágica -alrededor del noventa por ciento- pasan los tres años viviendo en la residencia. La estudiante que se había trasladado recientemente no era una excepción.

Lilisha Ron de Rimfuge Frusevan se despertó con una agradable y soleada mañana en su dormitorio. Por cierto, había dormido sobre el pecho con la cara girada hacia un lado. La pequeña mancha de baba en la almohada formaba parte de su encanto.

Normalmente, las habitaciones se compartían entre dos estudiantes, pero debido a su misión, le concedieron una habitación para ella sola. No se quejaba del tamaño, pero a la hora de elegir una habitación, había un punto en el que Lilisha se negaba a ceder: la cantidad de luz solar que recibía la habitación. Era de suma importancia, y sin ella sus mañanas se arruinarían. Cada cual tiene sus manías, y la suya era tomar el sol.

Al despertarse, la luz del sol se filtró a través de las cortinas, reflejándose en su cabello dorado y deslumbrándola mientras bostezaba. Se estiró y salió de la cama. Se frotó los ojos y fue a darse una ducha rápida. A continuación, se lavó la piel, se arregló el pelo y se cepilló los dientes.

Se puso la bata, salió de la ducha y se dirigió al ventanal. Era tan grande que llegaba del suelo al techo, y la superficie de las cortinas brillaba tenuemente con la luz. Lilisha entrecerró los ojos y abrió las cortinas. Mientras se inundaba de luz, se quitó la bata, que resbaló por sus hombros y cayó al suelo. Luego dejó que la luz del sol la iluminara. Al mismo tiempo, exhaló. Su pálida piel brillaba con un resplandor dorado, como si llevara puesta la propia luz.

Estaba literalmente bañándose por el sol.

―¡Ahh, qué bien sienta…!

De hecho, la extraña rutina diaria de Lilisha era tomar el sol completamente desnuda. Sin embargo, ya no estaba en la casa de su familia, sino en el dormitorio, y estaba totalmente expuesta a cualquiera que mirara dentro. Teniendo en cuenta que estaba en el segundo piso, estaba a una buena altura para que la viera el público. Pero Lilisha, que estaba casi en una especie de trance con los ojos cerrados, no mostraba señales de perturbación.

Sentía libertad en su desnudez, y la luz natural sobre su cuerpo le sentaba bien. Con esos factores podía sentir no sólo el maná fluyendo en su cuerpo, sino incluso su qi.

Esta había sido la rutina diaria de Lilisha desde que vivía en la casa de su familia. Ni las sirvientas ni el mayordomo, que era muy estricto con la etiqueta, interferían en su rutina. Por eso no paraba, ni siquiera en un dormitorio.

―Es extraño que incluso el sol artificial siente tan bien ―murmuró Lilisha satisfecha mientras volvía a estirarse desnuda.

Era difícil saber si carecía de sentido común o si simplemente hacía las cosas a su antojo… En cualquier caso, la excéntrica noble empezaba bien el día.

-FIN DEL VOLUMEN 15-