Meikyuu No Ou (NL)

Volumen 3

Capitulo 18: El Caballero Rojo

Parte 1

El sol pegaba fuerte, su luz se reflejaba en la arena del desierto. Zara sintió una oleada de emoción mientras miraba distraídamente al aire ondulante.

Si no hubiera conseguido un guía y un bobo, probablemente habría muerto aquí.

Sintió un renovado sentimiento de gratitud hacia la Hoja Divina por sus consejos y por ayudarle a prepararse. No tenía ni idea de que el desierto fuera un lugar tan aterrador.

Según el mapa, se encontraba en la carretera de Elga Sur. Pero sólo había arena hasta donde él podía ver y nada que se pareciera a una carretera.

“Señor, se acerca algo”.

Zara respondió a las palabras del guía con un simple gruñido.

De la arena surgieron unos monstruos que parecían arañas tan grandes como los humanos con dos látigos que sobresalían de sus cuerpos.

Eran imotarbas. Eran cinco.

El guía lanzó un cebo como señuelo y luego instó a su bobo a correr. Zara también le ordenó a su bobo que corriera dándole una patada en el costado.

Una de las orejas de su bobo era negra. Esa oreja negra se movió, y el bobo corrió.

Corría a una velocidad cómoda. Sin embargo, a él le dolía el trasero por las sacudidas que recibía sin cesar sobre su espalda.

Sintió que los cinco imotarbas que iban detrás de ellos se estaban comiendo el cebo del señuelo. Él y el guía relajaron el paso después de cruzar tres colinas.

No eran enemigos a los que él fuera incapaz de vencer, pero Zara seguía todas las instrucciones del guía para estudiar las prácticas del desierto. Había muchos peligros en el desierto que Zara desconocía.

El hombre se bajó de su bobo y le dio un poco de sal como recompensa. Zara hizo lo mismo.

Los bobos eran tan altos como los caballos, pero sólo tenían dos patas. Su torso era un poco corto. Su cara no era tan larga como la de un caballo y su hocico era algo delgado. Tenían ojos soñolientos, pero parecían amables y llenos de encanto.

Zara volvió a montar el bobo.

Hacía calor. Y brillo. Y calor.

Él se sentía desganado. Y tenía calor.

No podía imaginar que ningún humano pudiera vivir allí. ¿Podría haber realmente un pueblo en este tipo de lugar?

Zara rebotó en el lomo del bobo, cansado y harto del desierto.

El conflicto estaba prohibido en los oasis. No importaba si te encontrabas con un enemigo mortal o con un soldado rival. Era una ley del desierto.

Zara desconfiaba del grupo que se acercaba, pero como le habían enseñado esa regla, no realizó ninguna acción hostil.

“Parece que alguien nos ganó aquí. Con permiso”.

El guía hizo una profunda y humilde reverencia al grupo que se acercaba.

Debían de ser de alto rango.

El grupo superaba a Zara y a su guía en número de cinco a dos. Cuatro de ellos se detuvieron a distancia, y una persona se acercó a ellos.

Zara se levantó y extendió los brazos, luego cruzó ambas manos frente a su pecho y saludó a la persona como le habían enseñado.

“Mi fuego, mi sopa y mi carne seca son tan tuyos como míos, oh viajero del desierto”.

La persona puso una expresión de diversión y realizó el mismo gesto.

“Gracias, oh, amigo del desierto. Pero no necesitamos ni fuego ni sopa. Nos conformaremos con descansar un poco en este lugar”.

Zara se dio cuenta de que era una mujer. Y además una increíblemente hermosa.

Las ropas que se usan para viajar por el desierto no distinguen entre hombres y mujeres, y afuera había poca luz, pero ella estaba lo suficientemente cerca como para que él hubiera podido distinguir su sexo. Sin embargo, había una razón por la que Zara no había notado que era una mujer.

Su forma de andar, de comportarse y su presencia eran las de una guerrera. También tenía un aura que le recordaba a un caballero con mucha experiencia en la batalla. Por eso Zara había pensado inconscientemente que era un hombre.

También sintió una gran destreza en el combate y una fuerte voluntad por parte de las otras cuatro personas.

El grupo se trasladó a la sombra a mitad de la fuente y se puso a trabajar enseguida en la preparación de su descanso y su comida.

Había pasado una semana desde que Zara y el guía se adentraron en el desierto, pero él aún no podía acostumbrarse al calor. Incluso el más mínimo calor le hacía entrar en un estado de aturdimiento.

Poco después de que el grupo de cinco terminara de cenar, una persona se acercó a Zara y al guía.

“¿Les apetece venir a tomar algo con nosotros?”.

Era natural que los viajeros quisieran intercambiar información, así que no había razón para sospechar de ellos. Zara le respondió que lo harían con gusto.

Era costumbre que en esta situación, las personas que hacían la invitación ofrecieran bebidas, y las personas invitadas ofrecieran comida. Zara presentó algunos manjares que había traído de Aldana. El grupo los recibió con entusiasmo y la reunión se animó.

“Por cierto, Zara, ¿A dónde te diriges?”, le preguntó la bella mujer llamada Laura.

“Estoy viajando a Bia-Dharla”.

“Hmm. No pareces un mercader. Puedo decir que tampoco estás acostumbrado al desierto. ¿Qué buscas en Bia-Dharla?”.

No había nada en la expresión de Laura que sugiriera algún motivo ulterior. Su belleza era radiante, pero tampoco percibió nada de coquetería en ella.

Tenía ojos estrechos con iris de color esmeralda y una nariz fina. Sus cejas eran planas. Zara pensó que parecía una diosa de la luna iluminada por una hoguera junto a un manantial en el desierto de noche.

“Hay alguien a quien quiero ver”.

“¡Oh, qué emocionante! ¿Han oído eso todos? La gente hermosa siempre da respuestas hermosas. Es un viaje tan romántico”.

“Oh-ho-ho, seguro que sí”.

“Lo tienes hecho, chico”.

Zara se dio cuenta de que se habían equivocado con su respuesta, pero no quiso decir nada que le metiera en más problemas.

Se suponía que las personas invitadas a comer en un oasis debían ofrecer aperitivos para acompañar el alcohol, pero Zara sintió que él mismo se estaba convirtiendo en su entretenimiento para la noche.

Laura pareció tomarle cariño y sacó un instrumento para cantar una canción de amor. El grupo se animó y acabó siendo una noche divertida.

Descansaron hasta casi el atardecer del día siguiente antes de partir. El grupo de Laura se unió a ellos porque se dirigían al mismo destino.

Al parecer, para llegar a Bia-Dharla tenían que abandonar la carretera en su posición actual y dirigirse al sur durante diez días.

En esta época, los países no eran más que un conjunto de ciudades y pueblos. Entre esas ciudades y aldeas había vastos paisajes desprovistos de asentamientos humanos. El nombre de las Ciudades Libres de Karelia se refería a las pequeñas y aisladas ciudades esparcidas por la extensa región desértica, pero en realidad, el desierto deshabitado constituía la gran mayoría de la geografía.

Laura y los otros cuatro miembros de su grupo eran tan hábiles como Zara esperaba. Fueron atacados por cuatro escorpiones gigantes al poco tiempo de partir, pero los cinco derrotaron a los monstruos en poco tiempo.

Laura utilizó una espada larga un poco grande para su constitución, pero la manejó con gran velocidad y precisión.

El corpulento hombre llamado Moura blandía un hacha de combate con facilidad.

El delgado hombre llamado Jamagar utilizaba una espada extremadamente afilada con una hoja curva y era muy bueno atacando desde fuera de la vista. También era hábil para moverse ocultando su presencia. Probablemente era un asesino.

El hombre de baja estatura llamado Shariabro era un arquero experto en disparar en movimiento.

El hombre regordete llamado Orien era un hechicero de apoyo capaz de proporcionar magia de apoyo, restringir a los enemigos y curar.

Cada uno de ellos era una élite de su propio conjunto de habilidades, y luchaban con una pulida coordinación.

Les atacaron cuatro veces más en los dos días siguientes. Cada vez que Zara intentaba participar en el combate, rechazaban amablemente su ayuda, probablemente porque no querían que sufriera de una insolación.

El guía le preguntó a Laura y a los demás por qué luchaban en lugar de utilizar la carne como señuelo y huir. Su respuesta fue que, dado que este camino era esencial para viajar hacia y desde la autopista, querían tratar de reducir el número de monstruos para hacerlo al menos un poco más seguro para la gente que pasaba tras ellos.

Los cinco compartían un [Tesoro]. Eso significaba que todos tenían la sagrada ocupación de caballero. No parecían una familia, así que el hecho de que compartieran un [Tesoro] debía significar que tenían unos lazos especialmente fuertes y una misión común.

Al tercer día, fueron atacados por el mayor grupo de monstruos hasta el momento, así que Zara luchó con ellos. Lo primero que hizo fue derrotar a los dos grigoles que parecían los más fuertes de la manada.

Los grigoles eran monstruos ligeramente más grandes que los caballos. Se desplazaban rápidamente sobre sus cuatro patas. La mayor parte de su cuerpo estaba cubierta por un caparazón, y cada uno tenía un par de enormes pinzas en la cabeza.

Zara atravesó las patas delanteras de un grigol con un solo movimiento de su espada, y luego le cortó la cabeza cuando cayó. Otro grigol parecía que iba a atacar a Moura, que se defendía con un escudo, así que Zara saltó a la espalda del monstruo y lo decapitó también.

La situación se volvió entonces a su favor.

A continuación, Zara se enfrentó a los bichos sandalia. Los bichos sandalia eran monstruos insecto del tamaño de una sandalia grande y con innumerables pies diminutos. Su extrema velocidad y su costumbre de sumergirse en la arena los hacían muy difíciles de golpear. Su veneno era paralizante, y una cantidad suficiente de él probablemente haría que la víctima se convirtiera en presa de otro monstruo.

Atrapar a los bichos no fue un problema con la habilidad de [Detección] de Zara y la velocidad de su espada. Los aniquiló mientras se lanzaban contra él en rápida sucesión. Ni siquiera podían esconderse de Zara cuando viajaban bajo la arena.

Una vez que Zara eliminó a los bichos sandalia, el grupo pudo relajarse y concentrarse en los restantes monstruos de tamaño medio. La batalla terminó pronto, y entonces Laura abrazó a Zara.

“¡Zara, eres increíble! ¡Simplemente increíble! ¡Nunca he visto a nadie blandir su espada tan rápida y brillantemente como tú! Tampoco puedo creer que hayas cortado los gruesos cuellos de los grigoles con un solo tajo. ¡Qué habilidad tienes! ¡Qué técnica tan increíble! He tomado una decisión. Entra en nuestro grupo. Juntos acabaremos con ese minotauro, el Rey del Laberinto”.

Laura siguió hablándole con entusiasmo mientras se limpiaban después de la batalla, e incluso después de volver a subirse a sus bobos y reanudar el viaje.

Al oír lo que ella contaba, de cuando Zara había saltado encima del grigol, él parecía tan galante como Arza, un héroe de antaño.

Por lo que ella contaba, hasta el famoso Hoja Divina se hubiese asombrado de su destreza con la espada y de cómo había acabado con los bichos sandalias sin desfallecer.

Esta mujer tenía una personalidad mucho más excitable de lo que Zara esperaba.

“¿A qué te refieres con acabar con el Rey del Laberinto?”.

“¿No dijiste que habías nacido en Baldemost? ¿Realmente no lo sabes? En la ciudad de Micaene, cerca de la capital real del Reino de Baldemost, hay un laberinto llamado Sazardon. Este laberinto tiene cien pisos, y los monstruos son bastante fuertes, pero el monstruo jefe del último piso posee una fuerza especial. Los minotauros no son conocidos por ser muy fuertes en otros laberintos, pero el del laberinto de Sazardon es un monstruo único. Se hizo más fuerte a base de seguir luchando contra humanos y monstruos, y acabó adquiriendo la fuerza suficiente para que incluso los malvados dragones y gigantes de los que se habla en los mitos le temieran. Expulsó al dragón de metal que era el jefe original del piso cien y se convirtió en el amo del laberinto. Tiene una gran inteligencia, fuerza física y velocidad; es robusto; tiene una gran resistencia a la magia y a las afecciones de estado; tiene una sed eterna de batalla; y su habilidad con la espada destaca por encima de todo. Realmente es como un monstruo de un mito. También tiene muchas habilidades, como su aliento abrasador y su aullido reforzado. En poco tiempo, la gente llegó a llamar a ese minotauro el Rey del Laberinto. Nadie sabe cuánta experiencia se gana por derrotar al Rey del Laberinto. Y eso no es todo. El Rey del Laberinto ha abatido a muchos aventureros y monstruos y ha acumulado una gran colección de objetos. Se dice que cuando sea derrotado, sus recompensas valdrán lo suficiente como para comprar un país. Por eso, gente de Baldemost y de todo el continente que deseaba fama y fortuna ha desafiado al Rey del Laberinto. Y todos han sido asesinados. ¿Puedes creer esto? Desde que apareció hace poco más de treinta años, este minotauro no ha perdido ni una sola vez”.

“Se dice que un caballero lo derrotó”.

“No me lo creo. Si el caballero lo derrotó, entonces ¿Por qué el minotauro sigue vivo? No tiene sentido que alguien se enfrente solo al minotauro en primer lugar. Si apareciera una hidra o un dragón de verdad sobre la superficie, ¿Alguien sería tan estúpido como para luchar solo contra él? Unos años antes, el rey de Baldemost envió a cien caballeros en una misión para acabar con el Rey del Laberinto, pero todos ellos acabaron muertos. La historia del caballero fue probablemente inventada para encubrir ese vergonzoso fracaso. Sólo quieren decir que hay un caballero en su reino que puede derrotar al Rey del Laberinto en solitario. No me hagas reír. Eso es imposible. Para derrotar al Rey del Laberinto, un guerrero verdaderamente hábil necesita formar un grupo, y necesitan desafiarlo con una coordinación rigurosa. No hay ningún honor en enfrentarse a un gran número de personas, y el descuido y el desorden serán un problema. El Rey del Laberinto es una leyenda moderna. Quien lo derrote será un héroe cuyo nombre perdurará en la posteridad. Así que únete a nuestro grupo. Este es el destino”.

La ferviente invitación de Laura continuó incluso durante la cena.

“Está bien, lo entiendo. No tienes que preocuparte. ¿Cuál es el nombre de la chica a la que vas a visitar? No habrá nada malo en esto. Sólo dime. No importa lo que ella diga, me aseguraré de que consigas su mano en matrimonio. Si ella tiene un hombre, haré que se separen. Le pagaré al hombre para que la deje. Te doy mi palabra. Así que puedes unirte a nuestro grupo sin reservas. Primero dime su nombre. ¡Adelante, dímelo!”.

Al no tener otra opción, Zara le dijo la verdad.

“He oído rumores sobre cierto caballero. Este caballero sirve al gobernante de la ciudad desértica de Bia-Dharla y mata monstruos en el desierto para facilitar la vida de la gente. Es orgulloso e increíble con la espada, y le llaman el Caballero Rojo por el color de su armadura. Quiero conocerlo y pedirle una lección”.

Todos en el grupo de Laura estallaron en carcajadas, excepto ella. Incluso el guía de Zara se reía a carcajadas. Laura parecía disgustada, y puede que incluso se sonrojara.

“Oh, Zara, no sabes la suerte que tienes. Los dioses han concedido tu deseo. ¡Por Laura, no, Lady Laura acaba de prometerte su mano en matrimonio! Hoo-hoo, felicidades. Bien, supongo que debo presentarlos. Esta es la hija de Lord Coralior, el gobernante de la ciudad desierta de Bia-Dharla, Lady Laurasalim Taripetra Tolito Bia-Dharla. Es la actual Caballero Rojo”.

Laura estaba de muy buen humor, y el grupo lo estaba pagando caro.

“El chico dice que quiere una lección, pero ¿A qué clase de lección podría referirse?”, preguntó distraídamente el habitualmente silencioso asesino Jamagar.

A continuación, recibió un puñetazo en la cara.

“Zara, ¿Tú y la señora están prometidos?”, preguntó con seriedad el especialista defensivo Moura en un momento de inactividad.

A continuación, se le dio una patada en una pantorrilla.

El inflexible Shariabro le preguntó a Zara su edad, y éste le dijo que estaba a punto de cumplir los dieciocho años. Shariabro miró entonces a Laura, dijo “hmm”, y pareció sumirse en sus pensamientos.

Laura le cortó entonces su orgullosa barba.

El habitualmente elocuente Orien fue lo suficientemente sabio como para mantener la boca cerrada, pero eso pareció poner de los nervios a Laura también, y le dio una patada en la nuca.

Cuando la atención de Laura se dirigió al guía, éste se adelantó y se lanzó él mismo al manantial.

Después de que Laura se calmara, Zara se sentó a cierta distancia del manantial y miró las estrellas. El hechicero Orien se acercó y se sentó a su lado.

“El Caballero Rojo original era el tío de la dama. El siguiente Caballero Rojo era su hermano mayor. Los rumores que escuchaste probablemente se referían a él. Era amable y fuerte. Dio su vida protegiendo la ciudad y a su gente de los monstruos”.

“¿Puedo hacer una pregunta?”.

“La señora tiene veintidós años”.

“No se trata de eso. ¿Por qué Laura quiere derrotar al minotauro de Sazardon?”.

Orien le respondió después de tomarse un momento para pensar.

“Las vidas humanas son fugaces en el desierto. Tu vida se desvanece sin dejar rastro en el momento en el que eres incapaz de escapar de las fauces de la muerte. Ahora mismo, tienes en la palma de tu mano innumerables granos de arena, pero cuando llegue el día de mañana, no recordarás nada de ninguno de ellos. Sin embargo, si uno solo de esos granos de arena fuera iluminado por las estrellas y brillara con un rápido y bello destello de luz, podría quedar grabado en tu memoria. La señora seguramente quiere dejar una prueba de su existencia. También cree que eso haría que su hermano se sintiese orgulloso”.

“Tiene que haber muchas bestias mágicas y espíritus más fuertes. Seguro que también hay monstruos y gente mala en las cercanías que hacen sufrir a la gente. ¿Por qué el minotauro de Sazardon?”.

“Probablemente porque está muy lejos. No tenemos mucha información sobre el norte en esta región. No sabemos hasta qué punto son ciertos los rumores sobre el minotauro. Para nosotros, es un monstruo mítico de una tierra lejana de la que sabemos poco. Eso es probablemente lo que ha estimulado el deseo en su corazón de luchar contra él”.

“¿Así que en realidad no se toma en serio la lucha?”.

“Oh, es muy, muy seria, te lo aseguro. Puedes ver que la formación de nuestro grupo es más adecuada para luchar contra un pequeño número de enemigos fuertes que para enfrentarse a muchos monstruos a la vez, ¿Verdad? Nuestro entrenamiento está orientado específicamente a la lucha contra el Rey del Laberinto, y estamos preparando el equipo para ese propósito también”.

“Pero todos ustedes se han dedicado a luchar contra los monstruos aquí todos los días. ¿No sería difícil para la ciudad si gente tan hábil como ustedes se fuera durante un largo periodo de tiempo?”.

“Estoy seguro de que lo será. La dama tiene un extremo sentido de la responsabilidad. Ha convertido en la misión de su vida defender al pueblo que su hermano luchó por proteger”.

“Entonces, ¿Prepararse para una pelea con el minotauro no sería una pérdida de tiempo?”.

“Trabajar todo lo posible para conseguir un sueño no puede considerarse una pérdida de tiempo. Todos amamos ese aspecto de la dama”.

Por alguna razón, Zara recordó una conversación que había tenido con Barrast Logan, el instructor que le envió a este viaje.

“Tío, antes dijiste que era imposible que mi Padre no conociera el dolor de la vida humana. ¿Qué quisiste decir con eso?”.

“Ah, eso. Cuando tu viejo, Panzel, nació, su familia dirigía una sala de entrenamiento de espadas, y estaban bastante bien. Estoy seguro de que eran la envidia de muchos. Pero cuando el viejo de Panzel cayó enfermo, sus vidas dieron un vuelco. Parece que para la madre de Panzel fue una verdadera lucha mantener a la familia. Tras la muerte de su viejo, cada vez que el cuerpo de su madre le fallaba, tenían que pasar sin comer. Panzel empezó a ayudar a mantenerlos cuando tenía cinco años. Sin embargo, no hay mucho trabajo que pueda hacer un niño de cinco años, como puedes imaginar. Hicieron lo que pudieron para salir adelante, pero cuando cumplió siete años, el estado de su madre cayó en picado. Entonces empezó a ir al laberinto para conseguir dinero suficiente para comprar medicinas, y fue entonces cuando se encontró con el minotauro. Incluso a su corta edad, ya conocía la inutilidad de la vida humana hasta un punto trágico. Su viejo estaba muerto, su madre estaba adelgazando y él vivió muchas noches con la certeza de que no tenían comida para poner en la mesa. Todo era desesperante. Pero incluso dentro de esa desesperanza, tenía algunas constantes. Había cosas por las que alegrarse. La actitud de su madre hacia su viejo o hacia él nunca cambió, independientemente de que tuvieran o no dinero. Después de caer en la pobreza, los alumnos de su viejo venían a ver cómo estaban y les llevaban comida. Incluso tuvieron la amabilidad de darle trabajo a Panzel. Panzel me dijo una vez algo. Ni siquiera se permitía tener la esperanza de vivir para ver el día siguiente. Pero aun así, decidió que amaría a su madre y haría todo lo posible para mantener a la familia. Fue entonces cuando encontró algo que podía hacer. Dijo que estaba muy agradecido por ello. La gente que sólo piensa en términos de victoria o derrota, fuerza o debilidad, no puede luchar como Panzel. Si entiendes lo que significa luchar con honor pero no eres capaz de dejar todo lo demás de lado, no puedes luchar contra un monstruo como el minotauro. Conocer el dolor de la vida humana te permite darlo todo sin que te distraigan cosas como la codicia o la inseguridad”.

Las palabras de Barrast habían sido como un acertijo para Zara en ese momento.

Pero ahora sentía que tenía una idea de lo que él quería decir.

Bia-Dharla estaba en llamas. El humo se elevaba desde la ciudad. Todavía estaban a una buena distancia, pero un hedor pútrido flotaba en el aire.

Era el olor de las vísceras. El olor de criaturas vivas siendo quemadas. El olor de la muerte.

Al acercarse a la ciudad, vieron montones de cadáveres de monstruos tirados en el suelo junto a la muralla.

¡Una Locura Masiva!

Había un fenómeno entre los monstruos llamado Locura Masiva, que hacía que se reunieran repentinamente y atacaran los asentamientos humanos.

Los monstruos que tenían sus propios asentamientos se deshacían incluso de su equivalente a la sociedad, los medios de vida y las propiedades que habían construido para unirse a esta extraña tendencia. Los monstruos que normalmente no formaban grupos aparecían y se unían también.