Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

El Camino de la Peregrinación era una vía principal que conectaba el Santo Principado de Belluga con varias otras naciones del continente. Era una representación física del viejo adagio: “Todos los caminos llevan a Belluga.” Mantenida por la Iglesia Ortodoxa Central, estaba bien pavimentada y era amplia, incluso teniendo en cuenta el intenso tráfico que soportaba. Había espacio suficiente para que las carretas de caballos pasaran unos junto a otros sin detenerse.

Fue por esta ruta que el grupo de Mia viajó, pasando por Belluga para dirigirse a Sunkland. Después de reunirse con la tripulación de Tiona a mitad de camino, se convirtieron en toda una presencia en el camino, compuesta por siete carruajes y numerosa caballería de escolta. Por supuesto, en uno de los carruajes iba la princesa de Tearmoon; en ese sentido, era — por si acaso — más discreto.

“Uf, padre sí que fue un hueso duro de roer.”

Mia lanzó un profundo suspiro en el carruaje. Su padre había insistido en ir con ella y se negó a que la convencieran de lo contrario hasta que, en un ataque de desesperación, le dijo: “Te quiero, papá, así que, ¿por favor?” Con un tono monótono e inexpresivo, por supuesto, pero funcionó.

“Fue un esfuerzo hercúleo de persuasión. Lunas, es tan terco”, refunfuñó, con el cansancio escrito en su rostro.

Esmeralda negó con la cabeza. “Oh, no digas eso. Su Majestad Imperial se preocupa mucho por ti.” Sonrió amablemente a Mia, pero luego dejó escapar un suspiro de cansancio similar. “Además, si hablamos de padres testarudos, entonces definitivamente te gane. Le dije al mío que no estaba interesada en la propuesta de matrimonio, y no lo aceptó. No escuchó ni una palabra de lo que le dije. Tenías razón todo el tiempo. Ir a rechazar la oferta directamente así es definitivamente la decisión correcta.”

“Me alegro de que pienses eso. ¿Pero no es posible que el posible novio resulte ser un buen tipo? Y si es de una familia de duques, incluso podría ser un buen partido. ¿Quién sabe? Tal vez Lord Greenmoon esté realmente pendiente de ti” dijo Mia con un leve tono de reproche.

Pero sus palabras no concordaban con sus pensamientos.

Me pregunto si Lord Greenmoon está tratando de distanciar a Esmeralda de la familia…

De hecho, Esmeralda tenía un hermano menor cinco años menor que ella. El chico, lejos de sentirse inferior a su hermana mucho mayor, le tenía mucho cariño. Tanto como para ser excesivo. A veces, la forma en que la seguía se parecía a la de un subordinado que sigue a un jefe al que admira. O a un cachorro correteando tras su amado dueño.

Esmeralda puede ser un poco pesada, pero en realidad es una persona bastante cariñosa. Egoísta y poco razonable a veces, pero puedo ver por qué la admira. Sin embargo, a veces puede ser un dolor de cabeza…

La cuestión es que, al ritmo actual, el próximo jefe de los Greenmoon acabaría convirtiéndose en un blandengue con problemas de apego a las hermanas. También hay que tener en cuenta que dicho blandengue fue considerado en su día como futuro marido de Mia, pero las conversaciones acabaron fracasando.

La sangre demasiado espesa se enturbia y convoca la calamidad.

Debido a este antiguo adagio, los matrimonios entre parientes cercanos eran generalmente rechazados en el Imperio Tearmoon. La relación entre el hermano de Esmeralda y Mia, aunque se encontraba en la línea de lo permisible, no estaba técnicamente prohibida. Sin embargo…

“¡Mi hermano no es rival para la señorita Mia!” Esmeralda se había opuesto rotundamente al acuerdo. “La señorita Mia es una princesa imperial. Se merece — No, necesita una pareja adecuada que esté a su altura en todos los sentidos. Mi hermanito… se queda un poco corto para sus estándares. ¡Muy corto, si soy honesto!”

Como conocedora de la belleza masculina, tenía un alto nivel de exigencia para la calidad de los jóvenes, que aplicaba incluso a su propia familia. Dadas estas tendencias suyas, era posible que el duque Greenmoon no quisiera que se quedara en casa indefinidamente. O eso suponía Mia, al menos.

“Por cierto, Esmeralda, ¿qué vas a hacer si resulta ser un tipo deslumbrantemente guapo?”

“Hmm, buena pregunta. Supongo que puedo reservarle un espacio en mi escuadrón de guardaespaldas. Aunque dudo que esté a la altura. La gente apta para una Etoiline como yo es escasa.” Esmeralda se rió antes de golpear su palma con inspiración. “¡Oh, ya sé! Ya que hemos venido hasta aquí, ¿por qué no darles una opción en lugar de rechazarlos directamente? ¡Les diré que si quieren que me case en Sunkland, tendrán que traerme un príncipe!”

“¿Te refieres a Sion? Yo en tu lugar no lo haría. Él… no es alguien que puedas manejar.”

Trató de imaginar a Sion y Esmeralda casándose. No se le ocurrió nada. Ella literalmente no podía imaginar la escena.

“En términos de personalidad, las únicas personas que se me ocurren que serían compatibles con Sion son la señorita Rafina y… Hm…”

De repente, recordó el nombre de una chica. Actualmente, la chica estaba en un carruaje detrás de ella, pero una vez, la chica había llevado a Mia de la opulencia a la indigencia y finalmente a la guillotina. Ella era la Santa O.G. de Tearmoon, Tiona Rudolvon.

Hm, eso me recuerda. Me pregunto si Tiona y Sion se juntaron después de mi muerte…

Nunca le había importado lo suficiente como para dedicar algún pensamiento a los acontecimientos posteriores a su ejecución, pero los dos habían parecido una pareja perfecta en la línea temporal anterior. Incluso Mia, cuando no estaba ocupada corriendo por su vida, lo había pensado. Una poderosa curiosidad se apoderó de ella. ¿Qué destino les había deparado a los dos después? ¿Sus vidas acabaron entrelazándose?

Su mirada distante molestó a Esmeralda, que la siguió para no encontrar más que otro carruaje.

“Sin embargo, sinceramente, aún no sé por qué le has pedido a la señorita Tiona que venga con nosotras. ¿Hay algo que quieras que haga?”

“…De acuerdo, esto no debería mencionarse, pero para que quede claro, Tiona es mi amiga. No quiero oír ninguna tontería sobre cómo el hecho de que sea una noble foránea la convierte en menos”, advirtió Mia de forma preventiva.

Esmeralda asintió con conocimiento de causa.

“Por supuesto. No puede ser más clara. Una amiga suya es una amiga mía. Si alguien la hace pasar un mal rato, estaré a su lado para ayudarla”, declaró. Luego, tras un suspiro, añadió: “¡Porque somos mejores amigas, y como tu mejor amiga, nunca haría algo que te entristeciera! ¡Así son las mejores amigas!”

“E-Entiendo. Bueno. Bien. Sigue, eh… haciendo eso entonces.”

La confianza que mostraba Esmeralda no era en absoluto compartida por su aparente mejor amiga.