Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 4

Capítulo 10: El Regreso al Hogar Olvidado de Amnesia

Parte 4

En ese momento recordé todo.

Lo que había visto en las alcantarillas. Cómo me había incriminado Elimia. Cómo nadie había escuchado mi versión de los hechos. Cómo nadie había intervenido para salvarme. Cómo me habían expulsado del país. Cómo había seguido perdiendo la memoria todos los días después de eso.

Recordé días de vagar sin saber quién era. Días pasados sin poder dormir, temiendo la llegada del sol de la mañana. Recordé dormir de todos modos, luego caminar buscando pistas de mi identidad y garabateando en mi cuaderno.

Recordé haber conocido a Elaina.

Recordé haberla traído aquí; contándole mi esperanza de entender todo si pudiera llegar a mi ciudad natal.

“¡Ah… ahhh… ah…!”

Todo, todo, todo. Todo—todo, lo recordaba todo.

Soy Amnesia, miembro de la Orden de los Caballeros Sacros, tengo una hermanita, y yo… y bueno… yo—

Lo recordé todo.

Me quedé de pie aturdida, atada de pies y manos, mirando una enorme guillotina.

No estaba segura de si mi dolor de cabeza se debía al repentino alboroto de recuerdos caóticos o los gritos de la multitud que llenaba el lugar.

No sabría decirlo.

“¡Muy bien, Amnesia recuperó sus recuerdos! ¡Que le corten la cabeza!”

Parecía un festival.

Había un funcionario del gobierno a mi lado, dirigiendo el evento. Esta era la primera vez que vi a uno de ellos con una expresión tan feliz.

“E-espera—”

¡Esperen!

Empecé a decir algo, pero el revoltijo de palabras de la multitud me interrumpió.

“Oh no—realmente quería que viniera Lady Elimia, pero… parece que ella está durmiendo hoy. ¿Llamamos al sustituto?”

¿Sustito? ¿Quién? Miré a mi alrededor como si fuera el problema de otra persona.

Inmediatamente después de que se sugirió, se repitió un nombre entre la multitud.

Avilia.

Mi hermanita.

“¡Avilia! ¿Dónde está Avilia?” Gritó el oficial, quien estaba actuando como maestro de ceremonia. “¡Ella debería ser quien ejecute a la convicta!”

Sin embargo, ella no apareció.

Era casi como si los mantuviera en suspenso.

En poco tiempo, la multitud se dividió. La multitud se separó, revelando una única caja pequeña, casi del tamaño adecuado para que una persona entrara.

Todos sabían lo que realmente contenía.

“¡Oh, Avilia! ¡Ahí es donde estabas!”

Desde el día en que ingresó en la Orden de los Caballeros Sacros, Avilia había llevado consigo esa estúpida caja. Ella siempre estaba diciendo tonterías como, “mientras tenga esta caja, nadie sabrá mi verdadera identidad”.

El funcionario del gobierno descendió de la guillotina, corriendo hacia el palco con un pequeño trote. “No tienes que hacer una presentación tan elaborada”.

Él tenía un porte agradable. Era difícil imaginar que alguien tan alegre estuviera a punto de encabezar una ejecución. “Ven, es hora de ponerle fin a esta criminal”.

Y luego el funcionario levantó la caja.

“¿—?”

No había nadie adentro.

Olvidémonos de mi hermana, no había nadie allí.

La caja estaba vacía.

“¡—Hiyaaaaah!”

Sucedió mientras revisaban la caja.

Primero, su voz incorpórea llenó el aire; luego, un segundo de retraso, se dieron cuenta de que ella había salido de un lugar completamente diferente.

En ese momento, yo ya estaba en el aire. “Ah, espera— ¿eh? ¿Qué está pasando—?”

“Onee-chan, ¡quédate callada y agárrate fuerte! ¡Te caerás si no lo haces!” Advirtió.

Ella miró hacia el frente, mientras yo miraba hacia la ciudad. Activó su varita mientras seguía manejando la escoba, desatando las cuerdas que ataban mis manos y pies. Libre de esos nudos, la cuerda cayó, como succionada por la ciudad.

“Avilia—”

Me aferré a la escoba.

“Aunque nadie en el país te creyó, Onee-chan, yo te creí. He estado aguardando y esperando este momento con ansias”.

Fue entonces cuando se giró para mirarme.

“Supongo que encontré un uso para esa caja”.

Avilia sonrió de forma traviesa.

***

Espadas, lanzas y todo tipo de otras armas estaban esparcidas por la habitación ahora cubierta de hielo. Simplemente estaban esparcidos por el suelo, no clavados en nada.

A pesar de que los caballeros los habían lanzado con fuerzas, a pesar de que eran tantos, todos habían caído, al igual que sus armas.

Yo había conjurado un hielo mágico que no se derretía—algo que había visto en otra ciudad. Sin embargo—

“…No pareces preocupada por la vida de tus camaradas”.

Miré a Elimia, que tenía una expresión fría en la esquina de la habitación.

“Supongamos que no”, dijo y dejó escapar una sonrisa. “Estaba planeando echarte la culpa de todo a ti una vez que nuestra pelea haya terminado. Entonces no importaría si fueras imprudente—aunque parece que no hay necesidad de preocuparse por eso”.

“……”

“Más importante aún, ¿dónde te enteraste que incriminé a Amnesia? ¿Serías tan amable de decírmelo, para mi propia edificación?” Dijo Elimia, disparando un fuego infernal con su varita.

“Eso es un secreto”. Congelé el espeso chorro de llamas furiosas a tiempo y conjuré una pared hecha de más hielo que no se puede derretir.

“¿Qué tal si trato de adivinar?”

Algo en los márgenes de mi visión se movió. Con estrépito, innumerables lanzas vinieron zumbando hacia mí. Apenas las noté antes de que pudieran ensartarme.

“Si crees que puedes, adelante”.

Golpeé las lanzas en el aire.

Elimia lanzó otro hechizo en mi dirección mientras yo salía de detrás de la pared de hielo que había conjurado, como si supiera a dónde iría.

“… ¡Tch!”

Gravedad extra. Estaba segura de que eso era con lo que me había golpeado. El dolor se extendió a través de mí como si un gran peso hubiera caído encima de mí.

“Ah—por fin te atrapé, ¿eh?” Murmuró, sonando muy aburrida, y caminó lentamente hacia mí. Tak, tak, tak— sus tacones golpeaban el hielo.

“Avilia fue quien te contó mi plan. La hermana menor de Amnesia”.

“……”

Bingo.

No se lo iba a confirmar, así que me quedé en silencio.

“Su hermana siempre parecía estar merodeando en segundo plano; no es de extrañar que hiciera un movimiento ahora, cuando Amnesia está a punto de ser ejecutada”.

“……”  Me  arrodillé,  luchando  contra  el  aplastante

peso, y logré ahogar algunas palabras. “…Si lo sabías… ¿por qué… la dejaste sola?”

“Porque no tengo tiempo de sobra para monitorear cada insecto que se cruza en mi camino”.

Y porque no eres de los que se enojan con un oponente que es la imagen misma de la felicidad ignorante, el tipo de chica que usa una caja sobre su cabeza independientemente de la situación.

Es un buen punto. Por mucho que odie admitirlo.

“Además de eso, los residentes idiotas confían en mí desde el fondo de sus estúpidos corazones. En este punto, ella no puede cambiar el futuro. El juicio de Amnesia ha terminado y continuaré mi investigación sobre la eterna juventud”.

Elimia se había vuelto extrañamente habladora de repente. Obviamente, se estaba dejando llevar por el sonido de su propia voz.

Supongo que está convencida de su victoria. Supongo que cree que me ha derrotado.

…Dicho esto, no puedo mover ni un solo dedo debido a este peso.

Se agachó a mi lado y me acarició la mejilla. “Tienes una piel preciosa. Qué envidia me das… ¿Cuál es tu rutina para el cuidado de la piel?”

“……”

“Oh, no frunzas el ceño. ¡Qué miedo!” “… ¿Por qué incriminaste a Amnesia?”

La mano que tocaba mi rostro se detuvo.

“Si se supiera que maté a cuatro brujas en busca de la juventud eterna, la fe de la gente en mí caería en picada. ¿Es eso demasiado difícil de entender?”

“……”

“¿No lo sabes? La sangre de las brujas es supuestamente una fuente de juventud eterna. Por eso las maté”, dijo con una actitud tranquila.

“… ¿Asesinaste a cuatro personas solo por eso?”

“No espero que una niña como tú lo entienda. La juventud es el activo más difícil de reemplazar. No comprendes lo horrible que es ver cómo tu brillantez se desvanece con cada día que pasa”.

“…Tal vez, pero no creo que nunca esté dispuesta a cometer un asesinato solo para mantenerme joven”.

“Cambiarás tu opinión en unos años”.

Creo que podría haberla enojado.

Su tono de voz había cambiado por completo. Se había vuelto afilado y frío. Podía sentir la gravedad aumentada presionándome aún más fuerte.

“Ves que no puedes seguir hablando para siempre”.

Yo estaba segura de que interpretaría mi respuesta como una mentira.

“¿Cuánto tiempo piensas mantener esa farsa?” preguntó, luciendo triunfante.

De repente, las puertas de la sala de conferencias se abrieron de golpe y un incontable número de Caballeros Sacros se apresuraron a entrar. Pisotearon ruidosamente el hielo, cada uno de ellos sosteniendo una varita.

“……” Elimia estaba relativamente tranquila, frente a

estos repentinos intrusos.

Su comportamiento cambió por completo. “Cielos, ¿qué sucede? ¿Supongo que vinieron en mi ayuda? Pero todo está bien. He capturado a la tonta que se puso del lado de Amnesia”.

Los soldados no respondieron.

Se extendieron para rodearla.

No a mí—rodearon a Elimia.

“… ¿Qué rayos están haciendo?”

Todas las varitas de los soldados estaban frente a ella.

“… ¿Cómo explicas lo que dijiste antes?” Preguntó alguien. “¿Entiendes lo que has hecho?”

“¿…?”

Ella no parecía entenderlo, según su expresión.

“Te vamos a poner bajo custodia por cuatro cargos de asesinato”.

Luego, una luz de color blanco azulado fluyó desde las varitas de los Caballeros Sacros.

“¿Qué—?”

Solo les tomó un momento contenerla. Sus brazos y piernas estaban completamente atadas por cadenas de luz de todas direcciones, y su varita cayó al suelo.

“Haah …”

Por fin, yo también recuperé mi libertad.

Mis hombros se sentían increíblemente rígidos. Me puse de pie. Cuando intenté mover los brazos, el dolor me recorrió el cuerpo.

“Tú… ¿Qué… qué rayos hiciste—?”

La voz de Elimia se encogió como si estuviera siendo presionada por un hechizo de gravedad adicional. Ella me miró.

Oh, ahora es todo lo contrario.

“Hice que ella me lo enseñara”.

Revelé cómo todo se había acabado dando golpecitos con mi varita en el suelo.

En un instante, el hielo que cubría la habitación se desvaneció hasta convertirse en nada, liberando a los subordinados de Elimia que se habían congelado en el tiempo. Miraron a su alrededor. Casi podía ver los signos de interrogación colgando sobre sus cabezas. El hechizo de fuego de Elimia comenzó a moverse en el tiempo de nuevo, así que conjuré un poco de agua para apagarlo.

Solo había congelado esta habitación. Esta habitación, y casi todos los que están dentro.

Ni yo ni Elimia nos habíamos congelado.

Tampoco el espejo de cristal.

—Le dije a Avilia que me enseñara a usar los cristales espejo.

“Buen trabajo en esa confesión”.

Mientras le ponía una mano en el hombro, le dediqué una sonrisa descarada.

***

Elimia había salido y divulgado toda la historia directamente de su propia boca sin tener la menor pista de que el cristal espejo en la habitación todavía estaba activo. No hace falta decir que fue juzgada por sus conciudadanos.

En cuanto a qué tipo de sentencia tenían reservada para ella—bueno, no me correspondía saber qué pasaría. Soy una viajera, después de todo, y no está en mi naturaleza quedarme mucho tiempo en un solo país.

Amnesia fue absuelta de todos los cargos y puesta en libertad.

Sin embargo, las heridas que había soportado por haber sido atrapada por su ciudad natal e instalada por Elimia no serían tan fáciles de curar.

Incluso si recibiera una disculpa oficial de la ciudad, todo eso seguiría igual.

La Ciudad de la Fe no sabía qué hacer con Amnesia una vez que de repente pasó de ser una criminal importante a objetivo de lástima.

Los ciudadanos no la detestaban, pero tampoco sentían verdadera simpatía por ella. Simplemente la miraban atentamente desde la distancia. Así pasaron varios días.

Finalmente, el gobierno de Esto prometió concederle lo que quisiera. Incluso habían admitido que era lo mínimo que podían hacer.

“…Cualquier cosa, ¿eh? Mmm…”

Frente a las personas importantes que se habían reunido en la sala de conferencias, ella con cierta timidez, golpeando con los dedos su mejilla mientras pensaba.

“Nuestro país podría apoyarte para que puedas vivir toda tu vida sin desear nada. Podríamos hacer que nunca más vuelvas a recibir un trato discriminatorio. Te concederemos tus deseos pase lo que pase”, dijo un representante de la ciudad.

Finalmente, asintió. “Bien, en ese caso, ¿podría hacer solo una solicitud?”

Y luego ella sonrió.

Era tan hermosa como una flor floreciente.

Al día siguiente, ella dejó Esto, la Ciudad de la Fe. No tenía más asuntos en la ciudad y, de todos modos, el aislacionismo no era una forma muy interesante de vivir.

Los campos verdes nos recibieron, con el mismo aspecto que tenían varios días antes.

—Nos.

“… ¿Segura que estás satisfecha con tu solicitud?” Miré a Amnesia, de pie a mi lado.

Ella asintió con entusiasmo. “Pues, esto es genial, ¿verdad?”

Solo pidió una cosa.

Que Amnesia, yo y su hermana menor Avilia pudiéramos dejar la Ciudad de la Fe con nuestros recuerdos intactos.

Eso fue todo.

“Bueno, yo también saqué beneficio de eso, pero…”

Como había mantenido mis recuerdos, todavía sabía un poco sobre la vida en la Ciudad de la Fe.

Debería poder hacer un buen negocio… Creo que fabricar y vender esos cristales espejos podría ser lucrativo.

Al final, Amnesia había decidido dejar su ciudad natal.

Supongo que fue porque encontró todos sus recuerdos de la época en que deambulaba como viajera para ser felices. Además de eso, podría haber sido porque todos sus recuerdos de la Ciudad de la Fe eran dolorosos y tristes.

“…Sabes, no odio particularmente esta ciudad”, admitió, entrecerrando los ojos hacia la enorme pared como si la cegara el resplandor. “Estoy segura de que, si pudiera usar magia, y hubiera alguien que no pudiera, entonces probablemente me habría comportado como la mayoría de los ciudadanos”.

“Y si la opinión pública afirmara que esta persona había matado a cuatro brujas y esparcido contaminación mágica, estoy segura de que lo habría creído, como todos los demás”, agregó.

“Porque la gente acepta las explicaciones obvias. Así son los humanos. No puedo ir en contra de mi naturaleza”, continuó derrotada.

“Bueno, es mejor darse prisa y olvidar los tristes recuerdos. Así es como he estado viviendo hasta ahora.

Así es como soy tan despreocupada”. Algo en su rostro parecía aliviado. “Además, mientras perdía la memoria constantemente, hice que tanta gente se preocupara por mí… realmente les debo una disculpa. Por eso quería volver a salir al mundo, esta vez con mis recuerdos”.

“……”

“¡Después de hacer lo que tengo que hacer, debería poder buscar una nueva ciudad natal!”

“……”

“Por cierto”. Dijo Avilia interrumpiendo nuestra conversación, ya que yo había permanecido en silencio. Ella tenía las mejillas muy hinchadas. “Onee-chan, ¿puedo ir contigo también?”

“¿Eh? Sí. Será más fácil viajar con una escoba”.

“…Eres mala”.

“… Vamos, estaba bromeando… No te enojes…”

Una sombra triste cayó sobre Avilia, y Amnesia comenzó a entrar en pánico.

Tenía el presentimiento de que estas dos se dirigían a algunas aventuras interesantes.

Estaba segura de que pasara lo que pasara, estarían bien siempre que estuvieran juntas.

“… ¿Oye, Elaina?” De repente, Amnesia se volvió hacia mí. “¿Qué vas a hacer ahora?”

“Continuaré mi viaje”.

Soy una viajera, después de todo.

“…Entonces esto es un adiós, ¿no es así?” “……”

No le respondí.

Ella tampoco esperó respuesta.

“Oye, Elaina. Voy a buscar una nueva ciudad natal y, cuando lo haga, te escribiré. ¿Vendrías a visitarme? Definitivamente voy a vivir en un lugar increíble y tener una vida espectacular que te pondrá terriblemente celosa”.

Y luego dijo, “Así que esto es un adiós hasta entonces”.

Esto no significa que jamás nos volveremos a ver. No me sentiré sola, porque nos volveremos a encontrar.

Casi podía escucharla decir eso… o tal vez eso era lo que yo quería escuchar.

“…Bien”. Asentí.

“……”

“……”

Esos pocos segundos de silencio se sintieron como una eternidad. Nos miramos la una a la otra durante mucho, mucho tiempo mientras una suave brisa rozaba nuestras mejillas, instándonos a seguir.

Era hora de separamos.

“……” Amnesia soltó una risita en este punto. Ella

parecía un poco avergonzada. “Si vamos por caminos separados, esta sería la parte en la que te daría algún tipo de regalo, supongo”.

“…Realmente no necesito nada”.

Mi tono probablemente fue un poco más agudo de lo que pretendía.

“Lo siento. No tengo nada para darte en este momento”.

Ella me abrazó.

Ella apretó, como si recordara cómo me sentía, y envolvió sus brazos alrededor de mi espalda, abrazándome con fuerza.

“… ¿Otra vez esto?”

“¿No te gusta?”

“…No particularmente”.

Ah, bueno. Envolví mis propios brazos alrededor de su espalda, como si no tuviera otra opción. Cuando eché una rápida mirada más allá de Amnesia, vi a Avilia refunfuñando. “…No es justo”.

¿Qué no es justo?

Amnesia debió haber escuchado a Avilia, porque soltó una risa en silencio. “Gracias por creer en mí cuando nadie más lo hizo” dijo. “Gracias por venir conmigo hasta aquí”.

“No hay de qué”, respondí.

No te preocupes por eso.

“Gracias por salvarme”.

“…No hay de qué”.

“Gracias por ser mi amiga”.

“……No hay de qué”.

“Te amo”.

“No hay de—¿Eh?”

¿Qué es lo que acaba de decir?

Mientras estaba perdida en la confusión, ella se apartó de mí y me dio la espalda. “Bueno, debo irme”.

Podía ver sus orejas rojas brillantes entre los mechones de su hermoso cabello blanco.

Estoy segura de que mi pecho estaba caliente debido al persistente calor de su cuerpo. Estoy segura de que mi cara estaba caliente debido a su cálido aliento.

“¿Oye, Elaina?” Habló dándome la espalda todavía. Su voz temblaba muy levemente. “Nunca te olvidaré”.

Le di la espalda mientras respondía.

“Yo tampoco te olvidaré, te lo prometo”.

Una nube tenue que flotaba en el aire parecía arrastrarse en el suelo. El camino estaba rodeado por una pradera cubierta de flores silvestres, y una brisa fresca les soplaba, haciendo que las flores se balancearan a nuestro paso. A lo lejos, pudimos ver un pequeño río fluyendo al mismo ritmo que nuestro tranquilo caminar. La escena estaba impregnada por el quebradizo chapoteo del agua.

Y avanzamos lentamente.

Cada una en nuestro propio viaje.

-FIN DEL VOLUMEN 4-