Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 13

Capítulo 72: El Alma Marcada

Parte 3

Por supuesto, cualquier Magicmaster que ascendiera a los rangos superiores podría escuchar el término de vez en cuando. Pero si alguno de los profesores lo escuchaba, sus ojos se abrían de par en par por la sorpresa. Sin embargo, las mismas chicas no eran muy conscientes de ello ya que siempre estaban con Alus, una existencia muy alejada de las normas.

―Pero intentar controlar varios dispositivos a la vez también debe ser algo que marea, ¿no?

―Ja, ja, no estoy segura de que usar todo mi cerebro sea suficiente. Oh sí, ¿también puedo preguntarte algo más tarde? ―Alice dirigió un par de ojos suplicantes a Tesfia.

―¿Qué…?

―¿Puedes enseñarme cómo se establecen las coordenadas espaciales con Zepel?

―Claro, pero no creo que sirva de mucho.

―Sí, lo sé… porque es tu propio estilo ―Alice sonrió pero no dijo nada, muy consciente de ello.

Pero Tesfia no estaba muy contenta de haber sido descubierta. Cuando Tesfia se calló, Alice le miró a la cara. De repente, una sonrisa provocadora apareció en el rostro de Tesfia. Levantó los brazos e hizo un gesto para atacar a Alice con un rugido. Ante eso, Alice soltó un grito mezclado con risa y salió corriendo.

―¡Qué quieres decir con ‘lo sé’! ¡Caramba! ¡Ven aquí, Alice!

Durante el último tramo de vuelta al dormitorio femenino, las dos chicas se olvidaron de su cansancio y corrieron animadas. Los estudiantes que se encontraban en el camino se detuvieron para observarlas con miradas de asombro.

Ignorándolas, Alice echó a correr con Tesfia en su persecución.

Gracias, Alice. Tesfia agradeció a su amiga en su mente. Al igual que Alice lo sabía, ella también.

Sabía que Alice se había burlado un poco de ella para animarla ya que últimamente se sentía deprimida. Alice estaba tratando de ayudarla a olvidar a la familia Womruina aunque fuera por poco tiempo.

Habiendo pasado tanto tiempo juntas, entendía por qué Alice actuaba de esa manera. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo. Tal vez Alus les había encomendado tareas tan duras para que no tuvieran que pensar en el Tenbram durante un tiempo.

Como la hora y los detalles aún no habían sido anunciados, tal vez estaba tratando de liberarlas de pensar constantemente en esas cosas y darles la oportunidad de revigorizar sus espíritus.

Sin embargo, pensar así ahora mismo era una insensibilidad. Así que recapacitó y rápidamente volvió a mirar hacia delante.

Con una voz alegre, persiguió a Alice con pasos ligeros. En poco tiempo, alcanzó a su mejor amiga y la abrazó.

Una vez que volvieron a su habitación, disfrutaron de un breve momento de normalidad.

Tesfia estaba especialmente agotada mentalmente, pero poder descansar en su habitación la tranquilizaba. Si estuviera sola, se habría visto atrapada en una espiral de pensamientos negativos. No podía ser tan descarada como de costumbre en estos momentos.

Ambas se ducharon para quitarse el sudor que habían acumulado y se pusieron algo más cómodo. Después de secarse mutuamente el pelo, Alice peinó con cuidado el cabello pelirrojo de Tesfia.

Esto también era lo habitual. Si bien Tesfia estaba atenta a su apariencia, el hecho de que Alice la ayudara con las cosas que no podía alcanzar la ayudaba. Hoy se sentía más cercana a Alice que de costumbre.

Mientras caminaban hacia la cafetería, compartieron una conversación casual.

Tesfia se sentía ligera y libre de cualquier peso.

No podía evitar el tema del Tenbram cerca de Alus o de Loki, pero cuando estaban las dos solas, Alice era considerada y no tocaba el tema. Sobre todo, no tenía que escuchar sus reacciones instintivas diciéndole que todo estaría bien.

Mientras se dirigían a la cafetería, otra chica se fijó en ellas y las llamó.

―¿Van a comer algo? ―les preguntó despreocupadamente.

Cuando ambas asintieron, ella sonrió a su vez.

―Ya veo. Siempre están muy unidas. Hablando de… ―La cara de la chica se nubló de repente―. Lilisha todavía no ha venido a cenar. ¿Pasó algo? Estoy en la habitación contigua a la suya, pero me parece que salió. Hace un rato, sentí su presencia, pero me pareció que algo iba mal. Así que la llamé a través de la puerta, pero no obtuve respuesta. Me preguntaba si al menos saldría a buscar algo de comer para la noche, pero…

Al oír eso, Tesfia y Alice se miraron.

***

Poco después, las dos se plantaron frente a la habitación de Lilisha en el dormitorio de las chicas.

―A pesar de lo que dices, sí que cuidas de la gente, Fia ―Alice susurró al oído de Tesfia.

―¿Qué otra cosa se supone que debo hacer después de que ella despertara mi interés de esa manera? Además, Lilisha se fue con Al a negociar con los Womruina. Sigue sin gustarme, pero siento un poco de gratitud.

―Claro.

―Cielos, al menos debería hacer una amiga en la que pueda confiar para momentos como éste, o acabaremos siendo mandadas en su lugar.

―Oh, nunca eres honesta, Fia ―Alice volvió a sonreír, provocando que una Tesfia algo sonrojada girara la cara y alcanzara el timbre de la habitación de Lilisha.

Pero no importaba cuántas veces pulsara el botón, no llegaba ninguna respuesta desde el interior. Así que las dos volvieron a intercambiar miradas.

―Ella dijo que sintió una presencia en la habitación. Eso significa que ha vuelto, ¿no?

Lilisha tenía una habitación para ella sola, así que no podía ser una compañera de cuarto. La chica que dijo que sintió que algo andaba mal se sintió más acertada ahora.

―¡Si estás ahí, contesta ya! Sólo se puede cenar en la cafetería durante un tiempo ―gritó Tesfia, renunciando al timbre y tocando en su lugar.

Pero seguía sin haber respuesta. Sin embargo, cuando Tesfia apretó la oreja contra la puerta, pudo sentir la presencia de alguien dentro.

Perdiendo los nervios, Tesfia puso la mano en el pomo de la puerta. La puerta se movió con facilidad, como si nunca hubiera estado cerrada.

Tesfia y Alice volvieron a intercambiar miradas confusas. Había un límite a lo descuidado que se podía ser. Después de asentirse mutuamente su malestar, abrieron la puerta y se asomaron al interior.

El interior estaba oscuro, las luces apagadas.

―Vamos a entrar.

―¡¿Fia?! Uhm, Lilisha, ¿estás ahí? La cafetería está a punto de cerrar, y… ―Tesfia entró primero, y Alice la siguió tímidamente, excusándose mientras lo hacía.

Sin embargo, seguía sin haber respuesta. Al pasar la puerta y entrar en la sala, se encontraron con un silencio absoluto.

Tesfia suspiró y miró a su alrededor. Su mano se dirigió inconscientemente hacia el interruptor de la luz y lo tocó.

Al momento siguiente, oyeron una extraña respiración en el interior de la habitación. Un olor tenue y peculiar llegaba desde el interior de la habitación. Era un olor típico de las plantas, como de hierba molida.

―Lilisha, ¿qué estás haciendo? Si estás aquí, contesta ―dijo Tesfia, pulsando el interruptor.

Con las luces encendidas, vio un bulto con forma de persona tumbado en el suelo y cubierto por una manta.

Alcanzó a ver una cabellera rubia que asomaba por debajo, por lo que le resultó fácil imaginar que se trataba de Lilisha.

―¡Algo va mal, Fia! ―gritó Alice, alterada, y se apresuró a pasar junto a Tesfia.

Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, Tesfia siguió a Alice y se acercó corriendo a Lilisha.

La manta que rodeaba a la chica estaba bastante sucia. Las piernas que sobresalían estaban desnudas y cubiertas de barro. También pudo ver pequeños arañazos aquí y allá. Pero lo que más destacaba era que la ventana estaba abierta de par en par.

―¡Lilisha!

Alice se puso de rodillas para atender a Lilisha. Movió la manta que cubría su cabeza, pero cuando vio la complexión de Lilisha se quedó sin palabras. Estaba tan pálida como un fantasma. Intentando obtener una respuesta, Alice sacudió el cuerpo de Lilisha. Fue entonces cuando notó las violentas convulsiones de ella.

Cuando tocó la frente de Lilisha, exclamó:

―¡Está ardiendo!

Intentó quitar la manta por completo, pero no se movió. Al examinarla más de cerca, descubrió que, a pesar de estar inconsciente, Lilisha tenía la manta firmemente agarrada, como si se escondiera involuntariamente bajo ella.

―Alice, voy a buscar a la enfermera ―dijo Tesfia.

Alice se limitó a asentir con la cabeza y alargó con cuidado la mano de Lilisha. Desenroscó lentamente los dedos de Lilisha uno por uno, liberando finalmente la manta.

Sorprendidas por el silencio, tanto Alice como Tesfia se quedaron heladas por lo que vieron.

Sus labios temblaron. Sintieron como si les apretaran el corazón, ya que la respiración se hizo más difícil y sus corazones empezaron a latir más rápido.

Alice se sintió sorprendida y su cuerpo se estremeció. Tesfia jadeó y se tapó rápidamente la boca.

Bajo la manta, la piel de Lilisha estaba roja y con ampollas. No fue un accidente, como quedó claro por las marcas. La espalda blanca de Lilisha tenía una marca espeluznante, una quemadura desagradable que se extendía como una garra.

Ninguna de las dos pudo apartar la mirada y sus mandíbulas se abrieron con horror.

Debió ser torturada. La forma de telaraña de la marca no intentaba disimular la flagrante maldad de quien estaba detrás de ella.

Hasta ahora, las chicas habían ignorado felizmente que el mundo podía ser tan cruel. Creían que los únicos enemigos que existían eran los Demonios. Como Magicmasters novatas, sólo habían perseguido una idea de justicia simple.

Una fina membrana había protegido su ingenua visión del mundo, pero este violento acto la había hecho saltar por los aires. Una realidad cruel y la malicia oculta del mundo asaltaron a las dos chicas.

Un momento después, Alice volvió a sus cabales.

―¡Fia! ¡Date prisa!

―¡Ah, s-sí! ―Alice levantó suavemente a Lilisha, con cuidado de no tocar la quemadura.

Tesfia corrió a buscar ayuda, pero un pensamiento entró en su mente por un momento. ¿Estaba bien mostrar la marca en la espalda de Lilisha a los demás?

Rápidamente se dio cuenta de lo que era más importante y se sacudió la idea de la cabeza. Ahora mismo, la vida de Lilisha era la prioridad. Teniendo en cuenta la crítica situación, la opinión pública era el menor de sus problemas.

Como jefa de la residencia, fue Felinella la que resolvió la conmoción.

El dormitorio, por supuesto, tenía una enfermera. Desgraciadamente, estaba fuera por otros asuntos, así que una vez que Lilisha fue llevada a la enfermería, Felinella la atendió en su lugar. Mientras movía las manos, Felinella habló con Tesfia y Alice, que miraban preocupadas.

―La medicina no es lo suficientemente fuerte. A diferencia de la enfermería del edificio principal, sólo hay medicamentos para los rasguños y lo que se prescribe para las enfermedades. Illumina está llamando a la enfermera, así que ¿por qué no van a contarle a Alus lo que pasó?

―¿Eh, Al? ―Preguntó Tesfia con expresión inquisitiva y Felinella asintió con decisión. Su tono no permitía una negativa, así que Tesfia se tragó cualquier otra pregunta.

Una vez que las dos chicas salieron corriendo de la enfermería, Felinella frunció el ceño.

―Esto no tiene buena pinta… ―A pesar de que Felinella había terminado de desinfectar la herida y de administrar unos simples primeros auxilios, la frente de Lilisha sudaba profusamente.

Además de sus estudios, Felinella ayudaba a su padre, Vizaist, en su trabajo al frente del departamento de inteligencia; había adquirido los conocimientos médicos utilizados en el ejército. Por ello, entendía lo que significaban estas quemaduras.

Tendría que informar de esto a su padre más tarde, pero no podía dejar que Lilisha muriera aquí. Si algo sucediera, causaría un gran revuelo.

Esto podría coincidir con el caso en el que estamos trabajando. Esto es exactamente lo que le preocupaba a mi padre, pensó.

El departamento de inteligencia tenía una amplia red de información tanto dentro como fuera de la nación, y también ayudaban a reunir información para los trabajos que Alus realizaba en la sombra. Por eso, Felinella se veía obligada a prestar atención a todo tipo de cosas. Por lo tanto, ella sabía que la interferencia de los militares alrededor de Alus había llegado recientemente a un punto en el que había ido demasiado lejos.

Para respaldar esto, había una extraña información de la corte real que decía que la familia Fable estaba tratando de averiguar la verdad.

La persona a la que Vizaist había prestado más atención era Lilisha. El otro día, Alus se esforzó por volver a la familia Fable e intervenir en la pelea que había tenido lugar allí, salvando a Lilisha en el proceso.

Sin embargo, después de que Alus la salvara -considerando el oscuro objetivo de Lilisha para irrumpir en la finca de Fable-, su fracaso le supuso un castigo.

Mientras Felinella reflexionaba en silencio sobre la situación, percibió la presencia de más y más estudiantes reunidos fuera de la enfermería, preocupados por la seguridad de su compañera. Pero una vez que Illumina regresara con Alus, podrían alejarlos juntos.

Primero tendré que confirmar cómo reaccionará Alus. Eso determinará lo que el departamento de inteligencia haga a continuación. Dependiendo de lo que ocurra, puede que ni siquiera tenga tiempo de contactar con mi padre.

Al sentir una ligera presencia, Felinella se concentró y liberó su maná en el aire.

Probablemente Tesfia y Alice ya habían llegado al laboratorio de Alus. Aunque estaban lejos, con su talento en el atributo viento, Felinella podía sentir claramente la presencia de alguien con un maná abrumador que se acercaba. Y además…

¿Oh? Esto sí que es inesperado, pensó Felinella, sintiendo no sólo a Alus, sino la presión del maná de la directora frente a él.

Algo parece extraño. Felinella podía sentir las dos ondas de maná arremolinándose y tratando de superarse mutuamente.

¿Qué está pasando? Parecía que las dos estaban chocando. Sin embargo, sólo fue un momento, y pronto parecieron calmarse. Las intensas emociones de Alus al enfrentarse a la directora desaparecieron mientras pasaban a mantener una discusión.

Felinella dejó escapar un suspiro de alivio. Al parecer, se había resuelto sin problemas. El maná de Alus se separó del de Sisty y siguió avanzando hacia Felinella y el dormitorio femenino.

***

Cuando Tesfia y Alice regresaron volando del dormitorio con la sangre drenada de sus rostros, Alus y Loki se quedaron un poco extrañados. Ellos también habían ido a comer algo, pero su apetito desapareció ante las siguientes palabras:

―Lilisha fue gravemente herida.

―Se desmayó en su habitación.

Las palabras de Tesfia y Alice estaban desconectadas, pero al combinarlas contaban la historia.

En cuanto escuchó eso, Alus tuvo un mal presentimiento. Al mismo tiempo, sintió algo parecido a un dolor en la nuca, como si sus emociones hubieran sido golpeadas por una piedra.

―¿En qué estado se encuentra? ―preguntó en tono rígido, y Tesfia y Alice se turnaron para responder.

Le hablaron de las horribles marcas de quemaduras en la espalda de Lilisha y de que no fueron un accidente.

Loki, de pie detrás de Alus, no pudo evitar sentir que su pecho se apretaba al escuchar los detalles de lo que le había sucedido a Lilisha.

Al mismo tiempo, como observadora, también pudo sentir que la presión que emitía Alus aumentaba a medida que continuaba el espantoso informe. Era como si tratara de contener el maná y las emociones que brotaban de su interior.

Si se liberara, Tesfia y Alice se derrumbarían sin duda por la presión. Independientemente de las intenciones de Alus, no serían más que arbolitos atrapados en una tormenta, cayendo de rodillas. En el peor de los casos, sus cualidades de Magicmaster podrían quedar comprometidas.

―Entonces nos dijo que llamaría a un Magicmaster sanador… y que viniera a decírselo a Al mientras tanto.

―¿Quién?

―Feli.

Alus guardó silencio, y ni Tesfia ni Alice intentaron establecer contacto visual con él.

Se encogían ante su expresión rígida, y no estaban seguras de sus pensamientos internos. Para ellas, no parecía que Alus estuviera especialmente preocupado por Lilisha ni evidentemente enfadado.

Sin embargo, ambas no eran conscientes de lo que pasaba en el fondo de su mente. Aunque no había signos evidentes, Alus se sentía de hecho inexplicablemente agraviado. Tampoco tenían forma de saber que su frustración se dirigía al origen del problema, cuya existencia era incierta.

La atmósfera seguía haciéndose cada vez más pesada. La presión que Loki sintió antes estaba cubriendo toda la habitación, y Tesfia y Alice acabaron en el extremo receptor.

Inconscientemente empezaron a sudar por la frente y les temblaban las piernas.

Loki gritó:

―¡Sir Alus, estas dos no tienen nada que ver!

―Lo sé… ―Teniendo en cuenta que se enfrentaban frontalmente a Alus en ese estado, estaban aguantando sorprendentemente bien. La presión debía ser abrumadora.

Sabía que estaba siendo un poco prepotente, pero Loki dejó escapar un suspiro y sacó a Alus del laboratorio, dirigiéndose al dormitorio femenino, dejando a las dos chicas atrás.