Ryuu to Sairei (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Para Algún Día Derretirse Y Desvanecerse

Parte 4

 

 

Yuui miró por la ventana y vio un tenue brillo.

Imaginaba que debía haber hogueras en las calles de abajo. Las calles normalmente tranquilas ahora estaban llenas de gente caminando. Podía oír sus voces.

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La Adoración del Cielo había comenzado.

Había mucho bullicio en el edificio ya que la reunión acababa de terminar, pero era probable que todos fueran a la Capilla pronto. Yuui se sintió aliviada porque parecía que nadie la había visto regresar a su habitación.

Oyó que se abría la puerta de la habitación y giró la cabeza para mirar.

“Gracias por tu trabajo, Nova”, dijo Yuui cuando vio quién estaba allí.

Inclinó la cabeza. “Mi estadía aquí se ha vuelto difícil”.

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Ese era el tipo de cosas a las que Nova siempre respondía “Sí”, pero no dijo nada. Simplemente se paró en la entrada, mirando a Yuui.

“¿Qué ocurre?”, preguntó Yuui.

En lugar de responder, Nova se acercó a Yuui. En la oscuridad de la habitación, se acercó tanto que casi choca con ella. Yuui se vio reflejada en los ojos sin emociones de Nova.

“Hay algo que no entiendo”, dijo Nova en voz baja.

“¿Qué es eso? Te lo explicaré si lo entiendo…”.

“Se trata de la cena, de la otra noche. El grupo decidió que Seyoh orquestó, tanto la carta de amenaza como el ataque contra ti. Incluso lo admitió”.

“Afirmó que era para llamar la atención sobre mí, pero, bueno, esa es una historia bastante molesta”, dijo Yuui encogiéndose de hombros.

“Pero es, extraño”.

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“¿Por qué dices eso?”.

Nova parpadeó por un momento.

“Porque vi la carta de amenaza”, continuó en un tono plano. “Era un sobre que estaba ligeramente húmedo y blando. La escritura se estaba escurriendo un poco, pero aún se podía leer. Si fuera un acto, no necesitaría hacer algo así. Simplemente podría decirles a los demás que se había entregado una carta de amenaza”.

“Es algo desconcertante…”, concedió Yuui, colocando un dedo en su mejilla. “Sin embargo, Seyoh es muy minucioso, así que tal vez eso fue intencional. Después de todo, no sabría quién podría decir que quería ver la carta real”.

“¿Hacer eso no significaría que quería detener, las reuniones? ¿No contradice ese motivo por el qué te atacó?”.

“Pensé que Rolphie explicó eso”.

“No lo hizo”, dijo Nova inmediatamente. “Todo lo que hizo fue usar el proceso de eliminación, para afirmar que Seyoh era la única persona que podría haber hecho ambas cosas. No se centró en la consistencia del motivo, en lo absoluto”.

“Entonces quizás deberíamos permitir alguna contradicción. Si solo hay una posibilidad, debemos aceptarla, aunque sea un poco exagerada…”.

“No”. Nova negó con la cabeza y miró a Yuui. “Hay dos, posibilidades. Podría ser que la persona que envió la carta, y la persona que te atacó sean de bandos diferentes”.

“¿Qué te lleva a creer que hay otra posibilidad?”.

“Porque conozco a alguien que sabe a qué hora los sirvientes abren la puerta principal todos los días, y que podría haber dejado una carta allí inmediatamente antes”.

“… ¿Y quién sería?”.

Nova no respondió. Se acercó a la ventana y miró hacia abajo.

Desde esa pequeña ventana, se tenía una vista clara de la entrada del edificio. No estaba tan alta como para que no pudieras abrir la ventana y dejar caer un sobre en el umbral si apuntabas bien.

Nova se volvió hacia Yuui.

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“¿Me dirás, por qué?”.

“¿Por qué?”. Yuui inclinó la cabeza.

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“Te las arreglaste para salir de eso, esta vez. Seyoh decidió que era mejor encubrirte a ti, que evitar que otros supieran del culpable. Pero no habría sido así si se hubieran dado cuenta de que en realidad enviaste la carta. Habrías sido juzgada, como una verdadera criminal. ¿Por qué harías algo tan, autodestructivo?”.

Yuui se acercó a la ventana. Se paró al lado de Nova y miró hacia abajo. Había tanta gente dando vueltas que uno se preguntaba dónde estaban normalmente.

“Hey, Nova”, dijo Yuui. “¿Por qué crees que me invitaron a estas reuniones en primer lugar?”.

“Para desacreditar la fe de Lukutta. Para dejar en claro su actitud hacia los países que han conquistado, declarándote pecadora y ejecutándote”.

“Eso es muy poco probable”. Yuui sonrió y negó con la cabeza. “Si ese fuera su objetivo, podrían haber expuesto quién era yo en mi primer día en las reuniones. No tendrían ninguna razón para tomarse la molestia de obligarme a participar. Creo que Seyoh solo tenía un objetivo en mente desde el principio”.

“¿Y cuál era ese?”.

“El convertirme y hacerme misionera en Lukutta”.

Nova miró a Yuui en silencio.

“El potencial de convertir a otras naciones es un tema apremiante en Estosha porque limita con otras naciones. Quieren a alguien de su lado que sea de Lukutta, especialmente si están en una posición de poder religioso. Lo quieren tanto que harían cualquier cosa. El impacto en la gente de Lukutta será enorme cuando sepan que me he convertido al marayismo. Obviamente, mi conversión no necesita ser verdadera en mi corazón. Pero me obligaron a declarar mi intención de convertirme. Ahora que he dicho eso, no tengo más remedio que hacer proselitismo cuando regrese a Lukutta, ya que el reino podría ejecutarme cuando quisiera. Me están monitoreando, después de todo”.

Las palabras de Yuui fluían suavemente.

“Por eso Seyoh me hizo participar en esos encuentros, me hizo aprender sobre el marayismo y me hizo ganarme la confianza de los asistentes al debate. Eso era lo único que Seyoh quería lograr en estas reuniones de invierno. Así como Mellay hizo todo lo posible para convertir a los fabricantes de varitas en miembros del Clero”.

“Estabas…”, comenzó Nova, que había estado escuchando en silencio, “¿Estabas consciente de esto? ¿Y, aun así, hiciste lo que quería…?”.

“No tuve elección. Este era el único resultado posible desde el momento en el que llegué a Estosha. Había preparado todo tan minuciosamente. Si hubiese tratado de correr, solo sería retenida aún más fuerte”.

“Pero, ¿Por qué…?”.

“No hay forma de que pueda resistirme a ellos por completo. Pero si sigo sus planes para mí, las cuerdas que me atan se aflojarán. En esa situación, puedo mover al menos un dedo, y tal vez pueda guiar las cosas un poco”.

“¿Guiar?”, preguntó Nova, parpadeando un par de veces.

“Seyoh debe haberse dado cuenta de inmediato del hecho de que yo había enviado la carta de amenaza. Probablemente sospechó que estaba tratando de detener las reuniones después de darme cuenta de lo que estaba haciendo. Pero no podía echarme la culpa porque eso pondría más crímenes en mi cabeza. Y entonces ya no sería solo Yuui Laika, la chica moralmente recta descendiente de un dios. Podría haber elegido ignorar la carta de amenaza… pero alguien con una mente como la suya en realidad elegiría usarla para su beneficio”.

Yuui hizo una pausa para respirar.

“Fingió atacarme e hizo un problema aún mayor con las amenazas. Incluso si Rolphie no lo hubiera acusado, Seyoh se habría implicado a sí mismo. O eso, o habría preparado a otro ‘culpable’ para asumir la culpa. De todas maneras, su plan subsumió el mío. Dado que me mostró su habilidad, no tendría más remedio que seguir su plan, incluso si yo supiera cuál era…”.

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Yuui levantó las palmas de sus manos.

“Pero ¿Qué pasa con eso? ¿Qué pensarían los demás participantes en la reunión?”.

“… ¿Qué quieres decir?”, preguntó Nova.

“¿No pensarían que fuese extraño? ‘¿Por qué Seyoh nos probaría?’ ‘¿Por qué mintió al principio sobre la carta y el ataque?’ Podrían comenzar a sospechar de él”. Yuui se llevó una mano al pecho. “Y podrían comenzar a sentir un poco de lástima por mí, porque él me usó. Serían más gentiles conmigo. De hecho, tanto Mellay como Gustavus me hablaron después de la reunión. Esos son los dos que visité con el pretexto de discutir sobre esa carta de amenaza. Ambos me lo prometieron. Dijeron que querían darme una libertad casi completa con respecto a la difusión del marayismo en Lukutta”.

Nova abrió la boca, pero luego la volvió a cerrar. Dejó de parpadear y miró a Yuui.

“Las reuniones fueron exactamente como las planeó Seyoh. Pero al mismo tiempo, sus compatriotas perdieron un poco de confianza en él, y yo gané algo de ellos. ¿Y qué saldrá de eso, preguntas?”. Yuui levantó un dedo. “Cuando el Nuevo Orden tome el poder, se abstendrán de apoderarse de Lukutta. Mientras esté allí, decidirán que está bien dejarlo en paz. Actuaré de una manera que les haga pensar eso. Y eso le dará tiempo a Lukutta. Tiempo. Que puede cambiarlo todo”.

Nova dio un paso atrás mientras escuchaba la suave explicación de

Yuui.

“Yo…”, comenzó a decir. “¿No tienes miedo, de que les cuente a los superiores, lo que acabas de decir?”.

“No haría ninguna diferencia si lo hicieras”, dijo Yuui con una sonrisa. “Pero como tu amiga, te advierto que creo que es poco probable que puedas lograr que se lo tomen en serio. No soy más que una peona para los de arriba. No creen que tenga el poder de cambiar nada. Mira lo que sucedió esta vez

– jugué exactamente según la mano de Seyoh. Dudo que estén interesados en los pensamientos de una títere…”.

Ryuu to Sairei Volumen 3 Capitulo 4 Parte 4 Novela Ligera

 

Nova estuvo en silencio por un tiempo. Esto era normal para ella, aunque este silencio parecía diferente de lo habitual.

“Te estoy, monitoreando,” dijo ella.

“Sí, en efecto”.

“Es probable, que me mantengan en esta posición, incluso después de regresar a Lukutta”.

“Eso parece probable”.

“Pero, voy a enviar una solicitud, para que me reasignen”.

“¿Por qué ahora, de todos los tiempos?”, preguntó Yuui. “¿Estás harta de mí?”.

“No… Porque yo, no puedo seguirte el ritmo”.

“Sin embargo, no creo que tu solicitud sea aprobada”.

“… Estoy de acuerdo”. Nova asintió una vez, con su voz con el mismo tono sin emociones de siempre. “Sí. Espero, estar contigo más tiempo, Yuui”.

***

 

 

Una vez que se abrió la puerta de la sala de reuniones, la gente se fue, con expresiones alegres. El salón se llenó con el sonido de la charla, que rápidamente se convirtió en un alboroto.

Ix fue arrastrado junto con la marea de personas hacia la entrada principal del edificio, pero Shuno estaba esperando justo al lado. Se le iluminó el rostro cuando vio a Ix, y lo agarró del brazo para arrastrarlo hasta un rincón del salón. Mientras Shuno tiraba de él, varios de los participantes de la reunión intentaron hablar con Ix.

Todos estaban sonriendo. Buscó a Rolphie y Hemsley entre la multitud, pero no los vio por ninguna parte.

No pasó mucho tiempo para que la gente desapareciera. El salón se vació rápidamente, volviendo al silencio.

“Todos van a la Capilla al otro lado de la calle”, le dijo Shuno. “Los asistentes que esperaban en el pasillo me lo dijeron. Habrá un servicio en la Capilla; luego todos saldrán a los terrenos para el ritual de Adoración del Cielo. Cualquiera puede unirse a eso, supongo, así que ¿Quieres esperar un poco antes de ir?”.

“No me importa, pero…”, dijo Ix con un suspiro.

“¿Por qué estás tan deprimido?”, preguntó Shuno, con confusión. “Solo estaba escuchando a través de la puerta, ¡Pero estuviste increíble, Ix! ¡No puedo creer que hayas revelado cuál era realmente la varita definitiva! Hombre, no tenía ni idea. Una varita hecha por un dragón, eso es genial-”.

“Fue una mentira”.

“¿Eh?”. Shuno miró inexpresivamente a Ix.

“Todo fue una mentira. El dragón, Rednoff, todo fue una mierda de la que no tengo ninguna evidencia. Además… esa cosa no es la varita definitiva”.

“E-Espera un segundo, Ix”. Shuno rápidamente levantó una mano. “¿U-Una mentira? Pero Munzil Alreff y sus propios aprendices coincidieron en que sí. Quiero decir, no tengo ni idea de cómo se usa, pero…”.

“Así es, Shuno,” dijo Ix. “Nadie puede usarla, y no hay nada para lo que pueda usarse. Eso es exactamente lo que la convierte en la varita definitiva”.

“… ¿Qué quieres decir?”.

“¿Cuántas veces hemos hablado los dos de eso? ¿Especulamos sobre si es posible forjar la varita definitiva o cómo se vería si pudieras hacerla? Apuesto a que todos los fabricantes de varitas en la historia han pensado lo mismo. Sueñan con la varita definitiva y tratan de acercarse un poco más a ella. Esa pasión impulsa el desarrollo de catalizadores, y no se ha extinguido, cientos de años después. Incluso si no avanzan tan rápido como antes, incluso si Munzil muere… los fabricantes de varitas como tú vendrán. Artesanos con pasión, que marcarán el paso del tiempo. Y probablemente haya una razón para eso”.

“Deja de felicitarme ahora”, dijo Shuno, un destello de ira cruzó su rostro antes de que volviera a la normalidad. “¿Así que estás diciendo que la razón es…?”.

“La varita definitiva”, dijo Ix con un asentimiento. “Todos creen que algún día produciremos una sola varita para acabar con todas las varitas. Porque hay una leyenda sobre el primer fabricante de varitas que la creó. Es por eso que todos están tan obsesionados con avanzar en el oficio. No importa si la varita definitiva realmente existe o no. El solo hecho de tener el nombre significa que los catalizadores mágicos seguirán evolucionando para siempre. Es lo mismo con las estrellas. Te sientes con seguridad extendiendo tu mano hacia ellas porque nunca las alcanzarás”.

“Está bien, está bien, ¿Qué pasa con Rednoff, entonces? ¿Dónde desapareció?”.

“Ni idea”. Ix se encogió de hombros. “Tal vez murió en esa habitación y lo mantuvieron en secreto, o alguien lo ayudó a escapar en secreto…

Incluso si tratamos de imaginar lo que sucedió, no tenemos suficiente información. Tal vez se sintió culpable por dejar fuera del negocio a todos los fabricantes de varitas explosivas y simplemente desapareció”.

“…”.

Después de escuchar la explicación de Ix, Shuno se giró, frunciendo el ceño. Parpadeó varias veces, pareciendo inquieto.

“… Cierto”, murmuró Shuno después de un rato. “Lo entiendo, Ix. Te va a llevar tiempo digerirlo todo… Está bien”.

“Perdón por arrastrarte a esto”.

“No es un problema, de verdad. Pero lo entiendo. Eso es lo que quisiste decir cuando dijiste que estabas traicionando a alguien, ¿Verdad? ¿Decir que era la varita definitiva incluso cuando sabías que no era verdad?”.

“Eso es…”.

Ix no pudo evitar quedarse en silencio.

Eso no era cierto. Porque lo que había traicionado era el honor de los dragones que ya no estaban aquí.

Pero la voz de Shuno rápidamente volvió a ser alegre.

“Bueno, si no quieres decírmelo, está bien. Al menos por ahora, parece que tu amiga se salvó”.

A estas alturas, Ix sabía que Shuno estaba siendo amable.

No tenía idea de por qué era tan amable con él, por qué todavía le sonreía a pesar de que le había metido en este lío. No lo entendía, pero lo hacía muy feliz. Tan feliz que casi quería llorar.

Miró a Shuno mientras pensaba eso, solo para encontrar una mirada inquisitiva en su rostro.

“O-Oye, Ix, ¿Estás bien? ¿Te duele el estómago?”.

“No, no es nada”.

“¿En realidad? Estás haciendo una expresión que nunca antes te había visto hacer; me parece algo extraño”.

Casi no había nadie en el pasillo en este momento. El servicio en la Capilla probablemente estaba en marcha, supuso Ix.

Pero por el rabillo del ojo, vio aparecer a dos personas pequeñas y caminar hacia él.

“Ah, ahí están ustedes dos”, dijo uno de ellos.

“Oh,  Maestro  Coaku,”  dijo  Shuno,  notándolos  también.  “Y  tú… Ummm, lo siento, no te pregunté tu nombre”.

“Nova”, dijo con una ligera inclinación de cabeza.

“¿Nova? Soy Shuno. Gracias por tu ayuda antes”.

“De, nada”.

Ix no tenía idea de por qué Coaku y Nova habían venido juntos, pero se limitó a hacer una reverencia en silencio. Sin Coaku, nunca hubiera logrado entrar a esa reunión.

Parecía que el viejo artesano los había estado buscando a los dos. Había pensado que estarían en la Capilla y salió a buscarlos.

“¿Ustedes dos no participarán en la Adoración del Cielo?”, preguntó Coaku.

“Oh, sí, iremos”, dijo Shuno con un movimiento de su mano. “Es solo que no conocemos los rituales, así que estábamos hablando de ir después de que terminaran… ¿No es verdad?”.

Ix asintió con la cabeza, pero escuchar la mención de la Adoración del Cielo le hizo recordar algo.


“Coaku, perdón por la pregunta al azar…”, dijo, “¿Pero tienes una nieta?”.

“No”, dijo, sacudiendo la cabeza. “Solo tenía un hijo. No tengo nietos”.

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Lo sabía…, pensó Ix mientras miraba hacia abajo.

Sí, todavía había una cosa que no entendía.

Riess. La chica que había conocido por primera vez cuando llegó a la ciudad, con quien se encontraba de vez en cuando. La chica que él había especulado era un verdadero fantasma.

Pero Coaku le había dicho que no tenía ni hija ni nieta. Ahora lo que Ix había imaginado hasta ese momento comenzaba a sentirse más real…

“Pero tengo una asistente que es lo suficientemente joven como para ser mi nieta”, continuó el artesano.

“¿Eh?”.

“Sal, Riess”.

Coaku se hizo a un lado para revelar a una niña. Ella se había estado escondiendo detrás de él todo el tiempo.

Estaba mirando al suelo y agarrando con fuerza el borde de su abrigo.

“¿Riess…?”, preguntó Ix, y ella levantó la vista para encontrarse con su mirada.

Su rostro se volvió tan escarlata tan rápido que casi se podía escuchar un sonido acompañándolo. Dio media vuelta y echó a correr por el pasillo.

“Creo que eso podría ser suficiente para decirte… Lo siento. Es una chica muy tímida”. Coaku inclinó la cabeza mientras miraba en la dirección en la que ella había corrido. “A ella no le gusta que la gente la mire. Ella me causa bastantes dolores de cabeza, ya que todavía sale por la noche a pesar de que le dije que no lo hiciera”.

“¿Ella es tímida…?”, murmuró Ix.

“Sin embargo, por favor, no lo malinterpretes. Realmente te aprecia mucho, Ix”.

“¿Eh…? No recuerdo haber hecho nada para gustarle. ¿La conocí hace mucho tiempo?”.

“Dudo que la hayas visto. Pero has hablado con ella”, dijo Coaku enigmáticamente.

“… No, no recuerdo nada”.

“Ella estaría feliz de escuchar eso”, dijo Coaku con una sonrisa.

“¿Recuerdas que le envié una carta a tu maestro hace algunos años?”.

“Sí. Intercambiamos bastantes. El Maestro me hizo escribirlas”.

“Eso es correcto. Pero solo envié la primera”.

“¿Y las demás?”.

“Riess decidió enviarlas a todas ella sola. Fingió ser yo para poder hablar con un fabricante de varitas que admiraba. Apuesto a que se decepcionó cuando las cartas regresaron escritas por un sustituto cuyo nombre ni siquiera sabía. Pero ella no tenía demasiada gente con quien hablar en ese momento. Pronto, se obsesionó con enviar esas cartas… Y parece que te tomó mucho cariño, Ix. Solo me di cuenta porque se estaba divirtiendo mucho”. Coaku se frotó la cabeza. “Es por eso que estaba tan feliz cuando escuchó que vendrías a Estosha. Parece que no han tenido muchas oportunidades de hablar, pero tendremos muchas oportunidades de vernos durante mucho tiempo, ¿No es verdad? De todos modos, la traje conmigo para que al menos pudiera saludarte, pero… así es ella”.

Ix parpadeó repetidamente, incapaz de decir nada.

¿Qué significaba eso?

“Entonces, ¿Qué pasa con el fantasma en el monasterio?”, preguntó.

“¿Fantasma? ¿De qué se trata esto?”, preguntó Coaku, luciendo desconcertado.

“Uh… bueno, hubo un incidente en el monasterio donde alguien dijo que vio algo”, dijo Ix mientras miraba a Shuno.

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“Ah, sí, lo hubo. Me pregunto qué fue eso”, dijo Shuno.

Los dos ladearon la cabeza y Nova levantó ligeramente la mano.

“Era, yo”, dijo la chica. Su tono era tan casual que a Ix le tomó un tiempo entender.

“Ahora, ¿Qué estás diciendo?”, preguntó Ix mientras la miraba a los

ojos.

“Era, yo”, repitió Nova. “Visité el monasterio un par de veces, para investigar la Antigua Orden”.

“No permiten chicas allí”, dijo Ix.

“Correcto”.

“… ¿Lo visitaste? ¿A través del pasaje subterráneo?”.

“Sí. Era más fácil caminar por allí, que atravesar la nieve. Recibí información, sobre la existencia del pasaje”, dijo, su discurso era fragmentado. “Nos vimos, en el monasterio”.

“¿Eh? ¿Cuándo?”.

“Recogiste el libro, que se me cayó”.

“¿Libro…?”.

“Se está haciendo tarde. Debería irme. Adiós”, dijo Nova mientras le tendía la mano a Ix, quien todavía estaba confundido.

“Uh, sí…”, dijo mientras reflexivamente le estrechaba la mano.

En su palma había algo que no se parecía a la piel humana – algo seco y arrugado.

Miró a Nova mientras se alejaba. En ese momento, una escena se repitió en su mente.

Así es, había cogido un libro…

La primera vez que fue al monasterio, había un monje empujando un carro.

Ix había recogido un libro para él.

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Lo que significaba…

La persona que Shuno había visto en la cocina había sido Nova…

Y la razón por la que hubo un almuerzo faltante ese día fue porque realmente había una persona de más en el monasterio.

Por alguna razón, Ix sintió la necesidad de estallar en carcajadas. A pesar de que Yuui acababa de pasar por lo que pasó. Algo hizo que la tensión se drenara de sus hombros. ¿Así que había sido Nova todo el tiempo…? Cierto…

Eso es todo lo que era el fantasma, entonces.

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