Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

Volumen 2

Capitulo 47: El Oso Hace Pudín

ME PREGUNTO SI FUNCIONÓ.

Había conseguido una tonelada de huevos, así que decidí intentar hacer pudín.

Cuando abrí el refrigerador, el aire frío me rozó la cara. Me recibió una hilera de budines. Agarré uno de ellos, lo llevé a la mesa y le di una probada.

“Delicioso.”

Me lo tragué. Simplemente no pude evitar que mi cuchara se moviera. Regresé al refrigerador por unos segundos. Inmediatamente después de haber terminado dos postres enteros, que tanto anhelaba, Fina y Shuri vinieron a visitarme.

“Estamos aquí, Yuna”.

“Siéntense y esperen aquí”.

“Entonces, ¿cuál era la deliciosa comida de la que nos hablaste?”

Las hice pasar para que pudieran ser mis probadoras oficiales de sabor.

“Son golosinas que hice con huevos”.

Les preparé un pudín frío a cada una. Tomaron sus cucharas y comieron un bocado.

“Está tan bueno…”

Mientras Fina murmuraba su impresión, Shuri ya se había metido varios bocados más en la boca.

“Shuri, no comas demasiado rápido”.

“Pero esta tan bueno”.

Sonrisas se formaron en sus rostros.

“Me alegra que a ustedes dos parezca que les gusta”.

“Es tan delicioso, Yuna. No tenía idea de que pudieras hacer algo tan delicioso con huevos”.

“Bueno, esto es solo un prototipo. Avísenme si tuvieron alguna impresión mientras lo comían, como si fuera demasiado dulce o no lo suficientemente dulce”.

“No hay nada malo. Es dulce y delicioso”.

“Sí, delicioso”.

Shuri parecía arrepentida mientras lamía su cuchara.

Terminé sacando dos pudines más del refrigerador y los puse frente a las chicas.

“Estos son los últimos”.

Cuando puse los pudines en la mesa, sus cucharas se pusieron a trabajar. Volví a la nevera y metí el resto de los pudines en mi almacén de osos. Después de que terminaron de comer y nos separamos, me dirigí al orfanato para mi próxima prueba oficial de sabor.

Cuando llegué al gallinero cerca del orfanato, los niños estaban trabajando duro cuidando a los pájaros. Los llamé y entré.

“Bienvenida, Yuna.”

La directora y algunas chicas estaban preparando el almuerzo.

“¿Vine en un mal momento?”

“Para nada, esto está bien. Si bien no es mucho, ¿sería tan amable de almorzar con nosotros?”

Como ella se había esforzado por invitarme, acepté humildemente. Los niños se sentaron en sus asientos en la amplia sala y esperaron pacientemente a que se prepararan las comidas de todos. Después de que se prepararon todas las comidas, dijeron: “Te damos las gracias, chica oso, por esta comida”.

Una vez que terminó, los niños comenzaron a comer.

“¿Siguen haciendo eso?”

“Podemos comer así gracias a ti. No podemos olvidar estar agradecidos por eso”.

Su gracia antes de las comidas solía ser: “Te damos gracias, Yuna, por esta comida”. Por supuesto, era demasiado vergonzoso para ellos decir mi nombre, así que les pedí parar, pero los niños simplemente no lo hicieron.

“Es porque te estamos agradecidos, Yuna”.

“Es porque podemos comer toneladas gracias a ti, Yuna”.

“Es porque podemos comer toda esta deliciosa comida gracias a ti, Yuna”.

“Podemos usar ropa bonita gracias a ti, Yuna”.

“Tenemos una casa cálida para vivir gracias a ti, Yuna”.

“Podemos dormir en camas calientes gracias a ti, Yuna”.

“… por ti, Yuna.”

Como era tan vergonzoso que mi nombre apareciera en cada comida, llegamos a un compromiso y, en su lugar, comenzaron a agradecerle a la chica oso. Sin embargo, todavía era bastante vergonzoso.

El almuerzo del orfanato fue solo pan y sopa de verduras, pero los niños parecían estar muy contentos de comerlo. Solo verlos así me hizo sentir feliz, lo cual fue un poco extraño. Nunca me hubiera considerado una persona cariñosa, especialmente porque no había hecho nada como esto en Japón. Aunque tenía el dinero, nunca intenté donar.

Mientras miraba a los niños, algunos terminaron de comer. Saqué los pudines de mi almacén de osos.

“¿Qué es eso?” preguntó una chica.

“Estos son bocadillos que preparé con los huevos de las aves por las que han trabajado duro para cuidar. Están deliciosos”.

Comencé a poner los pudines frente a los niños. Reservé una porción para la directora y Liz, por supuesto.

“¿Qué demonios? Esto es delicioso.”

“Está tan bueno.”

“Solo tengo uno para cada uno de ustedes, así que asegúrense de saborearlo”.

Parecía popular entre los niños.

“Yuna, esto es tan sabroso”, dijo Liz.

“Gracias. Todo esto fue el resultado de que usted y los niños trabajaron duro para criar esos pájaros. Después de todo, hice este pudín con sus huevos”.

“¿De Verdad?”

“Después de todo, venderlos sería un desperdicio”.

“Los huevos son increíbles, ¿no? Pueden convertirse en dinero o convertirse en estos deliciosos dulces”.

“Sin embargo, sería bueno si pudiéramos conseguir algunos pájaros y huevos más”.

Si pudiéramos hacer eso, podría hacer toneladas de cosas sin preocuparme por cortar nuestro suministro.

“Sí, nos aseguraremos de poner nuestro empeño en ello”.

“Si terminas con demasiados para manejar, házmelo saber, está bien. Ya se me ocurrirá algo”.

“Lo haremos, pero todavía estamos bien, ya que los niños están trabajando muy duro”.

Mientras hablaba con Liz, los niños vaciaron sus recipientes de pudín. Les pregunté a los niños qué pensaban del pudín y luego abandoné el orfanato.