Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“¡Wow! ¡Mira, mira, señorita Mia! ¡El Rey Libra lleva un delantal!”

En cuanto Miabel entró en la cocina, chilló inmediatamente de alegría. Sus ojos amplios y brillantes se clavaron en Sion. Estaba claro que Maniabel seguía viva y coleando.

Lo juro, a veces casi me avergüenzo de tener a Bel como nieta. Esa chica puede ser tan vergonzosa…

Esto, por supuesto, venía de la que, en la línea temporal anterior, había echado su primer vistazo a Sion y exclamado rápidamente: “¡Vaya! ¡Es él! ¡El príncipe Sion! ¡Y lleva un uniforme! Lunas, ¿hay algo más hermoso en este mundo? No, no lo hay”. Maniabel Luna Tearmoon, te presento a tu abuela, Mania Luna Tearmoon. Sin embargo, dada la dudosa naturaleza de sus facultades recreativas, este acontecimiento en particular hacía tiempo que se había alejado del horizonte irrecuperable de su memoria.

Pronto entraron en la cocina otras chicas. Chloe, Tiona, Liora e incluso Lynsha habían aparecido con el tipo de entusiasmo típico de los momentos previos al comienzo de un espectáculo de ídolos en vivo.

“Ahora, pues, vamos a empezar a preparar los sándwiches que comeremos hoy”, anunció Keithwood.

En medio de la excitada charla de sus fangirls, el equipo se puso a trabajar.

“Como siempre, ayudaré a milord Sion. Lord Sapphias, ¿podría asistir al Príncipe Abel?”

“Ciertamente puedo. Pero, ¿qué hay del menú en sí? ¿Qué tipo de sándwiches deberíamos hacer?” preguntó Sapphias mientras se cruzaba de brazos y miraba los ingredientes que Keithwood había dispuesto.

“Bueno… Para ir a lo seguro, ¿qué tal si hacemos lo mismo que la última vez? Carne a la parrilla con salsa blanca. Ah, y ya que tenemos aquí, ¿por qué no añadimos huevos fritos?”, sugirió Keithwood.

“Suena bien. Sin embargo, tenemos muchas chicas con nosotros hoy, y puede que aprecien algo con extra de verduras en su lugar.”

“Ah, entiendo. Es cierto que la carne sola puede ser una comida bastante densa. En ese caso, vamos a hacer varios tipos diferentes. Uno con verduras y huevos fritos, y otro con carne a la parrilla. Luego, añadiremos una tercera opción con finas lonchas de carne ahumada sobre un lecho de verduras.”

Mia miró el intercambio de la pareja con los labios fruncidos.

Hmm, no está mal… No creía que Sapphias pudiera mantener una conversación con Keithwood sobre cocina. Tiene una gran capacidad matrimonial. Bueno, entonces será mejor que mejore mi juego.

Resopló con fuerza, como si aceptara un reto, y dijo: “¿Seguro que tienes suficientes manos ahí? De todos modos, no tengo nada que hacer, así que podría ayudar—”

Su peligrosa propuesta fue rechazada con extremo prejuicio. Normalmente, Keithwood tendría que lidiar con tales peligros por sí mismo, pero esta vez, tenía la ayuda de Sapphias. Después de estremecerse simultáneamente ante la mención de su invasión, los dos chicos no compartieron más que un breve contacto visual antes de montar una represalia rápida y coordinada. Sapphias dio el primer golpe.

“No, no, Su Alteza. No podríamos molestarle así. Por favor, siéntase libre de quedarse donde está y seguir observándonos.”

Sin perder el ritmo, Keithwood añadió la cruz al golpe inicial de Sapphias.

“Esta es una oportunidad para que milord y el príncipe Abel te impresionen con sus creaciones. Seguramente, no desearías robarles su momento de protagonismo.”

“¿E-Es así? Bueno, supongo que en ese caso…”

Con su avance magistralmente repelido por la pareja, Mia se rascó torpemente la cabeza y volvió a disfrutar del espectáculo de cocina real como espectadora.

“Muy bien, entonces, Príncipe Abel, vamos a cortar estas verduras. Ah, espera. Asegúrate de rizar los dedos de la mano con la que las sujetas. Sí, sí, así. Así no te cortarás.”

Mia no pudo evitar quedarse boquiabierta mientras Sapphias guiaba cuidadosamente a Abel en los aspectos básicos del manejo de los cuchillos.

“Huh…”

Después de un período de mirar fijamente a los dos muchachos, ella rompió en una sonrisa.

Ohoho, esto es genial. Abel es tan adorable. Me encanta cómo es un poco torpe con el cuchillo pero aún así se esfuerza por usarlo correctamente. ¡Ah, es demasiado bueno!

Era encantador verle luchar con tanto ahínco, y ella disfrutaba viéndole aprender. Hasta que notó que los movimientos de sus manos se hacían cada vez más rápidos y más prácticos.

E-Espera… ¡¿soy yo o parece que ahora es mejor con el cuchillo que yo?!

Deseó no haberse dado cuenta. Ahora que lo tenía en mente, no podía evitar compararse con los demás. Sion, siendo su impecable yo, estaba amasando la masa como un profesional mientras atraía las miradas de las otras chicas. Aunque eso era de esperar. Lo que no vio venir fue la destreza que mostró Sapphias. Estaba claro que también era mejor cocinero que ella. En otras palabras, en lo que respecta a la destreza en la cocina, Mia… No, no sólo ella, sino todas las jóvenes eminentes presentes…

¡¿Estamos perdiendo contra los chicos del consejo estudiantil?!

Esta terrible revelación la dejó atónita. El objetivo de este ejercicio de elaboración de sándwiches había sido que ella mostrara su capacidad matrimonial. Para ello, se había lanzado una gran llave en sus planes.

“O-Oh, acabo de tener una idea. ¿Por qué no hacemos la forma más elaborada? Después de todo, la comida también debe ser atractiva a la vista. La última vez, los hicimos con forma de caballo, así que esta vez, por qué no probamos con forma de hongo—”

El dúo dinámico volvió a reaccionar rápidamente, cortándola antes de que pudiera terminar su propuesta.

“No te preocupes, princesa Mia”, dijo Keithwood con la velocidad de un torbellino.

“Pero—”

“No es necesario. Todo está bien”, añadió Sapphias con férrea resolución.

Además…

“Sí, relájate, Mia. Aprecio tu preocupación, por supuesto, pero ¿podrías dejar que nos encarguemos de esto nosotros mismos?”

Incluso su querido Abel habló en contra de ella, dejándola sin otra opción que retroceder. Al final, se vio obligada a sentarse a ver cómo los príncipes demostraban su superioridad en la cocina. La experiencia la dejó sintiéndose totalmente derrotada.

Ugh, odio admitirlo, pero es obvio que son mejores que yo…

Sion era sobrehumano, así que no contaba. Abel, sin embargo, no era un genio, y aun así era mejor que ella en esto. Al darse cuenta de que no era rival para ellos en el terreno de la cocina, Mia se devanó desesperadamente los sesos tratando de encontrar una manera de parecer competente. Pensó y pensó… y finalmente llegó a una simple verdad — ¡Había estado haciendo todo mal!

Así es. ¿En qué estaba pensando? No soy la Gran Gastrónoma del Imperio. Soy la Gran Sabia. Me he dejado llevar por toda esta charla sobre la capacidad matrimonial. Lo que debería impresionar a la gente es mi sabiduría. Específicamente, mis conocimientos como veterana guía de hongos.

El hecho de que sus conocimientos sobre hongos se inclinaran tanto hacia el consumo hacía que la distinción fuera un poco sospechosa, pero algunas verdades eran, quizás, mejor no reconocerlas.

“¡Muy bien! ¡Por el bien de mi delicioso estofado de hongos setas, voy a dejarme la piel! ¡Caza de hongos, allá voy!”

Galvanizada por la superioridad matrimonial de los chicos, Mia sintió que algo cobraba vida en su interior. No sabía si era motivación o desesperación, pero la ardiente emoción la llevó a regresar a su habitación, donde declaró a su fiel criada: “Anne, tráeme una muda de ropa. Ningún maestro de los hongos que se aprecie se adentraría en un bosque con el uniforme del colegio.”

“¡Ahora mismo, milady!”

Como atraídos por una fuerza invisible, tanto el corazón como el cuerpo de Mia gravitaron hacia las profundidades del bosque.