Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

El humo llenó la zona en un instante, pero Bel estaba observando durante ese instante, así que lo vio todo. Todo ocurrió en un instante delante de sus ojos.

Mientras Bárbara estaba distraída, Citrina se había acercado a la hoguera, donde había cogido el agua que había hervido para el té… y había dejado caer algo dentro. Inmediatamente se produjo una explosión de humo blanco. Pronto, nadie se atrevió a moverse, pues no se veía nada. O eso pensaba Bel hasta que sintió que la cuerda que rodeaba sus brazos cedía.

“…¿Eh?”

Sorprendida por la repentina libertad, estaba a punto de darse la vuelta cuando un empujón en su espalda la hizo tambalearse hacia delante. Detrás de ella, una débil voz resonó en la niebla.

“…Adiós, Bel. Que estés bien.”

“¿Eh? ¡¿Rina?! Ri— ¡Ay!”

Tropezando de cabeza a través del espeso humo, se estrelló rápidamente contra otra persona.

“¡Yeeow!”

La víctima dejó escapar un grito indigno. Era, por supuesto, nada menos que la persona que se suponía que iba a venir a rescatarla.

“…¿Eh? ¡Señorita Mia!”

“¡¿Qué— Bel?! ¿Cómo?”

El asombro de Mia duró sólo un segundo, pues pronto se dio cuenta de algo más.

¡Espera, esta es nuestra oportunidad! ¡Es el momento de escabullirse!

Afortunadamente, la flexibilidad mental era uno de sus puntos fuertes, y rápidamente se puso en movimiento.

“¡Kuolan!”

Llamó urgentemente el nombre de su corcel, ya que la escasa oportunidad que tenía no le daba tiempo a recibir más instrucciones. Kuolan no necesitaba ninguna. Atravesó el humo y se detuvo a su lado. Mia se colocó hábilmente sobre su lomo e izó a Bel frente a ella.

…Bueno, al menos así se lo imaginaba ella.

En realidad, su proceso de montar incluyó su secuencia habitual de bombeo preventivo de las piernas y cánticos de motivación, a lo que siguió un esfuerzo intensamente laborioso y decididamente poco agraciado para subir a Bel a la silla de montar. Sin embargo, la urgencia de la situación había desencadenado una amplificación primaria de la destreza física de Mia, y al final consiguió que ambas se sentaran con bastante rapidez.

“¡P-Pero Rina!”, exclamó Bel, mirando desesperadamente hacia el humo. “Todavía está—”

“No podemos ayudarla. Ahora mismo no. Pero…” Mia hizo una pausa para contemplar también el smog. Luego, continuó. “Lo haremos. De una forma u otra, volveremos para salvarla. Pero por ahora, corremos.”

Con eso, ella dio la orden.

“¡Vamos, Kuolan! ¡Sácanos de aquí!”

Así comenzó la huida más dramática de la vida de Mia, en la que una huida desesperada por la supervivencia culminaría en una carrera épica entre la heroína y el villano.

A la orden de Mia, Kuolan estalló en movimiento, rompiendo instantáneamente en un galope a toda velocidad. Rodeó a Bel con sus brazos y apretó sus cuerpos hacia delante para soportar el intenso cambio de impulso que amenazaba con lanzarlas al vacío. El humo las rodeaba por todos lados, impidiendo el sentido de la orientación de Mia. Lo cual no era un gran problema, en realidad, gracias a una potente técnica que había adquirido durante sus prácticas de equitación en otoño. Mia había dominado el Flotsam (Flotación) — el arte secreto de la equitación sin riendas en la que el jinete se adapta al caballo. En otras palabras, dejaba que Kuolan hiciera lo que quisiera y se esforzaba por no estorbar. Mientras el caballo supiera volver, estarían bien. Todo lo que tenía que hacer era mirar fijamente a la distancia durante un rato.

Pronto atravesaron el humo. Una rápida mirada hacia atrás reveló que una gran nube de blanco brillante se había tragado todo el pueblo. Brillante, como en resplandor.

“Esas… deben ser las mismas hierbas de baño que me dio Cloe.”

Recordó la vez que había ido a la casa de baños con Tiona y Citrina había aparecido poco después.

¿Significa eso que le pidió a Chloe que le diera algunas? Si es así, eso sugeriría que Rina lo vio venir y tenía la intención de ayudarnos desde el principio…

La idea amenazaba con arrastrarla a un ataque de reflexión. Lo sacudió de su mente.

“No tiene sentido darle vueltas ahora mismo. Lo más importante es que hemos conseguido escapar. Una vez que estemos de nuevo con todos, podremos encontrar la manera de rescatarla. Oh, pero necesitaremos un barco para volver a la isla… Es casi seguro que ese comerciante ya se ha ido. Supongo que eso significa que tendremos que escondernos en algún lugar y esperar hasta la mañana. La luna ha salido esta noche, pero todavía está bastante oscuro en todas partes. No puede ser tan difícil encontrar un escondite — ¿Hm?”

Fue entonces cuando Mia se dio cuenta de un extraño fenómeno. Por alguna razón, su entorno inmediato parecía… más brillante de lo que debería ser. Miró hacia arriba, preguntándose si la luz de la luna se había vuelto más brillante. Parecía la misma que antes. Volvió a mirar hacia abajo. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que la fuente de la iluminación aumentada… ¡eran ellas!

Concretamente, eran ella y Bel las que brillaban. Kuolan no se había vuelto radiante. La pálida luz resaltaba sus formas sobre el oscuro telón de fondo de la noche, haciendo que pareciera que estaban flotando. A la distancia, parecían un par de hadas surcando el aire. Si cierto autor de contenidos supuestamente no ficticios hubiera presenciado el espectáculo, las Crónicas de la Princesa seguramente habrían ganado otros cuantos pasajes de espectaculares disparates.

“¿Cómo — Qué demonios es esto?”

Un momento de confusión, pero la claridad no tardó en llegar. Para divagar un poco, aunque las pequeñas células grises de Mia generalmente existían en un estado de perpetua inacción, había un par de palabras desencadenantes que podían excitarlas. “Dulces”, por ejemplo. “Baños” también. Pero había otra… Cada vez que se mencionaba “baño”, su cerebro se ponía en marcha. ¿Y qué entre los eventos recientes involucraba el baño? Las hierbas del baño, por supuesto, y su agradable aroma. El aroma de la hierba lucioluna…

“Hierba Lucioluna… Lucioluna… Espera, ¿lucioluna? Suena como si brillara.”

A Mia no se le había ocurrido hasta ese momento, pero la etimología del nombre hablaba por sí sola. La hierba lucioluna — es una hierba que emite luz cuando hay luna. Naturalmente, las hierbas para el baño hechas con ella tendrían la misma propiedad. Por desgracia, este hecho se le había escapado debido a que su pálida luz era imperceptible cuando había luz. Desafortunadamente, porque ahora mismo no había luz, y su luz no era definitivamente imperceptible.

“Vale, esto puede ser útil cuando ande por la noche, pero cómo se supone que voy a esconderme…”, murmuró en medio de una creciente sensación de pánico.

Sólo para que ese pánico se triplicara cuando tres formas resplandecientes irrumpieron en el humo blanco brillante detrás de ella. Impregnadas con la misma luz, era imposible confundir sus identidades — ¡un hombre enmascarado sobre un caballo y dos lobos enormes!

“¡Eeeeek! ¡Ya vienen! ¡Vienen por nosotros, Kuolan!”

Su grito resultó innecesario, pues Kuolan ya había acelerado al ver a sus perseguidores. Casi se mordió la lengua cuando la violenta aceleración la golpeó como un muro invisible. Con un gruñido, se agachó mientras su corcel pasaba del galope rápido al galope furioso. Y así, una vez más, se convirtió en el viento.

…¡Pero el viento no era lo suficientemente rápido!

Una rápida mirada hacia atrás fue seguida por un grito aterrorizado.

“¡Eeeeeeek! ¡Se están acercando! ¡Kuolan! ¡Nos están alcanzando!”

Apenas podía creer lo que veían sus ojos, sobre todo porque sabía lo rápido que era Kuolan. Sin embargo, el caballo del hombre se estaba acercando a ellos. Como un caballero espectral de la muerte, su silueta resplandeciente se acercaba segundo a segundo de forma aterradora.

¡Era tan condenadamente rápido!

Por un momento, Mia consideró la posibilidad de que el peso combinado de ella y Bel estuviera frenando a Kuolan, pero rápidamente descartó la idea.

“No, no puedo ser tan pesada… Kuolan debería poder con nosotros dos sin problemas.”

Pronto se le dio la razón cuando la pareja de lobos comenzó a quedarse atrás. Kuolan no era lento. El caballo de su enemigo era demasiado rápido.

“¡M-M-Más rápido, Kuolan! ¡Vamos, por favor, ve más rápido!”

Todo lo que obtuvo por sus esfuerzos fue un resoplido seco. Había una pizca de irritación en él, como si dijera “¡Ah cállate, estoy galopando aquí!”

No sabía que su desesperada huida a la luz de la luna no había hecho más que empezar.