Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 12

Capítulo 67: Artimañas Engañosas

Parte 1

 

 

En el interior, el salón era sorprendentemente sencillo. Era excesivamente simple, sin nada que realmente dejara una impresión. Estaba equipado con el mínimo de mobiliario: sofás, un calentador, una mesa con algo de vajilla, y nada más. Dado que en estas salas también se aceptaban las solicitudes de los estudiantes, tal vez fuera intencional para no intimidarlos ni abrumarlos.

En esta sala tan poco interesante se encontraba Aile, que no parecía especialmente irritado o arrogante en ese momento, mientras miraba a Alus y Lilisha. Un par de sofás se encontraban en el centro de la habitación con una mesa de cristal esmerilado entre ellos.


Aile se sentó en el centro del sofá. Se recostó y sonrió mientras hablaba.

―Me alivia ver que no me dejaste plantado.

Alus le dirigió una mirada mordaz como preguntándole de quién era la culpa.

―Aunque quisiera, aquí no hay donde esconderse. Es un fastidio, pero si te quedas en la Academia, sólo vas a causar más ansiedad a la directora. Y eso sería más molesto para mí ―añadió, mirando a los dos asistentes que estaban detrás de Aile.

Si Alus hubiera llamado antes, una de ellas, probablemente la asistente Cilcila, le habría abierto la puerta. Tenía una presencia similar a la del mayordomo de los Fable, Selva. Estaba claramente acostumbrada a servir y atender.

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Por su parte, el varón llevaba un traje de asistente. Era guapo y daba una impresión de robustez. Su presencia era fuerte, como si hubiera visto innumerables batallas. Ante la estimativa mirada de Alus, el hombre bajó los ojos.

―Eso me recuerda. Para empezar, creo que las presentaciones son necesarias ―Aile miró detrás de sí y utilizó una mano para indicar a la mujer―. Esta es mi asistente personal, Cilcila Cikolen. También trabaja como mi guardaespaldas.

Como era de esperar. Alus asintió. Había anticipado que también los dos podrían luchar.

La presentada se llevó la mano al pecho y se inclinó cortésmente con un movimiento refinado y elegante. Alus imaginó que había repetido el gesto miles de veces. A juzgar por sus movimientos, no cabe duda de que es muy hábil. Pero, ¿por qué se reúnen talentos como éste en torno a alguien así?

Por supuesto, era una prueba del gran poder de la familia Womruina. No sólo eran ricos e influyentes, sino que el número y la calidad de sus soldados estaba muy por encima del resto. Los dos presentes aquí estaban sin duda entre los mejores.

Cuando la mujer habló, su voz era tan clara como una campana.

―Perdone mis saludos tardíos, Sir Alus. Considerando las circunstancias, espero que pueda perdonarme. Esta fue una propuesta bastante repentina del Maestro Aile, como verá…

―Es suficiente ―dijo Alus sin rodeos, levantando la mano para detenerla. No tenía sentido aceptar una disculpa simbólica. No le servían los largos preámbulos de los que disfrutaba la nobleza.

―¿Quieres decir que es mi culpa? No hace falta que seas tan punzante, Cilcila ―Aile sonrió con ironía.

Pero la expresión de Cilcila no cambió.

―Como alguien que se ve obligada a acompañar todos los caprichos del maestro Aile, mis luchas no tienen fin.

―Me temo que eso no puede evitarse. Así soy yo. Aun así, te agradezco tu continua lealtad.

―Como desee ―Cilcila repitió su frase habitual en tono formal.

Con una expresión incómoda, como si acabara de recordar, Aile señaló al otro asistente.

―El siguiente es este hombre… Bueno, es puramente un guardaespaldas. Puede que sea un asistente como Cilcila, pero el té que hace no se puede beber.

―Disculpe, Maestro Aile. No creo que tenga otra oportunidad de preparar el té ―respondió el hombre con calma.

Dio medio paso hacia adelante y le dirigió a Alus una mirada inquisitiva.

―Sir Alus Reigin, he oído los rumores. Es un honor participar en una audiencia con usted. Por favor, refiérase a mí simplemente como Orneus. Estoy encantado de conocerle.

―Igualmente ―dijo Alus tras una pausa.

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Las palabras del hombre eran educadas, pero no percibió ningún tipo de respeto. En todo caso, su mirada evaluadora le causó más impresión. Volvió a asentir a Orneus, pensando para sí mismo, Sólo Orneus, ¿eh? Me pregunto por qué no da su apellido.

Técnicamente, Alus tenía la posición más alta aquí, así que los modales adecuados dictarían que Orneus diera su nombre completo. O no tenía un apellido que dar o tenía una razón para no revelarlo.

Por el momento, Alus se sentó en el sofá, sintiendo que Lilisha se movía para colocarse detrás de él. En lugar de sentarse como Alus y Aile, se puso de pie reconociendo su posición. Demostró su modestia, pero también que no tenía intención de interferir en su discusión. Como noble, entendía los modales y las costumbres mucho mejor que Alus, y había llegado a la conclusión de que involucrarse en un problema entre los Fables y los Womruinas era una mala idea. En cualquier caso, su papel principal era ser testigo de la reunión.

Ahora bien. Alus miró a Aile con la esperanza de que pudieran empezar, pero Aile lo tomó como una crítica al comportamiento grosero de Orneus. Volvió a sonreír.

―Me disculpo. Orneus puede ser un poco rígido.


La forma en que Aile bromeaba al respecto irritaba a Alus. La actitud de Orneus era en realidad más honesta y sincera que eso. No había sinceridad ni nada parecido en las palabras de Aile. A fin de cuentas, todo era una mera apariencia. No dejaba traslucir nada en su expresión, por lo que Alus sentía que todo lo que hacía Aile era falso y sospechoso. Su perfecta cara de póker hacía parecer que Alus no estaba tratando con un humano, sino con algún tipo de ser extraterrestre.

―No estoy realmente enfadado. Pero no creo que tengamos que presentarnos, incluyendo a Lilisha.

―Por supuesto. No hay nadie aquí que no sepa quién eres. Pero… ¿Lilisha, verdad? Ella me preocupa. Más que nada, no entiendo su presencia aquí. Si la familia Rimfuge se involucra, ya no será un problema entre dos familias, ¿verdad? ¿Y el jefe de la familia Rimfuge sabe de esto?

Lilisha se lo esperaba. Siendo la otra parte un miembro de una de las tres grandes familias nobles, él sabría dónde está su debilidad. Así que le dio la respuesta que ya había preparado.

―El jefe de la familia no lo sabe.

―Así que estás haciendo esto por tu cuenta.

―Sí, pero no creo que sea un problema. Puede que no sea de una de las tres grandes familias nobles, pero llevo los nombres de Rimfuge y Frusevan. Además, acompaño a Alus por deseo de los militares. Viendo que están siendo muy duros con un Magicmaster de Dígito Único, por favor, considérenme como una tercera parte neutral.

―Ah, ya veo. Entonces no debería haber ningún problema. El Gobernador General Berwick parece tener una nariz afilada, pero esto está bien. En todo caso, tu presencia debería hacer que esto sea más fluido”.

―Muchas gracias.

Aile levantó tranquilamente la mano. El té debía estar preparado en algún momento, ya que Cilcila colocó sin decir palabra las tazas humeantes sobre la mesa.

―No es de los baratos que hay aquí. Siempre lo traemos.

Ya que Aile parecía recomendarlo, Alus decidió probarlo. El té estaba hecho de hojas de alta calidad con una fragancia suave que le hacía cosquillas a la nariz. Pero la fragancia por sí sola no era suficiente para darle una nota aprobatoria. Gracias a que Loki preparaba té a diario, su lengua se había vuelto bastante refinada. En su opinión, que el té fuera caro no era suficiente… Sin embargo…

―Estas hojas de té provienen de los campos de la región de Urugaru, en el norte de Halcapdia. No es una mezcla, sino un producto puro con un rico aroma ―explicó Cilcila con fluidez.

Alus bebió un sorbo, e inmediatamente volvió a dejar la taza en el plato y dejó escapar un suspiro de alivio.

―Pensar que podría ser tan diferente… ―Sabía tan bien como olía.

―Se prepara a la temperatura adecuada y hay un truco para servirlo…

pero con hojas tan buenas, puedo garantizar el sabor.

La voz de Cilcila era monótona, pero había un toque de orgullo y alegría en sus palabras. Estaba segura de sí misma cuando se trataba de té.

―El mundo del té es bastante profundo.

―Sí, yo personalmente recogí estas hojas. Pero eso no significa que lo sean todo. Ser capaz de preparar un buen té con hojas de peor calidad es también una cuestión de habilidad. Ese es otro punto importante que vale la pena tener en cuenta-

―C-Cierto.

Cilcila se estaba exaltando y continuaba, superando a Alus.

―Bien, creo que es suficiente, Cilcila ―intervino un exasperado Aile―. Lo siento por eso. Cuando se trata de té, ella no sabe cuándo parar. Después de todo, ella es… ¿Cómo era? ―Miró a Cilcila.

―¡Una maestra del té!

―Correcto, eso es. Ha adquirido casi todas las calificaciones cuando se trata de té. En cualquier caso, su entusiasmo no tiene límites.

―También soy una asesora de té certificada, así que si hay algo que no sabe, puedo responder a cualquier pregunta que tenga.

Su primera impresión de Cilcila fue que era tranquila, pero a Alus se le había mostrado un lado inesperado de ella. Sin embargo, parecía darse cuenta ya de que debía contenerse de seguir hablando.

Alus llegó con decisión, pero no pudo evitar sentir que le habían puesto una zancadilla al principio. Lilisha sentía lo mismo. Un ambiente incómodo llenó el salón.

Aile dio una palmada, como si indicara que volvían a empezar.

―Volvamos al tema que nos ocupa.

Alus sintió que se había dejado llevar por el ritmo de Aile y mantuvo la mirada fija en su rostro, sin intención de ceder nada.

―Sir Alus, el mayor Magicmaster de Alpha. Vine a saludarte personalmente… aunque también se trata de Fia. Por lo que descubrí, le has estado enseñando directamente. Por eso sentí la necesidad de discutir su futuro contigo.

Sin embargo, el tono de voz y el comportamiento de Aile dejaban claro que para él era una mera formalidad. Y no tenía intención de ocultarlo.

―Así que para ir al grano, me llevaré a Fia. Supongo que no tienes ninguna queja.

Alus se cruzó de piernas y contestó escuetamente.

―Lo siento, pero eso no va a suceder. No lo permitiré.

―Hmm, para ser sincero, no esperaba esa respuesta. Ha sido un error de cálculo. Estaba seguro de que no querrías involucrarte en este tipo de problemas. ¿O tal vez le hayas tomado encariño a Fia? ―Incluso mientras hablaba, la suave expresión del rostro de Aile no cambió. Era dudoso que el comportamiento de Alus hubiera sido realmente inesperado.

―Tomar cariño a, eh… Bueno, puedes interpretarlo así.

Con ello Alus quería decir que había reconocido el talento y el potencial de Tesfia. Pero cuando le dedicó una sonrisa insolente a Aile, la expresión amable desapareció del rostro de éste y enarcó una ceja.

Oh, parece que tú también tienes un lado humano, pensó sarcásticamente Alus.

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Dejando a un lado la voluntad de Tesfia, para Aile debía de ser como si una fruta madura destinada a caer en sus manos hubiera sido arrebatada en el aire.

Cualquiera que se interpusiera en su camino era algo que no se podía pasar por alto.

―Supongo que eres consciente de que al decir eso, quedarás atrapado en medio de esto.

Detrás de Alus, Lilisha se movió un poco, pero él la ignoró. Debía de querer advertirle del cambio en el comportamiento de Aile, aunque Alus también era consciente de ello.

―Por supuesto.

―¿Puedo preguntar qué te lleva a ir tan lejos? El Alus Reigin del que he oído hablar no es el tipo de persona que se involucra profundamente en este tipo de asuntos mundanos. También escuché que odia tanto a la sociedad noble que rechazó cualquier conversación sobre el otorgamiento de un título nobiliario.

―Has hecho tu tarea. Odio admitir que estás en lo cierto, pero pensé en aprovechar la oportunidad para enseñar a un joven ingenuo algunas cosas. Para ser franco, nadie aceptaría que otra persona decidiera el futuro del alumno que se ha tomado el tiempo de formar.

Al oír eso, Aile se llevó inesperadamente la mano a la barbilla, como si nunca hubiera oído una reacción semejante.

―Por no hablar de que afecta directamente a mis intereses. En otras palabras, le he dedicado tiempo a ella para poder tomármelo con más calma en el futuro.

Aile prácticamente había invadido el territorio de Alus. Alus estaba interviniendo con la intención de no seguir el razonamiento de Aile. Los bordes de los labios de Alus se curvaron en una sonrisa.

―Pero si me mostraras algo embarazoso como que tú y Fia están enamorados, o una propuesta audaz que Fia acepte, ni siquiera yo sería lo suficientemente salvaje como para interferir.

―Ja, ja, eso será difícil. No estamos precisamente comprometidos por amor ―Aile no dudó en revelar que no sentía nada por Tesfia. Y tampoco era por mala voluntad. Era simplemente cómo funcionaba la nobleza.





Lilisha parecía estar de acuerdo y no tenía ninguna objeción al respecto.

―Igualmente, es toda una belleza… Ya veo, parece que mi investigación sobre ti fue un poco escasa. ¿Qué piensas hacer, Sir Alus? ¿Quizás me matarás con una de esas técnicas que utilizas entre las sombras? ―preguntó tranquilamente Aile, con una sonrisa inocente.

Así que… incluso conoce mi trabajo sucio. Alus se sintió un poco molesto por las extraordinarias habilidades de investigación de los Womruinas. Él tenía otro trabajo, el de eliminar a los ejecutivos de Kurama y a otros graves criminales y terroristas. Todo esto estaba bajo órdenes directas del Gobernador General y se suponía que era alto secreto. Si lo sabían, entonces los Womruinas tenían una profunda conexión con los militares, similar a la del Gobernador General.

Pero Alus no podía dejar traslucir nada. Así que se limitó a responder:

―No, no haré nada por mi parte. La forma en que actúe depende totalmente de ti. Como noble, estoy seguro de que lo entiendes.

Por primera vez se produjo un cambio significativo en la expresión de Aile. Los bordes de sus labios bajaron y cualquier gentileza desapareció de su rostro, dejando sólo una mirada vacía como una máscara.

―Entonces me gustaría que entendieras que los Womruinas no son nobleza, sino realeza. Tú eres el que tiene que endurecer su determinación, Alus. Cualquier otra cosa que no sea esto acortará tu tiempo de vida. Sabiendo eso, ¿estás preparado para luchar contra una familia que una vez fue rey? No hay nada en esto para ti.

―¿Determinación? Lo siento, pero nunca he tomado una decisión sin determinación en mi vida. Así que déjame decirte esto. Tú no eres quien decide si mi elección me beneficiará en el futuro. Y no puedo soportar que mis esfuerzos sean desperdiciados, especialmente esta vez. Y, por último, no podría importarme menos si eres de la nobleza o de la realeza.

Aile miró a Alus con desconcierto. Sus labios se torcieron en una sonrisa en forma de media luna.

―Es cierto, ni siquiera obedeces las órdenes de la gobernante. Pero esto es diferente. Si te involucras en esto, tendrás que seguir las reglas de la nobleza―. Alus llegó muy consciente de ello. Mantuvo la calma, pero Aile siguió discutiendo―. Mi compromiso con Fia está formalmente prometido por escrito y firmado por ambas familias. ¿Entiendes lo que eso significa?

Ese era uno de los principales puntos de preocupación que se habían mencionado antes, y era la base de lo que Aile estaba reclamando. Por supuesto, no había presentado el supuesto escrito, por lo que era posible que fuera sólo un farol. Aun así, era una carta fuerte para jugar.

Como prueba de ello, la expresión de Lilisha se volvió un poco severa. Pero hasta ahí llegarían. A partir de aquí, negociarían en lugar de intimidarse y amenazarse mutuamente.

―Entonces, ¿quieres decir que tienes un certificado? ―preguntó Lilisha en lugar de Alus.

―Si no, no habría venido ―Como era de esperar, no había ninguna señal de que Aile estuviera fanfarroneando. Continuó con una expresión imperturbable―. Si Fia fuera mía, las familias Fable y Womruina acabarán siendo una sola… La familia Fable será absorbida por los Womruina y a ambos les esperará un futuro glorioso.

―¡…! ―Lilisha parecía sorprendida.

Una cosa era un simple matrimonio, pero otra muy distinta era que se fueran a unir. La jefa de la familia Fable, Frose, nunca lo permitiría, pero los Womruinas parecían estar maquinando entre bastidores. Daba la impresión de que Aile estaba dispuesto a llegar a cualquier extremo para conseguir lo que quería. Lilisha había estado algo tranquila hasta ese momento, aunque un poco nerviosa, pero ahora su expresión había cambiado.

Aunque Alus podía percibir que el ambiente había cambiado, no estaba lo suficientemente familiarizado con el funcionamiento de la nobleza, así que lo confirmó con Lilisha.

―Lilisha, ¿qué significa esto para nuestras conversaciones futuras? Lilisha presentó una expresión complicada ante su pregunta.

―No hay reglas especiales de negociación. Cualquier cosa puede ser utilizada como moneda de cambio para asegurar una negociación exitosa. Pero…”

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Dudó en continuar. Con las intenciones de Aile ahora claras, ya no se trataba sólo del matrimonio de Tesfia. Se trataba del propio equilibrio político de Alpha.

Dos de las tres grandes familias nobles podrían fusionarse. Si el matrimonio político tenía lugar, tendría un tremendo impacto en el equilibrio de poder en el mundo noble. Y como resultado, los Womruinas se volverían más poderosos que nunca.

Cuando Lilisha pensó en eso, se alegró de haber venido. La nobleza y la política estaban inseparablemente conectadas, y si los Womruinas ganaban aún más poder, su influencia empezaría a rivalizar con la de la gobernante.

El cargo de gobernante era normalmente hereditario, pero reflejaba hasta cierto punto la voluntad del pueblo. Además, no podían ignorar a la nobleza y a los burócratas de alto rango. Lo que significa que si los womruinas veían a Cicelnia como un problema, tenían formas de derribarla de su posición. El Senado – donde se reunían la nobleza y los burócratas- sería clave para tales movimientos. Al absorber a la familia Fable, podrían utilizar su influencia como punto de apoyo para cambiar completamente la situación a su favor.

Naturalmente, esos acontecimientos conducirían al caos, la oposición y el conflicto. Lilisha sintió un escalofrío al imaginar un futuro aterrador. Los Womruinas provienen del linaje real. Pero hasta ahora se han conformado con ser una de las tres grandes familias nobles, sin mostrar señales de ampliar su poder. Entonces, ¿por qué cambiaron de repente? En cualquier caso, deben haber estado preparándose para esto durante mucho tiempo. Si no tienen cuidado, podrían incluso derrocar a Alpha. Derrocar el estado por la fuerza es un crimen, pero al alterar el equilibrio de poder, sería posible hacerlo legalmente.

Como para confirmar la inquietud de Lilisha, Aile levantó la mano para hacer una señal a Cilcila. Ésta sacó inmediatamente de su bolsillo una pequeña caja rectangular y la abrió. Dentro había un grueso trozo de pergamino, enrollado y atado con un hilo dorado.

―Esta es la escritura original de compromiso entre las dos familias.

El documento fue desplegado y colocado sobre la mesa, y Lilisha se movió más rápido que Alus para confirmar su autenticidad. Alus la miró de reojo y vio una visible frustración en su rostro.

―¿Es real, Lilisha?

―Si fuera falso, sería una falsificación de documentos oficiales y un delito mayor. No puedo saber si las firmas de ambas familias son reales, pero… lleva el sello del Senado. Prueba de que lo han presenciado y aprobado ―Lilisha miró intensamente el pergamino, como si quisiera hacerle un agujero, pero no pudo ver ningún fallo. Incluso tenía la firma de un garante.

¿El teniente general Morwald es el garante? Incluso lo había firmado un poderoso noble con una alta posición en el ejército. Era el líder de una facción que se oponía al sistema militar actual, y también era el oponente político de Berwick.

Lilisha se quedó sin palabras. El mal presentimiento que tuvo antes empezaba a ser muy real. Los preparativos de los Womruinas también hacían pensar que era demasiado tarde para detenerlo. Estaba claro que todo fue planeado con mucha antelación. Así que lo completo de la gesta tenía sentido. Aunque un compromiso entre familias nobles era un trato serio, normalmente no requería una escritura tan exhaustiva.

Por el momento, Lilisha volvió a su posición original.


―He confirmado otras pruebas antes. Así que parece ser auténtico.

―Ya veo ―dijo Alus.

Sin embargo, tanto Alus como Lilisha se habían dado cuenta de algo sobre la jefa de la familia Fable, Frose Fable. Específicamente, con una escritura tan detallada, no tenía sentido que quisiera echarse atrás en el compromiso de su hija. En otras palabras, eso significaba que esta escritura era…

Aunque sólo era una especulación, los dos llegaron a la misma conclusión: Es un engaño. Debe haber un truco sucio en juego. También debían considerar la sugestión hipnótica que Aile había plantado en Tesfia. Alus había percibido ligeros rastros de maná en su interior. Por no hablar de que Aile no dudaría en utilizar tales medios.

Pero el hecho irrefutable era que el documento que tenían delante era legalmente válido. Eso significaba que no había casi nada que Alus o Lilisha pudieran hacer.

Cuando Cilcila enrolló el documento y lo volvió a colocar en la caja, Lilisha tuvo otro mal presentimiento. Al igual que el mundo político, el mundo militar se basaba en un delicado equilibrio entre las familias nobles. El Gobernador General contaba con considerables habilidades para poder mantener dicho equilibrio, pero la asistencia de Frose Fable y Vizaist Socalent también era de gran ayuda.

Aile y la familia Womruina pretendían cambiar el sistema actual. Si eso ocurría, sin duda habría una gran agitación en Alpha. Con tanta evidencia, su objetivo se volvió transparente. No se trataba de una simple disputa entre dos de las grandes familias nobles. La ambición de los Womruinas era clara como el agua. Prácticamente estaban organizando una rebelión contra Alpha.

Lo más preocupante era que parecía implicar también a los altos mandos de las esferas militar y política. La gobernante es el símbolo de Alpha y a veces incluso se la considera una diosa viviente. El hecho de que Alpha se convirtiera en una nación importante fue, para empezar, gracias a la familia Arlzeit, y ponerse en su contra era simplemente una tontería.

La expresión de Lilisha se ensombreció mientras maldecía para sus adentros. ¡Traidor! Se estremeció mientras predecía un futuro terrible. Y eso, combinado con el mal presentimiento que tuvo, significaba que lo que ocurriera entre bastidores aquí era de suma importancia. Dado que Alus ni siquiera conocía las reglas de la nobleza, eso le hacía las cosas aún más difíciles de resolver.

―Primero tendremos que confirmar que la escritura es realmente genuina. Sin mencionar que la familia Fable no tiene ningún representante presente. Así que no podemos conceder tu petición en este momento ―Se expresó desesperadamente en lugar de Alus, haciendo lo que podía para tratar de cambiar la corriente desventajosa, aunque era muy probable que fracasara.

―No creo que se pueda cuestionar su credibilidad, aunque puedo aceptar que no puedas reconocerlo tan fácilmente. Sin embargo, tengo una sugerencia alternativa. En otras palabras, hagamos un trato ―Aile hizo una pausa por un momento, y luego sonrió―. Te quiero a ti, Alus.

―¡¿Qué?! ―Lilisha se quedó atónita, y miró a Alus.

―Me niego ―Alus rechazó la oferta sin dudarlo.

Lilisha se sintió aliviada al escuchar eso, pero se exasperó por la audacia de Aile. Estaba actuando como un pez gordo en un nivel diferente al del compromiso. Que Alus se pusiera del lado de los Womruinas alteraría gravemente el equilibrio de poder. Si eso ocurriera, el propio compromiso sería completamente inútil.

―¡Eso no tiene nada que ver con este asunto! ―exclamó―. ¡Y los Únicos son una fuerza a tener en cuenta en el ejército! Está fuera de lugar, ¿no lo entiendes?

Aile se hizo el tonto ante sus prepotentes palabras.

―¿Lo está? Todavía no soy el jefe de la familia, así que sólo hablaba por hablar. Además, me limité a ofrecer otra idea, así que esa es una actitud bastante acertada. Además, que los Únicos estén bajo el control directo del Gobernador General es sólo una cuestión de costumbre. No hay ninguna ley que dicte esa práctica. Y, sobre todo, ya no se puede llamar a Sir Alus un soldado oficial. Es un estudiante de la Academia. En todo caso, eso es un problema mayor.

―¡…! ―Lilisha se quedó callada, ya que el argumento de Aile daba en el clavo. Alus era técnicamente todavía un soldado, pero sus circunstancias y posición actuales eran imprecisas y había algunas dificultades. Era una excepción especial hecha en reconocimiento de los extraordinarios poderes de Alus. Abandonó más o menos su posición neutral para exponer su punto de vista―. ¿Planeas convertirte en un enemigo de los militares? ―Ella prácticamente miró a Aile.


―Esa no es mi intención para nada. Y fue Sir Alus quien pidió la baja del ejército por haber expirado su servicio, ¿no es así? Tengo entendido que los militares lo obligaron a quedarse. ¿No crees que es una actitud problemática hacia un héroe que se jugó la vida para servir a la nación?

Mientras Lilisha se quedaba sin palabras de nuevo, Aile presionó sobre su ventaja.

―Deberías considerar tu propia posición aquí. Estoy seguro de que tu hermano te habló de tu ‘negocio familiar’.

―¡¿…?! ¿Qué estás…? ―La voz de Lilisha tembló ligeramente.

Aile se volteó hacia Alus.

―Por cierto, ¿sabes por casualidad qué tipo de trabajo hace la familia Rimfuge entre bastidores, Sir Alus?

―¿De qué estás hablando? ―Alus no tenía realmente ningún interés en ello, pero respondió de todos modos.

―Hmm. ¿Quizás entenderás si menciono a Aferka? Son muy conocidos en esa línea de trabajo… La unidad ejecutiva que trabaja directamente bajo las órdenes de la gobernante. Aunque hace tiempo que la gobernante no lleva las riendas, siguen siendo bastante activos.

Aile se dirigió entonces a Lilisha.

―El actual jefe de Aferka es tu hermano. ¿Cómo te ve él? ¿Quizás tiene la misma valoración de ti que ese mediocre de Gill? ¿Y cómo resultó eso?

No hacía más que hablar, pero el estado de Lilisha cambiaba a medida que se le iba escapando más sangre de la cara con cada palabra. Se contuvo mientras sus hombros temblaban.

―¿Quizás tú también vas a ser desechada? ―dijo Aile, como un golpe final.

Las pupilas de Lilisha se dilataron y se tambaleó, mientras Aile le dedicaba una sonrisa escalofriantemente fría. La cuchilla de palabras que había herido a Tesfia ahora también astillaba el espíritu de Lilisha.

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Aile había aprovechado hábilmente la red de información de los Womruinas para golpear sus puntos vitales. Además, sus palabras transmitían un maná que perturbaba y ataba la mente de Lilisha. Lilisha era sorprendentemente frágil.

―Al igual que tu incompetente hermano, te han metido en el ejército como un peón desechable, ¿verdad? Qué patético.

Las rodillas de Lilisha finalmente se doblaron, pero antes de que pudiera derrumbarse, una mano la alcanzó. Alus detuvo a Aile con un tono frío.

―Oye, déjalo ya. Está aquí como testigo y soy yo quien la trajo. Así que no te hagas ilusiones ―Su voz era baja pero transmitía poder. Este oponente no sólo era astuto; sus métodos y su actitud eran repulsivos. Y él no lo soportaría. Ya le parecía inútil negociar.

Saikyou Mahoushi Volumen 12 Capitulo 67 Parte 1 Novela Ligera

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