Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 15

Capitulo 3: Querer Estar Con Un Ser Querido Debe Ser Un Deseo Fundamental

Parte 2

“¿Hm? Bueno, pasó un par de veces mientras estábamos fuera trabajando”, respondió Shax con una sonrisa amarga en la cara, dejando a Lilith sin palabras. “Quiero decir, no le he puesto un dedo encima,

¿okay?”.

“¡Y   por   qué   no   lo   has   hecho,   ¿eh?!”   Kuroka   se   quejó,        todavía completamente borracha.

Shax hizo una mueca como diciéndole: “¿De verdad quieres obligarme a decirlo aquí?”.

Luego se volvió hacia la oreja que ella tenía sobre el hombro y le susurró. “Prefieres estar sobria para tu primera vez, ¿verdad?”

Kuroka mantuvo su expresión hosca y se puso rojo brillante. “…Sí.”

En otras palabras, él también tenía esos deseos. Kuroka se apretó contra su espalda con fuerza, de repente de un humor tremendo.

“Mya ha ha… Lo estoy deseando…”

“Entonces al menos aprende tu límite de alcohol…”

Kuroka ronroneó y frotó su mejilla contra él mientras Shax abandonaba la taberna.

“El amigo de Lilith ha progresado tanto…” Furcas dijo con admiración.

“No estoy muy segura de que a eso se le pueda llamar progreso…” murmuró Lilith.

Al final, Kuroka no tenía ni idea de que había dejado atrás la habitación en un estado tan incómodo.

***

Una canción resonó en el puerto de Kainoides, aunque no estaba claro de dónde procedía. No tenía letra, así que era más solemne que un himno de iglesia, pero melancólica como un réquiem. Era una melodía dulce pero desgarradora que parecía ejercer una presión física en el pecho.

Los marineros que descargaban los barcos, los comerciantes que revisaban su carga y los curiosos que pasaban por allí se detuvieron y prestaron oídos por reflejo. La canción procedía del extremo del muelle, en uno de los muelles menos utilizados y deteriorados por el paso del tiempo. La pierna del cantante, que aleteaba en el agua, no era la de un humano, sino la aleta de un pez escamoso.

En serio, ¿qué demonios estoy haciendo…?

Lilith se había puesto celosa al ver que Furcas actuaba amablemente con esa chica llamada Lily, lo que significaba que al menos sentía ese afecto por él. A pesar de exaltarse para conseguir que Lilith mirara hacia ella, Selphy se sintió abrumada emocionalmente por ese hecho.

No se sentía capaz de mantener una conversación normal con Lilith y Kuroka en su estado, así que había rechazado su invitación a cenar. Esta era una rara oportunidad para que las tres amigas de la infancia se reunieran, sin embargo, aquí estaba ella.

De repente, el muelle detrás de ella crujió cuando alguien se le acercó. “¿Oh? ¿Señor Zagan…? O no.…”

Se dio la vuelta y se encontró con un chico de pelo negro y ojos plateados allí de pie. Tenía rasgos similares a los de Zagan, pero era otra persona, y parecía un poco más joven que Selphy.

“Lo siento, no quería interrumpirte”, dijo, rascándose la mejilla con torpeza. “Sólo sentí que te lanzarías si te dejaba sola así”.

“Oh, soy una sirena, así que estaría, como, totalmente bien si lo hiciera.”

Por desgracia, Selphy nació sin la capacidad de leer el estado de ánimo. Agitó la aleta para llamar la atención, haciendo que el chico sacudiera la cabeza.

“No me refiero a eso. ¿Cómo decirlo…? Pareces triste”. “… ¿De verdad?”

“A mis ojos, al menos… ¿Puedo sentarme a tu lado?” Actuaba como si hubiera venido a detener un suicidio.

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¿Estoy poniendo una cara tan amarga que alguien a quien nunca he conocido piense eso…?

Realmente había sido mejor mantenerse alejado de Lilith en este momento, entonces. Dicho esto, el chico parecía ser el que estaba apenado. Selphy lo miró de cerca y ladeó la cabeza.

“Pareces un poco deprimido”, dijo. “Si no te importa, puedo, como, totalmente escucharte.”

“Qué extraño. Eso es lo que quería decir…”, respondió el chico, cubriéndose la cara con una mano, quizá consciente de su propia expresión. “Hmmm. Parece que he caído bajo el hechizo de tu ‘canción'”.

“¿Eh? ¿He hecho algo?”

“¿No te has dado cuenta…?”, preguntó, con los ojos muy abiertos de asombro. “Estabas cantando una Hex Song. Si no te has dado cuenta, supongo que significa que tienes una disposición innata para ello. En mi época, no había cantantes de tu nivel”.

Selphy se quedó sin habla al oír la inesperada información.

Hex Song… ¿Es eso de lo que habló Levia…?

Al cargar maná en una canción, era posible manipular a quienes la escuchaban. ¿Lo había estado haciendo Selphy inconscientemente?

“Sólo los elegidos pueden escuchar la canción de la familia real”.

Esa era la ley de la Casa Neptunia. A Selphy le había parecido ridícula, pero tal vez hubiera una razón detrás.

“¿Cantas a menudo?”

“Um, de vez en cuando…” Selphy respondió, poniéndose pálida ante la idea. “Parece que hasta ahora no ha habido ningún efecto negativo”, dijo el chico con un inesperado sentimiento de admiración en la voz. “Probablemente no sea un milagro. Yo lo atribuiría a tu buen carácter. Qué maravilla”.

“¿Eh…? ¿Qué quieres decir?”

“Hex Songs afectan al corazón de una persona, pero si no te has dado cuenta, eso significa que todo el mundo se ha animado escuchando tu canción, ¿verdad?”.

Selphy ladeó de nuevo la cabeza, preguntándose si tenía razón.

“No lo creo. Quiero decir, claro, creo que todo el mundo lo disfruta, pero sólo pensé que estaría bien que todo el mundo se sintiera un poco más feliz escuchándome.”

“Mmm…” murmuró el chico, asintiendo en señal de comprensión. “Seguro que esa es tu respuesta. Me gusta tu canción. Me gustaría que siguieras cantando sin miedo”.

“¿Pero no dijiste que estabas, como, bajo su hechizo?”

Al señalárselo, el chico frunció el ceño, con una expresión preocupada en el rostro.

“Um… Acabo de experimentar algo parecido a un corazón roto, así que me solidaricé en el acto…”

Selphy comprendió.

¿Fluyeron mis sentimientos a través de mi canción?

No tenía intención de sentir el corazón roto, pero la reacción celosa de Lilith la había estremecido. Quizá por eso había atraído a aquel chico que había pasado por algo parecido.

Me recuerda un poco a la canción de Miss Nephteros.

Parecía que había pasado tanto tiempo. En el lago Suflaghida, cuando apareció el Señor de los Demonios del Lodo, la canción de misticismo celestial de Nephteros había transmitido sus emociones y recuerdos a todos los presentes.

Selphy se encontró desorientada y, tal vez con la impresión de que le estaba instando a continuar, el chico tomó la palabra.

“No tengo ninguna confianza en mis propios recuerdos y emociones, pero ver que la chica a la que amaba se iba con otro fue un shock inesperado para mi sistema. Fue entonces cuando por fin me di cuenta de que ese ‘amor’ que llevaba dentro también era mío.”

Las palabras del chico eran abstractas, así que Selphy no las entendió realmente.

Pero lo entiendo.

Como tal, Selphy sonrió con su habitual despreocupación.

“¡En ese caso, tienes que ir tras ella ahora y recuperarla! Eso es lo que yo haría”.

¿Cómo había podido olvidar algo tan simple? ¿Qué necesidad había de que se sintiera abatido? ¿No había decidido ya emprender esta lucha y conseguir que Lilith se volviera hacia ella? El chico la miró con asombro mientras ella reafirmaba su determinación.

“Eres muy fuerte”, dijo.

“Heh-heh-heh, ¿tú crees? Me estás haciendo sonrojar”.

Selphy se había animado antes de darse cuenta. Al ver aquello, el chico se puso en pie.

En ese instante, un desagradable crujido resonó en el aire. La gente tenía prohibido acercarse a este muelle por lo deteriorado que estaba, así que éste era el resultado natural de tener a dos personas en él.

“¿Eh?”

“¡Whoa!”

El tirante podrido se rompió con facilidad y el muelle volcó espléndidamente, haciendo que los dos cayeran al canal. Por suerte, la profundidad era suficiente para que sus piernas llegaran al suelo, así que Selphy y el chico se limitaron a intercambiar miradas de asombro.

“Ha-ha-ha…”

Los dos se rieron el uno del otro. Fue entonces cuando Selphy se dio cuenta de que no sabía su nombre.

“Me llamo Selphy. ¿Y tú?”

“Mi nombre… En realidad no tengo uno. Por ahora, hago que la gente me llame Ojos Plateados”.

“Estoy bastante segura de que eso no es un nombre”, respondió Selphy, inclinándose hacia atrás confundida. Luego se cruzó de brazos y se sumió en sus pensamientos. Dos gotas de agua se deslizaron por su flequillo y cayeron al agua. Se estaba esforzando mucho, para ella.

Al poco rato, levantó la voz como si hubiera tenido una revelación y dijo: “¡Bien! ¿Qué te parece el nombre de Ain?”.

“¿Ain? Es un nombre espléndido”, respondió el chico, un poco confuso.

Selphy sonrió como siempre, y luego actuó como si no hubiera nada fuera de lo normal.

“Mi nombre completo es Ainselph. Es súper largo, así que te daré la mitad”.

Los ojos del chico se convirtieron en platillos y se apartó el pelo que se le pegaba a la cara.

“Ahí me has pillado…”, dijo, y luego sonrió. “Gracias. Lo acepto encantado. A partir de ahora, me llamo Ain”.

“Me alegro de que te guste.”

Selphy miró la cara del chico y luego asintió satisfecha. “Oh, finalmente sonreíste.”

“¿Eh…? Pensé que había estado sonriendo todo este tiempo”.

“Hmm, era, como, ¿un poco falso? Pero ahora es súper natural”. El chico Ain se tocó la cara, sorprendido.

“¿Es así…? No me había dado cuenta”.

Ain le devolvió una sonrisa despreocupada, volvió a subirse a lo que quedaba del muelle y alargó la mano para subir a Selphy.

“Gracias, Selphy. Espero que nos volvamos a ver”.

“Siempre estoy en esta ciudad, así que puedes verme cuando quieras, Ain”.

Y cuando Ain se marchó, Selphy agitó enérgicamente la mano y le despidió.

***

“Foll, ¿esa chica Alshiera es tu amiga?”

Al final, la mayoría de los que habían estado en la sala del trono habían ido a espiar a Alshiera. Los únicos que no lo habían hecho eran Raphael y el chico de ojos plateados.

Raphael tenía sus deberes como mayordomo que atender, mientras que Ojos Plateados había dicho que no tenía interés en seguir a la gente desde las sombras.

Por alguna razón, parecía que Raphael había puesto su atención en Lily.

¿Quizás la había visto antes durante su tiempo como Archidemonio?

En cualquier caso, quedaban siete personas siguiendo a Alshiera. Habrían destacado demasiado si se hubieran agrupado, así que se dividieron en varios grupos. Aunque, todos los que la seguían probablemente serían notados por Alshiera de todos modos. Entre esos grupos, Foll estaba acompañado por Lily.

“Ella es… creo”, respondió Foll vagamente, ladeando la cabeza. “¿Se han peleado o algo?” preguntó Lily inquieta.

“No. Alshiera es una amiga, pero también es mi abuela. Lo hace difícil de explicar”. De vez en cuando, había ocasiones en las que a Foll le costaba llamar amiga a Alshiera.

Ahora era uno de esos ejemplos, viendo que acababan de hablar de Alshiera como de la familia.

“Oh, ¿es… así?”

Lily sonrió torpemente, sin saber muy bien cómo reaccionar.

Parece que Alshiera está bien.

Una parte de Foll quería seguir mirando, pero le daba pena estorbar a Alshiera más de lo que ya lo había hecho, así que giró sobre sus talones.

“Lily, ven conmigo.” “¿Eh…? ¿A dónde vamos?” “Necesitas ropa adecuada”.

Lily llevaba un vestido sencillo como sustituto de la bata de una paciente. Así pues, era mejor conseguir algo apropiado con lo que pasear por la ciudad… o al menos conseguirle ropa interior.

“Um, gracias. Sería estupendo”, respondió Lily con cara de alivio. “Mmm… Pero deberías prepararte”.

“¿Qué?”

Foll guio a Lily hasta una tienda de ropa que parecía elevarse sobre ellos, una tienda que incluso los Archidemonios temían, en cierto sentido.

“¡Bienvenidos!”

“¡Huye, Foll! ¡No puedes traer chicas guapas aquí!” “¿Eh…? ¿Eh?”

Lily fue arrastrada a la tienda mientras una chica vulpin gritaba. Media hora después…

“¡Nooo! ¡Esto no es ropa! Sólo son cuerdas”.

“¡Bien! ¡Eres perfecta, Lily! ¡La timidez saca a relucir las verdaderas habilidades de una chica! ¡Muéstrame más de esa cara! Oh, este es el siguiente.”

Foll los observaba mientras sorbía zumo con una pajita. Después de informarles de que Lily era la clienta de hoy, Kuu le había traído una bebida.

“También tenemos caramelos y cosas así, Foll. Ya es hora de que la jefa se calme, así que espera un segundo”.

“Está bien. Si tomo algo ahora, no tendré sitio para cenar”. “Hnnngh, eres una buena chica, Foll. Ven a jugar cuando quieras”.

Kuu sonrió mientras frotaba su mejilla contra la de Foll. Últimamente, parecía que sus reacciones se acercaban cada vez más a las de Manuela.

El cuerpo de Lily estaba cubierto de cicatrices. Sin embargo, incluso después de ver eso, Manuela fue despiadada. Pasó de hacer que Lily llevara ropa tan expuesta como la ropa interior a cosas que apenas podían llamarse ropa y que sólo cubrían sus cicatrices. Y sin embargo, todo ello le sentaba bien a Lily. Esa era la parte verdaderamente aterradora.

Los ojos de Lily giraban aturdidos. Ya no tenía ni idea de lo que le estaban haciendo ponerse cuando Manuela la abrazó suavemente.

“Dicen que las cicatrices son como las medallas de guerra de un hombre, pero eso es una tontería. Las cicatrices también pueden ser bonitas en el cuerpo de una mujer, ¿sabes? Tus cicatrices son muy bonitas, Lily”.

“¿Qué tiene eso que ver con estas pequeñas correas que llamas ropa?”

“¡Así es como me gustan mis chicas!” respondió Manuela sin dudarlo un instante.

“¡Eek!”

Lily se sorprendió. Esto era algo así como un rito de iniciación en este pueblo, pero tal vez era demasiado estimulante para ella. Foll dejó a un lado su zumo, se levantó y tiró de la manga de Manuela.

“Manuela, ya es hora de que le consigas ropa adecuada. Lily está preocupada”.

“Mrgh. Si tú lo dices, Foll. Supongo que tengo que hacerlo”.

Manuela puso mala cara mientras sacaba una camisa de encaje con volantes y una falda larga y voluminosa. Llevaba un lazo rojo atado en el pecho, lo que la hacía parecer propia de una joven noble. Incluso llevaba guantes blancos en las manos, lo que la convertía en lo más opuesto a lo que se había visto obligada a llevar hasta entonces.

“¿Qué te parece este? Es un poco oscuro, pero he intentado que combine con tus ojos violetas. La tela es fina, así que será perfecto para la próxima temporada”.

“Oh, sí… Um, creo que se ve maravilloso “.

Probablemente Lily no esperaba que le dieran ropa adecuada, así que tenía una mirada de desconcierto.

Entonces Manuela le cogió las dos manos y añadió: “Pero lo que he dicho antes es verdad, ¿okay? Por favor, recuerda que tienes la opción de mostrar tus cicatrices”.

“Lo haré”.

“¡Si vienes otra vez, te dejaré llevar la ropa que me gusta todo lo que quieras!”

“Tendré… que pensarlo…” Lily consiguió decir con expresión demacrada, sobreviviendo de algún modo a su severo bautizo.

***

“Dios santo, ¿qué hacen esos niños tontos?”

Naturalmente, Alshiera y Asura se habían dado cuenta de que les habían seguido.

“Ha-ha, ¿no está bien? ¿No significa que te quieren?”

“Esto sólo sucede porque me invitaste a salir de una manera tan pública. Preferiría que te arrepintieras de este giro de los acontecimientos”.

“Pero Ashy, si no hubiera ido tan lejos, habrías huido durante días, ¿no?” “…”

Él dio en el clavo, así que Alshiera permaneció en silencio. Ya había pasado más de dos semanas huyendo de él, así que no podía excusarse precisamente.

Asura cogió la mano de Alshiera y tiró de ella. A diferencia de la de ella, la mano de él estaba caliente. A juzgar por sus apariencias, los dos parecían una chica de trece años y un chico de quince como mucho. Por lo tanto, quizá no parecieran una cita, sino más bien hermanos de excursión. Pero al haber pasado casi un año vigilando al Archidemonio Zagan y a Nephy, los lugareños supusieron rápidamente lo que ocurría y observaron a los dos con sonrisas en los rostros.

“¿Y? ¿Qué quieres hacer?” Preguntó Asura, ignorante de las miradas circundantes. “En realidad es mi primera cita”.

“Preferiría que no me preguntaras eso. Estoy en una posición bastante similar”.

“¿Quieres decir que nunca tuviste una cita con Silver?”

“Bueno, en aquella época el mundo estaba mucho más revuelto que en tu época, así que cuando por fin terminaron los combates, su cuerpo ya no estaba en condiciones ni de caminar”.

La segunda generación del Rey de los Ojos Plateados, Lucía, había muerto a los quince años. La totalidad de su corta vida había transcurrido en el campo de batalla.

“Ashy…”

“Por favor, no pongas esa cara. Estaba feliz”.

Lucía había aprovechado hasta el último minuto del tiempo que le quedaba por el bien de Alshiera e incluso le había dejado hijos: Zagan y Lilithiera. Sólo que ella no había sido capaz de protegerlos debido a su propia debilidad.

“¡Wah!”, exclamó. Mientras rememoraba viejos recuerdos, Asura había empezado de repente a frotarle la cabeza con brusquedad. “¿Qué estás haciendo?”

“En serio que no has cambiado. En cuanto desaparezco, empiezas a embotellar todo tipo de cosas”.

“…Creo que deberías esforzarte un poco más para no enfadarme”, dijo Alshiera mientras lo miraba con reproche. Sin embargo, Asura se limitó a reír como si hubiera estado esperando esa reacción.

“¿No está bien? Es malo para la salud si no te desahogas de vez en cuando, ¿sabes?”.

“Pero soy un no-muerto”.

A Alshiera no le gustaba la idea de un vampiro preocupado por su salud. Sin embargo, Asura no parecía estar escuchándola, pues miraba a su alrededor.

“Veamos… ¿Dónde está la mejor vista aquí?”

“¿Quién sabe? No estoy especialmente bien informada…”.

Sus ojos acabaron deteniéndose en el campanario de la iglesia. Con eso, estaba garantizado que una persona más sería arrastrada a las profundidades de la desgracia.

“Por favor, discúlpenos”.

“¡Lo siento! ¡Déjennos pasar!”

Alshiera y Asura entraron por la ventana en el despacho de Chastille. “¿Eh? ¡¿Qu-Qu-Qué?! ¿Qué estás…? Oh, ¡el papel!”

Al verse arrastrada tan lastimosamente, Chastille entró en pánico y dejó caer su pluma.

Una mancha de tinta arruinó el documento en el que había estado trabajando, por lo que rompió a llorar sin dudarlo.

“¡Hey, si es la mujer del otro día!” dijo Asura, levantando una mano sin mostrar el menor atisbo de remordimiento. “Parece que tú también estás bien. Supongo que ya conozco a casi todos los que lucharon allí. Menos mal que esa chica Nephteros se salvó, ¿eh?”.

“Ah, sí. Gracias por su ayuda en el… ¡No, eso es lo importante ahora! ¿Por qué entras por ahí? ¿Ocurre algo?”

Tanto Alshiera como Asura ladean la cabeza.

“Oh, queríamos subir aquí arriba, entonces Ashy empezó a subir por la pared…”

“¿Eh? ¿El campanario? Eso está prohibido al público en general”.

Habiendo pensado en el campanario como un lugar con una bonita vista, Alshiera había ignorado la gravedad para subir por la pared de la iglesia. Asura la había seguido corriendo por la superficie vertical sólo con su fuerza de voluntad, pero se había quejado de que no había forma de que pudiera seguir hasta arriba. Fue entonces cuando se encontraron con una ventana.

“He tenido un gran día gracias a ti”, respondió Alshiera, prácticamente ignorando las protestas de Chastille. “Debería permitirme al menos esa cantidad de venganza”.

“Eres una tonta, Ashy. ¿No sabes que los edificios tienen escaleras?” “¿Cómo podría no hacerlo?”

“…En realidad no lo entiendo, pero ¿podrías dejar de involucrar a los demás en tu mezquina venganza?”. refunfuñó Chastille.

Alshiera criticaba a Asura por ser incapaz de leer el estado de ánimo todo el tiempo, pero ella estaba básicamente al mismo nivel que él. Con los dos juntos, era prácticamente una calamidad. Esto superaba con creces los límites del espíritu de Chastille, por lo que su yo llorón estaba en plena exhibición.

“Mira lo que has hecho”, dijo Alshiera, mirando a Asura como si la respuesta de Chastille no tuviera nada que ver con ella. “¿Qué tal si te disculpas? No deberías ir por ahí molestando a los demás”.

“Lo siento, ella no es de las que escuchan a los demás, ¿sabes?” dijo Asura a Chastille.

“Estoy bastante segura de que los dos son igual de malos…” respondió Chastille, temblorosa y con lágrimas en los ojos, ya fuera por la humillación o por el desconcierto. “Por cierto, tienes algo en los pies. ¿Estás bien?”, preguntó.

“¿Hwah? Él es, um…”

“Es sólo un fetiche un poco peculiar”, dijo Alshiera, cortándola. “Es mejor que un extraño se abstenga de hablar de su relación”.

“¡Oh! ¿Es eso lo que pasa? Culpa mía…” Dijo Asura, llegando a una especie de entendimiento, y en un giro inusual, sabiamente se mordió la lengua.

“¡Yo no tengo ningún fetiche raro!” Chastille gritó. “¡No te hagas el comprensivo, cielos!”

Un rostro sombrío saltó de la sombra sin vacilar, pero Alshiera se limitó a lanzarle una mirada cómplice.

“Es tal como lo ves”, dijo.

“…Eso parece. Siento haberme metido en tu camino”, dijo Asura. “¡Te digo que te equivocas!”, gritaron las dos víctimas al unísono.

En ese momento, se oye el sonido de algo que cae al suelo y murmullos de excitación.

“¡Hnnngh! ¡Bonito poder del amor! Estoy tan contenta de haber aceptado este trabajo. Oh, Lady Rachel, tu nariz está sangrando.”

“Heh-heh-heh. Padre Celestial, la perspectiva de mi fe acaba de ampliarse explosivamente. Señorita Hechicera, su nariz también está sangrando.”

Una extraña abuelita y una monja se asomaban por una rendija de la puerta, y sus ojos provocaron un escalofrío en Alshiera.

¿Eh? ¿Qué pasa con esas dos? No sentí su presencia en absoluto.

Alshiera ostentaba un poder considerable que se correspondía con sus mil años en este mundo, pero aún no los había percibido en absoluto. Junto al vampiro mudo, Asura también sintió una gota de sudor frío correr por su mejilla.

“El mundo moderno está lleno de tipos que dan miedo”.

“…No, creo que es una excepción extrema”.

En cualquier caso, esos “tipos asustadizos” estaban centrados en Chastille y Barbatos, así que Alshiera intentó escabullirse de la oficina.

“¡Hey, alto ahí, Lady Alshiera!”, gritó la abuelita.

“¡Eep!” Alshiera chilló sin querer, y la abuelita se limpió la sangre de la nariz y le lanzó al vampiro un pulgar hacia arriba.

“Es la primera vez que te veo divertirte tanto”, dijo. “Lady Alshiera, ¡qué experimentes un maravilloso poder amoroso!”

A Alshiera no se le ocurrió una respuesta en el acto. Ni siquiera era consciente de que se había estado divirtiendo, pero tal vez la abuela tenía razón. Se tocó la cara para comprobarlo y soltó un pequeño suspiro.

“…Intenta mantener las cosas con moderación”, le dijo Alshiera. “Kee hee hee, este es mi trabajo, así que todo está permitido”.

Era más su afición que su trabajo. En cualquier caso, Alshiera decidió no involucrarse y abandonó rápidamente la oficina.

“Señorita Hechicera, ¿conoce a esos dos?”, susurró la monja. “¡Dígame más! ¡Estoy súper interesada en esa persona que se parece al pariente de Chastille y en esa vampira!”.

“No esperaba menos de usted, Lady Rachel. Ya veo por qué el camarada Kuu está tan encantado con tu talento. Pero no te precipites. Esta ciudad aún tiene mucho más amor—”

“Salgamos de aquí rápidamente”, dijo Alshiera, el miedo impulsando sus pies hacia adelante.

***

“Hmm, esta es una vista bastante bonita”, dijo Asura.

Con el tempestuoso día llegando a su fin, un tono rojizo tiñó el cielo. Una gran campana colgaba de lo alto del campanario, por lo que el espacio allí arriba se asemejaba en cierto modo a una terraza que se utilizaba para el mantenimiento. Por ello, junto con las lujosas barandillas, podría decirse que era la mejor vista de la ciudad. Al parecer, estaba restringido al público en general debido a su altura, pero parecía que era el lugar secreto de alguien para disfrutar del paisaje. Al fin y al cabo, allí arriba se había colocado disimuladamente un banco para dos personas.