Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 2

Capítulo 1: Un País Para Magos

La luz del sol caía en cascada a través de las nubes sobre el prado. A la luz brillante, las flores que bailaban ante la suave brisa sacudían las gotas que se aferraban a sus pétalos.

Mientras volaba por la parte abierta de luz, mi cuerpo era envuelto por la calidez de dicha luz.

¡Ah, se siente tan agradable! Pensé por un momento, antes de pasar bajo las nubes una vez más. Desearía que la luz solar me siguiera, pero esa pequeña parte de luz había quedado atrás.

La lluvia cesó hace un rato, pero el aire aún seguía húmedo y frío. Las nubes habían opacado por completo al sol, y daba la impresión que la gélida lluvia comenzaría una vez más.

“………”

Odio la lluvia. Empapó todo, estropeó mi buen humor, y—sobre todo—me obligó a detener mi viaje un rato. Era demasiado para mí. Aunque me encantó chapotear en los charcos luego que se detuviera. La lluvia fue espantosa al inicio, pero posterior a esta fue una historia completamente diferente. Me encantó. Qué extraño y preocupante sentimiento.

Cuando sienten la lluvia venir, hay que apresurarse, ¿verdad? Presioné mi escoba, para acelerar un poco más nuestra marcha.

En poco tiempo, mi destino entró en mi campo de visión.

No pasó mucho tiempo antes que un guardia fronterizo apareciera ante mi luego de bajar de mi escoba. Curiosamente, este guardia no vestía como un soldado, sino que vestía una túnica con un sombrero puntiagudo.

“Bienvenida, bienvenida. ¿Eres una bruja?” ¿Acaso no es obvio?

“Así es. Soy una viajera”.

“Ah, ¿es así? Es muy joven para ser una bruja”. Asintió en admiración, luego prosiguió. “Disculpe, ¿podría darme su nombre?”

“Elaina”.

“Lady Elaina. Disculpe, ¿pero tiene a alguien especial?” “¿Perdón?”

Bien, esto me tomó por sorpresa.

¿Acaso se me está insinuando?

Sin embargo, parecía ser otra la razón para dicha interrogante.

El guardia movió su cabeza ligeramente. “Me disculpo por la confusión. Le puedo asegurar que no hay ningún motivo oculto. Es solo que, si de casualidad mantiene una relación con alguien que no sea un mago, podría asegurar que encontrará nuestro país poco hospitalario”.

“¿…?”

“Dicho eso, ¿tiene algún pretendiente?”

No estoy para nada satisfecha con esa explicación, pero supongo que lo comprenderé cuando ingrese. Creo.

“…Um, no. No hay nadie”.

El guardia asintió. “Comprendo—bien, por favor, pase adelante”.

Dio un paso atrás y abrió la entrada.

La puerta de acero retumbó mientras se abría, sacudiendo el suelo.

“Bienvenida al País Para Magos”.

Di un paso al frente mientras el guardia se inclinaba y me daba la bienvenida.

***

Al cruzar la entrada me encontré en el camino principal de la ciudad. Residencias privadas y tiendas de todo tipo y tamaño se alineaban a lo largo del camino.

La ciudad estaba llena de magos. Caminaban en parejas o en grupos o simplemente solos. Girando mi vista a las tiendas, vi a muchos magos viviendo sus vidas completamente normales.

Aunque, al parecer hay algunas personas no magos entre la multitud. Se apartaban cada vez que se encontraban a un mago, manteniendo la cabezada baja. Llegaban a tal extremo de humillación con lo que en realidad me parecía un poco incómodo.

Cada uno vestía una ropa andrajosa. En este país, había personas con túnicas de aspecto lujoso y con trozos de telas baratas atadas a su cuerpo—sin nada en medio.

Esto es raro. Sea lo que sea que ocurra en este país es extraño.

Luego de caminar un poco más, me detuve abruptamente.

“… ¿Qué es eso?”

Fueron las primeras palabras en salir de mi boca.

Una caja extraña, como nunca antes había visto en mi vida, se movía en un camino trazado por barras de hierro. Pero lo que realmente me sorprendió fue ver la cantidad de personas metidas dentro de la enorme caja.

Me di cuenta que era una especie de vehículo, luego la caja se detuvo adelante de mí. Al abrirse las puertas, varias personas salieron. Luego otras cuantas entraron, llenando la caja con nuevos pasajeros.

Al parecer es un tipo de transporte para grandes cantidades de personas.

Qué interesante.

¿Debería subir?

Sí, voy a subirme en uno.

Sin vacilar, di un paso al frente. Apartándome de las personas que caminaban, me abrí paso al sentido contrario del flujo peatonal.

Sin embargo, a pesar de todos mis esfuerzos por subir, no lo logré—ya que cuando pensé hacerlo, alguien me detuvo.

“No puedes subir”.

“Geh”, dije, haciendo un sonido extraño. Alguien había tomado mi túnica por detrás.

¡Oye, ¿cuál es tu problema?!

Cuando me giré, furiosa y dispuesta a luchar, me encontré con una bruja.

Una bruja extraña, con una sonrisa sospechosa.

“¿Puedo ayudarte en algo?”

“Eres maga, ¿verdad? No puedes subir en el primer vagón. No lo tienes permitido”. Dijo la bruja suavemente, ignorando mi obvia hostilidad. “Puedes subir en ese”, dijo apuntando al vehículo que se encontraba detrás del que estaba a punto de abordar…

“…Pero no se ve nadie dentro”.

“Así es, está vacío. Confía en mí y súbete a ese”. “Dices que, ¿está bien que suba a ese vehículo?”

“Así es—te explicaré luego la razón. Así que, sube a ese”.

“…Eh”.

No comprendo nada.

***

Luego de escucharla, descubrí que la bruja extraña era la inventora de esta caja andante. Aparentemente, el vehículo se llama “tren”.

Al preguntarle qué tipo de mecanismo le permite moverlo, parecía más que contenta de entrar en detalles insoportables. Era difícil captar toda su explicación.

Sentí mi cerebro ahogar ante las oleadas de información en exceso. Entendí que la “fuerza motriz que da movimiento al tren es la energía mágica”, pero todo lo demás pasó de largo.

Bueno, no creo que importe mucho si sé cómo funciona. “Por cierto, actualmente realizo una encuesta con

magos que usan el tren por primera vez”.

“Oh, ¿en serio?”

Di una respuesta poco entusiasta desde donde me encontraba sentada, con mis piernas extendidas, en el largo, largo sofá colocado en el tren.

“Señorita Viajera, ¿qué le parece el viaje hasta ahora?”

“Es tranquilo”.

El paisaje urbano ordinario se avistaba por las ventanas. La fantástica caja no se movía particularmente rápido. De hecho, creo que podría haber volado más rápido en mi escoba. Pero la compensación era que el viaje desde el interior del vagón era extremadamente tranquilo. Siendo sincera, era bastante agradable.

“¿Verdad que sí? Este tren es mi orgullo y júbilo, lo desarrollé para que las personas pudieran hacer turismo mientras aprecian el hermoso paisaje y contemplan una pequeña diversión”.

“Mm”.

“Pero no es muy popular entre magos… Cuando hizo su debut, varios magos lo usaron, pero antes de darme cuenta, ya nadie lo usaba”.

“Supongo que tiene sentido”.

Es muy lento, después de todo.

“En  realidad,   eres   la   primera   pasajera  del   día.

Bienvenida a mi tren”.

“¿Primera pasajera…?”

Me incliné un poco por la ventana, preguntándome a que se refería. Al ver la dirección a donde el tren se dirigía, pude ver claramente otro vagón, lleno de pasajeros.

Hay muchas personas viajando en ese tren, pero, ¿Soy la primera pasajera?

¿De qué estará hablando?

“Oh”, dijo la bruja, siguiendo mi mirada. “Las cosas de ese vagón no son pasajeros. No les prestes atención”.

“‘No les prestes atención…’ Ahora que lo mencionas, me da mucha más curiosidad. ¿Qué rayos son, si no son pasajeros?”

“……”

“No eres del área, por lo que es posible que no lo comprendas, pero—en este país, las personas que no pueden usar la magia no se les considera humanos. Son básicamente animales”.

“…Es una declaración poco peculiar”.

Son tratados como animales, ¿tan solo por no poder usar la magia?

La bruja dirigió su mirada al vagón delantero. “Míralos, ¿no te parecen patéticos? No tienen ninguna otra forma de viajar, a diferencia de nosotros los magos, por lo que están ansiosos por viajar en el tren todos amontonados. ¡Qué vista tan graciosa!”

“…No me parece gracioso”.

“¿Oh? Pero cuando el tren debutó era un verdadero placer para la multitud. Esos animales viajarían en el vagón del frente, y nosotros los veríamos desde acá. Los señalaríamos y nos burlaríamos de su miseria. Era una forma popular para divagar las penas al final del día”.

“Animales, dices…”

Hace tiempo, leí cierto dato en un libro. Si recuerdo bien, se trataba de insultos que los magos inventaron para otras personas. Era sorprendente descubrir que existía un país donde se usaba dicho lenguaje.

“Pero cayó en popularidad, como siempre sucede con todo, supongo. En estos días los únicos viajeros son personas como tú—aquellos que vienen del extranjero”.

“…Tiene sentido”.

“¿Crees que haya algo que pueda motivar para que vuelvan a subir al tren? Creo que debería encontrar una forma de aumentar el valor del entretenimiento, ¿hmm?” “¿Qué  sucedería  si  te  deshaces  de  ese  factor  por

completo?”

“Bueno, supongo que ya no habría una razón para mantener el tren en funcionamiento”.

“……”

“¿Entonces? ¿Alguna idea?”

“No”.

“Vaya, esa es una respuesta excesivamente indiferente”. “Bueno, estoy excesivamente indiferente al respecto”. “No digas eso. Necesito ideas nuevas, si las cosas

continúan de esta manera, este tren irá derechito al depósito de chatarra”.

“Ideas, ¿eh…?”

No se me viene nada a la mente.

“¿No tienes nada? Incluso tus comentarios con respecto al viaje estarían bien”.

Ya había decidido mi valoración.

Dirigí mi vista desde el paisaje aburrido e invariable escenario hacia la bruja con su sonrisa superficial—y le expresé mi sincera respuesta.

“Es desagradable”.

Pero no pareció molestarle en absoluto.

“Comprendo… desagradable, ¿eh?” dijo de forma reflexiva.

***

A partir del día siguiente, la ciudad fue asaltada por un aguacero torrencial. Incapaz de salir en medio de una tormenta, me encerré en mi habitación de hotel por un tiempo.

Gracias al cielo, incluso en una habitación barata, se puede sobrevivir si es necesario.

Aunque, no hay nada que hacer, y los días perdidos sin hacer nada por el clima húmedo, fueron más aburridos de lo que pensé. Eventualmente, comencé a preocuparme de comenzar a echar musgo.

Luego de ver que el clima no mejoraba tras varios días, decidí marcharme a pesar del mal tiempo.

Mientras caminaba arduamente por el camino que conduce a la entrada de la ciudad, sosteniendo una sombrilla contra la implacable tormenta, un tren pasó a mi lado a un ritmo pausado.

Moviéndose un poco más rápido de mi ritmo, se detuvo bruscamente un poco más adelante.

“Hmm…”

La puerta se abrió, y un mar de gente salió del tren. “Oh, pero si eres la bruja de antes, ¿no? Hola. Qué buen

tiempo, ¿eh?”

Era la bruja que había inventado el tren.

“¿Llamas a esto buen tiempo?”

“Sí, pues mira, mi tren está en auge. Si esto no es un buen tiempo, entonces, ¿qué es?”

“De alguna manera, no creo que estemos de acuerdo”. No le puse más importancia. “Pero, parece que está en auge el negocio. Supongo que los pasajeros que se habían ido han vuelto”.

Viendo más allá de la bruja, vi un vagón lleno de magos.

Tanto los que bajaban y los que subían—eran magos.

La bruja siguió mi línea de visión y asintió vigorosamente.

“¡Sí! ¡Es gracias a ti que muchos magos han vuelto!” “¿A mí?”

Um, ¿habré hecho algo?

Le di mi opinión honesta… pero no hay ninguna razón para que me dé las gracias. ¿Qué rayos le pasará?

Mientras me cuestionaba bajo mi sombrilla, dijo. “Es como dijiste, una vez me deshice del aspecto que encontraste desagradable, ¡los viajeros volvieron!” Se hizo a un lado. “¿Ves? Mira, removí el vagón de los animales e hice el tren exclusivamente para magos”.

La bruja sonrió.

“……”

Un tren lleno de magos se encontraba frente a mí. El primer vagón y todos los demás vagones, estaban llenos de magos y nadie más.

“Tenías razón; la idea de hacer que los animales viajen en los mismos vagones del tren como magos es extremadamente desagradable. Admito que fue un descuido de mi parte. Cielos, ¿en qué pensaba? Qué idea tan ridícula. Gracias, Señorita Bruja”.

“……”

“Mi tren nuevamente es popular. Ahora, desde el confort del tren, todos podremos señalar y reírnos de los miserables animales mientras caminan bajo la lluvia. En verdad, es una excelente manera de relajarse al final del día”.

“¿…En…serio…?”

Los magos que bajaban extendían sus paraguas y se dispersaban a lo largo del camino. Pasaban junto a personas de aspecto lamentables agachadas sosteniendo pedazos de trapos y otras que pasaban corriendo, inclinadas, sosteniendo paquetes cerca de sus estómagos para evitar que se mojaran. Los magos se reían entre dientes ante ellos antes de desaparecer en la ciudad.

“¿Y qué hay de ti, Señorita Bruja? ¿No quieres subir y ver los patéticos animales desde el interior cómodo del tren?”

Sacudí mi cabeza. “No tengo tiempo para pasatiempos tan maliciosos”.

“Oh, eso muy malo, si tus gustos no te lo permiten, supongo que no hay más que hacer”.

Sacudí mi cabeza nuevamente. Soltando un profundo suspiro, miré la lluvia que odiaba, y dije, “mi conciencia no está de acuerdo”.

Ni con este país, ni contigo.